Semana Santa

Evidentemente estaba ofreciéndole su cuerpo o al menos eso parecía, pero Adrián no quería estropear esta amistad haciendo algo indebido. Decidió dejarse llevar.

Marcos no era gay. Era un tipo muy normal, con una vida muy normal. Casado desde hacia doce años tenía una hija a la cual adoraba y una esposa con la cual no se llevaba bien. En realidad nunca se llevaron bien,

Ya antes del matrimonio ella era una mujer muy frígida. Nunca tenía ganas de sexo y cuando lo tenían era como si ella le hiciese un favor a Marcos. Casarse empeoró la situación.

Marcos, al contrario era un hombre muy ardiente. Necesitaba el sexo como el agua, pero tuvo que adaptarse a esta situación, según él porque quería a su mujer, después de tanto tiempo le había tomado cariño y no vio mas solución que aplacar sus ardores masturbándose cada vez que tenía una calentura. Se convirtió en un experto haciéndose pajas, poco podía intuir él, el cambio que iba a dar su vida.

Media 1, 70 y pesaba alrededor de 90 kilos. De pelo rizado y moreno como el lomo de un toro, tenia una gran sonrisa y unos ojos color aceituna que le daban un cierto aire mediterráneo. Su complexión física, esa barriguita cervecera y un precioso culito respingón le hacían una persona cercana a primera vista. Simpático y dicharachero lucia un tatuaje en su cuello que confesaba una juventud un tanto truculenta. Era muy buena gente.

Trabajaba como bedel en el ayuntamiento de su pueblo.

La misma juventud que adornó su cuello con un tatoo, le había dejado una cojera producida por un accidente en moto y una minusvalía de por vida. Ese cojear que para otros podría haber sido una desgracia, él lo convirtió en una virtud pues aumentaba el encanto de su tan apetecible culo. Se podría decir que era feliz a medias.

Adrián sí era gay. Su vida nunca fue muy normal. Extranjero en esta tierra, no tenía muchas amistades. Se vino en busca de una vida y se encontró perdido y abandonado. Su historia no funciono y ahora lo sobrellevaba escondiendo el dolor que sentía. Su única vía de escape era el trabajo. Consiguió que un amigo de su antiguo novio lo metiese en el ayuntamiento y fue allí donde conoció a Marcos. Una juventud inconsciente les unía, conectaron rápidamente.

Adrián era más alto que Marcos y mucho más atractivo físicamente. Como gay preocupado por su aspecto, nunca dejo de hacer deporte y de cuidar su físico. No bebía cerveza y su alimentación era mucho mas sana. Tenía el pelo rapado y siempre lucia barba de dos o tres días. De labios carnosos y voz profunda, parecía un modelo de Jean Paúl Goltier. Provocó gran revuelo entre el personal femenino del ayuntamiento y luego grandes decepciones al saber su condición sexual. A Marcos no le importaba.

Fueron cociéndose y entre los dos creció una gran amistad. Adrián escuchaba las amarguras de la vida de Marcos y sus noches de pajas salvajes intentando apagar el fuego que con tanta fuerza ardía en su interior y Marcos comprendía la situación de Adrián, ahora sólo y sin apenas conocidos. Adrián se enamoro de Marcos y sentía deseos de ser él quien apagara el fuego que latía en sus entrañas. Pero había un problema, Marcos era hetero.

Conforme iba pasando el tiempo su relación se afianzó y se hicieron cada vez mas íntimos, hasta el punto que Adrián le contó a Marcos lo que sentía. No sabía si era amor, pero si eran unas ganas locas de follar con él, Marcos se reía ante estos comentarios pero el muy cabrón nunca cerraba la puerta del todo, dándole alguna esperanza. Adrián se calentaba noche tras noche pensando en encular aquel precioso trasero.

Al cabo de seis meses de trabajar codo con codo eran los mejores amigos del mundo.

Llego la semana santa y la mujer de Marcos se fue a pasarla al sur, a casa de sus padres y se llevo a su hija con ella. Marcos se quedo solo y, como es normal, invito a su amigo Adrián a pasar unos días en su casa. Ninguno de los dos imaginaban lo que iba a ocurrir, bueno Adrián si lo imaginaba y se masturbaba noche tras noche pensándolo.

La primera noche que pasaron juntos fue genial. Como dos buenos amigos cenaron copiosamente, Adrián era buen cocinero y preparo un delicioso pastel de carne que hizo que Marcos, glotón por naturaleza disfrutase como un enano, bebieron cerveza (sólo Marcos) y Adrián dio unos traguitos de vino, simplemente para animarse un poquito también, después pasaron horas y horas charlando, confesándose sus penas y soledades mutuamente hasta que les venció el sueño. Fueron a acostarse cada uno a una habitación.

Adrián no lograba dormir. Caliente por la situación y el vino que aun mantenía sus efectos, se descubrió en la cama con una tremenda erección mientras casi sin darse cuenta se tocaba la polla seducido por los ronquidos de la habitación de al lado. Marcos dormía profundamente después de engullir no menos de un litro de cerveza y otro de vino.

