Sendero (3)

La ultima parte del primer capitulo y comienzo del II capitulo donde las cosas se van a poner realmente interesantes. manden sus comentarios y sugerencias por favor.

Nuestros cuerpos entrelazados en la cama. Mis manos recorren todo su cuerpo, las sensaciones van en aumento hasta llegar al delirio, es cuando decido ir mas despacio; me incorporo y me quedo suspendido viendo su rostro, ella levanta los brazo reclamando por mas suaves caricias,: pero no hago caso, desabotono mi camisa y salgo de la cama, me pongo de rodilla en el suelo alfombrado y comienzo a tocar los muslos de Samantha, lentamente deslizo su falda tableada hasta dejarla caer al piso y coloco delicadamente mi dedo índice sobre su vulva, apenas y hago contacto y ella suelta otro gemido más, arqueando su espalda, acerco el rostro y doy una fuerte inhalación, ¡Oh! Que delicioso aroma escapaba de su delicado sexo; y mis labios se posan en esa zona.

--- ¡Dios, Alex! Esto es increíble ¡ Te amo, te amo!--- gritaba Samantha frenética, enloquecida mientras yo iba más allá en mi exploración, fue entonces que abrí la boca y la pegue a su sexo lamiendo el algodón de sus pantaletas hasta que la humedad permite que pudiera sentir sus labios vaginales.

--- mas … quiero mas, vamos Alex hoy soy tuya--- no era necesario que lo digiera para ese momento ya era mi esclava y aprovecharía al cien ese momento así que la despoje de sus ropa interior bruscamente, la cual quedo colgando de su tobillo derecho y coloque mi lengua en su pubis explorando cada rincón llenando de éxtasis cada poro de nuestro ser ; ella ya no podía contener el calor de su cuerpo y se quito la blusa; desesperada como estaba , casi la desgarra y pude ver sus sostén de encaje encerrando sus esplendidos senos: pequeños y redondos; y contemple su pecho inflamarse con cada respiro. Me levante y me acerque a ella esta vez para besar sus pechos y deleitarme con sus pezones que son una delicia. Me deshago de mis ropas rapidamente hasta quedar completamente desnudo y ella me observa con ojos devoradores; esperando con ansía. Me abalance sobre ella y la devore en besos apasionados que continuaron en un torrente de electricidad, hasta que no pude más y coloque mi miembro en la entrada vaginal de Samantha y comencé a empujar lentamente, mi delicada amante respondía con unos gemidos que iban en aumento; cada vez más era el dolor combinado con el placer y de un momento a otro empuje con fuerza y por fin estuve dentro de ella por completo; la sensación era increíble y nunca la he podido borrar de mi mente. Mientras su rostro desfigurado por las sensaciones en su juvenil cuerpo, me muestra que voy por buen camino: sin desprenderme de ella me pongo de rodillas y sujetándola de la cintura la llevo hasta mí y besos sus pechos una vez más y Samantha responde con movimientos pélvicos que me llevan al éxtasis total. La vista se nubla: Mi vista en el techo.

--- ¡si! Oh Samantha --- sus rubios caireles Caín sobre su rostro haciéndola ver exótica y misteriosa. Un vaivén sin fin. Agacha la cabeza y siento su calido aliento en mi cuello. Una descarga eléctrica recorre mi espina dorsal y yo la muerdo en el suyo como reacción, salvajemente la embisto una y otra vez, con fuerza descomunal que va en aumento. El dolor es muy obvio en su rostro. --- detente, no tan fuerte --- replica; pero no le hago caso y la muerdo como el vampiro muerde a su presa buscando el precioso plasma. --- ¡No! Suficiente suéltame --- me empuja sin éxito. Desprendo mis dientes de su cuello y la veo a sus ojos de un azul profundo. Me lanza sus puños al pecho y empuja con más fuerza. Río estrepitosamente y el delirio se apodera de mi como un demonio. --- !Jajajajajaja¡ --- me inclino esta vez para morder su pezón izquierdo y Samantha me toma del cabello tirando con fuerza para apartarme de su pecho. Solo se lastima más, su pezón se estira hasta el limite y se resbala de entre mis dientes. Puedo percibir un hilillo de sangre correr por su cuello bajando hasta su pecho; llevo mi lengua hasta el y en un movimiento desde abajo y hasta el nacimiento de la herida, saboreo la dulce sangre. Y un nueva descarga eléctrica me embarga. Una descarga de semen surge y mis ojos se cierran. Mi cuerpo cae al frete aplastándola contra la cama. Esta llorando.

