Segunda vida 7. Los juegos de mi prima

Mi prima Eva esta esperándome en casa, pero esta juguetona; parece dispuesta a todo para que la perdone y todo es genial, pero...todo lo bueno se acaba rápido, eso no evita que lo puedas disfrutar en un primer momento; aunque a estos dos les queda una conversación pendiente, es un principio al menos

Segunda vida

Capítulo 7. Los juegos de mi prima

Giro la llave para entrar en casa de mi prima, un olor a comida rica inunda mis fosas nasales; dejo las llaves en la entrada, pongo en la percha de la entrada mi chaqueta y la mochila. Una pierna sensual embutida en una media semitransparente negra, se asoma por el pasillo; reconocería esos pies y esas piernas en cualquier momento y sitio, asi que sonrío ante el detalle.

-      ¿Qué haces prima? – le pregunto, ella asoma su cara; al ver que sonrío se despreocupa y me sonríe, acariciando su pie.

-      ¿Te gusta? – me pregunta, un tanto preocupada.

-      Me encanta – digo, mirando que se ha puesto guapa para mí.

Esta peinadita y maquillada.

-      ¿y esto a que viene? – le pregunto.

-      Siéntate, te llevo la comida en un periquete. – dice sin contestarme, se da la vuelta.

Al entrar casi me da un infarto, está cocinando; con un delantal, las medias y un escueto tanga solamente.

-      Me tiene enamorado, pero mi prima; está muy loca. – pienso para mí y sin duda no me equivoco.

Me siento y pongo los pies sobre la mesa, imitando a mi prima los otros días; hoy me toca a mí disfrutar, parece. Mientras ella hace la comida, me pongo a estudiar italiano.

Mientras cocina, la escucho canturrear; amo su forma de ser, sería interesante ser su pareja.

Tras un rato, llega me quita con una mano el libro; se me sienta encima, nuestras partes están en contacto.

-      ¿Qué haces, prima? – le pregunto arqueando una ceja, mientras me pongo erecto y ella mojada.

-      ¿Me perdonas? – me pregunta, poniendo su nariz contra la mía.

-      Si quieres que te perdone te lo vas a tener que currar más. – le sonrío y ella se refriega conmigo.

-      ¿mas? – me pregunta.

-      Mucho más – suelto y la hago sonreír.

-      Hare lo que sea para que me perdones. – sentencia, moviéndose sin parar.

-      ¿lo que sea? – le pregunto

-      Lo, que; sea. – dice recalcando; palabra por palabra, mientras se mueve y me pone cara provocativa.

-      Mmm…al final te voy a comer. – suelto y ella se carcajea, se levanta.

-      Anda, te voy a poner la comida. – dice riéndose aún.

-      ¿Y si te quiero comer a ti? – le pregunto, tirándola sobre mí; aferrándome a sus tetas tapadas solo con un delantal, dándole puntazos en la rajita cada vez más húmeda.

-      Tranquilo, hoy tenemos tiempo; primero come. – dice quitando mis manos de sus pechos con cariño.

-      Vale, eso espero. – le digo y ella sonríe.

Desaparece de mi vista contoneando su cadera, para mover su culo más ante mi vista. Aparece con la bandeja y me la da, mientras empiezo a comer; que por cierto está bastante rico, me empieza a quitar los calcetines.

-      Mmm… ¿Qué haces prima? – le pregunto, extrañado.

-      Hoy te voy a mimar yo. – me guiña el ojo y se junta crema en las manos.

Mientras como, me masajea los pies; toda una delicia, la verdad y encima para rematar a la vez conversamos.

-      ¿Cómo te fue tu primer día de la uni? – me pregunta.

-      Bien un discurso y para casa. – comento, sin explicar nada más.

-      ¿Y entonces estas que horas son de llegar? – me recrimina, poniéndose preciosa con su cara de celos.

-      Me quede estudiando en la biblioteca – confieso, escatimando en detalles.

-      ¿Con quién? – sigue interrogando

-      Estas muy bonita, celosa. – le piropeo.

-      ¡¿con quién?! – alza su voz, poniéndose nerviosa.

-      Yo solo, al lado se me sentaron; unas compañeras, pero no les hice ni caso. – digo la verdad, sin contar lo que ellas hicieron.

-      Tu sabes que eres solo mío, ¿no? – me pregunta.

