Sensaciones

Pensamientos y morbosidades que poco a poco se desgranan, por ahora inicio

Sensaciones…

Son esas virtudes que hacen que el aroma de mujer, almizclado que produce el deseo carnal, llegue a nuestros sentidos, la vista de las curvas mas o menos marcadas, abultadas también hacen que nuestra mente desee a la diosa…

La voluptuosidad de los abundantes pechos, nos acercan literalmente a la mas primitiva necesidad de tomarlos por nuestro saciador de hambre física y de hambruna sexual, jugar con los círculos mágicos de las aureolas, sentir en la lengua los granitos que se proyectan, llegar a la punta del pezón, duro y fortalecido por la tumefacción del deseo, la sensación de volumen en las manos que los toman…

Nuestros ojos observan, voyers como sus pabellones auditivos van tornando su coloración rojiza, se arquea mientras las manos avanzan por la cintura y los oídos comienzan a sentir los ruidos del aire expulsado en gemidos, avanzar por el abdomen, plano, globuloso o endurecido, el momento no desprecia la forma ni la tersura, buscando un valle del planeta que luce siempre en el firmamento…

Nuestros dedos trasmiten a nuestra mente las rugosidades del vello púbico que tocan, nuestra sensación de tener una hembra en disposición toma forma, su vientre ya relajadamente excitado, permite descender a la gruta de los mil placeres, percibir su aroma y deleitarnos con su forma…

Presos de las prisas necesitamos el sosiego que harán que nuestra compañera gima con verdadero entusiasmo, logramos abrir la cerradura del Olimpo del placer, jugando con el marco de sus piernas, rodeando su entrada, con ligeros toques sobre su gozne, vamos poco a poco haciendo que el suspiro sea profundo y corto, sentimos su placer y nuestro placer, avanzamos dibujando su sonrisa, vertical como el ciprés, separamos sus protecciones para con delicadeza rozar su punta… Y sentir el movimiento ondulatorio de los glúteos que se elevan…

Percibimos ya la humedad, fluida y viscosa que se adhiere a nuestros dedos y que hacemos extensible ala palma, cuando ya totalmente licitados podemos calibrar sus carnosas dimensiones, su volumen y profundidad excitada…

Sentimos como nos atrae, no llama, nos absorbe con sus piernas colocándose, con sus separados muslos en postura perfecta para albergar nuestro enhiesto miembro, ya sus ojos no miran suplican que nos hundamos en su entreabierta vulva, sus labios nos rodean tanto en la boca como en el miembro y en una cadencia rítmica ascendente, navegar por la profundidad de su cuerpo al son que su placer dicte...