Sensaciones prohibidas
Un joven traba amistad en un hotel con una hermosa mujer...
Era tarde y llegué al hotel muy cansado, me dirigí al bar con la intención de tomar una copa y relajarme un poco, habíamos trabajado duro hoy y estaba cansado pero contento por los resultados. No había mucha gente, martes no es una buena noche en bares de hotel, había una mesa ocupada por tres asiáticos, otra más allá con una pareja mayor y la tercera donde había cuatro americanos observando el partido de básquet que pasaban por la televisión. Ella estaba sentada en la barra, cruzamos un par de miradas cuando entré en el lugar, con mí 1.87 de estatura y mis 100 kilos de peso, generalmente no paso desapercibido. La noté bastante "armada", pese a la distancia y a la penumbra, vestía un mini con nylon negras y una blusa escotada con una chaqueta blanca que cubría parcialmente un busto bastante generoso, pelo no muy largo, más una melena por encima de los hombros y el color parecía algo rojizo pero era difícil determinarlo. La segunda vez que cruzamos la mirada era cuando el mozo trajo mi trago, en esta ocasión yo la miré porque sentí su mirada puesta en mi. Algo exagerada en el maquillaje pero bastante atractiva, seguí con la mente ocupada por los eventos del día y no presté mayor atención. Decidí observar el partido en la televisión y pasarla tranquilo. Las ganas de fumar un cigarrillo me encontraron sin fuego, me acerqué a la barra a recoger uno y ella no desperdició la oportunidad de mostrarme una sonrisa encantadora, tenía ojos grandes y unos labios bastante atractivos, había algo, sin embargo, que no logré determinar entonces. "¿Día largo?", Me preguntó. "En realidad sí pero bastante productivo, ¿qué tal el tuyo?" Le dije, "así, así, ¿te molesta si te acompaño?", Preguntó, "para nada, será un placer", contesté. Se vino a mi mesa y ordené un trago para ella, mientras esperábamos se acomodó a mi derecha y pude sentir el aroma de un perfume muy agradable, también me di cuenta que tenía una voz medio ronca, como si estuviera algo resfriada, me preguntó mi nombre y cuando le pregunté el suyo se me quedó mirando por unos instantes como tratando de decidir si me lo daba o no, le dije que si no se sentía a gusto dándome su nombre que no se preocupara que no era muy importante aún. La pensó un rato y me pidió que le diera unos minutos antes de tomar la decisión. Seguimos con la conversación acerca de todo y de nada, tocamos temas como el de mi ocupación, de dónde era y qué planes tenía para la noche, le comenté en este tema, que no tenía planes y que en realidad estaba bastante cansado que pensaba ir mi habitación, darme un baño y ver si había una buena película, me contestó que eso sonaba bastante tranquilo y relajante, como a la media hora decidió que ya me conocía lo suficiente como para darme su nombre pero me previno que por favor reconociera el hecho de que sería completamente honesta y que si me causaba una decepción que estaba dispuesta a retirarse sin mayor problema ofreciendo inclusive pagar su consumo, bromeando le dije que si su nombre era tan horrible que mejor no me lo dijera, sonriendo a medias alcanzó dentro su bolso y sacó una tarjeta de identificación, en ella se podía leer el nombre de Alejandro C..., obviamente al principio mi cerebro no se percató de la situación pero al ver su rostro me fui dando cuenta de la realidad, "ese es mi nombre legal", dijo, "aunque si tuviera dinero y agallas para una operación, me haría llamar Isabel", me quedé mudo por un momento y observé que ella adoptaba una posición medio defensiva, sentí algo de lástima y sorprendiéndome a mí mismo reconocí que ella en ningún momento había hecho una insinuación sexual o demostrado comportamiento fuera de lo normal, es más, era una persona de mucha educación y el nivel de conversación había sido muy interesante, si alguien me hubiera preguntado mi opinión hasta ese momento, hubiera dicho que se trataba de una dama con clase. Cuando reaccioné le pedí disculpas y le expliqué que era para mí una experiencia nueva y que jamás había conversado con una persona como ella. Me preguntó si yo quería que se retire, le contesté que no, que más bien si no le molestaba, que yo tenía un mundo de preguntas que necesitaban respuesta en ese aspecto, sonreí y me dijo que si mantenía el nivel de conversación ella estaría encantada de contestar mis preguntas, tocamos todo tipo de temas, desde sensaciones, sentimientos y necesidades, me contó todo, lo bueno y lo malo y ya más tranquilos y con mayor confianza empezamos a tocar el tema de las fantasías sexuales. Le comenté que yo jamás había tenido relaciones homosexuales y que no sabía si una relación con ella sería considerada asi. Creo que ella tampoco tenía una respuesta a eso pero me comentó que mi forma de ser era tan dulce que ella estaba dispuesta a explorar sensaciones conmigo para ver hasta dónde podía llegar y ver si podíamos disfrutar nuestros cuerpos de manera sana y civilizada. Para entonces yo tenía una erección que era muy difícil de ocultar, decidí arriesgarme y la invité a mi habitación, aceptó y después de pagar la cuenta la alcancé en los ascensores y subimos a mi habitación.
