Semántica erótica (con humor pero en serio)
Un idioma tan rico, hablado en medio mundo, no suena igual para todos.
Semántica erótica (con humor pero en serio)
Podrá parecer chauvinismo pero cuando leo textos eróticos o pornográficos en inglés me parecen, aún los mejores, pobrísimos en recursos y palabras. En cambio nuestro bello idioma, el castellano, es tan rico en posibilidades descriptivas que se presta especialmente para el relato, sobre todo el relato erótico.
Pero debo admitir que tenemos un problema, y es que a lo largo de América y España encontramos tantos sinónimos para ciertas palabras de connotación sexual, que no siempre sabemos cuáles utilizar en nuestros relatos. No es lo mismo decir "le lamía el coño", que decir "le lamía la concha".
A los argentinos "el coño" nos suena como un poco masculino. Es como si nos chocara que las mujeres tengan entre las piernas algo que se articula con la palabra "el", que prefigura lo masculino. Me imagino que a los españoles, "la concha", les sonará a nombre de mujer y no a esa preciosa boca que las hembras deliciosas nos guardan entre sus piernas.
"Follar" suena suave, poco definida. No se puede "follar enloquecido", se "coge enloquecido". Nosotros, cuando estamos calientes, no nos follamos a las mujeres (ni nos las refollamos) nos las "cogemos" y nos las "recogemos"; aunque esto les suene a los españoles o a otros americanos como "agarrarlas" o "tomarlas" (lo cual en el fondo tiene cierto sentido).
Me encanta la palabra "chingar" de los mejicanos, pero me suena divertida, como si "chingáramos" en las fiestas, entre risas y de común acuerdo. "Me la estoy chingando" es una frase absolutamente perfecta.
"Tirar" a nosotros nos suena a botar, arrojar, descartar, mientras que los venezolanos y sus vecinos se tiran millones de venezolanas (y sus vecinas), con el mismo ahínco de conejos con que nosotros nos cogemos las nuestras, y los españoles se follan las suyas.
La vulva y el pene son universales pero suenan un poquito a libro de medicina ¿no?. Los hombres no gritan cuando les chupan el pene gritan cuando les chupan la verga.
Por suerte "verga", "palo", "garrote" y otras, son universales y todos sabemos de qué se trata. Una palabra que me suena muy viril y que me parece que los españoles han dejado de usar es "carajo". Para nosotros es una interjección de disgusto, pero en general no la asociamos con un miembro viril aunque define perfectamente esa cosa que nos cuelga entre las piernas cuando está medio hinchada (mi abuelo, asturiano, repetía obcecadamente, para disgusto de mi abuela, cada vez que alguien decía ¡carajo!: "de esa planta tengo un gajo, que cuelga para abajo")
Otro problema es el orgasmo: las españolas "se corren", nosotros "acabamos" ¿Qué hacen las mejicanas, las colombianas, las peruanas, las chilenas ?. Por suerte todas tienen orgasmos, pero nos falta una palabra universal para definir ese momento supremo. (¿podrá definirse ese momento supremo con una palabra?)
Otra cosa que he notado es que muchos varones, cuando escriben, confunden vulva con vagina. A las mujeres les debe chocar mucho cuando un tipo les dice que les chuparía la vagina. Sólo una víbora podría hacer tal cosa ya que la vagina está muy profunda, detrás de la vulva, y sólo podemos llegar a ese parque de diversiones con la verga, o los dedos o con una lengua de jirafa (que todos tenemos en los cuentos). En general deberemos conformarnos con chuparles las vulvas (conchas o coños), dar gracias a Dios, y conformarnos con eso.
También he notado, aunque esto no tiene nada que ver con semántica, la alta proporción de españoles que escriben lindas historias sobre incesto. Los americanos parecemos menos atraídos por esas relaciones familiares tal vez porque todos descendemos de gente que ha dejado su familia en Europa y han tenido que conformarse con follarse entre extraños.
En fin, que para escribir historias excitantes para todos nuestros hermanos y hermanas hispano parlantes (y para entendernos mejor), creo que es aconsejable usar todos los términos posibles y variados, de todas las regiones.
Invito a los relatores y cuentistas a contarnos cómo sienten las palabras en sus países. Cuáles son excitantes, cuáles groseras, cuáles imprescindibles en un buen relato cuáles en cada ocasión, y de acuerdo a qué textos.
Cojamos, chinguemos, follemos, tiremos (agregue las que sienta más definitorias), si no, ¿de dónde saldrá la próxima generación de escritores?