Sensatez insensata

No contiene ninguna escena erótica, no es nada sexual, simplemente es una lucha interna por amor.

Abstente, abstente, abstente...resiste, aguanta, no lo intentes, no lo conseguirías...un salto al vacío, un suicidio a todos los ojos, no es algo que le interese saber, incomodaría su corazón... “pero mantiene al mío en un sufrimiento incesante, una lucha interminable por la supervivencia, ¿acaso merezco esto?...” ¿Insinúas que es mejor que sufran dos personas a que sufra una? Eso es muy solidario por tu parte... “Ah, ya sé que no debo de decir esas cosas...y en realidad sé que no es mejor así, pero...” No seas infantil, deja de quejarte, nadie dijo que el camino de rosas no llevase espinas, sabías como sería... “sí, pero yo no elegí esto...” nadie lo elige, por qué ibas a hacerlo tú, no eres diferente a los demás, eres igual, nada hay que te haga especial a sus ojos, acéptalo de una vez... “¡No! ¡Déjame en paz! ¡Cállate! ¿Quién te ha pedido tu opinión? ¿Tú quien eres para decir nada?...” Oh vamos, no hagas preguntas tontas cuya contestación ya conoces, céntrate por una vez, hazte un favor, decídete y mantente firme en tu decisión.... “¿y cómo sé cuál es la decisión correcta?...” Eso no lo puedes saber, no puedes saber cual es correcta y cual no, ni siquiera puedes saber si hay una decisión que sea la correcta y otra la incorrecta. Solo puedes decidir y esperar que las cosas salgan tal y como tú esperas, no hay garantías. Aquí solo hay dos tipos de personas, las que se arriesgan y se lanzan y las que se quedan sin hacer nada, mas que lamentarse. Y yo te pregunto... ¿cuál de esas dos personas quieres ser tú?... “Yo... ¡no lo sé, vale! Nunca he sido una persona impulsiva que se lanza sin pensar, yo pienso bien cada consecuencia y cada decisión antes de tomarla...” por eso estás ahora en esta situación... “sí, por eso estoy en esta encrucijada entre mi corazón y mi sensatez...” nunca has sido capaz de ignorar tu sensatez para hacer algo sin pensar en las consecuencias, en lo que pasará después, ni siquiera por algo que deseas tanto hacer como decirle que le quieres, ni siquiera por lo que te podría hacer feliz. No tienes valor, nunca lo has tenido, ¿realmente no eres capaz de afrontar lo que conlleva decírselo?... “¡Eso no es cierto! ¡Si tengo valor!...” ¡Entonces por qué no lo haces! ¿Por qué no se lo dices de una vez y acabas con este teatro de farsas que te has creado para tapar la verdad? ¿Por qué no cierras el telón?... “¡Por miedo, de acuerdo!...” ¿Por miedo? ¿Por miedo a qué?... “Por miedo a que se pierda la relación que tenemos...” Así que prefieres seguir lamentándote antes que arriesgar la relación de amistad... “sí...” ¿y no crees que tiene bastante madurez con para no terminar con vuestra relación de amistad, si realmente la valora?... “Sinceramente ya no lo sé, ya no sé que pensar...le he dado un millón de vueltas pensando en todas las posibles respuestas que me daría y todas las situaciones que podrían producirse, sin embargo mis situaciones imaginarias son siempre más suaves de lo que sé que será la realidad...”entonces ésta es tu última palabra, te rindes, dejas de luchar, abandonas... “creo que es la elección más sensata...” ¡Dios! Por qué siempre tienes que hacer lo que es más sensato, quién dice que debamos hacer siempre lo más sensato, por qué no piensas que quizá por una vez en tu vida debas arriesgarte, apostarlo todo a un número... “porque me enseñaron a no apostar si sé que el número no es el ganador...” ¡pero tú eso no puedes saberlo!... “¡sí! Porque hemos hablado muchas veces de estas cosas y el tipo de persona que le gusta no tiene nada que ver conmigo...”no puedo creer que quieras rendirte, tirarlo todo por la borda, ¿no quieres salir de aquí? ¿No quieres seguir con tu vida?... “¿Salir de dónde? ¿Seguir con mi vida? ¿Qué quieres decir? ¡No entiendo nada!...” ¿De verdad que aún no te has dado cuenta?... “¿De qué?”... Bueno, quizá esto si sea en parte culpa mía, te he estado distrayendo con nuestra conversación. Aunque no pienses que se ha acabado, pero por el momento necesito que centres toda tu atención en escuchar atentamente, acaba de llegar... “¿escuchar qué? ¿Quién acaba de llegar? ¿Y a dónde?”... Tú solo escucha...

