Sensual Jane (III)

Conforme iba avanzando la semana y después de las anteriores situaciones que os he ido narrando nuestro nivel de pudor se iba reduciendo de manera alarmante. Nuestra semana de vacaciones sin hijos tuvo un delirante colofón el viernes antes de abandonar la casa. Para celebrarlo nos fuimos a cenar al pueblo y a tomar una copa después. Las chicas iban vestidas de lo más sugerente, con vestidos cortos y semi –transparentes que provocaban en nosotros una calentura máxima. Parecíamos quinceañeros sobones siempre con la mano encima del culo o de las larguísimas piernas, besándolas constantemente y, de vez en cuando, tocándoles las tetas por encima del vestido haciéndonos los locos y arrancando las risas de todos con nuestros comentarios.

Sensual Jane (III) – La partida

Conforme iba avanzando la semana y después de las anteriores situaciones que os he ido narrando nuestro nivel de pudor se iba reduciendo de manera alarmante. Nuestra semana de vacaciones sin hijos tuvo un delirante colofón el viernes antes de abandonar  la casa. Para celebrarlo nos fuimos a cenar al pueblo y a tomar una copa después. Las chicas iban vestidas de lo más sugerente, con vestidos cortos y semi –transparentes que provocaban en nosotros una calentura máxima. Parecíamos quinceañeros sobones siempre con la mano encima del culo o de las larguísimas piernas, besándolas constantemente y, de vez en cuando, tocándoles las tetas por encima del vestido haciéndonos los locos y arrancando las risas de todos con nuestros comentarios.

Durante la cena estuvimos charlando animadamente de diferentes temas y disfrutando de una cena excelente. Seguíamos con el jugueteo entre nosotros ya que no recuerdo que estuviera con las dos manos encima de la mesa más de 4 minutos seguidos. Mi mujer, lejos de reprimir mis actos los recibía con risitas y ronroneos que me hacían prever un gran colofón esa noche.

Al finalizar la cena dijimos de ir a una zona de copas que había relativamente cerca. La noche era tranquila y algo calurosa y había mucho ambiente por las calles. Acabamos en una disco-pub que había al lado de la playa que a esa hora estaba muy tranquilo ya que no eran todavía las 12 y tanto mi amigo como yo sabíamos que no empezada el movimiento hasta las 2 de la madrugada ya que era uno de los sitios que habría hasta más tarde.

Acabamos en un rincón del sitio con unos mojitos las chicas y unos combinados los chicos escuchando la animada música de cuando éramos jóvenes y charlando de temas intrascendentes yo con mi amigo y las chicas entre ellas. Estuvimos bailando un rato y echando unas sanas risas viendo la fauna del lugar. Al volver a nuestra mesa con una nueva copa parecía que seguía todo igual hasta que mi amigo que tenía bien sujeta a su mujer nos dijo:

  • Menudo polvo echasteis en la piscina el otro día, no?

Yo me quedé un poco cortado aunque suponía que nos habían visto el hablar de ello me ponía algo incómodo. Fue mi mujer la que contestó:

  • La verdad es que estuvo bastante bien y nada planificado, no como lo vuestro de la otra noche. Menudo escándalo montasteis en el comedor, con esta pidiendo que le follaras el culo... - dijo mi mujer dirigiéndose a mi amigo.
  • ¡Y muy bien que me lo pasé! - Respondió nuestra amiga – Volviendo a lo primero, la verdad es que me puso muy cachonda veros en la piscina y ayer, cuando no estabais, nos bajamos a follar como locos en el jardín.

Yo estaba alucinando, no me podía creer lo natural con lo que hablaban de esas cosas. No es que sea un mojigato, pero hablar delante de mi mujer y de la mujer de mi amigo me daba algo de corte, sin embargo, se me quitó la vergüenza cuando comenté:

  • Que no te engañe que ella también me pidió que le diera por el culo la otra noche cuando os vimos.

De repente los ojos de nuestros amigos se pusieron como platos y soltaron una exclamación “Eeeeeh!!!!?????”. No conocían ese lado “salvaje” de mi pareja y les sorprendió muchísimo que hiciese ese tipo de cosas, ya que creían que era prácticas de personas más desenfadadas de lo que es mi mujer.

Después de esta entrada estuvimos charlando sobre si era la primera vez que nos pasaba el pillar a algún amigo, conocido o a alguien haciéndolo delante de nosotros. Yo comenté que era la primera vez tan cerca y estuve contando una vez que vimos desde nuestra habitación del hotel de Tenerife como una pareja estaba follando en el hotel de enfrente nuestro por la noche y que eso nos puso mucho y estuvimos “dale que te pego” toda la noche y dije que eso eran otros tiempos y que éramos muy jóvenes y que entonces tenía mucho más aguante que ahora. Las risas fueron generalizadas y empezaron a comentar que tampoco sería tanto y que con lo visto en la piscina no nos podríamos quejar, etc.

La verdad es que fue algo reconfortante el hecho de poder hablar tan abiertamente de sexo con ellos y poder sacar el tema porque era como un secreto a voces y, en otras circunstancias, podría haber sido más violento. Seguíamos hablando y llegamos a la conclusión que el hecho de no tener niños, el sol y el calorcito de la playa ayudaba a estar menos estresados y más proclives al sexo que durante el resto del año y que era normal, que tampoco éramos degenerados por hacer lo que hacíamos y además había confianza.

La noche iba avanzando y sin darnos cuenta el sitio se estaba empezando a llenar bastante con gente más joven y a haber más gente, por lo que nos planteamos volver a casa y tomarnos la última en casa y “luego polvete” comentó la mujer de mi amigo con las consiguientes risas y carcajadas. Recogimos las cosas y nos dirigimos andando hasta casa. Ahora eran las chicas las que hablaban entre ellas:

  • ¿A tí te duele mucho cuando te folla el culo tu marido? - le preguntó mi mujer.
  • La verdad es que no porque lo hacemos relativamente a menudo. Eso sí, ha de utilizar mucho lubricante para que la zona no quede dolorida después y ha de haber cierta preparación, ya sea con los dedos o con un consolador.
  • ¿Tienes un consolador? - dijo mi mujer asombrada.
  • ¡Tengo varios! No hago colección pero tengo 3 que usamos para los preliminares y para algunas cosillas más – dijo con sonrisa picarona.
  • Cuenta, cuenta – mi chica estaba cada vez más interesada en lo que contaba nuestra amiga. Yo animándome fui bajando mi mano hasta llegar a la minifalda para sobarle el culo.
  • Por ejemplo, alguna vez mientras me folla por delante cojo un vibrador y me lo meto por detrás. Con las vibraciones se vuelve loco y no veas como acaba, parece un caballo – El relinchó para enfatizar y empezamos a reír como locos.

