Seguro que con ella no?
Buscabamos una chica para un trio, pero Elisa no nos gustaba...
A veces jugaba con mi mujer, Alicia, a que, cuando la acariciaba, la dejaba al límite del orgasmo durante mucho tiempo, usando solo la punta de mi lengua suavemente para que se quedara al borde pero que no se corriese. Durante ese rato era toda mía, entregada por completo, así que le hacía preguntas sobre fantasías, secretos, deseos ocultos pidiéndome, rogándome, suplicándome al cabo de un rato que la hiciese explotar. Alicia tiene una cara muy linda, un poco aniñada, pechos medianos, duros y erguidos, barriguita sedosa y plana, con las caderas, culo y piernas un poco más grandes que la supuesta perfección de modelo requeriría, pero a mí me gusta tener donde agarrar.
Una de las primeras veces me confesó que quería que probásemos una chica juntos, ya que la combinación polla-teta a la vez le ponía a tope, mucho más que hacerlo con dos hombres o ella sola con otra chica (no había probado). Así que, aparte de fantasear e incluirlo en nuestros juegos eróticos, nos pusimos manos a la obra a buscar a una chica que nos gustase a los dos.
Ambos estábamos de acuerdo en que Elisa no era una de ellas. Sin ser fea, no era guapa tampoco, con rasgos marcados y una boca grande de dientes impecables. Era grandota, no gorda sino más bien de proporciones grandes (pechos enormes, caderas anchas, culo carnoso). Lo arreglaba bastante con una sonrisa perenne y afabilidad natural, aunque era un poco tímida. Tenía 29 años, como mi mujer, 5 menos que yo.
No hacía mucho, Elisa había roto una relación de 6 años con su novio de manera dolorosa, ya que básicamente la dejó por otra, así que como estaba un poco decaída pasaba muchos fines de semana en nuestra casa (nosotros vivíamos al Noroeste de Madrid, y ella en el Este, así que nos visitaba los sábados y se iba los domingos, con relativa frecuencia, al menos una vez al mes).
Uno de esos fines de semana, no teníamos planeado nada especial, salimos de cena el sábado, luego al cine, y tras tomar algo en un bar nos volvimos a casa no muy tarde, yéndonos a la cama directamente.
El domingo al despertarme mi mujer ya se había levantado. Me di una ducha, me puse unos calzoncillos tipo bóxer bastante amplios que solía usar para estar por casa y una camiseta y me fui al salón, donde ambas charlaban distraídamente sentadas en el sofá.
Me senté en el sillón Poang (¿qué piso de gente joven no tiene un Poang del IKEA?), a la izquierda de donde estaban ellas y seguía a ratos la conversación, diciendo algo de vez en cuando pero sobre todo relajándome y perdiéndome un poco en mis pensamientos.
Se ve que me relaje un poco demasiado y me quede adormilado con la conversación de ellas como música de fondo. Al rato escuche unas risitas y las dos se fueron a la cocina. Entreabrí los ojos y mientras escuchaba cuchicheos me deje caer en mi agradable sopor un poco más.
Como os podéis imaginar, lo que os cuento a continuación lo supe más tarde cuando mi mujer me lo contó. De tan relajado que estaba se me había puesto un poco morcillona, y tanto mi mujer como Elisa se dieron cuenta. Se miraron, se echaron a reír como adolescentes y se fueron a comentarlo a la cocina.
Elisa le pregunto entre risas: Oye, Luis la tiene grande? Parece que no está mal, no?
Mi mujer, muerta de risa y muy desenvuelta le dijo: quieres comprobarlo? Seguro que a Luis no le importa ensenártela, en general es bastante desinhibido.
No sé, me da mucho palo. Tengo curiosidad porque Julio, no la tenía muy allá y es la única que he visto, pero me da demasiado corte, así que déjalo, la miraré por encima del calzoncillo.
Tras reírse un poco mas volvieron al salón donde yo seguía relajado y a lo mío, pero un poco más despierto, aunque sin reparar en la semi erección.
Estando ellas aun de pie, Alicia soltó de repente con sorna: dice Eli que si le dejas ver tu cosita, que Julio era poca cosa y tiene curiosidad. Estalló en una risa contagiosa (muy suyo, la verdad) mientras Elisa la miraba boca abierta, entre riéndose nerviosa e indignada y poniéndose colorada como un tomate.
Y yo? Bueno, se me abrieron los ojos como platos. Pasé de estar medio dormido a alerta como un leopardo en una decima de segundo. Me percate del bulto considerable en mi entrepierna y también me puse como un tomate.