-Buenos días, ¿cómo te encuentras hoy?-se hace el silencio durante unos segundos- No hace falta que contestes, te lo noto en la cara, se nota que estás mejor. Bueno, hoy toca continuar con tu vigésimo día de vacaciones de verano cuando tenías dieciocho años. Aunque antes debo decirte que leerte tu vida, me resulta extraño, y estoy descubriendo muchas cosas que no sabía de ti. Además me está costando leértelo como si no lo hubieses vivido, adaptándolo a una segunda persona conforme voy leyendo, es un poco raro, pero me da igual, el doctor dijo que quizá podría ayudarte, así que lo haré. Espero que no te moleste que tu madre me haya dejado tu diario. No me había fijado, lo empezaste hace poco más de un año, poco después de conocernos… Bueno, ya te preguntaré, cuando despiertes, por qué hace tan poco tiempo. Porque para que lo sepas, vas a salir de esta, y volverás a sonreír, no pienso dejar que un accidente de moto te aleje de mí para siempre. A ver, veamos por qué página voy...ah sí, esta es. Entonces continúo por donde lo dejé ayer. Aquel día te levantaste algo más temprano de lo que solías hacerlo en verano, porque habías quedado con Noah para ir a la ciudad a dar una vuelta por los centros comerciales, comer por ahí, ir al cine, y luego quedar con alguien más para iros a cenar y a algún bar o algo por el estilo. Fuisteis en su coche porque tenía el carné de conducir más tiempo que tú. Estuvisteis paseando, y comisteis en un restaurante japonés porque os encanta el Sushi. Por la tarde visteis en el cine una película que, aunque sabíais que no iba a ser muy buena, sabíais que os reiríais, y así fue. Por la noche cenasteis en un chino con más amigos y amigas. Después estuvisteis en la zona de bares de la ciudad, y pasasteis por diferentes sitios que ya conocíais. Aquella noche decidiste que no te importaba como terminar porque dormíais todos en la casa de Noah de la playa, ya que no había nadie, por eso quisiste jugar a todos los juegos que conocíais de beber. Cuando os decidisteis a marcharos, tú ibas haciendo eses, así que Noah, que no había bebido porque tenía que conducir, te tuvo que ayudar a llegar hasta el coche. En el coche te quedaste durmiendo, y cuando llegasteis Noah te despertó. Te ayudó a llegar hasta la habitación doble donde ibais a dormir. Se aseguró después de que todos los demás estuviesen bien y en sus habitaciones. Luego volvió y tú ya te habías puesto el pijama y estabas casi durmiendo encima de la cama sin meterte bajo las sábanas. Se puso el pijama y te ayudó a meterte dentro de la cama, ya que por la noche allí hacía frío. Al ayudarte, te despertaste y te metiste dentro sin su ayuda. Cuando se iba a acostar, te escuchó que balbuceabas algo en sueños, se acercó para despertarte y te escuchó decir “no es justo, no es justo, porque tiene que ser tan difícil, yo solo quiero estar con....”. Entonces te despertó y tú comenzaste a llorar preguntándole por qué no podías olvidarte de lo que sentías...

“¿Quién es? ¿De qué accidente habla? ¿Y por qué mi madre le ha dado mi vida para que la lea?”...Te he dicho que escuches, aprecia el sonido de su voz...