Yo en aquel momento me dispuse a pasar mi mano por dentro de la falda y cuál fue mi sorpresa cuando puede comprobar que mi mujer no llevaba el tanga!!!! Juraría que la vi con él puesto antes de salir de casa, así que le susurré:

  • ¿Cómo es que no llevas el tanga?
  • Nos lo hemos quitado en el baño, hacía mucho calor – me respondió con un ronroneo acompañado de un apretón de huevos. - Tengo unas ganas locas de pillarte por banda – dijo antes de darme un súper morreo.
  • Eh! chicos esperad a llegar a casa – dijeron entre risas nuestros amigos.

La conversación no se movía del tema del sexo y seguíamos contando anécdotas hasta que llegó la pregunta clave de  la noche:

  • Podríamos jugar una partida a un juego erótico – comentó nuestra amiga.

A mí me dejó helado la proposición.

  • Total, ya nos hemos visto follar los unos a los otros así que no por ese lado no debería haber problema.
  • ¿Y cómo es un juego erótico? - preguntó mi mujer.
  • Es sencillo, es como el juego de la oca y según la casilla donde caigas haces unas pruebas u otras. Empieza de más suave a más fuertes. Y hay ruleta en la que dice a quién le tiene que hacer qué, pero podemos pasar de ella y hacemos cada uno con su pareja.
  • Parece interesante... – dije yo a modo de sondeo aunque no las tenía todas conmigo y no sabía si querría jugar o no. Una cosa es que te pillaran y otra muy diferente, hacerlo directamente delante de ellos.
  • La verdad es que es muy divertido, incluso jugando solos – dijo como corolario nuestra amiga.
  • Podríamos probarlo, parece excitante y de eso voy sobrada ahora mismo – dijo sonriendo mi mujer acompañado de un nuevo apretón de huevos mucho más grande que el anterior y que me hizo lanzar un quejido de dolor, lo que que provocó nuevas carcajadas.

No pasaron ni dos minutos en los que seguían describiendo el juego cuando llegamos a la casa.  Pusieron la tele (una SMART-TV) y se fueron a internet y pusieron el juego en la tele: “es un juego que hemos encontrado por internet un día investigando” me comentó mi amigo las chicas se fueron y yo le dije a mi amigo “¿te ayudo en algo?” a lo que me respondió “sí, saca vasos de chupito y las botellas que mejor te parezca”. Sin dar más explicaciones.

Al rato llegaron las chicas entre risas y silbidos. Mi mujer llevaba un consolador en cada mano y nuestra amiga lo que parecía un bate de béisbol negro por su tamaño y comentó mi mujer con sorna “cariño, tiene la réplica de la polla de un actor porno de 27cm!!! y dice que le cabe por cualquier sitio!!!”. Me quedé con los ojos como platos al ver el pedazo de monstruo que traía. Ella comentó “este es el que menos uso, porque a este se le fue la mano y la verdad es que es un poco incómodo”. Además traían un poco de nata y un antifaz.

La situación me tenía con sentimientos encontrados, excitación, vergüenza, curiosidad, además de tener un erección brutal, la tenía dura como un ladrillo.

  • ¿Quién empieza? - dijo apresurando al personal mi mujer.
  • Espera, vamos a introducir los nombres en el juego y ahora nos dirá quién empieza.
  • De acuerdo.

Al final decidió que tenía que empezar yo. Tiré: Chupitos!.

  • Venga

chic@s

coged cada uno el que más le guste. * Por nosotros!!! - brindamos todos al unísono y apuros el vaso de un sorbo.

La siguiente fue mi mujer. Cayó en una casilla de pruebas y salió el mensaje “Los demás jugadores te darán unos azotes”. Mi mujer dijo riendo “no os paséis que sólo llevo la faldita” a lo que acompañó de un gesto levantando un poco la falda y enseñando medio cachete. Fuimos pasando uno a uno hasta llegar a mi amigo que más que un azote le dio un repaso al culo de mi mujer.

El siguiente en tirar fue mi amigo: “Quítate una prenda” y su mujer muy dispuesta le quitó la camisa con mucho mimo.

La siguiente fue nuestra amiga: “Quítate una prenda”. Ella nos dijo: “pues me voy a quedar en pelotas, porque no llevo ni sujetador ni bragas”. Su marido se dirigió a ella con mucha suavidad y le fue quitando el vestido por arriba tapándonos todo el espectáculo. Al acabar estaba delante nuestra quedó totalmente desnuda sólo con los zapatos de tacón. Tenía unos bonitos pechos acabados en un pezón no muy grande y tenía completamente rasurado su sexo. Con mucha naturalidad se volvió a sentar cruzándose de piernas.

Era mi turno: “Quítate una prenda”. Vaya por Dios! Mi mujer vino hacia mí y me puso de pie, me dio un morreo y fue bajando sus manos hasta llegar a mis pantalones. Me los desabrochó y bajó sus manos y luego ella quedando a la altura de mis calzoncillos y posando sus labios sobre el enorme bulto que había debajo. Me dio un pequeño beso y se levantó. Los vítores y aplausos de nuestros amigos me quitaron el letargo en el que había entrado. Ni que decir tiene, que nunca había visto a mi mujer con esa actitud y que había puesto a mil.

Turno de mi mujer: “Chupitos!” De los cuales dimos buena cuenta de un trago.

Turno de mi amigo: Casilla de prueba: “Tápate los ojos alguien voluntario te mordisqueará la oreja, adivina quién es.” Se miraron las chicas y al final fue su mujer la que fue hacia su marido para mordisquearle. Él suponiendo que no se iba a atrever mi mujer dijo que sería la suya y acertó.

Turno de la mujer de mi amigo: “Besos! Lanza la botella para saber con quién besarte al menos durante unos segundos”. Lanzó la botella como por inercia y salió mi mujer. Nos miramos los cuatro y estuvimos parados durante apenas unos segundos. Cuando la mujer de mi amigo se disponía a girarse hacia su marido mi mujer se levantó y se acercó a su amiga para darle un morreo sin lengua con las manos en las caderas de ella. Los chicos nos pusimos a aullar mientas duró el beso celebrándolo y ellas se sonrojaron un poco ante su atrevimiento.