Ante la falta de reacción de los implicados Alicia volvió a tomar la iniciativa: venga va, si tú no eres nada cortado, deja que te la vea, que no pasa nada, no?. Y más risa contagiosa.
Elisa no dijo nada, pero ahora yo estaba más despierto y si que reaccioné. Un poco incomodo, barriendo para casa, dije: bueno, yo se la dejo ver, pero ya que la va a ver tengo que dar la mejor imagen posible, así que tiene que hacerla crecer hasta su tope. Un farol, la verdad es que no me apetecía mucho que Elisa me tocara el paquete.
Mi mujer seguía muerta de la risa, me felicitó por mi salida, se volvió a Elisa y le dijo: qué? Te animas? Tienes mi bendición y el trato me parece justo.
Elisa seguía coloradísima, sin saber dónde mirar, pero se fue acercando hacia mí, que seguía recostado en el poang con las piernas estiradas, y mirando de manera un poco insegura a mi primero y a Alicia después (que le sonrió y movió la cabeza en gesto afirmativo guiñándole un ojo), se arrodillo junto a mí y empezó a acariciar mi bulto por fuera de la tela.
Yo estaba muy sorprendido del giro que había tomado todo. Como ya mencione antes, a pesar de estar en proceso de busca y captura de una chica para un trío, Elisa no nos gustaba para ello a ninguno de los dos. Aun así, dispuesto a aprovechar la coyuntura levante un poco el culete y me baje los calzoncillos, subiéndome también la camiseta, dejando mi semi erecto y bamboleante pene al descubierto.
Elisa le puso la mano extendida encima y lo frotaba de arriba abajo con poca convicción y sin mirar a ningún otro sitio que a su mano y mi entrepierna. Un poco más tarde lo agarró y empezó a masturbarme de manera un poco torpe. El contacto con su mano y la novedad de la situación le gustaron al de abajo más de lo que me convencieron a mi (no estaba seguro de querer que pasara nada con ella) y mi pene respondió a sus atenciones hinchándose completamente.
Mire a mi mujer que miraba divertida, aun de pie junto a la entrada del salón, apoyada en la puerta. Nos sonreímos. Elisa seguía acariciándome lentamente y con poca pericia, bastante cortada y sin levantar la vista. Yo estaba empezando a preguntarme: y ahora qué? Le pido que siga hasta correrme? le digo que ahora que la ha visto a tope podemos parar, liberando la tensión evidente entre ella y yo? Por decirlo de alguna manera la situación improvisada impulsada por Alicia estaba llegando a un punto muerto.
Y entonces ocurrió una de las dos cosas que lo cambiaron todo por completo. En un gesto rapidísimo, Elisa se echo la mano derecha a la espalda, la metió bajo la camiseta, desabrochó su sujetador, levantó los brazos, se sacó la camiseta y el sujetador por encima de la cabeza, dejando al descubierto sus enormes pechos, e inclinándose sobre mí, puso mi miembro entre ellos, apretó sus pechos encerrándolo y comenzó a subirlos y a bajarlos ayudándose de sus manos.
Fue todo bastante rápido y en prefecta sincronía de movimientos, como mil veces ensayado. Me quede boquiabierto, no podía apartar la vista de cómo mi atribulado pene intentaba sacar la cabeza entre sus pechos grandes como globos, blandos y maternales. Me salió un rugido sordo de placer, eche la cabeza hacia atrás y tense los músculos de las piernas, proyectando mi pelvis hacia arriba para meterlo todo lo que pudiese entre esa celda de piel suave y placer. Cuando mire otra vez, Elisa me estaba mirando, sonreía satisfecha, con auto confianza, y con un destello en los ojos me dijo: te gusta, verdad? Con la boca reseca acerté a decir: si, me gusta mucho.
No se cuanto duro la secuencia que acabo de contar, pero la atmosfera había cambiado completamente. Para estar seguro de ello levante la vista buscando a mi mujer, quería ver su reacción. Ella no me estaba mirando. Estaba también con la boca abierta (literal), mirando la escena con incredulidad y con ojos brillantes. Alicia hizo la otra cosa que acabo de cambiar el rumbo de la mañana: se acerco a nosotros, se puso en cuclillas y empezó a pasar su boca y su lengua por los pechos de Elisa y por la cabeza de mi pene cuando aparecía entre ellos. Saco la lengua y lamio los grandísimos pezones de Elisa, emergentes cilindros marrones, y con la aureola más rotunda que yo había visto. Los succionó y mordió suavemente, arrancando los primeros gemidos de Eli, que se había quedado tan sorprendida que había dejado de mover sus pechos. Siguió moviéndolos con los ojos cerrados, mientras Alicia lamía toda la magnitud de sus pechos hasta llegar al nacimiento, donde rítmicamente aparecía mi glande, purpura, a punto de estallar de lo hinchado y feliz que estaba. Alicia lo lamía cuando salía y luego mordisqueaba la base de los pechos de Eli, esperando que mi pene saliese otra vez para recibirlo con sus labios y su lengua. Al poco bajaba de nuevo a los pezones y hundía su carita de ángel en ellos. Os juro que era la imagen más sexualmente demoledora que había visto nunca, ni en pelis ni en nada. Estaba excitadísimo, con mi polla a reventar de grande y sin poder dejar de mirar el espectáculo.
