Semen en la cara (3)
Aquí habla el personaje que queda por decir algo. Tampoco él lo tiene muy claro.
Si a alguien he envidiado siempre ha sido a papá; porque envidiaría siempre al hombre que follase cada noche con una mujer como mamá. Mis primeras pajas infantiles tenían como finalidad rememorar la figura de mi madre. No obstante, poco a poco fui incorporando a otras mujeres en mis fantasías, casi siempre idealizadas por su imagen maternal. Lo de mi madre fue obsesión durante un tiempo, pero me di cuenta de que era hora de olvidarla y respetarla a ella y a mi padre. Se acabó lo de abrir los cajones de su ropa interior cuando ella no está en casa y masturbarme con mi polla entre las finas telas de sus braguitas y sujetadores. Creía estar consiguiendo olvidarla, centrando mis fantasías en compañeras de clase como Esther, Claudia o Fernanda o en profesoras como la de matemáticas o literatura, cuando un día que salí antes de clase y llegué antes a casa, decidí hacerme una paja creyendo estar sólo. Mi madre llegó y me sorprendió meneándomela, pero no supe si era sueño o realidad, al verla allí en ropa interior. Cuando me corrí y comprobé lo real de su presencia sentí indignación y humillación y le restregué el semen en la cara pues consideraba que ella había violado mi intimidad. ¿Ahora no sé que hacer, si fugarme de casa, o quedarme a ver que sucede?