Mi turno de nuevo: “Dados calientes”. Debía tirar los datos y la botella para ver qué tenía que hacer y a quién. Me salió “chupar cuello” y no vi ni el resultado de de la botella. Me dirigí a mi mujer y comencé un suave masaje de mis labios contra su cuello mientras acariciaba su cuerpo. Nuestros amigos comentaron entre risas: “tampoco te pases que ha puesto sólo chupar cuello, no que la magrees. Así no vas a durar mucho!”.

Era el turno de mi mujer: “Masaje!”. Hizo girar una ruleta donde aparecían diferentes tipos de masajes y le salió “piernas”. Así que aprovechando que no tenía pantalón empezó a hacerme un masaje en las piernas con un poco de aceite corporal, tenía tres minutos. La verdad es que es muy buena con las manos y me hizo un muy buen masaje que me ayudó a aliviar un poco  la tensión del momento.

Turno de mi amigo: “Prenda”. Ya sólo le quedaban los pantalones. Su mujer intentó ser igual de sensual, pero no llegó al momento que tuvo mi mujer. Con un poco de sorna comentó mi mujer “no te has acercado a mí ni de lejos” a lo que nuestra amiga replicó “tranquila que todavía queda mucha partida”. Mi mujer hizo el comentario:

  • Y que gana el que llega el primero a la meta.
  • Será el rey/reina y podrá hacer lo que quiera.
  • ¿Así de indefinido?
  • Sí, el límite es tu imaginación. - replicó nuestro amigo.
  • Pues ya sabes que no tengo mucha imaginación. - dirigiéndose a mí.
  • Ya te ayudaremos. - dije yo.

Turno de nuestra amiga: “Prueba”. El mensaje que salió fue  "Dibuja algo con los dedos en la espalda de otro jugador (botella) y deberá adivinarlo, si falla te castigarán a ti.". Nuestro amigo se tumbó boca arriba y le dijimos a ella que escribiera “PENE” con los dedos en la espalda de él. Empezó a dibujarlas pero no sabía adivinarlas, decía que tenía la espalda insensible. Sabía que la primera era una P, pero poco más. Ella dijo “lo estás haciendo a propósito, quieres que me castiguen”, él entre risas lo negó y dijo que ella no era tan buena con las manos como mi mujer lo que le picó un poco más y le dio un palmada fuerte en el culo que le hizo chillar. Al fallar tuvo que sufrir un castigo: “Deberás obedecer las órdenes de otro jugador”. Tiró la botella y salió mi mujer. Mi mujer le dijo: “demuéstrale a tu marido con qué eres buena” y ella sonriendo lo volvió a tumbar en el sofá y empezó a jugar con su lengua con las orejas, el cuello y la espalda de su marido arrancándole algún suspiro y dijo “con la lengua si que eres una maestra” a lo que nos reímos todos y ella le volvió a dar otra palmada más fuerte que la anterior en el culo.

Mi turno: “Dados eróticos”. Me salió tocar los pechos de mi mujer. Yo encantadísimo me dispuse a sobarle sus grandes pechos durante un minuto. Ella se sentó encima mío y comenzó a frotarse contra mi bulto. Recordé que no llevaba braguitas y me puse a mil empezando a moverme yo también.

  • ¡Tiempo! - Dijeron nuestros amigos. - Como sigáis así no vamos a poder llegar ni a la mitad de la partida.
  • Tranquilos que este aguanta lo que yo le diga. - Respondió mi mujer.

Turno de mi mujer: “Prueba”. El mensaje ponía “Adivina el color de la ropa interior de todos los jugadores. Si fallas castigo”. Lo tenía relativamente fácil porque sólo tendría que adivinar el color de los calzoncillos de nuestro amigo ya que nuestra amiga estaba en pelota picada y a mí se me veían porque me había quitado los pantalones.

  • La verdad es que no sé de qué color pueden ser, así que diré negros.

Nuestro amigo se bajó un poco el pantalón para enseñarnos que eran de color gris. Había fallado así que tuvo que sacar una carta de penalización: “Todos los jugadores te mordisquearán el trasero”. La primera fue nuestra amiga levantó considerablemente la falda a mi mujer y mordisqueó la nalga derecha. Luego fue mi turno y le dí un bocado en la nalga izquierda y, finalmente mi amigo, que le dio mordisquito muy cerca de la raja de su culo.

La verdad es que estaba viendo como mi amigo se estaba retratando en sus deseos. Mis sentimientos eran bastante encontrados y no quise hacer ningún comentario porque veía que realmente había buen rollo y, sabiendo la relación que teníamos, que no intentaría nada más con sólo un gesto mío.

Turno de mi amigo: “Chupitos!” cogimos los chupitos y mirándome dijo “por el buen rollo”. Y brindamos todos.

Turno de su mujer: "Besos de película! Ya estamos en nivel amarillo, así que debes besar apasionadamente a quien indique la botella, al menos 30 segundos." Hizo girar la botella y de nuevo calló sobre mi mujer. Yo pensaba que no iba a repetir que como broma estaba bien, pero repetirlo sería algo diferente. Me sorprendió ver levantarse a mi mujer para acercarse a su amiga y entrelazarse en un largo beso, esta vez con lengua. Nosotros estábamos flipando y empezamos a animarles a cada segundo que pasaba. Su amiga fue moviendo sus manos hasta colocarlas sobre sus pechos y nosotros ya no podíamos aguantarlo más y nos pusimos a chillar y silbar ante el espectáculo que nos estaban dando. Acabaron los 30 segundos y se cogieron un momento de la mano, para finalmente soltarse y lanzarse una sonrisa cómplice. “Menudo espectáculo” dijimos los chicos. “Era para comprobar si, realmente, era tan buena con la lengua como dice aquí el amigo”.

Ya habíamos pasado la parte “light” del juego y ahora es cuando empezaban las cosas fuertes, según nos contaban nuestros amigos.

