Señora Esther explorando sus límites

La señora Esther, una muy buena Hembra madura, dispuesta a dejarse consentir de sus enamorados

Mi historia amigos es muy sencilla, pero es real.

Vivo en un Pueblo  de cordillera, Muy acogedor pero de gente muy entrometida. Y soy una persona muy reconocida, no solo por mi cuerpo, sino por mi trabajo.

Soy lo que se dice una señora re buena. Tengo un cuerpo rellenito, muy bien formado y curvilíneo. Mis tetas siempre fueron grandes, pero después de tener a mi hija y dar leche, me mejoraron mucho y el pezon me creció, lo que hace que cuando haga frío se me noten. Pero lo que más gusta de mi cuerpo es mi cola, que es muy grande y parada y motivo de todas las miradas.

En el pueblo todo se sabe, incluso cuando llegó el nuevo comandante de policía, ese día estaba cerca de la estación y pude verlo a lo lejos. Es un muchacho más joven que yo, de buena presencia y de cara tierna, y un cuerpo bien formado por su trabajo. No me impacto inicialmente, porque yo tengo mi esposo para el día a día y además un novio lejano que me consiente apenas se da la oportunidad.

Sin embargo las cosas con el Teniente de la policía, no iban a quedar así no más. Como les digo, soy muy reconocida por mi trabajo y soy una Lider de mi Comunidad, incluso he tenido inconvenientes con un vecino morboso, que confunde las cosas y que me llena de piropos cuando me ve, porque se me delinean mis calzones en la ropa que uso, ya que acostumbro a usarlos pequeños desde hace muchos años.

Precisamente los vecinos me pidieron el favor de poner en conocimiento al nuevo comandante de policía, de unos robos que se vienen presentando en El Barrio y pedir el apoyo para nuestra seguridad. Por este motivo tuve que ir a la comandancia de la policía a entablar conversación con el nuevo Teniente.

El primer encuentro me pareció normal. El tipo un hombre serio, en su oficina tenía un aire de prepotencia pero caballerosidad, y unas ínfulas de poder y determinación que la verdad me atrayeron. No niego que me motive en mi entrepierna y mojé los calzones un poquito viendo un sofa que tenia en la Oficina, donde me imagino que el descansaba de sus arduas labores, pero que podría servir para algo más. Pude ver también una foto con la que debía ser su esposa, una joven delgada, con cara un poco bonita, pero flaca que no inspiraba un mal pensamiento.

No creí que yo le iba a dar gran impresión al Teniente, pero en vista de mis denuncias se comprometió a pasar por Mi Barrio a revisar el tema de seguridad. Cuando iba saliendo de la oficina, me devolví para darle mi dirección exacta y noté como me estaba viendo mi culo. Se extasió de ver esa nalga parada que tengo, forrada en un Jean apretado que dejaba imaginar mis tangas. Se puso rojo de la vergüenza, y no puedo negar que me gusto que el me estuviera admirando de esa forma morbosa.

Cuando salí de la estación, los policías también hicieron lo suyo y me miraron como machos en celo y hasta no dejaron de darme uno que otro piropo. Incluso unos Muchachos de los que hacen servicio y que  viven dentro de la estación, se les veía la gana de probar mujer y yo aproveché para pavonearme y dejarles soñar con este cuerpo que me gasto, para que en la noche durmieran tranquilos dedicándome sus ganas atrasadas.

Cuando me dirigía a mi casa, nuevamente el vecino morboso me empezó a seguir y se ofreció a acompañarme el recorrido, a mi me tocó aceptarlo porque hay unas cuadras donde han robado y me da temor Pasar  sola por allí. Durante los minutos que caminamos juntos, aprovechaba el morboso ese para verme el escote de mis tetas, que cuando camino se bambolean delicioso, e incluso me dijo que cuando mi marido no estuviera, porque el debía viajar seguido por temas de trabajo, si sentía que me faltaba seguridad, lo llamara para hacerme compañía.

Cuando nos despedimos, trato de darme un beso y me cogió la mano acariciandola. Yo de pura malvada, me puse sensual solo para mantenerlo arrecho, es que me gusta que me admiren los machos. Hasta he pensado cosas con el vecino en ocasiones cuando mi marido me hace el sexo y me lo está haciendo, Lastima que es muy morboso y Chismoso, porque Hasta buen cuerpo tiene mi vecino.

Durante unos días no hubo novedades, no hubo robos en el barrio  ni nada por el estilo. Mi rutina matutina se limitaba a despachar a mi esposo y a mi hija a sus labores y dedicarme a mis quehaceres en pijama o en ropa cómoda. En estos días ha hecho mucho calor, por lo que duermo con una blusa, sin brassier, y un pantalón, pero sin calzones porque me apretan.

Una de esas mañana normales tocaron a mi puerta, yo creí que era mi hermana quien acostumbra saludarme cuando baja al pueblo. Pero que sorpresa cuando abro la puerta y estaba el Teniente de policia con su uniforme completo, su arma de dotación, esas botas militares negras y lo que más me impactó, su pantalón apretado que le forraba la cola trabajada por el ejercicio que hacen en la estación.

-Buenos días señora Esther, pasaba por acá a que me contara detalles de los robos que han denunciado en su barrio. Pero veo que está en sus oficios. Si quiere puedo venir más tarde.

-No Teniente, no hay problema siga no más y se toma un cafecito mientras charlamos de ese asunto tan importante.

No esperaba esa visita, y justo me cogió cuando había acabado de trapear.

Por andar en el oficio, yo estaba un poco sudada y la blusa apretada dejaba insinuar mis pezones, que por el sudor, se notaban enrojecidos y apetitosos.

