Sentir tu mano por primera vez

Historia corta de los momentos previos a un intercambio de parejas de nuestros habituales protagonistas…, Verónica y José Miguel

Quedamos en una cafetería a las afueras de la ciudad y ambas parejas llegamos al encuentro excitados…

Se llamaban Nuria y Raúl.

Nos gustamos los cuatro. Era evidente.

¿Cómo rompemos el hielo…, preguntasteis?

Aceptasteis el reto de la sorpresa.

Cogimos el coche hasta aquel paraje cercano en plena naturaleza.

Aparcamos los dos coches y en un solo minuto estábamos en uno de los senderos cada oveja con su pareja…

Empezaba el juego…

Cada pareja con su otra “pareja”, separados por unos metros…

Ahora la historia se centra en José Miguel y Nuria…

Algo cortada pero excitada, me mirabas preguntándome con los ojos que movimiento hacer…

Te ofrecí la mano y la aceptaste, como un par de enamorados más, aunque lo nuestro era simplemente un juego sexual que acaba de empezar.

De la mano, el sendero avanzaba. Verónica y Raúl habían desaparecido de nuestra vista.

La viciosa de Verónica estaría ya lamiendo la polla de Raúl en un rincón al margen de indiscreciones.

Nos mirábamos con cierta predisposición a ser perversos...

Sentir tu mano por primera vez alertó mis sentidos ocultos en segundos.

Incluso notaba el aroma de tu piel…

La excitación era notable.

Sonreíste y aceptaste que nos ocultásemos tras aquel arbusto.

Te agachaste a mitigar tu deseo de comepollas fantasiosa.

Ver tu boca penetrada una y otra vez me sulfuró.

No pude remediar inundar tu lujuriosa boca con esos labios tan carnosos y brillantes.

Sentí que no la querías.

Me agaché a besarte y robarte aquel néctar, antes de que lo despreciases…

Supiste al instante que pasaríamos el resto de la tarde disfrutando el uno del otro.

Ellos al parecer también lo tenían previsto.

Venían sonriendo maliciosamente hacia nosotros.

Nos volvimos a coger de la mano.

Seguíamos paseando una pareja delante de la otra a media distancia.

Sentir tu mano me alteraba.

Me volvía a excitar y tuvimos que pedir disculpas nuevamente al camino.

Aquella arboleda cercana seria el sitio perfecto para esta segunda escapada.

Aquel pino pedía que le abrazases inclinándote.

Te bajé los pantalones.

Qué preciosidad de culo. (Pensé)

Tanteé…, estabas excitada.

Tu coño atrapó mi polla rápidamente.

Te corriste enseguida.

Yo inmediatamente después…

Mi leche algo mermada por el anterior derrame…, almacenada en tu caliente coño caería poco a poco en cuanto sacase mi polla de tu seductora cueva.

Mi mano recogió poco a poco aquel delicioso néctar.

Oías y sentías mi ávido devoro privado…

Todo me sabía a ti.

Mi mano a tu mano…

Mi leche a la conjunción de tus fluidos excitantes y sabrosos…

Te volviste intrigada.

Me besaste y probaste.

En ese instante supiste saborear de verdad aquel preciado líquido.

Lo habías deseado siempre y nunca te decidiste.

Hoy sería el primer día.

Me pediste terminar de limpiarme con tu boca…

Me limpiaste cumplidamente.

Volvimos al camino.

Nos dimos la mano de nuevo.

Mi polla volvió a removerse de nuevo…

Era vuestra primera vez…

Era la primera vez que probaste realmente la leche…

Era la primera vez que una mano me alteraba de aquella manera.

Fue un gran fin de semana…, y todo comenzó al sentir tu mano…

Gracias Nuria.