Segundo encuentro con mi hermana

Los tres habíamos quedado de acuerdo en seguir disfrutando juntos.

Despues de aquella gran experiencia, los tres habíamos decidido continuar encontrándonos para disfrutar.

Y no dejamos pasar mucho tiempo para ello. El pasado viernes me encontraba en casa de mis padres así que mi marido debió pasar por mi al llegar de viaje y estando platicando todos juntos, después de un rato, mi marido me pidió irnos y de inmediato le dijo a Zel "oye vamos a dejar el carro de Rosy, puedes llevarlo a casa mañana?".

Ella me miró como buscando confirmación y como yo esta deseosa de repetirlo, le animé diciéndole, "anda que no deseo conducir a estas horas". "Está bien, contestó, los veo a temprano por la mañana, por que me voy a la playa con Nacho" (Nacho es un antiguo jefe de ella que se convirtió en su amigo y todos suponemos que además su amante). Mi marido y yo nos fuimos a casa y nos dimos una magnifica sesión de caricias y sexo hasta cerca de las dos de la mañana.

A la mañana siguiente, mi marido se levantó temprano, se bañó y mientras leía el periódico y disfrutaba su café, yo me bañe y me preparé para recibir a nuestra visita. Por primera vez y como detalle para mi esposo, me depilé completa la zona vaginal, me puse un calzoncillo rojo (de los cacheteros) con un camisón corto del mismo color. Al escuchar la llegada de mi auto, mi marido se dirigió a la habitación y me dijo "las espero con ansias, no se tarden". Me asomé por la ventana, confirmé que fuera ella, vestía un pants y se bajó con un maletín. Le abrí la puerta y su primer comentario fue de reclamo: "¿Porqué apenas, yo esperaba venir desde hace dos semanas?"

  • Ya no empieces, además como se te ocurre venir vestida así, donde dejaste el glamour.

-Que te pasa? No iba a salir de casa vestida de puta, o si?, pues casi

Se quitó el pants y traía debajo un conjunto de camisetita de tirantes y tanga negras con unas sandalias de goma de plataforma igualmente negras, se veía magnífica, de su maletín sacó su perfume, que roció sobre sus tetas y dijo, pues a lo que venimos que ya me estoy mojando.

Entramos juntas a la habitación y mi esposo nos esperaba en calzoncillo que marcaba su bulto de forma antojable, de inmediato comenzamos a movernos de manera sexy (sin llegar a ser un baile) tocándonos y acariciándonos por sobre la ropa para incitarlo con la imagen, obviamente le agradó que su ya de por si crecido y endurecido pene comenzó a asomarse de su calzoncillo. Juntas subimos a la cama y cada una se montó en cada pierna de mi esposo para comenzar a besarlo y acariciarlo, parecía que lo hubiéramos planeado y ensayado. Ambas lo besábamos yo me dirigí a sus labios y mi hermana a su pezón, lo que él aprovecho para comenzar a frotar su pelvis por sobre su tanga, ella subió por su pecho hasta alcanzar sus labios y los míos, me incorporé y acaricié y pellizqué las nalgas de Zel y regresé a mi lugar en el pecho de mi esposo para besarlo mientras Zel acariciaba, frotaba y agarraba su miembro por sobre la tela aun e iba de su miembro a mis nalgas que apretaba y regresaba por el miembro de mi esposo.

