Seleccion de Personal (1)

Susana habia estado buscando un trabajo desesperadamente toda la semana y al fin lo habia encontrado.

Selección de Personal 1

Habia estado buscando un trabajo desesperadamente toda la semana y al fin lo habia encontrado. No era precisamente lo que deseaba, pero la necesidad la obligaba a tener que aceptarlo sin muchos miramientos. El trabajo era en un pub y buscaban a una muchacha de unos 23 años de edad y con buena presencia. Realmente hubiera preferido trabajar de modelo, como había hecho hasta ese momento, pero últimamente el trabajo escaseaba, y las facturas tenian que pagarse igual que siempre, por desgracia.

La direción era en un antiguo almacen en las afueras, y que según le habian indicado por telefono, habian convertido en un local de copas y musica tecno. Aunque resultaba extraño, pues no había oido hablar de tal local, Susan era el tipo de chica que no se asustaba facilmente y menos pasando una racha tan mala como por la que estaba pasando. Necesitaba desesperadamente ese trabajo y aceptó.

Siguiendo las indicaciones que le habian dado, llegó al local. Efectivamente era una nave que antiguamente habia sido utilizada para almacenar neumaticos, pero llevaba años cerrada. De hecho no observó ningún tipo de acondicionamiento para su nueva función y supuso que la habian preparado solo en el interior.

Una puerta en el lateral de la nave la condujo por un pasillo a una segundo puerta, y petó.

  • Hola, buenas tardes, venia por el trabajo (dijo en cuanto un hombre de aspecto normal y de unos 40 años de edad le abrió la puerta)

  • Ah, si, eres Susan ¿verdad?

  • Bien, yo soy Alfredo, pasa.

Una vez dentro comprovó que estaba en lo que debia ser la oficina del local, y que una segunda persona estaba también allí. Se trataba de Paula, una mujer que se identificó como pareja de Alfredo, y que tenia sobre 28 años. Era realmente guapa, unos pantalones de cuero muy ceñidos y una camiseta blanca resaltaban aun más su belleza.

Tras una breve entrevista consiguió el trabajo sin demasiadas complicaciones, y a continuación, fue conducida por Paula a otro cuarto para cambiar sus ropas por un uniforme de trabajo que debia poner.

Tras un biombo se quitó los vaqueros y el top que llevaba puesto y a continuación le paso un bote de polvos de talco.

  • Y esto..., ¿ para qué es?

  • Después de quitarte las bragas y sostén aplicartelo por todo el cuerpo. Así será más sencillo ponerte el uniforme.

Susan estaba desconcertada, pero obececió. A continuación, Paula le paso una prenda que no había visto en toda su vida. Se trataba de un catsuit de goma.

Ponérselo, supuso una complicación desde el primer momento, pues quedaba muy ajustado y le pareció demasiado pequeño para su talla. Sin embargo, Paula le hechó una mano, y entre las dos consiguieron cubrir por completo su cuerpo, logrando que quedase perfectamente ajustado y sin burbujas de airea entre el catsuit y su piel.

  • Esto resulta vastante incomodo para poder trabajar (dijo Susan preocupada)

  • Si es cierto, pero la anterior camarera era más pequeña que tu, y le quedaba perfectamente. De momento, mientras no sepanos como trabajas, no podremos conseguirte uno de tu talla.

Susan comprendio, y aceptó resignada.

A continuación Paula comenzó a rociar con un spray todo su cuerpo, haciendo que el catsuit brillase de una forma sorprendente. Observando su aspecto frente al espejo que habia en la habitación no pudo evitar cierta excitación viendose así vestida.

El siguiente paso fue ponerse unos zapatos negros con super plataformas que hicieron que su estatura aumentara unos 15 centimetros.

Hasta ese momento, (aunque le parecía realmente extraño, lo que le estaba sucediendo) todo había ido mas o menos bien. Sin embargo, cuando Paula le colocó unos grilletes de metal en sus tobillos, Susan comenzó a sentirse incomoda.

  • ¡Realmente crees que es necesario todo esto para servir cuatro copas! (dijo un poco alterada)

  • ¡Mira muchacha!, creo que quedó claro que si querias el trabajo tenias que aceptar nuestras condiciones, y una de ellas, es que debes ponerte lo que yo quiero. Y si no estás deacuerdo, aun estas a tiempo de marcharte.

El aire amenazante de Paula hizo que Susan recapàcitase. Necesitaba ese trabajo desesperadamente y no era plan de perderlo por un simple capricho (pensó finalmente).

  • Disculpa, es que me siento realmente extraña con todo esto y...

  • No te preocupes (contesto con un aire tranquilizador), ya verás como acabas acostumbrandote a ello.

Bueno, esto también es lo último que té queda por poner. (dijo Paula enseñandole un corsé .

Para conseguir que quedase como Paula deseaba, hicieron falta unos cuantos minutos, pero finalmente la cintura de Susan acabo reduciéndose unos 10 centímetros.

  • Listo Susan, ¡ya estás lista!. Ahora espera un rato aquí mientras hablo con Alfredo.

