Segundo encuentro

La dama y el caballero se encuentran por segunda vez para sus encuentros sexuales.

La mujer ha recibido un paquete con una nota “Cafetería del Hotel Meliá, en Sevilla. Sábado 19 de Septiembre. A las 6. Deberás llevar puesto lo que hay en el paquete ”. Es la segunda cita con Encantador. El paquete que ha llegado, junto con la nota, al apartado postal que contrato, así lo convinieron en su encuentro inicial, contiene un conjunto de sujetador, sin tirantes, y bragas negro y a la vista del tacto, de seda, caro seguramente, un mini vestido de escote palabra de honor, con corpiño negro brillante y falda mate, un pañuelo negro, un bolso como de fiesta a juego con el vestido, uno pendientes, collar y pulsera de piedras negras y cadena de plata y unos zapatos de tacón con pulsera, negro mate, naturalmente. Todo de su talla y que, cuando se lo prueba al llegar a su casa, le sienta estupendamente. No es muy discreto y como parece para una celebración, se pregunta qué celebrarán.

El primer encuentro se saldó con una follada muy buena, ella durmió en la habitación que él había contratado y ella no sabía dónde se había ido él. Se preguntaba si en esta ocasión sería parecida. Nada habían hablado de dormir juntos o de la duración de los encuentros, por eso el llevar ropa de fiesta la extrañó un poco.

Llega el día señalado, la mujer se viste con todo lo que llegó en el paquete, se ve muy sensual, así que se adorna también con un perfume de jazmín. Parte en su coche desde el pueblo en el que vive a la ciudad, aparca en un aparcamiento cercano al hotel y se presenta, a la hora señalada, en el hotel. Encantador está en la barra, lleva un estupendo traje negro y está muy elegante. Se saludan dándose dos besos.

  • Maravillosa, estás arrebatadora -La mujer ya lo sabía porque la ropa le sienta como un guante.

  • Gracias, Encantador, es obra tuya.

  • La ropa quizá pero el cuerpo no. Vamos.

Ambos salen del hotel, se dirigen al aparcamiento donde ella dejó el coche pero el vehículo al que se dirigen es un coche de una conocida casa de alquiler. El automóvil está aparcado en una esquina más bien oscura. Por eso nadie apreciará nada cuando el hombre le diga a la mujer que ponga sus manos a la espalda y, con una cuerda que ha sacado del bolsillo, le ate las muñecas. Le abrirá la puerta para que se siente en el asiento del copiloto y le abroche el cinturón de seguridad.

El hombre ocupa el asiento del conductor, y desliza una mano a los mulsos de ella, para acariciarlos por la cara interior, subirle la falda del vestido, ahuecar las bragas y jugar con el coño de su acompañante. La mujer ya estaba caliente cuando el hombre le ató las manos, por eso él encuentra lubricado el sexo de ella, lo que le permite acariciar con un dedo mojado por sus flujos en clítoris de ella hasta que alcanza el orgasmo.

  • Si no te importa vas a llevar este vibrador dentro -Dice el hombre sacando de la guantera el citado objeto.

  • Métemelo -Dice ella, y abre las piernas para favorecer la operación. El hombre ahueca las bragas y no tiene dificultad al metérselo ya que el coño está muy húmedo tras la corrida.

El hombre arranca el coche, se dirige a la salida, con la tarjeta validada, sale del aparcamiento, circula por las calles de la ciudad. Al poco de salir del aparcamiento, activa el vibrador a media potencia. Mientras circulan por la ciudad buscando la salida, la mujer recibe la excitación del aparato, lo que le provoca que, antes de dejar atrás la ciudad, ya se haya corrido otra vez. Como están en un coche, esta vez ha gritado sin temor de ser oída más que por el hombre que la lleva a no sabe donde. El hombre activará y desactivará el aparato cada rato, una vez que oye que se corre lo apagará, para encenderlo un rato más tarde.

El coche se dirige a una autopista, circula unos kilómetros por ella y luego sale hacia un pueblo, que atraviesan dirigiéndose a una urbanización de chalets, el coche entra en el garaje de uno de ellos que el hombre ha abierto con un mando a distancia.

  • Ya llegamos al lugar donde te follaré en esta cita -Dice el hombre al apagar el motor.- Ya no hace falta esto -Dice sacándola el vibrador del coño.

Encantador ha abierto la puerta, soltado el cinturón y ha ayudado a la mujer a apearse del vehículo. Se encuentran en un garaje cerrado, con unas estanterías de herramientas y cosas así. El hombre abre una puerta al fondo de la estancia, atraviesan la puerta y llegan a la entrada del chalet. La mujer, con las manos a la espalda, precede al hombre que va abriendo puertas y marcando el camino a una habitación interior, por lo que ella puede apreciar, en la que hay una alfombra en medio de la estancia, unas sillas a la pared y unas estanterías.

  • Abre las piernas -Pide Encantador. Maravillosa obedece.

Entonces encantador coge una madera más o menos larga de donde salen un par de cuerdas y procede a atar los tobillos de ella de forma que quedan separados sin poder juntarlos debido a la madera.

  • ¿Estás muy incómoda? -Pregunta él.

  • No, estoy bien -Contesta ella, pensando cuál va a ser la posición en que la ate.

El hombre tira de una cuerda que ella no había visto y que parte de una argolla del techo, la ata a la cuerda que une sus muñecas, después Encantador tira del otro extremo de la cuerda, con ello consigue forzar que los brazos de ella se separen de su cuerpo hacia atrás, como llegado un punto, ese movimiento no es posible excepto inclinando el cuerpo, Maravillosa se ve obligada a doblar el cuerpo hasta poner el tronco casi paralelo al suelo. El hombre asegura el extremo de la cuerda para mantener así la posición de la mujer.