Haciendo un gran esfuerzo Alicia consiguió levantar la cabeza de aquel improvisado paraíso. Aun en cuclillas, cogió la cabeza de Elisa con las dos manos, y mirándola a los ojos le dijo: joder Eli, estoy como una moto. La atrajo hacia sí y le dio un beso largo y profundo, metiéndole la lengua con ganas, hasta el fondo. Elisa, entre respiraciones entrecortadas le devolvió el beso, aun con más ganas si cabe. Elisa se giro hacia Alicia mientras se besaban, liberando mi anonadado pene. Alicia agarro un pecho de Elisa con cada mano y los amasaba pellizcando sus pezones, que estaban duros como piedras. Entre beso y beso Alicia le decía casi sin respiración: le leche, vaya tetas que tienes Eli.
Elisa se había lanzado también a por los pechos de Alicia, desabrochándole la camisa con precipitación y tirando del sujetador hacia abajo, liberándolos. Con un gesto brusco y rápido Alicia se quito la camisa y el sujetador y atrajo la cabeza de Elisa hundiéndola entre sus perfectos y duros senos, una obra de arte se mirasen como se mirasen. Mientras Elisa lamía, besaba, tocaba y mordía unos pechos ajenos por primera vez, con las manos de Alicia enredadas en su pelo, yo me coloqué detrás de Alicia, y mientras miraba la excitante escena, le acariciaba la piel de la espalda, le daba besos en sus hombros desnudos, mordisqueaba sus orejas y le decía al oído que aquello era lo más sexy que había vivido. Y lo era.
Elisa subió su boca de los pechos de Alicia hasta sus labios y se besaron otra vez con pasión, sus torsos desnudos se juntaron y los pechos de Eli hicieron desaparecer los de Alicia. Alargue mis manos y apreté los de ambas a la vez, juntándolos, ayudándoles a rozar sus pezones mientras sus lenguas se enredaban. Cuando sus bocas se separaron Alicia le dijo al oído: besa a Luis, besa a Luis y bajo su boca otra vez hasta esas tetas que le atraían como un imán. Por encima de su cabeza Eli y yo nos besamos. Su lengua entro como un ciclón en mi boca. Sabia fresca y dulce, con un regusto a Alicia, lo que me puso como una moto. Seguía gimiendo y haciendo ruidos como ronroneos guturales mientras me besaba, disfrutando de las caricias de Alicia a la vez que de mis besos.
Sacando la cabeza de entre los pechos de Eli, Alicia dijo: al sofá, vámonos al sofá. Éste, de 6 plazas y en forma de L parecía el sitio más acogedor para seguir con lo que tan inesperadamente estaba pasando. En difícil sincronía porque no queríamos separarnos mucho, nos desplazamos los dos metros escasos que nos separaban del sofá, llegando yo primero y sentándome. Seguía teniendo los bóxers por las rodillas y mi polla estaba bastante tiesa aun, aunque no tanto como cuando la estaban colmando de atenciones. Instantes después llegaron ambas arrastrándose a la vez que se seguían besando.
Alicia dijo casi para sí misma: vamos a chupársela, me encanta chupársela. Acto seguido agarro con firmeza y precisión mi pene rodeando el tronco con su mano y lo hizo desaparecer en su boca. El placer fue intensísimo, yo estaba hiperexcitado, sensible como pocas veces, y Alicia era expertísima dándome placer con su boca. Elisa pareció indecisa a la hora de meterse mi miembro en su boca así que se encaramo al sofá y me quito la camiseta entre beso y beso. Besar a una opulenta mujer mientras tocas los pechos más grandes que nunca has tenido y a la vez que tu preciosa esposa está haciéndote una mamada de 5 estrellas es un placer indescriptible, intenso, la sexualidad te rodea por todas partes. Eli también cogía mi cabeza y la apretaba contra sus pechos. Yo los agarraba sin poder abarcarlos y succionaba sus pezones, erectos, sabrosos.
