Sensual

La deseaba como a nadie...

Tengo una hija de 18 años de edad, se llama Yessica, es madre ya de una nena de 6 meses, ella es la menor de mis 4 hijas una chica que mide como 1.75, de piel morena, ojos marrones claros, de cabello oscuro, es delgada con una cinturita perfecta que da molde a unas caderas espectaculares, tiene unos pechos de tamaño anormal para lo que es su cuerpo, pues esta amamantando aun, y unos labios bellisimos.

En fin, que un buen día, allá por Junio, salí de la cocina rumbo a la sala de estar para ver algo en la TV cuando escuché unas largas maldiciones y gritos que salían del cuarto de yessy. Dando un portazo, ella salió de la habitación, y al verme se quedo mirándome por un momento. Se fue al cuarto de baño a buscar en el cestón de la ropa sucia una prenda que no encontraba, pero antes de desaparecer de mi vista, voltee la mirada hacia la puerta entreabierta del baño y por unos segundos logre ver como su cuerpo se encontraba agachado en plena búsqueda , miré la apretadita braguita negra que se asomaba bajo el vestido azul que mi hija llevaba. Me dio la impresión de que iban a reventarle. Y en ese momento, si ,lo vi y no podía controlar mis pensamientos: ese bultito en ella, prominente, que indicaba su incipiente crecer sexual y su conchita en desarrollada. Ver ese bultito, sobresaliendo de sus braga, me dejó anonadado. Un brusco azoramiento recorrió mi cuerpo y antes de darme cuenta, estaba totalmente erecto bajo mis pantalones. No podía creerme que ese bultito pudiera provocarme semejante reacción. Me fui a mi habitación para intentar bajar la hinchazón, pero al no poder, decidí llamar a mi esposa, y al llegar ella grité a las chicas que no se nos molestase en una hora. A media tarde, y pillándola por sorpresa, le pegué a Margarita mi señora un señor polvo que la hubiera hecho gritar, de no ser que pude evitar sus gritos con mis labios. Me sonrió y me dijo con picardía que le había encantado, que hacía años no teníamos esos escarceos, prácticamente desde nuestra época de novios. Estuvimos tonteando un buen rato, y finalmente pude quitarme de la cabeza esa imagen tan obscena de aquel bultito. No era normal que un padre tuviera esos pensamientos sobre su propia hija.

Con los dias la situación se hizo insoportable, y además, parecía que ella me provocaba, ya que a partir de entonces la veía a menudo solo con esas bragas cargando a su niña por la casa, siempre buscando una prenda que ó bien había olvidado donde estaba ó bien había perdido. Finalmente, llegué a mi límite, y me dije que, sin importar quien cayese, ese coño sería mío. Pasaron tranquilamente dos semanas, y la ronde un dia en la noche, espere a que todos se durmieran y entre a su dormitorio.

Allí estaba, preciosa entre las blancas sábanas, mi nieta dormía estaba en la cuna, a su lado. Debía ir con mucho cuidado con la maniobra que tenía pensada. Cogí las esquinas de la sábana y poco a poco, con cuidado, comencé a tirar de ellas. Estuve un buen rato con ello hasta que finalmente quedó desnuda sobre la cama, solo llevaba una remera y una braguita pequeña. Y, de nuevo, ese bulto, esa maravillosa vulva que me volvía loco. Lentamente me acerqué y olí su fragancia. Embriagador, afrodisíaco, excitante, dulzón…pura lujuria. El cuerpo de mi hija exudaba un olor de sexualidad natural que me atraía poderosamente. Desplacé mi mano sobre sus braguitas y comencé a tocarla, pasando los dedos de arriba abajo, recorriendo sus braguitas a lo largo. Me empalmé con rapidez, mientras por fin tenía entre los dedos ese bultito extraordinario, maravilloso, sensual. Podía sentir como se endurecía. yessy no tardó en comenzar a gemir y removerse en la cama, presa de la excitación que yo le daba. Movido por el morbo, desplacé un poco sus braguitas y pude ver, en todo su esplendor, su coño libre, descubierto, con sus vellos suaves, un poco húmedos debido a mis caricias. Que belleza de niña, como me encantaba. Levante suavemente su remera, sus pechos, voluptuosos se desparramaban hacia los lados, eran bellísimos, coronados por unos pezones negros, duros del placer que tenía. Me quedé embelesado mirándolos. Su cara se contraía de placer y sus gemidos me decían que casi iba a gozar, imagino que debio creer que era el padre de mi nieta, el cual no vivia con nosotros. Por temor a provocar que se despertase y armar un escándalo, me fui a la cama dejándola así. De momento me conformé, pero luego, ya iría a más.