Ya en ella las cosas sucedieron de tal manera que de no haber sabido que ella era en realidad un él, me hubiera enamorado. Se acerco a mí lentamente y empezó a desabotonarme la camisa, por primera vez en mi vida no supe por dónde empezar, ella me tomó las manos y las depositó en su cintura mientras acercaba sus labios a los míos, su estatura de 1.73 ayudaba a que la distancia no sea muy grande, se quedó muy cerca y nos miramos a los ojos por un instante que pareció una eternidad , la sentí apretarse contra mi y sus hermosos pechos hicieron contacto con mi pecho desnudo, el beso fue suave y al principio no usamos nuestras lenguas, fue algo muy rico y sentí con mucha satisfacción el contacto de esos labios suaves y el aroma de su perfume. Puso sus brazos alrededor de mi cuello y poco a poco fui tomando valor para acariciar su espalda primero y luego pasar hacía adelante y con una de mis manos acariciar sus pechos por encima de la tela de su blusa, tenía unos hombros muy hermosos y su piel estaba muy bronceada, seguimos con los besos suaves y cada vez más elaborados, era como si ella quisiese entrar a mi cuerpo a través de mis labios . Fui soltándole el sujetador y ella retrocedió procediendo a sacarse la blusa, los pechos saltaron a la vista y me quedé mudo observando lo perfectos que eran, aprovechó para soltarse la falda y salirse de ella, tenía unas bragas muy chicas y no pude evitar la erección que ella tenía, o tal vez deba decir él. Las sensaciones en ese momento eran muy confusas, aprovechando mi duda, ella procedió a soltar mi cinturón y a quitar mis pantalones y todo lo que encontró a su paso, yo para entonces ya tenía mis manos acariciando sus pechos y los noté muy firmes y deliciosos. La sensación de saberme atrapado entre sus manos me hizo prestar atención a lo que ella hacía, de manera muy experimentada fue bajando mientras me miraba a los ojos y con una mano guió mi duro miembro hacia sus labios, mientras la otra mano rodeaba mis nalgas y las apretaba con fuerza, sentí que sus dedos buscaban el nacimiento de mis nalgas y sentí el contacto de sus dedos con mi ano, eso hizo que automáticamente mis caderas se muevan hacia delante enterrando la totalidad de mi miembro en su garganta, luego de una eternidad se fue separando de mí como sospechaba que ya estaba muy cerca de terminar, me soltó y dándose vuelta se fue a la cama donde se acomodó lanzándome una mirada muy invitante, yo no podía retirar la vista de su miembro y me acerqué despacio sin querer tocarlo, de todas maneras empecé a acariciarla por todo lado, los pechos, las nalgas y los hombros eran los puntos favoritos, de manera lenta la di la vuelta colocándola sobre su costado derecho y quedando acomodado detrás de ella, ella tenía mi miembro en la mano y lo guió hasta el valle de su hermoso culo, las montañas que formaban sus nalgas no tenían nada que envidiarle a ninguna mujer , acomodó mi miembro y me pidió que lo introdujera despacio, yo estaba que ya no daba de anticipación pero controlé mis impulsos y acomodando el miembro en su orificio esperé que ella sintiera la dilatación para introducirlo lentamente y a su ritmo, poco a poco sentí cómo se abría y al mismo tiempo la presión que causaba en la cabeza de mi palo era algo que me pedía agritos que la meta de golpe, poco a poco el movimiento de sus caderas fue m´ss largo y con más fuerza hasta que sentí sus nalgas golpear mi bajo vientre, era increíble, para entonces ya no estábamos de costado sino más bien ella casi completamente de cara al colchón y yo semi encima de ella controlando la profundidad de mis embestidas, con mi mano libre acaricié sus pechos y al mismo tiempo por encima de su hombro nos enredábamos en un beso interminable como si ambos deseáramos comernos el uno al otro. Sentí la presión de sus nalgas y la excitada respiración pidiéndome que terminara, que le diera toda mi leche y la llenara con fuerza, así lo hice, y cuando sintió que mi pene explotaba ella terminó con un grito poco controlado mientras sus manos se aferraban a las sábanas como si de ello dependiera su vida.
