Segunda Vida 2. Mañana ajetreada

David recibe la sorpresa de que será acompañado por su prima, a pesar de que todo le indicaba ayer todo lo contrario; la relación con su prima cada vez va a mejor o quizá es más preocupante de lo que él piensa, pero al final consigue todos los objetivos de la mañana y aprende un poco más del sistema

Segunda Vida

Capítulo 2. Mañana ajetreada

Despierto escuchando música en el piso, me extraño; recordando todo lo que mejore ayer, hago mis ejercicios matutinos y me levanto para ver a mi prima bailando en camisa con sus braguitas.

-      Que energía por la mañana. – argumento, confundido; esperaba de todo menos esto, pensaba que estaría dormida y aunque mis ojos no le quitan la vista mi sonrisa camufla mi mirada.

-      ¡Buenos días, David! Siéntate que te llevo el desayuno. – suelta mi prima, dándome un beso en el cachete.

Huele bien…

-      ¿Desayuno? – pregunto confundido, olfateándola con disimulo.

-      Hombre… ¿no pensarías que todo lo que has hecho, no iba a tener consecuencias o sí? – sentencia con una sonrisa deslumbrante, que oculta unas lindas ojeras.

-      Lo dices como si fuera algo malo – rio asustado.

-      Si mimas a una mujer, no puedes quejarte cuando ella te mima a ti. – dice poniéndome un buen desayuno por delante y me besa la cabeza, parece hoy esta cariñosa.

Le sonrío, ella se sienta frente a mí y comenzamos a comer.

-      Pensé estarías dormida a esta hora. – confieso, aun sorprendido.

-      ¿y dejar que mi primi…que tú te pierdas por Madrid solo sin una buena guía? ¡Ni pensarlo! – dice con energía.

Aunque muestra energía, sus ojos sin duda están cansados.

-      ¿Qué me miras? – pregunta extrañada.

-      Que estas muy linda, por la mañana. – suelto dejándola sorprendida.

-      Come, que se te va a enfriar. – responde avergonzada.

Tras un rato en silencio, le pregunto.

-      Prima, cuéntame; ¿Qué sabes de mi universidad? – la interrogo.

-      Hoy tenemos que coger la línea 83 y bajarnos en la penúltima parada, si fuera entre semana la línea 67 también para en ella y es más directa; pero como tu universidad está a 500 o 600 metros de la mía, puedes venirte conmigo y mi amiga todas las mañanas si quieres. – me explica entre mordisco y mordisco.

-      Me encantaría ir, contigo. – suelto directo de nuevo.

-      Y con mi amiga, ¿no? – desvía el tema avergonzada de nuevo.

-      ¿Qué tal anoche? – le pregunto y casi escupe el café.

Ella empieza a toser y golpeo su espalda para que recupere el aire.

-      Estas anoche ligaron con un par de musculitos. – dice con la boca pequeña.

-      ¿Y tú no? – pregunto interesado.

-      No, uno se interesó en mí; pero yo fui una niña buena. – responde también con la boca pequeña.

-      ¿Quieres un premio? – pregunto.

-      ¿Un premio? – ella pregunta sobre mi pregunta, pero la veo temerosa.

-      Bueno, las buenas chicas deberían ser recompensadas; igual que las malas son castigadas, ¿no te parece? – le pregunto para ver si responde algo.

-      Supongo. – sonríe tímidamente.

Me levanto lentamente y veo que se pone tensa, por lo que decido cambiar el plan en el último momento y le beso la frente; ella suspira aliviada.

-      ¿ese es mi premio? – pregunta, pero no consigo saber si está decepcionada o aliviada; quizá ambas.

-      Bueno…luego te daré un masaje de los míos. – le guiño el ojo y ella sonríe.

-      Tengo los hombros un poco tensos, el peso del pecho tú sabes. – argumenta bajando la voz cada vez un poco más, hasta que lo último me cuesta oírlo; pero se toca los pechos haciéndome mirarlos.

-      Luego te masajeo completa, si quieres. – contesto haciendo lo mismo que ella.

Ambos nos sonreímos como dos niños que no saben muy bien si lo que dicen está bien o mal, pero a fin de cuentas lo hemos dicho; todo lo que uno hace tiene consecuencias, espero que ninguna mala porque no creo tener una tercera vida.

Mientras mi prima friega, pienso sino hay alguna forma de invocar el sistema segunda vida estando despierto; agarro un vaso y lo toco, lo observo fijamente, pero nada sucede…entonces me concentro en el, cuando me doy cuenta:

SISTEMA SEGUNDA VIDA

Objeto: Vaso de cristal

Contenido: Vacío

Calidad: “chino”

Valor: 3 €

Al ver que ha funcionado, me concentro en mi prima.

SISTEMA SEGUNDA VIDA

Relación: Prima

Sentimientos: Le gustas, probablemente.

Estado actual: Feliz y Cansada.

Me levanto sorprendido por lo de probablemente, la abrazo desde atrás; veo que ella se pone tensa la rodeo con mis brazos sin tocar nada raro, la aprieto contra mí con fuerza y le beso el cuello.

Ella sostiene la respiración, noto como su corazón se altera; la suelto y me voy a vestir, ella recupera su respiración y se toca el pecho confundida.

Me pongo lo más pijo que puedo con la ropa que compre nueva, las colonias de David son colonias de viejo; cuando pueda las tengo que renovar, pero no quiero gastar más dinero y es que sino no tendré para el bus o alquiler del mes que viene.