Comencé a recorrer su cuerpo con mis labios y mi lengua y Zel al darse cuenta hizo lo mismo por el lado derecho del pecho de mi marido, hasta que llegamos a su calzoncillo, no lo desnudé, quería que lo siguiera deseando, así que me detuve me arrodillé y me saqué el camisoncito, yo no deseaba esperar mas, nuevamente Zel me siguió y se sacó la camiseta, mi esposo fascinado nos acariciaba la concha a las dos y se relamía los labios esperando poder disfrutarnos, sin embargo seguía a la expectativa de lo que nosotras hiciéramos, el nos dejó toda la iniciativa y la estábamos aprovechando, me recosté a su lado dejando uno de mis senos sobre su boca mientras me quitaba el cachetero, Zel repitió mi acción y mi marido se dirigió a su teta, ella me acariciaba los senos y jugueteaba con uno de mis pezones, de pronto me soltó y metió su mano debajo del calzoncillo de mi esposo y lo comenzó a acariciar y masturbar lentamente, mi marido no sabía a quien de las dos ver, estaba feliz siendo complacido por sus dos putas que ansiaban ser poseídas nuevamente por ese miembro maravilloso que carga. Ya completamente desnuda me incorporé y lo monté sobre su boca dejando mis labios ya humedecidos sobre sus labios, de inmediato me comió la concha, me lamió y succionó el clítoris, Zel liberó el pene de mi marido y comenzó a lamerlo y masturbarlo oralmente, yo comencé a escurrir de forma abundante al sentir la lengua de mi marido y al mismo tiempo ver a mi hermanita comerse el miembro de mi marido, no aguanté mas y tuve mi primer orgasmo dejándome caer hacia el frente quedando la cara de mi hermana y el miembro de mi esposo a mi alcance para besarlos, entre las dos seguimos complaciendo su palo, ella lo masturbaba y yo le daba sexo oral, lo recorría desde la base hasta la punta y después yo lo masturbaba y ella lo lamía, mientras él seguía comiéndome la vagina y recorriéndome de ahí al ano, jugando con su lengua en él por ratos y regresando a la base de mi vagina, mordisqueando mi clítoris hasta que Zel incrementó el ritmo de su felación hasta que lo hizo venirse, entre ambas lo lamimos hasta dejarlo nuevamente limpiecito y como había cogido la noche anterior y estaba en ritmo no tardó mucho en volver a responder a nuestros jugueteos.

El seguía trabajándome la concha de manera que vencida solo atine a sujetarme de su pierna izquierda y mi hermana aprovechó para jugarme el ano, que ya había humedecido mi marido con su saliva, con uno de sus dedos sin introducirlo aun. Poco después se olvidó del miembro de mi esposo y se dirigió a mis nalgas para enfocarse en mi ano y mientras uno me comía el coño ella me comía el ano, logrando introducir la punta de su lengua en él. Yo comenzaba a gemir del placer y no pude contener mi segundo orgasmo.

Mi esposo pidió cambiar de posición y se puso de rodillas, yo frente a el me agaché para poder seguir mamando su miembro, Zel se recostó y comenzó a comerme la concha de nuevo, mi marido me tomaba y apretujaba las tetas que se bamboleaban con mi movimiento de mete-saca de mi boca. Mientras en mi pubis tenía la boca de mi hermana lamiendo y mordisqueando mi clítoris y dos de sus dedos dentro de mi vagina alcanzando mi punto; después de un rato se levantó y de su maletín sacó un consolador en forma de pene y poco a poco me lo introdujo provocándome una placer inmenso por la sensación y el recuerdo de haber tenido a Marco dentro mío. Zel sacaba el consolador, me frotaba con su palma toda la vulva, me introducía un dedo, lo sacaba, me metía dos dedos dándome placer con rápidos movimientos, los sacaba y volvía a frotarme la entrepierna, en tanto que yo con el aliento que me quedaba de la excitación seguía engullendo el pene de mi esposo y sobándole los huevos.

Con mis mismos jugos lubricaba y preparaba la entrada de mi ano, y se acomodaba de manera que quedara a distancia para que mi esposo también la dedeara y la masturbara obteniendo un placer que le provocaba gemidos y gritos intensos. Al darnos cuenta de lo que estaba gozando, ambos nos dedicamos a ella por un momento, deje de mamar a mi esposo y el la recostó por completo sin sacar sus dedos de ella y con movimientos rápidos y fuertes le provocó un gran orgasmo que le hizo escurrir jugos de manera abundante que de inmediato sorbí y disfruté. De inmediato ambas volvimos a atacar el palo de mi marido quedando yo de nuevo a distancia para recibir sus lengüetazos en mi concha. Yo tragaba su miembro, mientras Zel lamía sus huevos y escroto hasta su ano, provocando que la excitación lo hiciera morder mi clítoris en varias ocasiones arrancándome ahora a mí los gritos de dolor y placer entremezclados, hasta que volvió a explotar alcanzando a entrar parte de su semen en mi boca, con lo que aprovechamos para regresar a la posición inicial, solo que ahora Zel era la que montaba la cara de mi marido recibiendo sus lamidas y chupadas y yo me encargaba de limpiarlo y volverlo a poner firme y duro.