--- ¿Por qué … Por qué? ---dice entre sollozos.

--- Yo … Yo lo siento; no se que me paso--- remuevo el cabello de su rostro y acaricio su mejilla limpiando las lagrimas.--- ¿Podrías perdonarme? ---- un besos en sus labios para sellar el episodio.

--- no se; es que … --- sacude la cabeza como si con eso eliminara el recuerdo del mounstro que la acaba de poseer .

---Por favor. En verdad no se que me sucedió, simplemente me aloque y me deje llevar por el impulso---

--- Yo …----un beso la enmudece --- bien; pero no lo vuelvas a hacer ---

--- Bien ---- y aprovecho que, sorprendentemente, no he perdido la erección para comenzar un nuevo movimiento pélvico. --- espera un segundo --- y voy corriendo al toca discos para dar vuelta al que ha dejado de sonar desde hace un buen rato. Una guitarra a ritmo de Blues comienza a sonar , y después le acompañan un piano, la batería y el bajo, cada uno después del otro hasta integrarse por completo en un delicioso Blues. “ I'm a spy in the house of love. I know the dream, that you're dreamin' of. I know the words that you long to hear.” Canta Jim Morrison atravez del aparato; y yo me acerco a la cama lentamente, bailando y cantando. Samantha sonrie; uanque intenta contenerse yo continuo en mi marcha y me coloco sobre ella una vez mas. “I know your deepest, secret fear. I'm a spy in the house of love. I know the dream, that you're dreamin' of.” cantamos Morrion y yo al unisono. Un beso.

--- Te deseo --- y una penetración la sobre salta

--- Te amo Lex --- fue la primera vez que alguien me llamo así

--- Samantha ---- y continuamos la danza; esta vez con más calma y sin salvajismo. Mis caricias eran suaves y ya no respondían a la necesidad de provocarle dolor.


No puedo ver con claridad; pero poco a poco se va dibujando la silueta de mi agresor. Como lo dije era corpulento, muy alto y con barba, sus brazos eran como del triple de los míos; se dirige a un rincón del cuarto y se inclina ligeramente, puedo notar que toma algo con ambas manos; pero aun no puedo enfocar muy bien, la luz sigue lastimando mis pupilas como un taladro. De repente el mastodonte frente a mi gira rapidamente sujetando un bat con ambas manos, el cual se impacta en mi pecho arrojándome al suelo. Caigo de espaldas y no se que me duele más: el dolor en el pecho o mis brazos atados a la silla de metal que tiene que soportar todo mi peso.

--- solo es para romper un poco el hielo --- me sujeta del cabello con una terrible fuerza me levanta regresándome a la posición inicial en la que me hallaba --- no tienes ni idea de lo que voy a disfrutar esto--- se retira, nuevamente me da la espalda, supongo que va a buscar un nuevo instrumento para causarme más sufrimiento.

---y tu no tienes ni idea de cuanto voy a disfrutar el romperte la cara ---

--- ¡Ja! ¿Y eso como va a ser?--- ya puedo ver con mayor claridad y percibo lo que hay en el fondo del cuarto: es una mesa llena de todo tipo de utensilios, cuchillos, un taladro, una cierra, botellas, incluso algo que parecido a unas vendas, y muchas otras cosas que no puedo descifrar.

--- solo espera y lo veras--- se ríe nuevamente; no cree en mis palabra. Se acerca con una hoja de papel en la mano --- oh ¿me vas a dar tu numero telefónico, dulzura? ---

--- ya veras lo que te voy a dar --- lleva la hoja hasta mi pómulo derecho y la hace correr rapidamente sobre mi piel, rasgándola, provocando una pequeña cortada --- ¡Diablos! Estas muy maltrecho, así no tiene caso, no vas a sentir mis caricias, dulzura --- se incorpora sin dejar de verme a los ojos; cree que me intimida --- tendré que atenderte; pero primero --- se inclina y sube mis pantalones hasta las rodillas.