en su cuarto y la tocaba un poco, deleitándome con sus gemidos y jadeos. Estaba preso de un deseo todopoderoso de hacerle el amor a mi hija, pero, ¿cómo hacerlo?, ¿cómo podía hacerlo sin que mi mujer se enterase, o que mi hija consintiera?. Aterrado por la idea de ser descubierto, no podía ir a más como deseaba, y un sentimiento de tristeza y frustración se apoderó de mí. Por lo menos podía deleitarme con la visión de su cara de placer y su cuerpo tembloroso cuando iba a su habitación a acariciarla y amarla, pero no veía salida a mi mal. Sin embargo, lejos de imaginarlo, pasó algo que lo cambió todo. Fue una noche, Yessy estaba despierta despierta. Ella siempre ha tenido un miedo irracional a las tormentas, y coincidió que una muy fuerte estalló esa noche. Asustada vino a mi cuarto, implorando quedarme con ella un rato en su cuarto hasta parar aquel aluvion, Margarita asintió con la cabeza, diciéndome, anda que tu hija tiene miedo.

Yessy se metió en la cama muerta de miedo, mi nieta jugaba muy tranquila ella en su cunita, pues le habian puesto unos algodones en los oidos. Yessy muerta de miedo, cuando sonó un trueno se abrazó a mí y le aferré fuerte para consolarla. Entonces sentí un arrepentimiento de todas las veces que entré para tocarla, cuando de repente dijo:

-¿Te gusta tocarme por las noches Papa?.

Me quedé helado. Mi hija lo sabía. ¡¡Lo sabía todo!!.

-¿Desde cuando lo sabes-pregunté-?.

-Desde hace pocos días. Al principio creí que serían sueños nocturnos, pero siempre despertaba con la colcha y la sabana en el suelo y comencé a sospechar.

-Lo siento mucho hija. Yo…es que…no sé que decir-espeté, avergonzado-

-No hace falta papa. Todo esta bien…es que a mi me gusta que me toques, eso esta mal, pero me gusta.

Su respuesta me dejó atónito. Aquello sí que no me lo esperaba. Además lo dijo con una tranquilidad absoluta, sin malicia, que me dejó perplejo.

-¿Qué te gusta-pregunté incrédulo-?.

-Sí…me hace sentir tan bien…Sabes tocarme y me encanta…volve a hacerlo Papá…tócame como lo hacías, dale…Además, no voy a contarle a nadie.

Su cuerpo junto al mío, desnudo, precioso, azoró mi alma. No iba a dejar la pasar la ocasión. Por fin, tras semanas de escarceos, podía darle todo lo que quería. Descorrí la sábana para quedar libres de pudores y sin más metí mano entre sus piernas por encima de sus braga roja y apresé entre mis dedos ese conejito objeto de mi deseo. Con mi dedo corazón lo recorría de arriba abajo, notando como su clítoris se endurecía. Yessy cerró los ojos y se dejaba tocar. ¡¡Ni en mis más locos sueños hubiera imaginado esto!!. Yo, tocando a mi hija, y ella dejándose hacer. Su carita se relajaba, gemía dulcemente y sus labios entreabiertos se me antojaba probarlos. Acerqué mi cara a la suya y, con la mano que me quedaba libre en su mejilla, nos dimos el primer beso. Húmedo, tierno, cálido, sensual…una amalgama de sentimientos cruzaron nuestros cuerpos. Su lengua jugaba con la mía, su cuerpo pedía a gritos que lo amasen, y allí estaba yo para hacerlo. La atraje hacia mí y continué con el masaje en su conchita preciosa. Sus jadeos ya eran grandes y la sentí derretirse en mis manos. Mi preciosa niña estaba rendida al amor de su padre y la iba a hacer sentir en el cielo. Ya no pude reprimir las ganas y dejé de tocarla y besarla.

-Decime que me queres Papa.

-Claro que sí, pero quiero hacer algo que siempre he querido y hasta ahora no podía. Te va a encantar.

-¿Seguro?.

-Seguro-contesté con firmeza-.

