Sendero

bueno es lo primero que escribo así que mandenme su opinión y sugerencias y por favor digan si quieren más ya que esta es la primera entrega y es importante saber si quieren más.Por cierto dejen MSN si quieren discutir o comunicarse.

Hace muchos años que comencé en un negocio que sabía me llevaría a esto y aún así aquí estoy en este cuarto oscuro con una capucha en la cabeza entre inconciente y alerta. Encerrado, esperando a que mis captores comiencen sus terribles torturas. Solo espero poder ver el rostro de la muerte antes de partir para poder reírme en su cara y demostrarle que yo la esperaba por lo que ya no me aterra lo que este por suceder .

Pero será mejor que comience mi historia desde aquellos años en los que me involucre en la industria del sexo y me llevaron a este oscuro y húmedo cuarto sin luz.

Aún que a decir verdad todo comienza mucho antes en el año de 1969; en ese año erótico yo tan solo contaba con nueve años de edad y vivía en la zona sur de la Ciudad de México. Mi padre eran un reconocido arquitecto y mi madre; a pesar de que no ejercía su profesión de psicóloga, me mantenía en absoluto abandono ( bueno eso es una exageración mía, ya que en realidad sí pasaba un tiempo conmigo de vez en cuando), ya que se la pasaba de visita con sus amigas o en le spa, o en cualquier otro lugar; por lo que me pasaba la mayor parte con mi prima: Elizabeth; que en aquel entonces tenía casi 15 años ; como sus padres se la pasaban en la UNAM. dando cátedras y esas cosas de estudiosos, ella vivía con nosotros y era mi mejor amiga, pasamos por muchas cosas desde que era yo muy pequeño, puesto que siempre estaba a mi lado; pero un buen día le llegaron las hormonas supongo pues estaba muy rara desde hace algunos días pues me confeso su platónico amor por cierto chico del colé que le atraía; pero, como ella era muy introvertida no podía ni acercársele. 2 días después ella me llevo a su cuarto y se soltó a llorar y me abrazo muy fuerte casi asfixiándome por lo que la aleje preguntándole que es lo que tenia .

--¡Blanca… mi mejor ami…ga se beso con Sergio!--

--Cálmate no es el fin del mundo, yo estoy aquí contigo ¿ o no?-- dije sin pensar mucho, solo para consolarla

--ay! Alexander si pudieras entender-- y se tiro sobre mis piernas a llorar aún más inconteniblemente

-- Ya cálmate, yo… yo… prometo amarte por siempre -- es cierto que sentía un gran amor por mi pequeña hermana; pero ella buscaba otro tipo de afecto. Se incorporo y me miro fijamente a los ojos de una manera tan tierna que no pude resistir así que gire mi cabeza evitando su mirada, así que ella llevo rapidamente su suave y delicada mano hasta mi rostro e intento gíralo en dirección suyo.

--¿En verdad? ¿Me amarías por toda la eternidad? --volví a girar mi rostro con mayor brusquedad .

--No, no lo se… bueno ,yo… si, te amare por siempre-- lo dije con la mirada en el suelo, entre apenado y confuso por mi poca experiencia. Es decir ¿en verdad sabía el significado de aquellas palabras?

-- Que tierno --y lo dijo casi en un susurro--mi dulce Alexander--y sus labios se unieron a los míos en un largo beso en el que parecíamos dos estatuas, yo con los ojos bien abiertos por la impresión y los de ella bien cerrados como si la vida se le escapara en ese apasionado beso . El tiempo transcurrió por no se cuanto; pero me pareció una eternidad , y cuando ella se alejo lentamente, me fue como si no hubiera durado ni un segundo. Estaba deseoso, de que, no sabría decirlo, solo era un niño que había comenzado el más interesante viaje que cualquiera pudiera jamás imaginar.

Hasta ese momento nunca me había percatado de lo hermosa que era Elizabeth; tenia unos pechos demasiado grandes para su edad, delgada, con unas piernas largas y de un color blanco igual al de la leche; sin duda era lo que mas me gustaba de mi prima: ese hermoso color blanco de su piel como si de una figurilla de porcelana se tratara. Y por su puesto que su rostro era el del ángel más hermoso de la creación. No podía despegar mis ojos de los suyos, estaba yo como poseído… y después… ella hizo algo completamente inesperado para mi: se tumbo en la cama y con la mirada perdida como si de repente hubiera olvidado que yo estaba ahí, se desabotono la blusa; solo dos de sus botones como si ya no pudiera contener sus pechos dentro de su blusa o el calor fuera insoportable. Yo simplemente me recosté junto a ella que seguía sin mirarme, con la vista fija en la pared como buscando por las respuestas a los sentimientos encontrados que tenia en ese momento.