---- maldito pervertido ---- y una nueva carcajada sale de sus mezquinos labios. Me quite inclusive los calcetines. Toma un par de esposas y sujeta mis tobillos a las patas de la silla. Comienza a realizar cortes entre los dedos de mis pies con su hoja de papel. No es gran cosa pero a estas altura pasa de una leve molestia a un verdadero martirio. Sigue haciendo cortes por todas partes de mis extremidades, el empeine, la parte superior de mis dedos, las pantorrillas, espinillas, en fin la totalidad de mis piernas queda cubierta de hilos de sangre. Mi anfitrión se pone de pie y va a su mesa; regresa con una botella; la abre y comienza a verter el liquido sobre mis piernas. Alcohol, es alcohol; y arde cómo el demonio. Después lo vierte sobre mi cabeza, y es cuando me doy cuenta de mi verdadera condición, al sentir el ardor de las heridas en mi rostro; inclusive cuando llega al pecho me doy cuenta de que el maldito abrió mi piel con el bat. Una escapada más a la mesa y me limpia con una tela blanca y después cubre mi cabeza con vendas; incluso mis ojos quedan cubiertos.

--- no te vayas a marchar, vuelvo enseguida---

--- no te preocupes, no tengo intención alguna de abandonarte, dulzura ---- escucho como el grandulón abre la puerta y finalmente sale cerrándola tras de si. Creo que no tengo mucho tiempo; así que iré mas aprisa al contar los hechos en mi historia:


Después de hacer el amor con Samantha ese día ( y varias veces mas en otras ocasiones ) todo fue normal por a si decirlo.

Curse la preparatoria y tuve muchas chicas. Supongo que fue fácil gracias a mi belleza: era muy alto y a la edad de 18 años ya tenia una estatura de 1.89 metros; poseo una melena negra que contrasta con mi piel blanca como la leche y a su vez, acentúa mi rostro largo y de mentón duro, dándome un aspecto mas rudo, ya que poseo unas facciones muy finas; mis ojos son grandes, expresivos y azules, y mi cuerpo es ancho y con músculos bien definidos. Solía en esos años juveniles ir a los puestos de revistas a conseguir pornografía para mis compañeros de clase; ya que aparentaba más edad y los voceros me las vendían sin mayor problema; claro que a ellos se las daba por el doble de precio y en ocasiones hasta el triple, si es que tuve que dar una propina para evitar preguntas sobre mi edad. Pero lo que ocupo realmente disfrutaba era el ir a la casa de citas de Minerva. Aún recuerdo la primera ves que estuve ahí: fue el día que Roberto cumplió 16, su padre nos llevo a el y a mi en su Corvettte a unas cuantas calles de donde vivíamos. Nunca imagine que tal lugar estuviera tan cerca de mi, y después me di cuenta que era un secreto a voces la existencia de tal lugar, así como el hecho de que las esposas de casi toda la colonia pomposa en la que vivía; se hicieran de la vista gorda. Llegamos al portón y tras un toque al timbre nos abrió e invito a pasar un mayordomo de edad avanzada, que nos condujo por el jardín hasta la entrada de la casa, que en ese momento me pareció enorme; al entrar mi sorpresa fue inmensa. De entre todas las cosas que cualquiera pudiera imaginar, nadie estaba listo para lo que contemple: Un cuantioso grupo de féminas desfilaban frente a mi, unas vestidas solo con una muy fina y delicada lencería y otras tantas completamente desnudas se paseaban por toda la casa entrando y saliendo de lo que parecía un laberinto de cuartos sin fin; también había varios sujetos sentados por aquí y por allá abrazando a alguna chica o incluso con una de ellas en sus piernas; otros mas estaban de pie y después de un breve intercambio de palabras con sus invitados, la dulce criatura le tomaba de la mano y subían por las escaleras cubiertas por una alfombra roja, hasta perderse en el corredor. Mientras caminábamos por ese lugar una chica lanzo una espesa bocanada de humo que se impacto en mi rostro; las chicas nos veía y nos invitaban al pecado con sus seductoras miradas y sus provocativos gestos. El padre de mi camarada sonreía de oreja a oreja y se frotaba las manos dejando hacer notar su increíble entusiasmo: Roberto y yo nos miramos sorprendidos por todo lo que acontecía en aquel lugar.

--- ¿Qué es lo que hacemos aquí, Lex? ---

--- Yo que voy a saber. Pero se ve muy bien, ¿ no crees? --- de repente apareció ella frente a nosotros.

--- Bienvenidos. Vaya, vaya, ¿que no son muy jóvenes? --- dijo mientras extendía las manos para abrazar a Santiago, el padre de mi amigo.