Hice a mi dulce Yessy abrir bien las piernas. Me puse a la altura de sus bragas, las desplacé a un lado y comencé a pasar mi lengua por su concha preciosa. A la primera lametada ella quedó impresionada. Su sabor no me decepcionó: dulzón como caramelo. Comencé a saborear el coñito de Yessy con fluidez y devoción, y ella, mimosa, disfrutaba de mi lengua mientras ponía sus manos en mi cabeza para decirme que siguiera mientras su pequeño cuerpo se retorcía de placer.

-Aaaayyyy…sí Papa…sigue….uuummmm que rico, que rico…….vamos Papá…que bien…ay que gustito tengo…que gustitooooooooooooooo

Cada palabra me alentaba a continuar. No tardó en comenzar a humedecerse como vainilla, chorreando abundantemente sobre mi cara. Me bebí todos sus jugos como un poseso, enloquecido con el sabor del coñito de mi pequeña. Ni de niño, con los tarros de chocolate, era tan goloso. Mis manos, cansadas de sentir la tersura de las piernas de Yessy, subieron hasta sus tiernos pechos y los amasé, acogiendo sus pezones entre mis dedos. Luego los moví a todos lados y di pequeños tirones que provocaron pequeños gemidos que renovaban mis esfuerzos. Mi lengua buscaba penetrarla un poco, sin forzarla, para gozar más de ella.

-AAAAAAH AAAAAAAAHHH…PAPA QUE RICO…QUE BUENO ES PAPUCHI…ME GUSTA…ME ENCANTA…SEGUI PAPUCHI SEGUIIII….

-¿Ves como ibas a disfrutarlo-pregunté con malicia-?.

-SÍ PAPI…DAME MÁS…DAME

-Mmmmmm…que bien sabes…me encanta…voy a gozar bebiéndome tus jugos…eres preciosa Yessica…te adoro

-PAPÁ…¡¡PAPÁ!!...SIENTO QUE ACABO....AAAAH AAAHHH

-Acaba bb…no te preocupes…me lo beberé todo…esto es gloria

-SÍIII PAPÁAAAAAAAA…VOY A GOZAR…VOY A GOZAR…AAAAH AAAAH…OOOOOOHHH OOOHHH….¡¡¡¡¡¡OOOOOOOOOHHHHHHHHH!!!...

Con un sonoro gritó, Yessy tuvo su primer orgasmo con su papa. Su cuerpo se relajó por completo en la cama, sin fuerzas, y su carita era la viva expresión del goce. Mi cara quedó anegada por sus jugos, que me bebí cuanto pude. Luego probé sus pezones, que resultaron ser néctar de dioses, y después me estuve besando con ella largo rato, abrazados tiernamente, intercambiando miradas de amor. Sus preciosos ojos marrones parecían devorarme. De nuevo miré el bultito y vi como sus braguas tenían un enorme borrón de humedad que me hizo reír de satisfacción. En ese instante me sentí en el cielo, con mi amantísima niña en mis brazos.

-Papá te quiero-me dijo, casi adormecida-…eres el mejor del mundo

-Yo también te quiero mi Yessica

-Quiero devolverte el favor. Seguro que te gustará.

Me hizo sentarme a los pies de la cama y ella se puso de rodillas enfrente de mí. De repente comprendí lo que iba a hacer.

-¿Segura que queres hacerlo?.

-Sí, segura. Además, sé que lo disfrutarás de mí tanto como yo ti.

Con sus manos tocó mi miembro y comenzó a darle besitos, lamia la base de mi pedazo. Aaahhh que maravilla. Cuanta devoción en ella, con que mimo trataba mi pene. Me pajeaba ligeramente mientras me lo besaba por todas partes. Me recliné un poco hacia atrás, sin echarme en la cama, y dejé que ella tomara el control. Sus ojos tiernos me miraban extasiada, viendo como sus labios rodeaban mi pene y sus manos me hacían disfrutar. Aparté un poco su pelo para que no la molestara y prosiguió con sus caricias en mi manubrio. Lancé un gemido de dolor entre dientes, debido a la erección tan fuerte que tenía por sus caricias. En una maniobra que me pilló por sorpresa, comenzó a pasar la lengua por mi verga como una profesional. Cuando la pasaba por el glande notaba que yo gemía más y comenzó a darle más lametadas en él. Tuve deseos de apresarla entre mis piernas, pero debía contenerme y dejar que ella hiciera lo que quisiese. Sus besos se hicieron más fuertes y sus manitas ya me estaban haciendo una señora paja que me provocaba roncos jadeos y perversas fantasías. Vi a lYessy con el pene en su boca y me sentí como el peor padre sobre la faz de la tierra, pero aún así no podía dejar de gozarlo.