En un momento de pausa miramos hacia abajo, Alicia estaba arrebatadora chupándomela de rodillas. De vez en cuando se la sacaba de la boca y la golpeaba y frotaba contra sus pechos (me encantaba cuando hacía eso). Eli dijo: pareces una reina del porno, y se rio, creo que por primera vez. Está rica? Exquisita, dijo Alicia, ven, pruébala. Eli bajó hasta mi polla, se la metió en la boca, se la saco para poder besar a Alicia, y cerrando los ojos se la volvió a meter, arrodillada en el sofá e inclinada sobre mí. Lo hacía bien, pero sin llegar a la maestría de mi mujercita, que ahora besaba suavemente mis huevos mientras pasaba su mano por el tronco de mi pene hasta que chocaba con los carnosos labios de Eli, más concentrados en mi glande. Yo estaba más y más cerca pero quería prolongarlo lo más posible, así que con un hilo de voz dije: tregua, una tregua por favor, aun no me quiero correr.
Poniéndose de pie y bajándose los pantalones y el tanga a la vez, Alicia me dijo: Vale, nuestro turno ahora, acabemos de desnudar a Eli. Su ropa cayó al suelo y se sacudió los pantalones, lanzándolos lejos con un movimiento de la pierna. Elisa seguía arrodillada en el sofá, erguida ahora tras dejar mi miembro lleno de saliva y durísimo. Nos miro dubitativa, como diciendo ¿no es esto ir demasiado lejos?
Pero Alicia tenia las cosas bastante claras. Dijo: dios mío, estoy chorreando, que pasada! que ganas de correrme! Vamos Luis, quítale a Eli la ropa! A qué esperas?. Eli suspiró, se tumbó boca arriba, levantó su trasero y dejó que le bajase los pantalones. Llevaba unas bragas grandes, nada sexys, se notaba que no estaba preparada para un encuentro intimo. Eh! Las bragas de Marilyn también, dijo Alicia riéndose de manera contagiosa otra vez y aligerando el ambiente tan cargado de electricidad.
Me da vergüenza, murmuro Eli mientras yo tiraba de sus bragas hacia abajo y dejaba al descubierto una considerable mata de pelo de color castaño coronando un chichi bastante grande. Estaba claro que no se lo había arreglado desde hacía mucho, que no esperaba visitas, y se sentía cohibida mirando al de Alicia, mucho más bonito, pequeño, casi afeitado, de aspecto juvenil y literalmente chorreando. Aunque el de Eli también estaba empapado.
A por todas, pensé. Y arrodillándome en el sofá, le separe las piernas y empecé a acariciarla con mi lengua. Como todo en Eli, su entrepierna era de dimensiones considerables. Apartando su vello (cuanto hacia que no acariciaba uno con pelo y sin arreglar recuerdos de adolescencia), llegue a su monte de Venus, que era muy prominente, escondiendo un clítoris de gran tamaño. Comencé pasando mi lengua suavemente, primero la punta y luego mas superficie. Jugos por todas partes, su sabor era fuerte, un poco agrio. Al primer contacto de mi lengua, Elisa se convulsionó, dejando escapar un largo suspiro. Levante los ojos para sonreírle pero no me veía porque Alicia estaba besándola con ardor, pellizcando sus erizados pezones: un buen equipo, ella a por la parte de arriba y yo a por la de abajo. Desde fuera debíamos ser una escena muy caliente.
Introduje dos dedos en su mojadisima vagina, rozando con mis yemas la cara anterior, donde sentía numerosas terminaciones nerviosas, mientras mi lengua rozaba su clítoris cambiando de ritmo. Ahora que Elisa estaba super excitada su clítoris se había hinchado y era muy grande. Me daba para succionarlo con suavidad y hasta algún muy leve mordisquito. Elisa estaba subiendo mucho, era evidente, de repente dijo: esto es increíble, me encanta, nunca me había sentido tan excitada
Alicia se puso de pie, y le dijo: quiero probarlo, te importa comérmelo tu a mi? Puff, vale, dijo Eli, pero no sé si tenía mucha opción porque Alicia se le había sentado encima, haciendo un 69 y poniendo su cara junto a la mia. Alicia me cogió la cabeza con una mano, acercándola a la suya y me beso casi con desesperación, metiéndome la lengua hasta el fondo. Me susurro al oído: me está comiendo el coño, que ganas de correrme, te importa metérsela? Mientras yo la acaricio...