La postura en que está Maravillosa es tal que, con el cuerpo paralelo al suelo, las piernas abiertas y sin posibilidad de cerrarlas y los brazos tirantes hacia arriba, presenta todos sus orificios al hombre, que puede hacer con ella lo que quiera.

  • ¿Estás incómoda en exceso?

  • Un poco.

  • Recuerda usar el gesto de seguridad si no puedes soportarlo, ¿de acuerdo? -Pues habían acordado un gesto de seguridad, consistente en mover la cabeza como negando tres veces, de forma que a ese gesto, él sabría que ella no podía aguantar la postura o que algo le ocurría, momento en que la desataría rápidamente.

  • De acuerdo -De momento, aunque algo incómoda, podía aguantar.

Entonces el hombre se sitúa detrás de ella, se desabrocha el cinturón, deja caer el pantalón y el slip. La polla, erecta, se acerca a la grupa de ella. Le sube la falda del vestido, baja las bragas y, desde atrás, le introduce la verga en el excitado y húmedo coño. Inicia el movimiento de vaivén en el que la polla entrará y saldrá de la vagina de ella, provocando en cada entrada un jadeo de ella. De la tremenda excitación que tiene, al cabo de un rato corto, se produce el orgasmo de ella, que lo señala con unos gritos de placer y una sacudida del cuerpo.

Pero él no parará hasta correrse en ella, inundando su sexo con su semen, no hay preocupación por el embarazo ya que ella toma la píldora, tal como le dijo cuando se conocieron. También dijo la mujer al hombre que no tenía ningún problema en practicar sexo oral y anal. Por eso Encantador, una vez que ha sacado la polla del interior de ella, le dice:

  • Voy a dilatarte un poco el ano para follarte por ahí.

Y toma un frasco de lubricante, se moja los dedos e introduce un dedo en el culo de ella. El lubricante facilita la entrada del dedo, luego la de un segundo y tercer dedo, entrada acompañada de maniobras para dilatar el esfínter. La mujer se deja hacer y se relaja, hace tiempo que no la follan por ahí y puede que le duela un poco, por eso agradece en su interior la molestia de dilatarlo.

  • Ahora dejaré metido esto -y Encantador enseña a Maravillosa un dildo anal, de un diámetro más que regular. Lo unta en lubricante y, poco a poco, se lo introduce a la mujer. Ésta sólo pega un pequeño respingo con un grito ahogado cuando el artefacto entra, ya que, pese a la dilatación, no está suficientemente ampliado su esfínter. - Mientras hace efecto ¿qué tal si me la chupas un rato?

El hombre, sin pantalones ni slip se coloca delante de ella, la polla está un poco flácida, así que él se la agarra y la acerca a la boca de ella, que la recibe gustosa, abierta, húmeda, lengua saliente y jadeante. Con unos cuantos lametones, y un juego de labios y dientes sobre la punta del capullo, la polla recupera su erección. Pero una vez recuperada, la mujer sigue y sigue con ella en la boca. Él le deja hacer, casi sin moverse, mientras es ella la que introduce y saca la polla de la boca. Él aprecia eso que le dijo “dicen que la chupo muy bien”, y decide repetir la mamada pero hasta el final, pues ahora que tiene la polla tiesa y está en disposición, desea penetrar el ano, por eso se retira dejando un gesto de tristeza en ella, que quería que se corriera en su boca.

El hombre se sitúa detrás, extrae el dildo del culo de ella e inmediatamente coloca el capullo en la entrada y, de un golpe, la mete entera. Ella gime de placer, pues el dildo había completado la dilatación, por lo que la polla no le ha causado ningún daño. Ahora el movimiento dentro-fuera causa también gran placer en ellos, la mujer gime a cada embestida, el hombre jadea. Al cabo de un rato, él acelera las embestidas y, finalmente, para un instante para luego seguir más despacio pero mas profundo, se está corriendo. Maravillosa siente el fluido que entra en su culo y le gusta.

Por último, Encantador deja su polla metida en el culo de Maravillosa, acaricia con su mano izquierda las tetas por la ropa, mientras la mano derecha manipula el coño para estimular el clítoris, evidentemente busca que ella alcance el orgasmo. Cosa que ocurre ya que ella estaba muy excitada por la penetración anal. La mujer se corre con gritos de placer, el hombre sigue la estimulación hasta que cree que ella ya tiene bastante.

Extrae la polla del agujero donde estaba metida, se separa de la mujer y deshace el nudo de la cuerda que mantiene las muñecas tensas, por lo que Maravillosa puede incorporarse.

  • Me ha gustado mucho -dice al tiempo que se estira.

  • Me alegro -dice él mientras desaparece un momento por una puerta. Ella oye un grifo y sabe que él se está lavando la polla y las manos.

Encantador aparece, limpio, para acercarse a Maravillosa y proceder a desatarle los tobillos y luego las muñecas. Como la vez anterior, al tiempo que desata una extremidad, aplica una pomada y un masaje a la marca de la cuerda. Cuando ha acabado, dice a la mujer:

  • Ahí tienes un servicio, si quieres asearte -Definitivamente, este hombre piensa en todo.

Maravillosa se limpia el ano y el coño, se alivia y compone de nuevo su ropa. Al salir encuentra al hombre vestido y como si nada hubiera pasado.

  • ¿Una copa? -pregunta tendiéndola una copa de cava llena.

  • Gracias, brindo por nuestros encuentros.

  • Por ellos -Brinda él. Y beben su copa.- He reservado en un restaurante para cenar, espero que aceptes la invitación si no tienes otra cosa que hacer.

  • Por supuesto, será un placer.

La pareja se dirige al garaje, se montan en el coche y salen del chalet donde han disfrutado de su segunda cita.

Ana del Alba