-Aaaaah aaaaaaahh…vas a hacer que acabe dentro de tu boca Yessy…no puedo más

-Vamos Papito…yo también me beberé tu leche…acaba…acaba sin miedo

-¿De verdad…queres tragártelo?...aaaaaahhh

-Si tú disfrutaste con mis jugos, yo lo haré con los tuyos.

De nuevo mostró a esa niña que aún latía en ella, con esa inocencia que me excitaba. Ayudado por sus palabras, me dejé llevar, Yessy aceleró y abriendo su boca esperó que yo gozara. Con un ronco gemido, comencé a eyacular y con mucho esfuerzo abrí los ojos y la vi tragándose toda mi leche. Un poco le quedó en la comisura de los labios, pero el resto se lo tragó como una glotona.

-Mmmmmmmm…saladito-comentó-…pero muy rico Papa…¿podré beberme más leche tuya?.

-Claro que sí. Cuando tú quieras.

Se limpió la boca de la leche que tenía en sus labios y nos fuimos a dormir como dos amantes enamorados. Nunca pensé que mi hija me haría tan feliz. El olor de su cuerpo, tan pegado al mío, me llevó a un mundo de pasión y deseo que a mis años, jamás había conocido, y perdido entre mis fantasías me dormí plácidamente.

A la mañana siguiente llegó Margaritaa y nos pilló en la cama. Se fue hacia mí y me despertó dándome toques de hombro. Al verla salí de la cama y fui con ella a la cocina. Me mostré natural, sin miedos, ya que si no, ella podría descubrirnos.

-No me digas más….¿la tormenta?.

-Sí-contesté-. Se metió en la cama muerta de miedo.

-Ay que chiquilla-dijo riendo-.

Me reí y la abracé, dándole el beso mañanero. El resto del día fue de lo más normal y nadie supo de mi aventura con mi Yessy. Ni siquiera mis otras hijas, de quien temía que nos pudieran pillar,llegaron a enterarse. A partir de entonces, si bien cumplía mis deberes maritales para no llamar la atención, cada vez que podía, iba al cuarto de mi hija para que ella se bebiera mi leche y para beberme sus deliciosos jugos. No recuerdo cuanto tiempo duró aquello, pero sí sé que fue una buena temporada, hasta que sentí que ya era el momento de dar el último paso. Nos fuimos a su cuarto en vez de al mío, y se lo dije con mi cabeza entre sus piernas, preparándola para cogerla.

-Yessy…voy a hacerte el amor

-¿De veras, Papá?.

-Sí. Ya estás preparada y bien mojadita, y yo también estoy a punto.

-¿Dolerá; mira que la tenes grande, preguntó observandome?.

-Solo un poco hija, solo un poco, ¿parece que mi yerno Luis la tiene pequeña?

Me puse encima de ella y apunté mi verga a su concha. Yessy abrió sus ojos de par en par y luego me miró a mí.

-¿Me vas a meter toda esa cosa dentro?. Me lo decia con picardia.

-Sí cielito. Ya verás como te gustará, comienzo, ¿de acuerdo?.

-Sí Papa -contestó alegremente-

-Intenta resistir, ¿de acuerdo?.

-¿A Mamá esto le gusta-preguntó-?.

-A Mamá le encanta-respondí sarcástico-….

Hice los primeros intentos, pero a pesar de lo mojada que estaba costó un poco conseguir que entrase. Los tejidos de su vulva comenzaron a enrojecer al paso de mi tranca ,note que mi yernito la tenia bastante pequeña, pues ese huequito era pequeño, agradeci que no haya tenido cesarea, estaba casi nuevecita.

-Ahora notarás un dolor fuerte pero cesará pronto. Si quieres gritar bésame ¿ok?.

Ella asintió con la cabeza, con cierto miedo en su cara. De un golpe, le meti toda la verga, la penetré a fondo. Me besó enloquecida y forcejeó por librarse de mí, pero no la dejé. Me quedé quieto dejando que su conchita se amoldase a mi miembro y a los pocos minutos se relajó.