  • Vale.

Al quedarse sola no pudo evitar mirarse al espejo y observar el resultado final de su transformación. Se sentía realmente rara vestida de esa forma. La goma cubria por completo su cuerpo, y unicamente su pelo rubio y su cara habian quedado al descubierto. La incomodidad del corsé y la dificultad de movimiento debido a la goma apretada a su cuerpo la estaban excitando enormemente sin poder comprendelo. Todo era tan extraño y raro, que sintió algo de miedo por primera vez.

Al cabo de media hora entraron Alfredo y Paula.

  • Bien Susan, que tal te encuentras. (dijo Alfredo).

  • Un poco extraña...

  • Tenemos algo que decirte Susan, en fin...no sé si ya té habras dado cuenta en este tiempo que has estado sola, pero la razón por la cual estás aquí no es por ningún trabajo.

La cara de Susan se transformó por completo.

  • Realmente, te encuentras aquí porqué nos dedicamos a localizar muchachas y prepararlas para venderlas continuación a algún cliente.

  • Si (continuó Paula),y realmente tenemos que agradecerte que hasta ahora no hayas sospechado nada. De hecho es necesario que siguas colaborando por tu propio bien. Puesto que no deseamos causarte mas daño del necesario.

Ahora la pobre muchacha estaba totalmente perpleja, y no podía creer lo que estaba oyendo.

  • Pe...pero, porqué yo, no entiendo...

  • No es nada personal, te ha tocado a ti, como le podía haber tocado a cualquiera.

  • Por favor, dejar que me vaya... no diré nada...os lo juro.

Unas lagrimas comenzaron a brotas de sus ojos

  • ¡Basta de lamentos!, ya es demasiado tarde y debemos continuar.

En cuestión de segundos Alfredo sujetó los brazos de Susan y sé los hechó hacia atrás. Al mismo tiempo, Paula, cojió una camisa de fuerza de cuero y enfundó los brazos de la muchacha en ella. Unas correas cruzando sus pechos iban a impedir que pudiese librarse de ella, mientras que unos cordones a lo largo de la camisa eran apretados fuertemente inmovilizando totalmente rectos y unidos sus dos miembros. La tensión de la camisa apretando sus brazos era tal que probocaron que los pechos de Susan sé hechasen hacia delante de forma insolente.

  • Muy bien, ves como ha sido muy sencillo

  • Por favor, hace daño (a estas alturas Susan ya lloraba desconsolada)

  • Nuestro cliente esta vez quiere montar una fiesta a lo grande y nos ha encargado que le consiguiesemos una exclava para sus juegos, en fin... él le llama juegos, a ti, realmente, creo que no te van a gustar tanto como a el.

  • Yo...

  • Lo siento Susan, pero no tiene sentido que intentes convencernos.

Dicho esto vió como Paula se acercaba nuevamente a ella y sintió como le tapaba los oidos con unos tapones de cera. A continuacion le cubrió la cabeza con una capucha. Esta era de goma, al igual que su catsuit y con el spray la roció hasta conseguir el brillo deseado. Ahora la muchacha estaba totalmente cubierta de goma y unicamente sus ojos y boca estaban libres.

  • Esto es parte del deseo del cliente, quiere que estes totalmente cubierta de caucho, y tambien que tus sentidos sean neutralizados.

Escuchó levemente. Los tapones y la capucha solo iban a permitir a partir de ese momento que solo pudiese escuchar aquello que hablaban muy cerca de ella.

  • Por favor...dejarme marchar yo no...Mmmmmmm.

Susan no pudo decir nada más. Una mordaza fue introducida en su boca y sujetada a su nuca, Fue tan rápido que solo tuvo tiempo a apreciar que colgaba algo de ella, algo que no supo que era hasta que Paula comenzo a bombearlo. Su boca de repente comenzó a llenarse mas y más, a medida que Paula bombeaba.

  • Espero que no estés muy incomoda, pero era necesario.

  • Mmmmmmm, mmmm

A continuación le colocaron un collar de fuerza de cuero, el cual iba a impedir que pudiese mover la cabeza a partir de ese momento.

La muchacha, aun así, tenía aun la oportunidad de poderse ver en el espejo, y realmente, lo que veia le causaba pánico. Estaba totalmente irreconocible y lo único que podia ver, era a una mujer totalmente cubierta de goma brillante y que cada vez estaba siendo mas imposibilitada en todos sus movimientos. De hecho sabía que a estas alturas era ya incapaz de librarse del lio en el que sé habia metido y menos aun intentar convencer a sus secuestradores de que la dejasen marchar. Estaba totalmente perdida y solo deseaba que todo lo que le estaba sucediendo fuera una broma de mal gusto...

  • Bien Susan, casi estás lista para ser entregada a tu dueño, pero falta un "pequeño" detalle con el que queremos que colabores (dijo Alfredo).

La Muchacha ignoraba a lo que se refería, pero unicamente le quedaba sospechar que no iba a ser nada bueno para ella.