Mi pene había bajado ligeramente, así que se lo puse en la boca a mi mujer que seguía haciendo el 69. En muy poco ya estaba muy duro otra vez, y me deslice dentro de Elisa. Mi pene entro suavemente, ella estaba super mojada, Elisa dio un grito de sorpresa y placer, creo que no se lo esperaba.
Entraba y salía de Elisa mientras Alicia acariciaba con su lengua su clítoris, que parecía que iba a reventar. Saque un par de veces mi polla para que mi mujer me la limpiase con la boca es una imagen que siempre me ponía a 100 cuando la veía en las películas. Al poco, Elisa dijo entrecortadamente, casi sollozando: estoy a punto de correrme, no paréis ahora por favor y no lo hicimos
Segundos más tarde Elisa tuvo un orgasmo descomunal: su pelvis empezó a agitarse en convulsiones, grito desde muy dentro, largo, profundo, incluso mordió el muslo de Alicia que seguía sentada sobre ella solo acertaba a decir increíble increíble ¿que me habéis hecho??
Alicia se rio de nuevo, pero de repente me miro, se quedo seria y me dijo, ahora yo! Y tienes que aguantar hasta que me corra!
Me deje caer hacia atrás y Alicia se movió hacia delante, pasando de sentarse en la cara de Eli a ensartarse mi polla muy mojada por la corrida de Eli. Estar dentro de mi mujer era el paraíso. Nos complementábamos perfectamente, hechos el uno para el otro. Adaptamos nuestros movimientos al ritmo que ella necesitaba para correrse rápido. Eli, que desde el orgasmo no se había movido decidió ayudar, poniéndose de cara a Alicia y besando y mordiendo suavemente sus pezones. Alicia cerró los ojos y gritando "me voy me voy que ganas que ganas" se corrió largamente, con uno de sus orgasmos como terremotos, mientras apretaba la cabeza de Elisa contra sus pechos, ávidos de caricias.
Y yo? Pues estaba a punto de reventar, pero había aguantado y ahora estaba deseando poder explotar al fin. Con Alicia echada sobre mi recuperando el aliento y Eli de rodillas junto a nosotros dije: "ahora yo", con una gran sonrisa. "esto hay que acabarlo como lo hemos empezado" dijo Alicia, tomando el mando de nuevo "siéntate aqui". Me senté en el borde del sofá, y Alicia le dijo a Elisa "ven, vuelve a hacer eso que nos gustó tanto" colocándola de rodillas frente a mí y empujándola con delicadeza hacia delante hasta que sus pechos cayeron a plomo sobre mi necesitado miembro. Alicia lo cogió y empezó a acariciarlo suavemente pero con firmeza con su mano mientras lo colocaba entre los tetones de Elisa, que volvió a agarrarse los pechos subiéndolos y bajándolos. Alicia ponía su boca y aplicaba su lengua y sus labios a mi rojísimo glande. Tras muy poco tiempo así exploté en un orgasmo colosal, indescriptible, precioso, embadurnando de leche los pechos de Elisa y salpicando la cara de Alicia, que saco mi pene y lo limpio con la boca mientras exprimía hasta la última gota de jugo. Me temblaban las piernas, Alicia dejó mi mojada y dura polla y agarro con ambas manos los pechos de Elisa limpiándolos con lengua juguetona, digno de la mejor peli porno.
Nos dejamos caer los 3 en el sofá con cansancio pero infinita satisfacción, aunque Elisa se puso de pie de inmediato buscando sus bragas para taparse la parte de abajo. El momento había pasado y las vergüenzas volvían.
Elisa se puso también la camiseta, dando por terminada la fiesta y evitando mirarnos directamente, se fue a su cuarto y empezó a preparar la maleta, no parecía querer quedarse a comer. Alicia y yo nos quedamos amodorrados en el sofá sin decir palabra, cubiertos por una manta.
No volvimos a repetir. Nos quedo claro a los 3 que fue un hecho coyuntural y puntual. De hecho nunca lo volvimos a hablar con Elisa, ya que a la semana siguiente, cosas del destino, le presentamos a un amigo con el que siempre creímos que podía encajar bien, se enamoraron a primera vista y están casados y con dos críos. Eli nos pidió un día que no le dijésemos nada a Raul, que se lo había pasado bien y le había gustado, pero que todo aquello la confundía y que no tenía intención de repetir con otra chica.
Alicia y yo sí que lo comentamos y nos reímos sobre ello muchas veces, usándolo para excitarnos de vez en cuando: que inesperado, que sorprendentemente placentero, que tetas y que pezones que tenia Eli y que teníamos que buscar la chica perfecta para nuestro trio pero esa es otra historia