Era mi turno de nuevo: “Prueba”.  "Haz una cubana con quién diga la botella." Mi mujer vino hacia mí se bajó los tirantes de la parte de arriba del vestido y mostró sus preciosas tetas. Cogió un poco de aceite corporal y se lo echó en el canalillo para, posteriormente, coger sus pechos y extender el aceite por ellos. Me levanté y ella de un tirón me bajó los pantalones y los calzoncillos hasta dejarlos en mis tobillos. Tenía la polla como un cable de acero, ella cogió, me untó un poco de aceite por todo el tallo y me colocó el pene en el valle que formaban aquellas dos montañas. Empezamos a movernos al unísono suavemente, disfrutando del momento. Yo estaba totalmente metido en el tema y no me daba ni cuenta de lo que pasaba a mí alrededor. Seguimos con aquel movimiento hasta que escuchamos “Tiempo chicos!”. “Yo ya estoy como una moto” se oyó decir a nuestra amiga. “Pues anda que yo, depende de la prueba no voy a tardar ni 30 segundos en correrme” comentó mi amigo. Mi mujer se volvió a cubrir los pechos y yo me subí los pantalones como pude.

Era turno de mi mujer: “Prueba”. "Otro jugador (botella) te acariciará con un cubito dónde quiera, debes aguantar 1 minuto.” a lo que cuando lo leí comenté “No creo que de tiempo ni a acercarlo a menos de 10 cm, lo va a derretir antes de que lo toque” y nos echamos todos a reír. Fuimos a buscar un cubito y se lo acerqué un poco sobre los pechos, para arrancarle una erección aún más grande de sus grandes pezones. La verdad es que no le gustó demasiado porque no le gusta mucho el frío, pero aguantó estoicamente el minuto hasta que acabamos.

Era turno de mi amigo: “Chupito!”. “Si seguimos así, vamos a pillar una cogorza tremenda y a vosotros se os va a bajar la estaca...” comentó mi mujer. A lo que mi amigo respondió “tranquila que con las vistas que tenemos no creo que se nos baje el tema hasta las 7 de la mañana”.

Turno de nuestra amiga: “Prueba”. Esperamos a que saliera la prueba y cuando vi: "Masajea el ano de quién te toque con la botella." casi se me sale el corazón por la boca. Giró la ruleta y cuando vi como apuntaba a mi mujer al principio tuve alivio de que no me tocara a mí y luego apareció una excitación por ver cómo reaccionaba ella. Cuando vimos como se levantaba y se dirigía al sofá empecé a sudar. Se sentó de cara a nosotros con el culo pegado en el borde, se cogió las piernas por las corvas y dijo “¿a qué esperas?”. “Buuuuuuf!” resoplamos los chicos a la vez. Nuestra amiga se levantó de la silla y cogió el lubricante corporal. Estábamos estupefactos, ni en nuestros mejores sueños podíamos imaginar algo parecido. Nuestra amiga se untó un par de dedos de lubricante y se sentó al lado de ella dejando a la vista la imagen del sexo y el ano de mi queridísima mujer. La “masajista” dijo “a ver qué te parece porque como dice mi marido, no soy buena con los dedos...” y comenzó a rozar el culo de mi mujer. Al principio pegó un respingo por el frío de la crema, pero al momento cerró los ojos y se dejó llevar por las sensaciones que le estaba proporcionando nuestra amiga. Iba haciendo círculos en torno a su ano hasta que fue deslizando un dedo dentro, mi mujer respiró profundamente y le dijo “no pares” a lo que nuestra amiga respondió con movimiento dentro-fuera suave de su dedo. Mi mujer dejo una de sus manos y comenzó a acariciarse el clítoris. “Halaaaaaa!!! Como os lo estáis pasando y nosotros aquí a dos velas... Tiempo!!!! Que nos vamos a correr sólo con veros!”. Nuestra amiga sacó su dedo del culo de mi chica y se dieron un piquito y mi mujer dijo “pues no es tan mala con los dedos como decías, yo lo he pasado muy bien”.

La situación nos había superado y veía que ya podría pasar cualquier cosa.

De nuevo, mi turno: “Masaje”. Hice girar la ruleta y fue a parar a los pies. La botella apuntaba a nuestra amiga. Mi mujer le dijo “Deja que te haga un masaje de pies que vas a ver qué bien los hace. Hizo un curso de reflexología y no veas cómo te deja” a lo que nuestra amiga respondió “No es de pies el masaje que necesito ahora mismo, pero bueno, qué se le va a hacer” a lo que mi mujer le replicó “No seas guarrona que te tocará”. Estuve un rato con los pies de la mujer de amigo hasta que llego el tiempo.

Ahora era turno de mi mujer: “Prueba”. “Todos los chicos te chuparán los pezones”. Estábamos en una disyuntiva difícil de resolver, pero amigo salió al quite diciendo. “Creo que esta prueba la vamos a hacer cada uno con su pareja para igualar” a lo que cogió a su mujer y empezó a saborear sus pechos como si fueran flanes y yo hice lo propio con mi mujer.

Turno de mi amigo: “Prueba”. “Ponte de rodillas y lame el sexo a tu pareja hasta que te toque”. Como un lobo se puso a lamer y besar el sexo de su mujer sin ningún miramiento. Nuestra amiga gritó “Síííííí. ¡Por fin! ¡Enséñales como se como un coño de verdad!” a lo que mi mujer se rió y dijo “A ver si te no te vas a acordar de lo que pasó en la piscina con mi marido”. Imitando a mi mujer se cogió las piernas y las levantó para que tuviera más fácil acceder a su sexo y poder hacer una mejor labor.

Turno de su mujer: Mientras su marido le comía el sexo ella lanzó los dados. “Prueba”. "Toy Story, inventa una historia con un vibrador que acabe dentro. 2 mins”. Esto ya era una como una peli en directo en la que la improvisación lo era todo. Nuestra amiga le pidió a mi mujer que le acercara el consolador pequeño y que le untara un poco de lubricante. Con voz entrecortada empezó a decir “Erase una vez un consolador chiquitito llamado Jaimito que tenía muchas ganas de hacer disfrutar a su ama. Iba buscando un sitio donde meterse, pero el marido de ella estaba entretenido en su coñito, así que no tuvo más remedio que irse al culito a ver si podía entrar” viendo lo que se avecinaba me acerqué más a mi mujer y empecé a besarle el cuello poco a poco y a tocarle sus preciosas tetas. “aparta un poco cariño, dijo nuestra amiga” y seguidamente fue introduciéndose el consolador por su culito. Un largo gemido salió de la boca de nuestra amiga y le pidió a su marido que siguiese a lo suyo. “Al final jaimitio consiguió entrar y colorín colorado el cuento ha terminado”. Aplaudimos, pero no se enteraron porque seguían a lo suyo.