-      Eso te lo tienes que ganar. – debato con ella.

-      No tengo que ganarme nada – discute, confiada.

Termino con la comida y ella me la pone sobre la mesa.

-      Tengo que lavarme los dientes. – le digo, para llevar la bandeja.

-      No, quieto ahí y disfruta. – dice, bajándome los pantalones; bajo mi atenta mirada. – asi me gusta, calladito. – argumenta, con una sonrisita.

-      Sabes que la única forma de callarme… - empiezo a decir y me tapa la boca con su boca, empezándome a besar; mientras me la mueve con la mano.

Mis manos tampoco pierden el tiempo, atrapan su tanga y sus pechos; de un solo movimiento ella me lo permite, aunque se pone roja.

Intento hablar, pero lo impide; intensificando sus besos.

Ella se sienta sobre mí y se la refriega entre besos, caricias; me tiene todo el tiempo excitado, disfrutando el momento.

-      ¿te gusta? – me pregunta, dejándome respirar.

-      Me encanta – le confieso.

-      ¿te gusto? – me interroga.

-      Mucho – admito.

Ella se echa el tanga hacia un lado

-      ¿compraste condones? – me pregunta antes de metérsela.

-      No, no contaba con esto. – contesto con sinceridad.

-      Vale…no importa. – suspira, mientras se la va clavando; sin perder más tiempo.

Sus gemidos se entrecortan de dolor y de placer, pero eso no la detiene mucho tiempo; me está dando un morbo brutal, porque esta vez me está follando ella y no esta borracha.

-      ¿Quieres que te folle? – dice con la boca pequeña.

-      Quiero que me folles – le digo manteniendo la mirada a sus ojos.

Ella me muerde los labios con bocaditos pequeños, juguetones y sensuales; le sigo el juego, mientras la azoto para que me folle más rápido y manejar el ritmo.

-      Déjame que lo disfrute. – me pide

-      Toda la vida – le contesto y pone cara rara.

Follamos como locos, gimiendo; ella me araña y me muerde, le azoto además le pego mordiscos por el cuello y las tetas.

-      Me vas a dejar marca… - protesta entre besos y gemidos.

-      ¿Y que más te da? Si eres solo mía ¿no? – le pregunto.

-      …si… - susurra insegura.

-      ¿segura? – pregunto, dándole más fuerte.

-      ¡Si! – gime

Seguimos haciendo el amor, hasta que empieza a repetir primo una y otra vez; volviéndose loca y volviéndome loco, sus gemidos anuncian que se va.

-      Prima, que me corro. – le anuncio.

-      Si me la sacas, te mato. – me amenaza sin parar muy seria.

Y asi entre sus gritos, mis gemidos; nos corremos juntos, quedando jadeantes y agotados en el sofá…desparramándome en su interior, recuperando el aliento los dos; mirándonos, sin soltarnos.

-      ¿te apetece ver una peli? – le pregunto.

-      Contigo, lo que quieras. – me besa en los labios.

-      Mmm…venga vamos a ver la peli; pon la que quieras. – le pido.

-      Vale, pero no me la saques. – me pide, mimosa.

-      Bajara – rio divertido.

-      Me encargare de que no baje. – se da la vuelta y me pega su culo a mi vientre, se la vuelve a meter; agarra mis manos y las ocupa con sus pechos, se pega mucho a mi y ella maneja el mando.

Asi nos quedamos medio dormidos, con la diferencia que no me puedo dormir; porque cada vez que nota que mi pene baja, se la mete más o me la toca hasta que sube o se la refriega por la entrada hasta que vuelve a subir.

Hasta que suena la alarma.

-      ¿eh? – pregunto extrañado

-      Me tengo que ir a trabajar – suelta triste.

-      ¿Y ahora qué hago con esto? – me la señalo y le doy un puntazo.

-      Mmm…tendrás que esperarte a la noche. – ríe traviesa.

-      Y una mierda. – digo poniéndome sobre ella, follandomela salvajemente.

-      No, que llegare tarde. – responde entre gemidos.

-      Bueno…esta noche ración doble. – suelto entre besos.

Ella sonríe mucho, dejándome solo en el salón; pongo la alarma, para dormir hasta que me toque ir a trabajar.

Mientras duermo…noto los besos de mi prima.