-Aaaaaaayyyy Papaaaa…me duele…me has partido en dos…me duele mucho sácalo por favor, sácalo yaaaaaaaaaaa…porfiiiiiiii

-Tranquila cariño, mi amor, mi vida-dije besándola por toda su carita-…solo ha sido ahora…ya no te dolerá más

-¿De verdad?, ¿no me mientes?.

-No tesoro, claro que no.

-Dale…pero que no me siga doliendo Papa

Comencé a moverme dentro de ella, a hacerle el amor, y ella cruzó sus brazos por mi nuca y ponía mi carita entre sus pechos. No tardó en pasar del dolor al placer y sus gemidos me decían que ya estaba disfrutándolo como nunca. Era el cenit del goce. Nunca había encontrado una vulva tan apretada. Cada centímetro, cada milímetro de mi tranca era estrujada y retorcida por su maravillosa estrechez. Yo disfrutaba sintiendo su opresión alrededor de mi tranca y de la calidez que emanaba de ella. Seguí haciéndola el amor y levantándola, la hice sentarse sobre mi regazo, con sus finas piernas alrededor de mi cintura y sus brazos en mi nuca. Sentí que tocaba el fondo de su conchita preciosa y no pude reprimir las ansias de poner mi mano y sentir como su coño se tragaba toda mi verga. Que delicia de hija, que pasión.

-Aaaahh…te quiero Papá….te amooooooooo…que rica verga…Uuuuuummm-se relamió-…ámame Papuchi…hazme sentir más rico…más, máaaaaaaaaaaaaas

-Te quiero Yessiquita. Eres mi niña preciosa y bellísima. Te amo.

-Dame más…aaaaaaaaaahhh aaaaaaaahh aaaaaaahhh aaaaaaaaaaaahhh

-Oooooooohhh que bien me estrujas mi verga…que caliente que sos hija

-Papá…voy a acabar...voy a acabar…aaaaaaaaah aahhh aaaaaaahhh

-Espera un poco…estoy casi a punto…espera…uuuuuuummm…uuuuumm uuummm…aaaaaah aaaah aaaaaahh aaahhhh….

Seguí bombeando dentro de ella un poco más hasta sentir que ya estaba a punto. Yessy pudo aguantar sus ganas y así pudimos gozar al unísono, tal como yo deseaba.

-Ya…ahora cariño…acaba conmigo…goza conmigo tesoro

-Síiiiiiiiiii…acabo acabo Papi me corro……..aaahhh aaaaaaaahh aaaaaaaahh AAAAAAAAAAAHH AAAAAAAAAAARRR RRRRRRRRRRRGHHHHHH

-TE QUIERO HIJA…TE QUIERO MUCHO…TE QUIEROOOOOOOOOO AAAAAAAAAAAAARRRRRRRRGGGHH

Yessy gozó con estertor de jovencita violada. En un paroxismo sin precedentes eyaculé e inundé su estomago, el interior de mi hija, mientras que mi polla fue bañada por sus jugos, que salían a chorros. Nunca imaginé que me duraría tanto la sensación de un orgasmo como al gozar con ella. La atraía hacía mí, la besaba, la amaba, acariciaba sus pezones y los mordisqueaba con mis dientes. Quedamos inmóviles un poco, hasta que nos echamos en la cama, agotados, bañados en sudor.

-Papá…ha sido precioso…te amo-y me besó profundamente-

-Yo también…pero será nuestro secreto, ¿verdad?...

-Sí Papá, nuestro secreto.

Me sonrió y le dije que se durmiera. Al dia siguiente mientras Margarita cambiaba las sábanas de su habitacion, yo las miraba en el pasillo y Yessy me guiñó un ojo con picardía mientras veía sus nalgas, a las que poco después daba algunos cachetes y caricias para encularla.

Aquello sucedió hace unos meses, y desde entonces hemos sido amantes furtivos y felices, con mucho cuidado de no ser descubiertos. Hoy día Yessi es una mujer preciosa que ama muchísimo a su padre, aún teniendo un novio que es para mí como el hijo que nunca tuve. Quizá en otra ocasión les cuente como también pude gozar de mis otras hijas, que resultó ser mas difícil, pero no imposible, obvio que mucho más aventajadas que su hermana. Saludos y hasta luego

MIGUEL