Era mi turno: “Prueba”. “Gira la botella y hazle sexo oral sólo con los labios”. No dio tiempo ni que girara la botella en la silla donde estaba mi mujer se levantó la falda y yo empecé a besar su sexo con avidez. Seguí un rato hasta que escuché como nuestra amiga decía “eh! El tiempo ha pasado y le toca tirar a ella” a lo que mi mujer respondió “no seas mala, tú lo estás pasando en grande” replicándole “Las reglas son las reglas”. A regañadientes mi mujer me liberó del abrazo que tenía sobre mi cabeza apretada contra su sexo.

Era turno de mi mujer: “Dados eróticos!”. Le salió chupar muslos durante 2 minutos. Por su cara presentía que prefería otra prueba, pero obediente se dedicó a chupar mis muslos llegando casi hasta mis testículos. Yo estaba que no podía más tenía que hacer algo o me iban a explotar los huevos empecé a tocarme por encima, pero mi mujer me dio un palmotazo en la mano diciendo “niño malo, eso no se hace! Espérate a que te toque”. Pasado el tiempo pasaba el turno a mi amigo que debía de parar lo que estaba haciendo. Estimo que pasarían unos 7 u 8 minutos de su tremenda lamida de coño a su mujer.

Cuando él paró dijo nuestra amiga “Qué malos sois! Me habéis dejado a medias! No vale!” a lo que contestamos todos “Las reglas son las reglas!”.

Tiró los dados mi amigo: “Dados eróticos!”. Lanzó los dados y salió masaje de pechos a lo que se dedicó durante los siguientes 2 minutos con ganas. Esta vez le hizo el masaje desde atrás con lo que iba arrimando cebolleta y le íbamos diciendo “Hazle sólo el masaje nada más, eh! Qué te estamos vigilando” y él respondió “Estoy que voy a explotar”.

Le tocaba a su mujer: “Prueba”. “Ponte el antifaz, ahora te masturbará otro jugador (botella) y debes adivinar quién ha sido”. Le dimos el antifaz y se lo colocó. La botella apuntaba a su marido, pero mi mujer le hizo un gesto en el dedo sobre los labios en señal de que guardarse silencio y se levantó ella misma hacia el sofá donde estaba nuestra amiga con los pies en el suelo, pero con las piernas semi abiertas. Se acercó sigilosamente y se colocó al lado de su amiga. Sin apoyarse en el sofá dirigió sus dedos al clítoris de su amiga empezando a hacer círculos suavemente. Nuestra amiga dijo “Buf! Que morbazo, aunque sé que es mi maridito el tener los ojos tapados da el doble de placer!!!” Nos reímos todos  a carcajadas y cuando oyó la voz de su marido lejos de donde estaba ella se levantó el antifaz encontrándose la sorpresa que le estaba regalando mi mujer. “Que guarrilla” dijo antes de que dieran un morreo como el de antes sin que dejara de tener los dedos en su clítoris mi mujer. “Tiempo chicas! Nos va a dar un ataque al corazón, que lo sepáis!” dije yo.

Lancé los dados en mi nuevo turno: “Chupitos!” la verdad no es que nos hiciera falta más alcohol para desinhibirnos, pero la verdad que tenía el gaznate sediento y se me pegaba la lengua al paladar de lo que estaba viendo y viviendo.

Siguiente turno: “Prueba”. "Deberás excitar a quién diga la botella usando sólo tus partes pudentas. Tienes 2 minutos, si no castigo." La verdad es que lo tenía ganado porque a mí con sólo rozarme ya estaría como una moto. De todas maneras se esmeró y se sentó sobre sin quitarse el vestido y se restregó contra mí como si fuera una bailarina de striptease. Estaba revolucionado y empecé a tocarle el culo y las tetas diciéndome “No se toca!”. Mi polla iba a partir el calzoncillo si seguía así. Pasaron los 2 minutos y se quitó de encima mía con un profundo morreo con lengua de los que a mí me gustan.

Ya nos estábamos acercando a la parte roja de tema más duro. Creo que todos en general estábamos locos porque llegará cuanto antes para poder liberar toda la carga erótica que llevábamos dentro y que sólo sería la punta del iceberg.

Turno de mi amigo: “Prueba”. “Estás de suerte, te van a hacer sexo oral a dos bocas hasta que llegues al orgasmo. Una la elige la botella y la otra la elige la mayoría”. “Menos mal”, dijo mi amigo, “si tardamos un poco más no hubiera respondido de mis actos”. En principio serían las dos las que tendrían que hacerle una mamada, pero mi mujer siguiendo el ejemplo de antes se puso conmigo también. Nuestra amiga era una traga sables experta por lo que podría ver y me dí cuenta de que para mi mujer tampoco pasaba desapercibido el talento de nuestra amiga para las felaciones. Estuvo mirando como lo hacía mientras pasaba la lengua por mi glande y masturbándome lentamente. Yo estaba embelesado con lo que veía y me estaban haciendo. En un momento dado, se cruzó mi  mirada con la de mi mujer y vi algo diferente en sus ojos, como si le gustara estar con nuestra amiga comiéndole la polla a nuestro amigo. Le hice un gesto con la mirada y me respondió con un movimiento de hombros y le dije bajito “¿quieres?” y ella me respondió metiéndose todo mi miembro en la boca, mirándome a los ojos y asintiendo con una sonrisa. Tuve que contenerme para no correrme en ese preciso instante. Le dejé que siguiera durante unos segundos más y le toqué el brazo para señalarle que fuera.

Pensándolo con perspectiva nunca me podría imaginar que dejaría a mi mujer hacer lo que estaba a punto de hacer, pero me imagino que las feromonas que inundaban el ambiente del salón tendrían gran parte de culpa. Me recordaba en cierta medida a la sensación que deberían de tener las personas que caían en las garras de Grenouille, el asesino del Perfume (Patrick Süskind).

Mi mujer se levantó, me besó en los labios y se dirigió hacia donde estaban nuestros amigos. Con un toque en el hombro hizo notar a su amiga que se iba a apuntar a la fiesta y que le hiciera un lado. Mi amigo estaba con los ojos cerrados, por lo que todavía no sabía nada. Cuando noto como otra boca se juntaba a la de mi mujer para lamerle y chuparle el miembro abrió los ojos con sorpresa y, después con una sonrisa, no volvió a cerrarlos más. Empezaron a juguetear con las lenguas sobre el capullo de mi amigo y mi mujer cogió su falo para comenzar a masturbarlo suavemente. Se fueron sucediendo en quién masturbaba y quién chupaba el glande de mi amigo. Los gemidos y resoplidos de mi amigo auguraban que no le quedaba mucho. Su mujer tomó el control de las operaciones y se metió el falo entero y masturbando fuertemente a mi amigo en un momento estaba mi amigo diciendo “ME CORRO, ME CORRO!” cuando un potente chorro de semen fue a parar a la boca de su mujer y luego otro y otro, mi mujer cogió el miembro de mi amigo y lo dirigió a su boca para probarlo también (cosa que conmigo casi nunca hacía)  y cuando acabó comenzaron a juntar las lenguas en una lucha sin igual.