--- es el cumpleaños de mi hijo, Roberto, y quiero que el y su amiguito se lo pasen de maravilla --- indico con un gesto de su mano quien era quien y de inmediato el precioso ángel frente a mi se acerco a Roberto y lo abrazo, después lo beso en la mejilla.

--- ¿Cuantos años cumples? --- era toda una visión. Voluptuosa, con un vestido negro ceñido a su esbelto cuerpo acentuando sus delirantes curvas. Un cabello rubio y unos pechos que escapaban por el escote de su elegante vestuario.

--- 16 --- dijo casi tartamudeando. De inmediato la mujer de discreto maquillaje volteo a ver a Santiago con un gesto de desaprobación.

--- muy jóvenes --- yo no podía despegar la mirada de su rostro.

--- vamos Minerva, aquí se atienden clientes incluso mas jóvenes. Además no puedes rechazar esto --- y dio unas palmadas en su bolsillo.

--- bien, de acuerdo --- y con una sonrisa en sus labios carmín giro y sacudiendo un dedo en el aire nos indico que la siguiéramos. ---síganme muchachos --- ¡oh! Minerva, que dulce me pareció su nombre. Minerva, ese era su nombre, lo oí ser pronunciado por Santiago.

La seguimos y nos condujo hasta la estancia; en cuanto entramos las chicas que habían permanecido sentadas o en otros rincones de la habitación corrieron y se formaron rapidamente frente a nosotros. Minerva giro hacia nosotros

--- y bien ¿ Cual les gusta? --- y con su mano señalo sutilmente a cada una de las bellezas paradas ahí, sonriendo y guiñando sus ojos bien maquillados para atraer nuestra atención.

--¿Como dice?--- Roberto no era muy brillante

--- escojan a la que quieran para que los atienda --- de entre las ocho o nueve chicas, Roberto señalo a una pelirroja de aspecto muy inocente; de hecho ahora que lo pienso, la chica no debió tener más de 19 años en aquel entonces.

---- ¿Y tu querido, a quien eliges? --- no podía desprender mi mirada de sus hermosos ojos.

--- a ti, te quiero a ti ---- lo dije con serenidad y ella hecho a reír.

--- no querido, yo solo administro este lugar; es mió, mi negocio, mi casa, y ellas son mis empleadas; ¿ cual te gusta? --- se inclino y su rostro estuvo tan cerca del mió que su aliento me hizo vibrar. Llevo su delicada mano hasta mis cabellos y los retiro de mi cara depositándolos detrás de mi oreja.

--- te deseo --- mi actitud no cambio en lo absoluto a pesar de que mi corazón golpeaba con intensidad mi pecho. Unas manos se depositaron en mis hombros; gire la cabeza para ver quien estaba atrás de mi. Una preciosa morena es la que me sujetaba cubierta solo por un camisón rojo con de detalles de encaje, totalmente transparente, dejando ver su voluptuosa figura.

--- Yo me haré cargo de ti dulzura --- tenia una voz grave, muy sensual; ningún hombre podría resistirse a esa voz y mucho menos a ese cuerpo. Una musa, la más hermosa tal vez; pero yo tenia a mi Afrodita.

--- te deseo ---

--- no seas necio, yo te complaceré, ya veras --- me tomo la mano y me arrastro hasta las escalera y sin dejar de mirar a Minerva me hizo subir hasta que entramos en un elegante cuarto, había una cama de tipo colonial, muy amplia. Solo al cerrarse la puerta salí de mi trance y me di cuenta que estaba con la mejor chica de aquel lugar.

Nunca estuve con mujer más ardiente y experta en las artes amatorias. Y así, después de esa noche volví una y otra vez a la casa de Minerva al principio para verle e intentar tener un encuentro con ella; después de un tiempo oculte mi obsesión por ella al entregarme a los brazos de cada una de las chicas que trabajaban ahí, en especial a Ariel; la hermosa morena que hizo que desviara la mirada de los ojos de mi diosa por primera vez.