Adrián no pudo más y decidió levantarse para darse una ducha. Para llegar al baño tenia que pasar por delante de la habitación de Marcos y ya desde el pasillo vio que tenía la puerta abierta. Se prometió no mirar.

Falto a su promesa. Tumbado de ladito en la cama aparecía el cuerpo de Marcos, desnudo completamente. Por primera vez vio ese precioso cuerpo en todo su esplendor.

El culito de marcos parecía como un pastel de esos de media luna. Su piel tersa y suave inspiraba en Adrián los más bajos deseos. Adrián descubrió que el cuerpo de su amigo era más musculoso de lo que él pensaba. Sus anchos hombros y fuertes brazos contrastaban con la delicadeza del culo. También vio completamente por primera vez el tatuaje del cuello de marcos, era una inscripción en chino.

Desde donde estaba solo podía verle uno de sus chiquititos pezones, situado en medio del desierto de su pecho, desnudo de vello. En la grieta que formaban sus piernas debajo del precioso trasero descubrió uno de los huevos de Marcos, arrugado y sonrojado parecía el de un bebé. Y al mismo tiempo que descubría el cuerpo desnudo de su amigo, se descubrió él mismo completamente excitado ante esta visión.

Casi inconscientemente empezó a masturbarse delante de aquel bello durmiente. Se esforzaba para que sus jadeos no despertaran a su amigo y paseaba la vista a lo largo y ancho de aquel cuerpo viril que ahora descansaba frente a él. Una y otra vez se meneaba la polla con una erección fuera de lo común, ver aquel precioso culito, virgen, aun por explorar e imaginar la polla que ahora no podía ver aumentaba la excitación.

En los momentos que daba de tregua a su rabo giraba alrededor de la cama para no perderse ni un solo ángulo del cuerpo de su amigo, este seguía durmiendo placidamente. Adrián no sabia si rezar para que Marcos se despertase o para que siguiera dormido. Ardía en deseos de fallárselo ahora mismo…pero no podía hacer eso, no a él.

Siguió machacándose la polla hasta que noto que se iba a correr, le dolía el capullo y se moría de ganas por regar aquel desierto.

Fue sin querer, sin poder evitarlo, se corrió encima del culo de Marcos, se vació como un animal, pensando en follárselo. No podía dejar de menearse la polla, no podía apartar los ojos de aquel cuerpo Dejo caer toda su leche en el trasero más bonito que había visto jamás y se asusto.

Marcos no despertó, pero tenía toda la raja del culo cubierta de leche. Goteaba por entre sus piernas manchando la sábana. Con cuidado lamió su semen del culo de Marcos, saboreo su propia leza inspirando el aroma que aquel macho desprendía. Pasó su lengua una y otra vez y tuvo que utilizar las manos para abrir aquella cueva peluda y chupar toda la leche que se había colado en su interior, fue delicioso. Cuando termino Marcos seguía dormido. Adrián se metió en la ducha y volvió a pajearse. Esto sólo había sido un aperitivo

Adrián se levanto temeroso. Esperaba que Marcos no se hubiese dado cuenta de nada. No sabía lo que le esperaba.

Bajo al salón, Marcos ya estaba levantado. Oía ruidos desde la cocina y hacia allí se encamino. Se quedó de piedra cuando vio a Marcos. Estaba completamente desnudo.

No sabía que decir. Marcos se acerco a él y le cogió de la mano. Sonriendo tranquilizador le pidió que no se asustase, pero Adrián estaba acojonado, no sabía que hacer ni que decir. ¿Qué pretendía Marcos?

Adrián llevaba el pijama y la excitación no la podía disimular, estaba caliente como un burro. Ahora, de día, si podía admirar el cuerpo de Marcos en su total esplendor. Lo único que le faltaba por descubrir asomaba por debajo de la barriguita de su amigo. Una polla gorda, muy gorda. Más corta que la suya pero tres veces más gruesa. Se preguntó que sentiría al metérsela en la boca y también se pregunto si Marcos era eso lo que deseaba.

Evidentemente estaba ofreciéndole su cuerpo o al menos eso parecía, pero Adrián no quería estropear esta amistad haciendo algo indebido. Decidió dejarse llevar.

Marcos le cogió la mano y se la llevo hacia la polla, Adrián le cojio el rabo. Le temblaban las piernas y sentía que le iba a estallar el cuerpo. Marcos acerco sus labios a su boca y le hundió la lengua. El sabor de la saliva, la sensación de tener una buena verga en las manos, el roce de los pezones de Marcos junto a su cuerpo le hicieron perder la cabeza. Quería dejarse llevar, quería gozar del sexo con su amigo del alma, con quien mejor que con él.

Marcos tiro de el hasta llegar a la mesa donde apoyo su culo. Abrió las piernas y dejo ver su miembro completamente excitado y erecto. Con todo el capullo fuera y los huevos colgando uno más alto que el otro, como es normal. La punta le tocaba la barriga y esa visión excitaba aun más a Adrián. Éste ya se había desnudado y su cuerpo totalmente depilado y casi femenino hizo resoplar a Marcos que lo agarro del culo y lo pego fuerte hacia él.