  • Menudo regalito te han hecho, colega. - dije yo con cierta envidia.
  • Joder, ha sido lo máximo. En vida lo había pasado así. - dijo él incrédulo.
  • Ya lo hemos podido comprobar, nos has puesto perdidas. - dijo su mujer.
  • Ya veo que no habéis desaprovechado mucho, menudas leonas. -dije yo riendo.
  • Impresionante. De verdad que esto es algo que no olvidaré en la vida. Gracias chicas, de verdad. - dijo de nuevo él sincero.
  • A ver si me toca a mí la prueba esta para poder contrastar. - dije yo para rematar.
  • Bueno, me toca tirar a mí que esto ya se está poniendo interesante. Por cierto, si me toca alguna prueba con tu amigo creo que debería devolvérsela, ¿No crees? - dijo nuestra amiga.
  • Lo veo justo. Ahora el límite lo ponemos cada uno de nosotros. Yo no quiero malos rollos así que cada uno haga lo que vea justo. ¿Os parece?
  • De acuerdo. - dijimos el resto.

Lanzó los dados nuestra amiga y le tocó “Dados eróticos”. Tiró los dados y salió “chupar sexo” y giró la botella y cayó sobre mí.

  • Bueno, no te podrás quejar con la suerte que tienes. - dijo mi amigo.
  • Sólo son dos minutos y no creo que tu mujer sea tan excepcionalmente buena como para que me corra en tan poco tiempo. - dije con una sonrisa.
  • Bueno, bueno, espera y verás. - replicó ella.
  • A ver, cuento el tiempo y veremos qué pasa. - apuntó mi mujer.

Nos pusimos en posición. Yo en la silla, nuestra amiga de rodillas delante mía y mi mujer al lado con un reloj en la mano:

  • Ya!

Nuestra amiga se tragó todo mi falo de una vez sin problemas y comenzó a succionar como una aspiradora y a mover la lengua como una turbina. “Madre de Dios!” exclamé. Menuda experta estaba hecha, si seguía así le iba a sobrar un minuto. Yo no quería acabar tan pronto así que hice unos esfuerzos terribles para reprimirme pensando en cualquier cosa menos en lo que tenía delante. Ella seguía a un ritmo frenético y comenzó también a masturbarme a lo que mi mujer comentó:

  • Eso no vale! Sólo chupar!

Por suerte, paró de meneármela y pasó el tiempo para alivio para mí. Cuando se sacó mi polla de la boca la tenía dando convulsiones. Le tuve que decir:

  • Eres toda una experta. Doy fe. Me ha costado mucho no correrme.
  • ¿Y por qué no has aprovechado? - me dijo ella.
  • Quiero esperar un poco, porque viendo como está el juego puede mucho mejor lo que venga después.

Ya eran las 3 de la mañana. Llevábamos casi hora y media jugando y todavía quedaba lo mejor.

Ahora me tocaba a mí lanzar los dados: “Prueba”. "Haced un 69. 2 mins.". Me puse yo boca arriba en el sofá mientras mi mujer se sentaba de espaldas a mí sobre mi pecho y me iba acercando su sexo. Me dijo “Vamos a darle un curso acelerado de cómo hacer un 69 cariño” a lo que le respondí metiéndole la lengua en el sexo directamente. “No pierdes ni un segundo” dijo nuestra amiga mientras mi mujer empezaba a gemir suavemente. Como estaba muy excitada impuse un ritmo altísimo cosa que le gustó a mi mujer porque comenzó a menear el culo en círculos. Aproveché un hueco para introducir un par de dedos en su sexo y promover que llegara al orgasmo. Ella emitía gemidos ahogados porque tenía mi polla entera en su boca e iba imitando las cosas que realizaba su amiga al chupar. La verdad es que lo estaba pasando de fábula.

  • ¡Tiempo! - dijeron
  • No pares, sólo 30 segundos más, por favor. - dijo ella
  • Lo que digan los jueces – decía yo sin parar de meter y sacar mis dedos de su caverna súper húmeda. Veía que estaba convulsionando y fui todo lo rápido que pude.
  • Eh! Eso es trampa! - dijo nuestra amiga.
  • Déjales un momentillo más. - sentenció mi amigo.

Cuando acabó mi mujer de correrse se levantó y se quitó el vestido hecho un gurruño que todavía llevaba diciendo “a tomar por culo, no aguanto más vestida” a lo que nos reímos todos.

Era turno de mi mujer. Ya estaba en la zona caliente: “Prueba”. “Mastúrbate mientras los demás jugadores te lamen los pezones. 1 min.”.

  • Con un minuto no tengo yo para nada. - comentó  mi mujer – Aunque espera, vamos a hacerlo más interesante, déjame a Jaimito para ver cómo funciona esto.

Enchufó la vibración y comenzó a acariciarse el clítoris el vibrador. Tenía una pierna recogida y la otra apoyada en el suelo. Me acerqué y le comencé a jugar con sus pezones. “No veas con jaimito” dijo mientras empezaba a meterlo y sacarlo de dentro de su vagina. “Buf!” no paraba de repetir mi mujer. El tiempo iba pasando y ella estaba  a punto de caramelo. En el momento en que se empezó a correr de nuevo dijeron “Tiempo! Al final si te ha dado tiempo, estás más caliente que los palos de una churrera”. Mi mujer respondió “no lo sabéis bien,  uf. Qué sofoco”.

Era turno de mi amigo: “Castigo!”. “Te atarán a una silla y tendrás que comerte todo lo que te pongan en la boca”. Nuestra amiga se levantó rápidamente y cogió el bote de nata para echarse un chorrito sobre su sexo. Acto seguido puso una pierna encima del respaldo de la silla para que nuestro amigo, sin atarse aunque con las manos detrás de la espalda, accediese bien. Lamió el primer chorrito en un pis pas y el segundo y tercer envite de nada igual de rápidamente. Al cuarto dijimos: “¡Deja al chico que le vas a empachar!” para que cambiásemos de turno.