Mientras lograba mi cometido, mi marido le arrancaba nuevos gritos, suspiros y gemidos de placer a mi hermana chupándole y estirándole el clítoris, lamiendo la entrada de su vagina completamente, metiendo uno, dos y hasta tres dedos alcanzando y frotando su punto G, y haciendo ambas cosas al mismo tiempo. Zel se hallaba delirando, no se cuantos orgasmos habrá alcanzado con ello pero lo cierto es que la humedad que salía de su vagina era inagotable. Yo sentía que mi excitación comenzaba a disminuir por lo que sin sacar los huevos de mi esposo de mi boca comencé a tocarme y masturbarme, estuve así un largo rato llegando a introducirme de nuevo el consolador.

Cuando mi esposo se dio cuenta, se levantó, cargó y recostó a mi hermana y después a mi sobre ella colocándonos en un 69 al borde de la cama, el de pie detrás de mi me penetró sin ninguna dificultad ya que mi masturbada me había vuelto a hacer escurrir. Era fascinante sentir la boca de mi hermana y el pene de mi esposo al mismo tiempo en mi concha dándome placer. Zel tomaba el pene y lo sacaba de mi y lo mamaba para volver a metérmelo. Yo en los momentos en que el placer me lo permitía, mordisqueaba su clítoris, le introducía mi dedo gordo y la masturbaba de forma frenética, ya no tenía control de mis movimientos, solo reaccionaba e intentaba dar placer a los demás.

En cierto momento, mi hermana le pide a mi marido que la coja y que desea montarlo, por lo que me la saca se acuesta y lo monta dándole la espalda. Ella pone el ritmo de la cogida, yo solo atino a inclinarme frente a ellos e intentar lamer sus sexos en acción, solo coloco mi lengua en su clítoris y el movimiento me da acceso al palo endurecido de mi esposo, después atino frotar su vulva con mi mano y chupar los huevos de mi marido. Los gemidos de Zel regresan. Me levanto y muerdo un pezón de mi hermana y comienzo a besar, chupar y lamer sus senos. Mi esposo, con lo último de fuerzas que le quedan, se aferra a las nalgas de Zel y la embiste de forma rápida logrando gritos cortos y continuos de excitación en ella, quien además me toma de la cintura y frota sus pechos en movimiento contra los míos. Zel alcanza un orgasmo mas y solo esta deseando que mi marido acabe en ella. Totalmente exhausta le pide a mi esposo que la siga cogiendo, hasta que él acabe dentro de ella ya que le encanta sentir el calor del semen en ella, mi marido se levanta, le pide que se ponga de pie y la coloca frente al espejo de la puerta que ya les comenté en mi primer relato y al igual que a mi, la penetra de pie, dejando que ella se vea con la cara enrojecida de tanto coger, contemplando sus senos al aire. De un empellón la penetra, le toma un pecho y con la otra mano estruja sus nalgas y la penetra con tanta calentura que yo al mirarlos en el reflejo siento un poco de celos y excitación. Mi hermana no cabe de placer, gime, hace movimientos de adelante a atrás para que la penetración sea mas profunda, está plena y su placer le provoca un último grito que es tal que yo vuelvo a masturbarme e introducirme los dedos para terminar una vez mas, mi esposo, resopla y prepara tres embestidas finales tomandola de ambos senos donde en el última es tan violento que empuja a Zel hasta el espejo dejandome contemplar como le escurre por la pierna parte del semen de mi marido.

Los tres quedamos satisfechos y deseosos de mas. Nos propone incluir a Nacho (comprobando que si son amantes). Mi esposo y yo nos oponemos ya que él es casado. Pero ella seguirá siendo parte de nuestra intimidad.