Segundo encuentro con mi vecina
Nada más venir de expirar sus pecados cayó ante mí tentación
Hola todos y todas:
Soy Fer tengo 26 años, soy de un pueblo de Andalucía. Soy alto 1.86, moreno, 77kg, fornido, ojos miel claros.
Hoy les comentaré el segundo encuentro con mi vecina Juana.
Era el Domingo del mismo fin de semana que había estado con Juana. El sábado no habíamos quedado, mi familia aprovechó para ir al centro para pasar el día, por lo que cuando llegué era tarde y mi vecina estaría durmiendo y la verdad yo estaba cansado.
La mañana del domingo transcurrió normal, hasta que mi madre me hizo recordar una cosa, los domingos se va con Juana a misa. Me puse pálido, y si se lo cuenta?, que diría... Mi cabeza se puso a inventar excusas a la espera de que mi madre llegara.
Llegaron las 17:30 mi madre ya arreglada para la misa se despidió y se fue a por Juana para ir juntas. Esa tarde no paraba de pensar en excusas de cómo explicárselo a mi madre, tomé la decisión de que fue el alcohol y yo no recordaba nada. Pero sentía algo, al pensar en ese Viernes y en como lo hicimos me puse muy caliente, asi que también pensé en si no le decía nada a mi madre, devolverle el favor, lo que también me ponía mucho era pensar que había expirado todos sus pecados por los que el contador empezaba de cero e iba a ser conmigo.
Llegaron las 21 horas mi madre entraba por la puerta y yo me incorporé para verla la cara, su cara es muy expresiva y se la notaba a la legua si estaba cabreada, defraudada... Para mi sorpresa venía alegre, había comprado hasta dulces por lo que supuse que Juana no le había contado nada, pero yo pregunté.
+Que tal la misa?
Muy bien, hoy estuvo interesante.
Fuiste con Juana.
Si, claro.
Pobrecilla está sola y tú eres su mejor amiga.
No te creas la vi muy contenta, no se habrá conocido a alguien.
Pues no sé...
La conversación se quedó ahí, mi madre se fue a cambiarse para preparar la cena. Aproveché para desde el patio decirla que me iba a dar una vuelta por lo que ella me recordó que no tardará ya que la día siguiente trabajaba.
No he caminado más rápido en mi vida, los 50 metros los hice en un suspiro y ahí volvía yo a estar llamando al timbre de Juana.
Rápidamente se asomó por la ventana y nada más verme fue ha abrirme, no dijimos nada, pero sabía a lo que iba.
Abrió rápidamente y rápidamente entre y cerró asomando la cabeza para ver si alguien nos vio. Nada más hacerlo me fijé en ella, todavía llevaba el atuendo negro de viudedad que llevó a misa.
Al cerrar la puerta nos empezamos a besar, nuestras lenguas se compenetraban e intercambiaban saliva. Después del apasionado beso nos quedamos parados en el hall. Me miró y sonrió yo no entendí hasta que se puso de rodillas y me bajó los pantalones y se introdujo mi pene en la boca. Madre mia se notaba que también quería verme, sus ojos no paraban de mirarme a los míos, y su boca hacia una de las mejores mamadas que he probado. Mis manos reaccionaron, la cogí del pelo y empecé a marcar el ritmo, ella se dejó, bajo las manos a sus muslos y se dejaba hacer. Empezaron sus primeras arcadas, eso me ponía más, el clásico sonido de follarte una boca empezaron a sonar, sus babas me caían por los testículos y yo no paraba de suspirar y soltar algún gemido.
Estuvimos así unos 10-15 minutos, se notaban los años en misa, no se movía, sus rodillas aguantaban, pero el que no aguantaba más era yo, como siguiera así me vendría en breve. Deje de sujetarla y saqué mi pene de su boca:
Necesito penetrarte o me vendré ya -dije
vamos al dormitorio estaremos más cómodos.
Enfilamos el hall y subimos las escaleras, estaban todas las puertas cerradas. Llegamos a su habitación al final del pasillo de la planta de arriba y ante mí se abrió una habitación de matrimonio chapado a la antigua, donde había concebido a sus hijos con su marido y ahora sería nuestro nido del pecado.
Nos desnudamos rápido, y nos tumbados en la cama, entre besos y risas empecé a acariciar su vagina, estaba empapada, la agarré entera y empecé a apretar, le encantaba, las risas pícaras de ella empezó a cambiar por suspiros y gemidos. Baje la otra mano y mientras apretaba empecé ha meterle dos dedos en la vagina, ni dos segundos tardo, se quedó inmóvil y arqueó la espalda como nunca había visto y soltó un gemido que inundó la habitación, mis dedos se empaparnos de su flujo, soltó tanto que manchó las sábanas, pero yo seguía con su vagina hasta que me dijo la frase más esperada:
Quiero que me folles.
Fui a ponerme encima pero no me dejó, ella se subió encima y de una se la metió entera, soltó un quejido de dolor, parecía que no aguantaba mi pene estando arriba, esperó un poco hasta que se adaptara y empezó a cabalgar. Sus tetas grandes y caídas rebotaban tanto que me hipnotizaban, mis manos fueron a sus pezones entre gemidos y bendiciones al Señor de ella. Cogí sus pezones y del éxtasis empecé a estirar y retorcer le dolía por su expresión pero me pedía más y más, era insaciable, solo cabalgaba mi polla bendiciendola:
Dios que pollón tienes, me parte, gracias señor por esta polla y este hombre entre otras
De repente dejo de cabalgar y de nuevo volvió a arquear su espalda y soltó otro gemido grande, empecé a notar en mi pene como se contraía su vagina y como su flujo empezó a llegar a mis testículos. Al finalizar su orgasmo cogió un buen ritmo, se puso de cuclillas y empezó a subir y bajar sacándosela entera y dejándose caer. Notaba como un tope pero me encantaba, no iba a aguantar mucho más pero ella me hizo finalizar de una forma rotunda:
-Lléname, necesito tu semen, por el Señor bendito que pedazo polla, lléname necesito sentirlo.
Y no aguanté más, la cogí de los hombros tirando de ella hacia abajo para que no subiera y empecé a cumplir su petición, nuestros néctares se juntaron en su vagina y yo no paraba de tener espasmos de placer. Cayó rendida sobre mi pecho, la acaricie el pelo hasta que se bajó de mi y nos empezamos a besar.
Poco después mire la hora y me tenía que ir, eran las 23:20 horas y tenía que madrugar, nos despedimos con un beso. La dejé tumbada exhausta y dándome las gracias, yo solo me reía y la dije que mañana me pasaría después de clase, ella me respondió que me esperaría con una sorpresa.