Desperté un poco desorientado sintiendo que ella volvía del baño y se acomodaba detrás mío, sentí sus manos acariciar mis hombros y cómo se acercaba a mí poco a poco, decidí no reaccionar y esperar a ver qué resultaba de esto, mientras me besaba el cuello y las orejas sentí que sus manos empezaban a explorar entre mis piernas, su objetivo: mi ano, sentí cómo separaba mis nalgas para llegar con sus dedos a acariciarme, sentí cómo con un dedo empezaba un accionar circular que cada vez que pasaba penetraba en mí, me quedé quieto sintiendo y tratando de no pensar y analizar lo que estaba apunto de sucederme, me acomodé como ella lo había hecho al principio cuando los papeles estaban revertidos, estando sobre mi costado derecho subí mi pierna izquierda doblando mi rodilla lo cual expuso aún más la abertura de mis nalgas, creo que esa fue la señal que ella esperaba para atreverse a más. Sentí la sensación de una crema lubricante y luego la presión de su verga dura, con una mano me tomaba de las caderas jalándome hacia ella mientras sus caderas empezaban un ritmo suave y casi circular al mismo tiempo que la presión de su verga aumentaba en la entrada de mi orificio, me pidió que me relaje y le hice caso automáticamente, decidí abandonarme a la sensación sin restricciones, al fin y al cabo estaba lejos de casa, en un lugar donde nadie me conocía y a esta persona probablemente no la vería nunca más en mi vida. Cerré los ojos e hice lo que muchas mujeres me habían dicho que hacían cuando hacían el amor conmigo, imaginar lo que estaba ocurriendo ahí abajo, entre mis nalgas y lo que estaba a punto de suceder. Poco a poco empecé a sentirme dominado, mi orificio se abría y esa verga dura entraba en mi lenta pero deliciosamente. Ella empezó el movimiento de manera más persistente y para ayudar a mantenerla adentro elevé mi trasero de manera que fuera más fácil para él, sentí su respiración entrecortada supe que ya estaba listo para penetrarme completamente, le pedí que nos pusiéramos de rodillas, una vez en esa posición, él se acomodó detrás mío y me permitió controlar la penetración con los movimientos de mi cadera, yo sabía que él quería empujarla toda pero demostró la misma consideración que yo había demostrado con él, las sensaciones eran mixtas, dolor, placer, vergüenza, ganas de más.... apreté más y más y logré empotrarme todo el miembro, sentí sus manos apoyarse en mis caderas y empezar a bombearme mientras yo me apoyaba en la cama para soportar sus embestidas, entraba y salía, mi orificio totalmente dilatado y la sensación de ser poseído aumentaba el placer físico, me sentía como si fuera de él y comprendí muchas de las cosas que mis parejas habían expresado durante nuestras relaciones heterosexuales. Le pedí que no terminara aún que quería saborear cada instante de esta nueva aventura, quería disfrutar de su miembro como él había disfrutado del mío. Sentía cómo sus huevos golpeaban mis nalgas y por debajo de mi cuerpo pude ver cómo se movía entrando y saliendo de mi cuerpo, eso me puso re-caliente, alcancé la bolsa de sus huevos y lo acaricié, lo apreté y luego sentí alrededor de mi orificio para sentir en mi mano el movimiento de entrada y salida de ese hermoso "consolador" humano, la sensación llegó a su límite cuando de repente sentí que su verga se ponía dura, la presión de sus manos en mis nalgas aumentaba y sentía su descarga dentro mío, alcanzó mi verga y con movimientos muy expertos logró que explotara con grandes chorros que mojaron mis piernas, le pedí que sacara su verga despacio, así lo hizo y la disfruté al salir. Caímos rendidos sonriendo satisfechos, habíamos logrado explorar sensaciones diferentes manteniendo una relación de consideración y respeto mutuo. En realidad esto es sólo producto de mi imaginación, si algún día esta situación se presentara, me gustaría que sea así, si alguien cree que puede llegar a compartir momentos similares conmigo , aquí estoy dispuesto a oír sus comentarios.