  • El que va a ser tu amo (continuó hablando), desea que todos tus agujeros sean tapados. Tu boca y oidos ya lo estan, los agujeros de la máscara para que puedas respirar por la nariz logicamente no los vamos a tapar, ¡qué tonteria!, ¡Té moririas! ¿no?. (hechó una pequeña risa), entonces solo quedas tres...

  • Mmmmmmmmmm. Mmmmmmmmm.

  • En fin, creo que ya sabes cuales son verdad. En fin no vamos andar con mas rodeos, ¡abre las piernas!

  • Mmmm

  • No lo pongas mas dificil Susan, ¡ABRELAS!

  • MMMMMM

De repente sintio un calor abrasibo en su culo y a continuación un dolor intenso. Susan acababa de recibir un latigazo con una fusta por parte de Paula.

  • MMMMMMMMMMM

  • ¡Te he dicho que las abras!

Susan sabía que no iba a poder evitarlo, pero su orgullo era mayor que su miedo.

  • Esta bien, si no lo quieres por las buenas, será por las malas.

Un segundo latigazo en el culo rompio el silencio del cuarto.

  • MMMMMMMMMMMMMMMMMM.

Despues de este le siguieron tres mas y con el cuarto perdió el equilibrio y callo de rodillas. El llanto de la muchacha se mezclaba con los gemidos apagados que salian de su boca amordazada, pero los azotes continuaron. Hasta diez recibió, y a continuación volvió a insistir Alfredo.

  • Susan, no tiene sentido que no obedezcas. Conseguir que abras las piernas es muy sencillo para mí, de hecho, tengo infinidad de métodos para hacerlo.

Por tu propio bien es necesario que obedezcas, tu amo no será tan benebolente contigo como yo.

Sin embargo Susan aun no sabia a lo que sé refiria. Su esperiencia en el mundo que estaba empezando a experimente era nula e ignoraba hasta que punto podian hacerla sufrir.

  • ¡Abre las piernas!

  • Mmmm

La negatiga de Susan le valió veinte azotes más. Veinte azotes imnecesarios, pues por la mitad ya hubiese cedido.

  • ¡Levántate! (Susan obedeció con ayuda de Paula). Bien, ahora abrete de piernas si no quieres volver a ser azotada.

Nuevamente obedeció, y separo las piernas. Su culo estaba ardiendo y le recordaba constantemente lo que podía suceder si no lo hacía.

Paula se acercó a ella y abrió la cremallera de su entrepierna.

A continuación cogió un vibrador de latex y se lo introdujo en su vajina, poniendolo en funcionamiento.

  • Mmmmmmmmm.

  • ¡Muy bien Susan!, ves como las cosas no son tan complicadas cuando colaboramos todos.

  • Mmm

Dicho esto cojió un nuevo vibrador y tras lubricarlo se lo introdujo en el culo. Este nuevo artículo tenía una sorpresa que la muchacha iba a descubrir muy pronto. Finalmente y como deseo del cliente, rasgó varios trozos de cinta adhesiva plateada que utilizó para pegar por toda su entrepierna, tapando por completo el vello púbico de la muchacha y el último agujero que quedaba por tapar.

  • Muy bien, ya está listo (dijo Paula al tiempo que cerraba la cremallera).

  • Bien muchacha (dijo Alfredo) ahora junta las piernas para que pueda atártelas.

Susan obedeció y Alfredo procedió a unir las dos anillas de los grilletes de sus tobillos con un candadó. Acto seguido utilizó varios cinturones de cuero para unir fuertemente las piernas de la muchacha .

  • Esto ya está listo (dijo Alfredo dirigiendose a Paula), solo queda vendarle los ojos e inflar todo un poco más.

Paula cojió una nueva capucha (esta vez de cuero) y volvió a cubrir la cabeza de la muchacha impediendole la visión. Totalmente aislada del mundo, sintió como la mordaza de su boca volvía a inflarse nuevamente y pensó que si no paraban pronto no tardarian en desencajar sus mandíbulas. Sin embargo el dolor de su boca totalmente llena pronto paso a un segundo plano. Así como la mordaza dejó de inflarse, noto que algo estaba sucediendo con el vibrador que tenia introducido en el culo, y comprendió que se trataba del mismo sistema que tenía en la boca. Paula nuevamente era la encargada de inflar al intruso y los gemidos de Susan fueron en aumento a medida que el vibrador se inflaba dentro de su interior.

  • MMMMMMMMM,MMMMMMMMMMMMMMMMM

Una vez que Paula consideró suficientemente inflado el vibrador, Alfredo sacó de uno de los armarios una gran bolsa negra y la puso en el suelo. A continuación cogió a la muchacha y con ayuda de Paula la introdugeron dentro cerrando la cremallera a continuación sellándola con un candado.

El trabajo de Alfredo y Paula casi había concluido, simplemente quedaba entregar la mercancía y cobrarla.

Sin embargo, la pobre Susan muerta de miedo, solo tenía la opción de esperar a que su amo llegase para llevársela a algún sitio donde poner en práctica sus más perversas fantasias.

Continuara

Autor: Master Zero