Hay estábamos los dos sin decir palabra alguna, y de repente, sin pensar y actuando más por instinto, deje que mi mano derecha atravesara por encima de mi pecho para posarse débilmente en el de ella. La sensación era muy peculiar: su seno era muy suave y delicado; pero, a la vez, firme, muy duro me pareció en es momento. Ella no dijo nada, solo giro su rostro hasta que sus ojos de color miel se posaron en los míos, como buscando leer mis más profundos pensamientos, o intentar adivinar mi próximo movimiento, el cual le revele casi de inmediato. Humedecí mis labios lentamente y finalice mordiendo mis labios ligeramente, para después acercar aun mas mi cuerpo al suyo. Lentamente acaricio su dulce seno, en ligeros círculos; claro que no sabia lo que hacia; pero, mi instinto me estaba guiando bastante bien . Pronto ella reacciono a mis caricias y llevo su delicada mano a mi mejilla y comenzó a besarme, pero esta vez con mucha más pasión que la primera ocasión. Mi cuerpo comenzó sus movimientos automáticamente a partir de ese punto… yo ya no controlaba la situación y comencé una danza que nunca imagine que pudiera realizar:

Ella desabrocho por completo su blusa dejando al descubierto su hermosa lencería de encaje blanco, que aprisionaba un tesoro aún más preciado. Mi mano izquierda que había permanecido sepultada bajo mi propio peso, se libero frenéticamente para buscar apoyo en la cama y lograr así incorporarme para ir sobre de ella; que también, se incorporo casi como si un magneto nos atrajera el uno al otro y no nos permitiera separarnos. Finalmente se despojo de la ultima prisión de sus esplendidos senos, que saltaron casi como si tuvieran conciencia y se dieran cuenta que eran libres y no volverían a su celda; si no, hasta después del banquete que disfrutarían.

El tiempo transcurría y los besos se volvían más desesperados; como si la vida se agotara con cada uno, por lo que había que apresurarse, para que el ocaso de nuestras vidas no llegara a su punto culminante. Mi mano derecha ya se ocupaba de ir bajo la falda tableada que Elizabeth usaba para asistir a la escuela; mi mano se poso en su pierna, muy cerca de su pubis y de repente… la locura total me invadió al sentir el tibio contacto con sus delicadas bragas de algodón blanco. El rose era casi inexistente; pero basto para liberar una fiera que hasta ese entonces había dormido en mi pequeño cuerpo de tan solo nueve años. Mi otra mano ceñida sobre su espalda , la atrajo contra mi pecho fuertemente, y ella simplemente se entregaba, como si de un amante experto se tratara, como si yo supiera exactamente que hacer… pero en es momento ella me rechazo, como si se escapara del estupor en el que se había sumergido; me miro fijamente, con ojos de una desconocida, como si nunca nos hubiéramos visto y fuéramos dos extraños; y supongo que así era realmente, ya que ella nunca se había comportado de esa manera, de la misma manera que yo tampoco lo había hecho antes.


La puerta oxidada se abre estrepitosamente, dándome tremendo susto; escucho unos pasos muy pesados, debe de ser un hombre muy alto y corpulento, lo cual confirmo al escuchar su áspera voz escupir terribles palabra que supongo deberían de aterrarme; pero, a estas alturas ya no ahí nada de que temer conozco mis pecados y se por que motivo me trajeron a este lugar, alejado de toda civilización donde nadie puede oír mis gritos por desgarradores que sean.

--- prepárate. Debes a ver hecho algo muy terrible para estar aquí; que acaso te acostaste con su hija---y una risa salto de su boca .

--- adivinaste--- respondí, a pesar del dolor en mis labios reventados; que mis captores ocasionaron al traerme aquí; supongo que aprovecharon esta oportunidad para probar su hombría verificando quien golpeaba con mayor fuerza. Cobardes. Solo lamento no haber podido siquiera responder a sus ataques como me hubiera gustado.

--- espero que grites mucho, ¿sabes?

--- espero que seas un profesional y no cualquier idota--- le respondo dirigiéndome así donde me supongo que se encuentra ya que la capucha en mi cabeza no me permite ver absolutamente nada; aunque supongo que aún cuando esta no estuviera, no podría ver muy bien, ya que mis ojos están cerrados completamente (al menos uno de ellos),cortesía de mis secuestradores anónimos. Una carcajada es su primer respuesta. ---no te preocupes por ello, estas en las mejores manos. Dime, ¿prefieres que descubra tu rostro?---

--- Si ---y sus manos toman la parte superior de la funda, que sale rapidamente provocándome molestia al dejarme expuesto a la, aunque tenue, pero molesta luz del cuarto.