-...cogiste la toalla y la extendiste en la arena para acostarte encima. No te dio tiempo a acostarte cuando llegó Jane para que te metieras al agua otra vez...

“Es...” al fin te has dado cuenta... “pero sigo sin entender de qué accidente habla...” ¿no sabes donde estás? ¿No sabes cómo estás?... “¿Cómo estoy? ¿A qué te refieres?...” ¿No recuerdas lo que pasó?... “¡Dime de qué hablas!...” Intenta mover un brazo... “¿Qué?...” Mueve un brazo... “¡No puedo! ¡Qué coño está pasando aquí!...” Estás en el hospital, estás en coma... “¿Qué? ¿Entonces tú quién...? ¿Dónde estás?...” el accidente del que habla, te pasó a ti... “¿dónde te has ido?”...no me he ido a ninguna parte, nunca has podido verme. Tuviste un accidente de moto, un coche se salto un semáforo en rojo y te chocó. Desde entonces, desde hace dos semanas, estás en coma.... “¿cómo que nunca he podido verte? No recuerdo nada...” no puedes verme porque yo soy tú... “¿cómo que eres yo?...Espera, ahora lo recuerdo, recuerdo el accidente. Choqué contra el suelo y a partir de ahí lo veo todo negro. Ya lo entiendo, entonces tú eres... eres mi conciencia. He estado todo es tiempo hablando conmigo, ¿entonces por qué me contradecía?...” Porque hay una parte de ti que quiere decir lo que siente y otra parte que prefiere conformarse con lo que tiene y no arriesgarse... “¿qué se supone que tengo que hacer ahora?...” Despierta... “¿cómo?...” Si quieres decirle lo que sientes tienes que salir de aquí, despierta, lucha... “¿cómo?...” ¡Despierta!... “¡Pero cómo!...” ¡Deja de hacer preguntas tontas y despierta!

-...os sentasteis a la mesa con las cartas de póquer y la bebida encima-abre los ojos lentamente y le mira-. Repartiste tan rápido como podías...

-Y en la mano de salida ya tenía un full de reinas y treses-dice parsimoniosamente y con voz frágil.

-¡Has despertado!-dice feliz mientras le abraza fuertemente-No sabes cuánto tiempo llevo rezando para que esto pasara. ¡Dios, es increíble!-le mira fijamente a los ojos- Por fin has despertado. Tengo que llamar al médico-sale de la habitación corriendo. A los pocos segundos llega el médico, le pide amablemente que salga de la habitación para hacerle una revisión y comprobar que todo está bien.

-Tienes que guardar reposo, todo está bien, pero te quedarás algunos días mas para asegurarnos. No hagas esfuerzos, y si necesitas cualquier cosa, pídesela a un celador o un enfermero-sale dela habitación y se encuentra con Emma-. Ya puede pasar señorita, pero no le haga hablar mucho que tiene que descansar.

-Por supuesto doctor, solo me quedaré con ella para cuidarla como hasta ahora.

-Creo que ha sido en gran parte gracias a usted y su lectura el que se haya despertado-le dice el médico con una sonrisa y se marcha.

-Ahora que ya me puedes contestar, ¿puedo hacerte una pregunta?-dice entrando a la habitación y cerrando la puerta tras de sí.

-Claro-se incorpora un poco Mia en la cama.

-Espera, tranquila, tienes que ir despacio. Te voy a subir la cama para que estés mejor-dice cogiendo el mando de la cama y dándole al botón.

-Gracias-dejando de incorporarse-. Bueno, cuál es la pregunta.

-Ah, ¿por qué tu diario empieza poco después de conocernos?-pregunta con intriga dejando el mando encima de la cama, cerca de su mano, y prestándole mucha atención.

-Pues porque...-recordó lo que le había ayudado a salir del coma, luchar por decirle lo que sentía-fue cuando mi vida comenzó a tener sentido, porque tú eres quien le da sentido.

-Esperaba que me dijeras algo así- Emma se acercó y la besó suavemente con todas las ganas que llevaba reprimiendo desde que la conoció.