Ahora tocaba arrodillarse y mamar. La enorme polla de Marcos era deliciosa, tenia el tamaño perfecto y los sensuales labios de Adrián trabajaron con esmero. Lamió aquella verga en todas direcciones y saboreo los huevos una y otra vez. Marcos le cogia de la cabeza y le daba pequeños empujones para que su polla tocase la garganta de Adrián, que se sentía morir de placer. Mamó y mamó mientras Marcos lo insultaba – mama putita mía, mamame el rabo como tu sabes…. —y Adrián lo hacia al pie de la letra. Empezó a sentir dolor en las mandíbulas de lo exagerado del grosor de la polla que mamaba, pero no dejo de hacerlo hasta que las manos de Marcos tiraron de él hacia arriba. Con un rápido movimiento lo cojio de la cintura y le dio la vuelta, entonces puso una mano en su nuca y fuerte pero sin violencia empujo a Adrián para que se agachase,

Si no quieres, no – le dijo, pero Adrián sí quería. No opuso resistencia, lo único que le pidió es que fuese despacio, que no fuera violento.

Marcos tuvo que reprimir el impulso de clavarle el rabo hasta el fondo, lo hizo despacito. Era la primera vez que se follaba el culo de un tío, y lo que es mejor, el culo de su amigo y no quería hacerle daño. Noto un escalofrió de placer al oír el grito que dio cuando sintió que el culo de Adrián se cerraba oprimiéndole el rabo, paro un segundo y cuando noto que volvía a relajarse siguió empujando, -- tranquilo, me dijo – ya falta poco. Pero aquello parecía no tener fin.

De un golpe termino de meterle el rabo y poco a poco el dolor se fue convirtiendo en placer.

¿Te gusta? Le preguntaba mientras lo enculaba –

¿Esto es lo que querías hacerme tu anoche no?, querías darme rabo verdad?—

Si, si, gritaba Adrián notando como el culo le ardía...

Marcos empujaba sin parar. Carecía de experiencia en relaciones homosexuales, pero sabía lo que le gusta a un hombre.

Cojio de los hombros a Adrián y lo levanto, ahora tenia el rabo metido mientas apoyaba las piernas en las de su follador, éste le paso una mano y le agarro la polla. Empezó a masturbarle despacio. De vez en cuando la soltaba para escupirse en la mano y volverla a coger, mientras seguía hundiéndole el rabo por detrás, hasta los huevos.

Adrián colaboraba dando pequeños saltos que hacían las delicias de Marcos, que sentía que no iba a aguantar mucho más sin correrse. No quería correrse dentro de Adrián, quería derramar su leche por su cara y así se lo susurraba en la oreja mientras lo follaba una y otra vez – te voy a llenar la cara de leche cabrón --, le decía, -- vas a tragar hasta que no puedas mas . ¿Quieres, eh, quieres?...

Claro que quería, lo estaba deseando….

Adrián sintió la fuerza de un macho por primera vez en su vida. Cansado de relaciones con niñatos no conocía hasta donde podían meterle una polla de verdad, estaba alucinando.

Marcos saco su rabo del culo de Adrián, la excitación era espectacular, no podría ponerse mas tieso.

Comételo y sácale la leche, vamos cabrón¡¡ -- come rabo --

Adrián comió polla como nunca en su vida. Mamó una y otra vez mientras las manos de Marcos no dejaban que separase su cara del rabo. Empezó a dar gritos y a respirar rápidamente, sus jadeos iban en aumento el mismo ritmo que las mamadas de Adrián que sabía lo que venia y abrió la boca esperando recibir la leche de su amigo.

Marcos se corrió como una bestia, le lleno la cara, la boca, los ojos…todo el rostro brillaba exultante de semen y Marcos seguía meneándose el rabo para no dejar ni una sola gota dentro.

Adrián no podía apartar los ojos de su amigo y verle como se corrió lo encendió, se sintió feliz de haberlo hecho disfrutar, ahora iba a correrse él y le pregunto a Marcos si quería probar su leche, el le dijo que si…que quería saborear el semen de otro hombre, le dijo que el suyo lo había bebido alguna vez y le apetecía probar el suyo. Adrián se levanto y dirigió su polla hacia la cara de Marcos y se corrió con fuerza, tanta que apenas acertó algo de leche en la boca, pero Marcos saco la lengua y lamió por donde había leza y saboreo a su amigo.

Terminaron los dos tumbados en el suelo de la cocina cubiertos de sudor y apestando a sexo, tranquilos y relajados. Marcos le dijo a Adrián que era la primera vez que estaba con un hombre y Adrián le dijo que él también, al menos con un hombre de verdad.

Se tumbaron en el sofá y los dos se dejaron dormir placidamente para recuperar fuerzas…era el segundo día de Semana Santa…y aun faltaban tres días para que regresara la mujer de Marcos

Seria la Semana menos Santa que pasaron nunca juntos