Semen
Como empezó a gustarme sentir el semen caer sobre mi cuerpo.
Semen
Lluvia Blanca
Hasta no hace muchos años el semen era el excremento producido por un rato de sexo, tanto con otra persona como en el final de una masturbación y no entraba dentro de lo que yo consideraba morboso o agradable, pero eso cambió un día cuando en una cita la persona con la que quedé me hizo descubrir que el semen también forma parte del placer y no es únicamente el final de éste. Fue una de las personas más jóvenes con quien he estado ya que iba a la universidad, con lo que no debía llegar a los veinticinco y aunque tenía una polla de las más grandes que he visto en directo, ese encuentro no se repitió porque era muy tiquismiquis.
No me gusta mamar.
No me gusta que me toques el culo
No me gusta besar...
Lo único que le gustaba era follarse culos maduros y luego correrse encima de la polla de quien se hubiera estado follando.
A mi no consiguió follarme porque aunque intentó metérmela le paré y le dije que ni hablar. Era demasiado grande para mi. Entonces, un poco mosqueado se sacudió la polla y se corrió encima de mi polla y mis huevos dejándome lleno de esperma.
Era la primera vez que alguien lo hacía y realmente, la sensación que noté al sentir caer aquel abundante chorro de leche joven y caliente sobre mis genitales me puso a cien y aunque él ya se había apartado ignorándome me hice una paja deliciosa con el lubricante natural que me había regalado pasando yo también de él.
Desde entonces, siempre intento que el otro o los otros se corran encima de mi y después de la experiencia que relato a continuación tengo la fantasía de un bukkake, pero también tengo claro que posiblemente se quedará en fantasía, como la que tengo de follarme a un vecino que en un par de ocasiones he visto que memiralaentrepiernay alquecreoque le gustaría comerse lo que hay ahí mientras su mujer (que está también para comérsela de arriba a abajo) mira y luego se une a nosotros. Fantasía, como digo.
Lluvia blanca
Entramos los tres en la habitación y los dos osos se desnudaron y se estiraron sobre la cama boca arriba, sus cuerpos grandotes, con unas barrigas muy voluminosas y bastante peludos.
Uno, con el que yo ya había follado antes, ya la tenía bastante tiesa pero no muy dura, y el otro, el nuevo amigo, la tenía muy blanda y pequeña, aunque algo más tarde se pudo comprobar que era quien la tenía más grande de los tres.
Me arrodillé entre sus piernas a la altura de sus rodillas y agarré una polla con cada mano sintiendo como la presión de mis dedos sobre la del oso que ya conocía hacía que se endureciera cada vez más. En cambio, la del nuevo amigo no reaccionaba al movimiento de mi mano sobre ella.
¿Por cuál empiezo?
Hice la pregunta en voz alta, aunque obviamente era una pregunta dirigida a mi mismo y además, ellos tenían las lenguas ocupadas con las caras giradas el uno hacia el otro metiéndoselas hasta donde les llegaba.
Pensé que la que necesitaba más mi atención era la del “nuevo”, quien seguramente al ser su primera vez con dos se encontraba algo cortado.
Me metí aquel trozo de carne flácida en la boca hasta el fondo y succioné con los labios estirando hacia arriba y surgió efecto porque al poco noté cómo empezaba a aumentar de tamaño.
Cuando ya la tenía muy mojada de saliva y algo más tiesa, cambié de lado y comencé a chupársela al que ya anteriormente se la había mamado, quien por cierto, también la chupaba muy bien, aunque se entretenía demasiado en el glande y no aguantaba mucho rato con mi polla hasta el fondo.
Así estuvimos un rato, ellos compartiendo saliva y yo alternando entre una y la otra polla.
La del nuevo ya tenía un aspecto más apetitoso y me entretuve con ella. Luego, cambié de posición y separándolos me puse a revés de cómo estaban ellos para que mi boca alcanzara sus pollas y sus bocas la mía.
Estuvimos un rato así. La lamían y la chupaban por turnos al mismo tiempo que se daban la lengua.
Durante un rato nos estuvimos chupando mutuamente hasta que pensé que ya era hora de pasar a algo más.
El que yo ya conocía sabía que me gusta filmar los polvos y cuando llegamos al piso se lo dijo al otro, quien contestó que por él no había ningún problema siempre y cuando no se viera su cara.
Le aseguré que así sería y puse la cámara en marcha desde un ángulo que no se vieran las caras. Luego saqué de mi bolsa lubricante y un condón.
Estaba claro que cualquiera de los dos me habría follado, pero la polla del nuevo ya estaba completamente dura y me pareció demasiado para mi, así que me senté encima de mi viejo amigo, cuya polla ya conocía el camino.
El nuevo amigo se puso detrás mirando de cerca como yo intentaba metérmela, pero como en una anterior ocasión con mi viejo amigo, quizás por su barriga o quizás por mi posición, su polla no quería entrar, aunque yo tenía el remedio que nuca falla y es como más me gusta.
Cambié de posición y me puse boca arriba con el culo al borde de la cama, levanté las piernas abriéndolas y le dije que me follara en esa posición
No lo dudó y bajándose de la cama se puso de pie delante de mí y embistió. Tuve que decirle que fuera suave, pues hacía tiempo que no me metían nada por detrás.
Su amigo solamente miraba con atención hasta que entró su polla en mi culo y empezó a moverse hacia delante y hacia atrás. Giré la cara y sacando la lengua le indiqué al nuevo que quería chupar en ese momento y me acercó su polla a la boca. Se la chupé mientras el otro subía cada vez más el ritmo. Al cabo de poco el nuevo se arrodilló sobre mi cabeza y se pajeó.
Mientras mi viejo amigo me follaba cada vez más rápido yo chupaba los huevos del nuevo, que colgaban sobre mi boca. Entonces escuché cómo el que me estaba follando decía que se iba a correr y cuando pude sacarme los huevos de la boca le dije que lo hiciera. Justo en ese momento, aparte de las contracciones de la polla del oso conocido, sentí varios chorros de leche y noté que el nuevo estaba descargando sobre mi pecho. Simultáneamente sentí unos empujones más fuertes en mis nalgas y el jadeo del que me estaba follando. Sacó la polla de mi culo y la descargó encima de mi vientre y mi mano que estaba agarrando mi polla. Se corrieron los dos casi al mismo tiempo, pero yo aún no lo había hecho. Le agarré la polla a mi amigo con la mano que tenía libre y acabé hacíendome una paja hasta que yo también solté la leche encima de mi pecho y barriga mezclándola con la que ya había.
Cuando recuperé el aliento fui al lavabo y me miré en el espejo. Un reguero de semen me caía por el pecho, el vientre y las ingles.