Nuestra amiga lanzó: “Prueba”. “Masturba  a 2 jugadores (voluntarios) a la vez mientras haces sexo oral a un tercer jugador (botella). 1 min.”. Giró la botella y le tocó a su marido.

  • A ver cómo nos ponemos para que salga bien. - dijo ella.
  • ¿Yo en el centro y ellos a los lados, no? -dijo nuestro amigo.
  • Ok, lo único a ver cómo me las apaño con ella porque es diferente. - dijo ella.
  • Pues ya me podría haber tocado a mí, así lo tendrías más sencillo. A ellos con las manos y a mí con la boca. - Mi mujer estaba totalmente desatada y parecía que quería probar todo lo que no había probado hasta ahora en materia sexual. Yo no sabía cómo lo iba a tomar nuestra amiga ya que una cosa era darse un morreo y otra que le hiciese un cunnilingus.
  • Estoy de acuerdo. – dijo nuestro amigo.
  • Um... de acuerdo! Voy a rememorar tiempos de universidad. - dijo nuestra amiga sin añadir nada más y dejándonos totalmente extrañados con la respuesta.

Se colocó mi mujer en medio y dijo “A ver qué diferencias hay entre que te lo haga una mujer o un hombre. Te tengo que decir que mi marido es muy bueno con la lengua...”. Sin más rodeos le metió la lengua en su vulva y empezó a juguetear con su clítoris. Nos cogió la polla a cada uno con una mano y empezó a subir a bajar rápidamente. Mi mujer iba haciendo comentarios como que, efectivamente, era más buena con la lengua que con los dedos. Pasó el minuto y se volvieron a dar un morreo las chicas para terminar.

  • Me debes una. - dijo nuestra amiga
  • Al final nos vamos a tener que liar nosotros para que nos hagáis caso. - dije yo.
  • Sería interesante verlo. - dijo mi mujer y añadió.- tranquila que todavía queda mucha noche, aunque ha sido sólo un minuto.
  • Pues por mí no vais ningún acercamiento con él. - dijo mi amigo señalándome. Y nos pusimos a reis.

Mi turno de nuevo: “Chupito!”. De un trago apuramos un tequila reposado muy bueno que habíamos comprado para la semana.

Parecía que en breve empezaría lo bueno de verdad, si hasta ahora no habíamos disfrutado lo suficiente. Mi mujer estaba totalmente desatada y mostrando unas tendencias lésbicas que jamás habría imaginado y nuestra amiga le seguía el rollo perfectamente, como si no estuviera viviendo nada nuevo. Tenía curiosidad como se comportaría mi mujer, aunque viendo lo visto me podría imaginar que estaría dispuesta a hacer cualquier cosa y también tenía mucha curiosidad por ver en acción a nuestra amiga, pero esta vez mucho más de cerca ya que visto lo que nos habían explicado y visto tendría que ser toda una experta en el sexo.

Mi amigo y yo brindamos otra vez aunque no hiciese falta y nos tomamos otro tequila más, la noche lo merecía. Comentamos que la cosa iba a toda pastilla y que quizás deberíamos preparar un sitio más cómodo que el sofá para lo que pudiera surgir, así que sacamos una cama hinchable y la preparamos en un momento. La suerte estaba echada.

Acabados los preparativos mi mujer se dispuso a tirar: “Castigo”. “Realiza un masaje por todo el cuerpo”. Mi mujer mostraba su disconformidad con lo que le había salido:

  • Menudo churro, me tocan las peores cosas.
  • No te quejes tanto que ya te has llevado alguna que no deberías. – dijo nuestra amiga haciendo referencia a la comida de coño que le había hecho “gratis”.
  • Y lo que deberías hacer es echarle imaginación para aprovechar lo que te ha tocado y disfrutarlo al 100%. – Añadió nuestro amigo.
  • Es que no tengo mucha imaginación. ¡Espera! Voy a hacer una cosa que vimos en una peli... Túmbate cariño en la cama, a ver si te gusta lo que se me ha ocurrido.
  • A ver, a ver. – dijo yo expectante.

Cogió el bote de aceite corporal y me echó un chorro enorme por encima, estaba boca arriba y no pegué un salto de milagro por el frío del lubricante, a su vez se echó ella un chorro igual de grande sobre sus pechos y resto del cuerpo. Se lo extendió con las manos por todo el cuerpo e hizo  lo propio conmigo. Empezó por el pecho, los brazos y fue bajando por el torso hasta llegar a mi sexo donde se entretuvo bastante untando mi  miembro y mis testículos con aceite como para freír un cerdo entero. Prosiguió hacia abajo por las piernas y me hizo ponerme boca abajo donde repitió la operación. Me hizo girar de nuevo y se echó otro chorro sobre su cuerpo sin extenderlo y directamente se puso sobre mí muy recta, empezó poniendo su pecho a la altura de mi sexo y empezó un masaje con todo su cuerpo arriba y abajo aprovechando la viscosidad de nuestros cuerpos el contacto era de lo más erótico. Fue moviéndose arriba y abajo haciendo que mi sexo quedará a la altura de su barriga y lentamente pasara por encima de su sexo, en el que se introdujo lo justo debido a la cantidad de aceite que teníamos encima, pero ella evitó que entrase más subiendo más quedando mi sexo a la altura de sus piernas. Entre sus muslos fuertemente cerrados cogió mi miembro y subió y bajó suavemente para hacerme una especie de paja. En el vaivén nos íbamos besando y veía su mirada lasciva en la que mostraba su satisfacción por hacerme sufrir diciéndome “No te vayas a correr, que todavía queda lo mejor”. Estaba totalmente centrado y no sabía ni lo que pasaba a mi alrededor hasta que dijeron nuestros amigos las funestas palabras: “¡Tiempo!”

  • Eres toda una experta en el masaje tailandés.-dijo nuestro amigo.
  • No veas cómo me has puesto.- dijo nuestra amiga que tenía el falo de su chico entre sus dedos por lo que intuí que les había gustado lo que veían y que habían aprovechado el tiempo.
  • Yo he disfrutado como un enano.-tuve que reconocer descubriendo las facetas ocultas de mi chica.

Turno de mi amigo: “Prueba”. “Follad hasta que os toque a alguno de los dos”.