Lo dejé entrar y se sentó en la sala a mirarme mientras le servía el café, no se que me paso, pero esa situación me puso muy nerviosa, pero con un nerviosismo rico, como de colegiala viviendo una experiencia por primera vez. Así que deje volar mi imaginación y me dedique a servirle muy lentamente, me movía en la cocina de aquí para allá y se me cayo “sin querer” una cuchara, así que me toco agacharme frente al tombo (así se les dice a los policías donde yo vivo) y como la blusa con la que duermo es muy abierta, el pudo ver la abertura de mis tetas y el movimiento de la gravedad en su máxima expresión, luego me paré con un saltito de perra en celo, como si estuviera sola, y lo ignorara adrede. Pero lo que yo estaba haciendo era darle un regalo al tombo que vino a protegerme, con toda su fuerza vital. Se lo merecía y así lo iba a hacer sentir.

-Señora Esther, debo contarle que el presidente de la junta de acción comunal, fue el día de ayer a la estación y me puso al tanto de todo. Creo que con eso tengo información más que suficiente para actuar, solo que quiero verificar algunas viviendas como la suya, donde el patio trasero  no tiene la seguridad requerida para evitar que alguien se entre por allí.

-Que bien Teniente, yo también he hablado Con la junta y una de las conclusiones es precisamente esa. Debemos hacer algo al respecto, porque por la parte de atrás, una queda desprotegida y por allí corro riesgo de que sea allanada mi vivienda.

...lHuy, no podía creer la conversación que estábamos teniendo. No se si el tombo este se estaba percatando de lo factible que podría ser penetrar por atrás la trastienda de mi casa, o se refería a otra cosa.?

Rápidamente tuve mi respuesta, cuando al servirle el café, Pude ver su entrepierna en ese pantalón ajustado y no hay que ser un genio para evidenciar que lo que se veía allí, era un miembro viril luchando por acomodarse en el pantalón y buscando por donde salir de ese encierro al que lo tenía sometido su dueño. Estaba excitado el tombo este, estaba excitado por mi y lo mejor es que yo también estaba empezando a sentir una calentura en mi vagina, deliciosa, rica, húmeda que me ponía muy contenta.

Luego de disfrutar el café, me agradeció y me dijo que estaba delicioso como las manos que lo habían preparado, yo me ruboricé pues no esperaba ese halago, pero vi en sus ojos que empezaba a quitarse esa máscara de dureza y prepotencia y más bien era una persona sencilla quien me brindaba tranquilidad con sus palabras. La conversación continuó entre los dos y me daba recomendaciones de seguridad, también me pregunto sobre los horarios de los miembros de la casa, incluyendo por supuesto a mi marido, quien se encontraba en otra ciudad por unos días atendiendo un trabajo de pintura en un local. En eso nos encontrábamos cuando se puso en pie y pude verlo en cuerpo entero, y así se le notaba mucho más el bulto de su miembro viril, pero ya no tan grande como antes.

Me pidió que le mostrara la casa y lo dejé estar por todas partes, incluyendo el patio trasero donde está ubicado el tendedero donde cuelgo la ropa mojada. Coincidencias que ese día había lavado mi ropa interior y se encontraba en las cuerdas como un trofeo de guerra, de una guerra de mis tangas y calzóncitos luchando por adornar este gran trasero que tengo y donde fácilmente se pierden los hilos dentro de mis dos nalgas gigantes.

El se fue al patio solo, pero yo lo veía desde adentro, se quedó admirado por mis prendas íntimas y se atrevió a bajar una, mirarla y olerla. Se trata de una tanga diminuta que consta de un triángulito que tapa mi chocha y los Hilos que mas que sostener mis nalgas, adornan mis curvas y hacen que mi esposo y mi novio se vuelvan loquitos. Pero al parecer no solo volvía loquitos a estos dos, porque pude notar como nuevamente este policía interesado por algo más que mi seguridad íntima, se llenaba de deseo y se le volvía a notar el bulto de su verga A punto de explotar, por lo que le tocó manipularla para acomodársela en el pantalón y aprovechó para darse una buena sobada mientras veía los calzones.

Yo también viendo ese espectáculo, no pude menos que imaginarme ver completa esa verga desnuda, y conocer como seria su tamaño? Será tan grande y gruesa como,la de mi esposo.? O será mediana y funcional como la de mi novio? Ese pensamiento me hizo mojar y apretar mis rodillas para hacerme presión sobre mi clitoris erecto, por lo que inevitablemente se me puso húmedo y mojé un poquito el pantalón de mi pijama, como si fueran miaditos que se hubieran quedado allí.

Estábamos en eso, cuando de repente una moto llega y pita afuera de mi casa, y se escucha claramente un grito de “mi Tenienteeeee” Dios y Patria.

Eso hace que los dos, el Teniente y yo nos acomodemos rápidamente y salgamos a atender al otro oficial que vino a recogerlo, pero antes de despedirnos, me miro con sus ojos brillantes y me dijo que pronto me buscaría para continuar con la investigación.

Apenas se fue, no pude más que tumbarme, quitarme el pantalón de mi pijama y darme dedo, mejor dicho darme mano, porque mi chocha grandota se pone más abierta cuando estoy arrecha. Así que me metí uno, dos, tres y hasta los cuatro dedos en el chochote abierto, metiendo y sacando los jugos de perra arrecha que me hacían feliz. Después de darme dedo como zángana, me salió un polvito a medias. Se me salió un chichi mocoso que lastimosamente lo único que me dejó fue mas ganas.

Pero esto no se iba a quedar así....continuará