No podía pagar mis frecuentes visitas al burdel con lo que obtenía de mis padres, no era suficiente más que para una vez a la semana; así que comencé a conseguir revistas porno para casi todos los chicos del colegio. Al principio cubría los gastos pero con el tiempo los chicos empezaron a aburrirse de lo mismo y fue cuando se me ocurrió. Un día lleve la cámara que me regalaron los papás de Elizabeth en mi cumpleaños numero 17, a la casa de citas y ya en un cuarto con una de las chicas la saque --- ¿ Para que es eso cariño? --- me cuestiona; yo le respondí que quería un recuerdo; al ver su expresión me di cuenta que no aceptaría mi propuesta tan fácilmente, así que le ofrecí una buena propina --- no lo se cariño ¿ para que la quieres? --- le seduje envolviéndola en mis palabra haciéndole creer que pensaba en ella todo el tiempo y que si a veces estaba con otras de las chicas era para ver si podía olvidarla; le dije que así la llevaría al viaje al que mi padre se proponía emprender con toda la familia en las fiestas de fin de año; apenas era Julio; pero ella lo creyó todo y accedió. Pronto me encontré fotografiando a todas las chicas ( siempre a espaldas de Minerva ) en distintas poses, una más sugerente que la anterior; pues con cada flash se entregaban más a mis caprichos, enamoradas de la cámara y del camarógrafo me aproveche de ellas para así pagar mis escapadas a tan mágico lugar. Cuando no tenia mucho dinero o lo necesitaba para pagar algún regalo de cumpleaños o para complacer a alguna de mis novias, solo iba al burdel para charlar ya que todas las que ahí residían me consideraban ya un amigo. Pero lo que realmente disfrutaba era el intercambiar aunque fuera solo unas cuantas palabra con mi Afrodita de cabellos rubios que caían en sus delicados hombros, adoraba la expresión de su rostro: siempre provocativa y misteriosa, sensual y sus ojos verdes dejaban ver que poseía una fuerza interior enorme.

Así fueron mis años juveniles; pero no fue sino hasta un buen día, como tres o cuatro meses después de que cumplí 18 que recibí la propuesta más inaudita que jamás hubiera escuchado.

II

Entre por el portón de madera y cruce por el jardín, iba yo por la mitad del pasillo cuando vi por el rabillo del ojo una silueta sentada en una de las fuentes; voltee y ahí estaba ella, con un vestido rojo que le llegaba hasta los tobillos y que tenia un pronunciado escote en la espalda que llegaba casi al final de esta dejando ver en todo su esplendor su tersa piel.

--- Hola Minerva, ¿Qué haces aquí? ---

--- Mi querido Lex, ven siéntate junta a mi --- y así lo hice. Acaricio la superficie del agua. --- ¿has notado que esta casa a cambiado en algo? ---

---¿A que te refieres? ---

---Veras, como ya sabes ya se han ido yendo algunas de mis chicas --- su tono no me gusto para nada y presentí que algo grande iba a suceder ---- también varios de mis clientes debido a que ya se han aburrido de ver lo mismo; además de que muchas de las razones por las que venían ya se fueron de esta casa, gracias a las promesas de algunos otros clientes que al igual han dejado de visitarnos por estar con sus nuevas amantes a las que les han puesto casa.

--- ¿ me estas diciendo que te vas a retirar de este negocio? --- Minerva aparto la vista y la fijo en las nubes. Silencio.

--- no se que hacer; si tan solo pudiera conseguir nuevas chicas; pero ya nadie esta dispuesta y con la mafia controlándolas en las calles no se que hacer. ---

--- ¿lo que necesitas es a más empleadas? ¿ es lo que me quieres decir? ---

--- así es, ¿ que voy a hacer , Lex? --- recarga su cabeza en mi pecho y comienza a derramar unas lagrimas acompañadas de ligeros sollozos.

--- ¿Qué puedo hacer para ayudarte Minerva? --- se levanto y me miro a los ojos. Mi corazón quería escapar de mi caja torácica.

--- eres un seductor Alexander, he visto como convenciste a las chicas para que les tomaras fotos, que luego vendiste a tus amigos. --- no pude ocultar mi asombro.

--- pero … yo no … --- coloco su dedo índice en mi boca para acallar mis excusas.

--- no digas nada, no importa, nunca se darán cuenta de tu travesura. Quiero que hagas algo por mi ---

--- lo que sea ---

--- seduce a mujeres para que trabajen conmigo, aquí, en esta casa ---

---pero; ¿cómo?---

--- yo te diré donde, tu ya sabes como --- acerco su rostro al mió, y después de casi tres años de espera; por fin, lo que parecía imposible hasta ese momento ocurrió; sus labios se unieron a los míos y después de que una corriente eléctrica me recorriera por todo el cuerpo, la abrace con fuerza y la pasión fue creciendo. Ella me sujeto por la nunca y me atrajo hacia ella con tanta fuerza que dolían los labios.