  • ¡Por fin! – dijeron al unísono nuestros amigos.
  • ¡Qué ganas tenía ya por Dios! – Dijo nuestra amiga.
  • Te voy a meter de todo menos miedo – Dijo entre risas nuestro amigo.

Casi no nos dio tiempo a quitarnos de la cama hinchable que habíamos montando. Se abalanzaron el uno sobre el otro y nuestra amiga casi le arrancó la única prenda que le quedaba a nuestro amigo. Mientras que él le metía mano de manera exagerada a su mujer totalmente desnuda y sin ningún recato por lo que podríamos pensar nosotros. Ella no se quitó los zapatos de tacón que se había puesto para salir. Empezaron a retorcerse uno sobre el otro besándose y magreándose encima del colchón hasta que nuestra amiga logró ponerse debajo de él y se abrió de piernas como pudo para que él, de una estocada, lograse penetrarla fuertemente. Nuestra amiga comenzó a emitir gemidos sordos a cada envestida de su marido que la penetraba como un poseso, como si no hubiera mañana. Imagino que la excitación de lo que habíamos vivido pesaba sobre todos y ellos podían sacarlo en ese momento.

Nosotros estuvimos disfrutando de la visión de nuestros amigos durante unos minutos, mientras ellos follaban como leones nosotros nos dedicábamos a acariciarnos suavemente y a juguetear esperando que llegase nuestro momento, sin acelerarnos. En algún momento comenzaba a pasar mis dedos por el sexo de mi mujer o ella empezaba a masturbarme, pero al momento lo reemplazábamos por un mar de besos y de arrumacos siempre sin perder de vista las acrobacias de nuestros amigos.

Después de algunos minutos, no sabría decir exactamente cuántos, cambiaron de postura. Una vez apagados los primeros fuegos de la pasión que les arrebataba pasaron a estar más relajados y se pusieron ambos de costado, él detrás de ella, mientras que ambos nos miraban y nosotros veíamos como seguían copulando. Nuestro amigo iba copando todas las necesidades de su mujer acariciando su pecho, besando su cuello o rozando su clítoris. El oleaje del vaivén de los pechos de nuestra amiga me tenía hipnotizado y creo que, algún momento, mi amigo se dio cuenta. Mientras tanto, mi mujer se había sentado en mi regazo y yo iba jugando con mis manos por todo su cuerpo aprovechando la cantidad de aceite que seguía quedando por todo su cuerpo.

Decidimos que era turno de tirar sin darnos cuenta que era turno de nuestra amiga. Lanzamos los dados y calló en “Castigo”. “Todos los jugadores te mordisquearán el trasero”. Yo no iba a interrumpir lo que estaban haciendo, pero mi mujer parecía que seguía igual de animada y que quería aportar su granito de arena a la faena de nuestros amigos.

Al ver que mi mujer se ponía de pie nuestra amiga se colocó encima de nuestro amigo y comenzó a montar a su marido salvajemente. Después de unos instantes empezó a  aminorar el ritmo, momento que aprovechó mi mujer para  amasar los glúteos de su amiga mientras se mordía los labios. Abrió sus cachetes para mostrarle claramente como el pene de nuestro amigo iba entrando y saliendo de la vagina de su amiga. Parecía que el olor de los sexos de nuestros amigos iba embargando a mi mujer y, en un momento dado, se apartó de nuestros amigos para ir a por lubricante y untarse los dedos con abundantes cantidades del espeso fluido. Yo imaginaba lo que estaba maquinando mi mujer y comencé a masturbarme lentamente para intentar bajar el dolor de la erección que llevaba sin bajar desde hacía 3 horas. Mi mujer volvió a donde estaban nuestros amigos y puso su cara al lado de la de nuestra amiga y creo, porque no pude escucharlo, que empezó a susurrarle cosas al oído. Yo tenía un primer plano del culo de nuestra amiga y vi como con la mano derecha mi mujer empezaba a juguetear con el ano de nuestra amiga, de vez en cuando, bajaba su mano hasta tocar con los dedos el falo y los huevos de nuestro amigo para, seguidamente, volver a llevar su mano al ano de su amiga. Llegó el momento esperado por ambas cuando mi mujer introdujo su dedo corazón por completo en el culo de nuestra amiga. Un profundo suspiro salió de la garganta de ambas, como si estuvieran conectadas telepáticamente y pudieran sentir ambas las mismas sensaciones.

Mientras el marido de nuestra amiga seguía con un ritmo suave, mi mujer iba aplicando su dedo concienzudamente para sacar los mejores momentos de su amiga. Supongo que a mi mujer le parecería poco un dedo, cuando fue juntando su dedo anular a los movimientos del dedo corazón. Efectivamente tenía el culo bastante dado de sí porque el segundo dedo entró con la misma facilidad que entró el primero y nuestra amiga parecía que no le hacía ningún asco a o que le estaba haciendo su amiga. La excitación era máxima y las bocas de nuestras mujeres se volvieron a juntar para comenzar una batalla de lenguas espectacular. Mi mujer notaba como nuestra amiga estaba cerca del orgasmo y unió el dedo índice a sus dos compañeros en la batalla por perforar el culo de su amiga. Una vez unidos los tres dedos, mi mujer empezó a acelerar el ritmo a la vez que se abortaba el beso con su compañera de vivencias y nuestra amiga iba acompañando el ritmo que imponía mi mujer con el vaivén de su cuerpo. A todo esto, veía como nuestro amigo sudaba de lo lindo y notaba como estaba sufriendo para no correrse por segunda vez.

Un tremendo alarido salió de la boca de nuestra amiga cuando alcanzó el clímax y como apretaba fuertemente hacía atrás para notar bien llenos sus dos orificios.

  • Déjales que sigan a lo suyo, que nos toca a nosotros. – comenté a mi mujer.
  • A ver si tenemos suerte. – contestó ella.

Mientras ellos seguían copulando lancé los dados. "Esclavo! Eres el esclavo sexual de todos los demás jugadores. Deberás obedecer lo que te manden hasta que te toque tirar de nuevo." No me dio tiempo ni a acabar de leer lo que ponía en la pantalla cuando mi mujer se abalanzó sobre mí.

Turno de mi mujer: “Prueba”. "Haced sexo anal, o no, ella manda. 1 min."

Turno de mi amigo: "Prueba". "Deberás follar en plan guarro durante 2 mins. (Usa la imaginación)."

Turno de amiga: “Prueba”: “Te follarán 2 chicos a la vez, uno lo eliges tú. 2 mins.”

CONTINUARÁ