Me concentro y:

SISTEMA SEGUNDA VIDA

Estilo: Pijo

Calidad: Decente

Sonrío, salgo y veo a mi prima medio arreglada quedarse boquiabierta.

-      ¿Qué pasa, voy mal? – pregunto, sabiendo que ese no es el caso.

-      No, eres tan contrario a como eras antes…que no puedo creer que seas tú. – se sincera, tocando su pelo; nerviosa.

-      Mejor, te dejo terminar; te espero en el sofá, estudiando. – le sonrío despreocupado.

Ella sonríe por toda respuesta.

Agarro el libro de ingeniería, hasta que ella salga; el tiempo pasa y en un momento dado, una mano me acaricia el pelo y al mirarla el boquiabierto soy yo. Lleva un vaquero de talla alto que acentúa su cadera y su cintura, un top blanco que se sujeta tan solo por sus tetas y que muestra un piercieng en el ombligo de mariposa; un tanga que sobresale del vaquero por los laterales y un poco por detrás, el pelo ondulado peinado hacia el lado derecho y los labios rosa.

Su perfume de caramelo me embriaga y solo disimulo sus ojeras con maquillaje.

-      Joder, prima; digo Eva. – titubeo.

-      Sí, soy tu prima Eva – ríe divertida.

-      ¿nos vamos? – digo, nervioso.

-      Antes una foto, se la prometí a tu madre y a tu hermana. – dice, mientras nos hacemos dos o tres selfis.

-      Mándamelas, que yo también las quiero. – suelto y ella me sonríe tímidamente.

-      Si te portas bien, claro. – me sonríe con cara de mala.

-      Yo siempre me porto bien. – suelto y ella sonríe.

Tras eso, le ofrezco el brazo; lo coge un poco dubitativa y vamos asi, agarrados hasta una parada. Los chicos la miran, alguna gente nos mira creyendo que somos una pareja; alguna chica me mira a mí, pero no la mitad que a ella.

Ella apenas mira a la gente, me va hablando lo que sabe de Madrid; a mí no me interesa demasiado, pero estoy embobado mirando sus labios y oyendo su musical voz.

-      Ojalá me prestaran siempre la misma atención que tú, David. – sonríe mi prima.

-      El que no lo haga, es ciego o sordo; también hay gente con mal gusto. – alago dando un rodeo, haciéndola reír.

Al poco llegamos a la parada, ella se suelta de mí y se inclina para ver en los carteles a qué hora llegara el bus; un grupo de chicos pasa por la parada y la señalan hasta que ven mi mirada de pocos amigos y deciden marcharse.

Ella no se da cuenta de nada, llega una pareja y el chico se emboba mirando el culo de mi prima; su novia le habla y no se da cuenta, yo me sitúo en medio de la trayectoria de su vista y mi prima me pregunta.

-      ¿Qué haces David? – pregunta con cara extrañada.

-      Nada – me excuso, ya que no tengo excusa.

-      ¿Nada? – pregunta riéndose.

-      Si eso, nada. – digo, sin mirarla; ni mirarlo.

-      Aish, que te quiero; yo. – dice apretujándome contra sus pechos y besando mi nariz, que desde la perspectiva del chico bien podría ser a mis labios; la estrecho entre mis brazos y le beso el cuello, la noto estremecerse y nos quedamos asi hasta que…

Una chica nos ve y se nos acerca, mi prima se aleja de mí un poco; entonces la chica la saluda.

-      Hola, Eva; ¿este es el famoso Adrián? – le da dos besos la muchacha y me mira entero.

-      Eh… - mi prima me mira dubitativa sin saber que decir.

-      Encantado, soy Adrián; el novio de Eva. – digo apretando a mi prima contra mí por su cintura.

Ella rodea mi cuello, todo ante la atenta mirada del chico de antes.

-      Hola Laura, ¿Cómo tú por aquí? – pregunta mi prima.

-      Eh quedado con unas amigas para dar una vuelta, has triunfado con Adrián; guapo, fuerte y más alto que tú. – elogia su amiga, con cierta envidia me parece.

-      Sí, la verdad es que es el perfecto caballero que todas queremos y cada día; intenta mejorar más, me sorprende cada día. – suelta mi prima, provocando aún más envidia en su amiga.

-      No veas como habla de ti, Adrián. – me dice a mí su amiga.

-      Sí, mi niña es única. – le acaricio la cara, a mi prima provocando que me mire; pero no la beso, no quiero estropearlo y solo rozo su nariz con la mía.

-      Bueno es tarde y tengo que irme. – dice molesta – A ver si traes a Adrián, a una reunión de gente de clase. – le pide a mi prima.

-      Bueno, ya veremos; nos vemos Laura. – dice mi prima, besando mi pelo.

Mi prima sonríe más tranquila y me suelta, pero la veo que está contenta.

-      Asi que, el caballero perfecto – susurro.

-      Cualquier cosa, para hacer sufrir a esa harpía. – susurra mi prima.

Le sonrió y me sonríe.

-      Has sido bueno, abra que recompensarte. – susurra en mi oído tras nuestro intercambio de sonrisas.

-      ¿Cómo lo harás? – pregunto intrigado.

-      El domingo soy todo tuya. – susurra pensativa.

-      Vale, me gusta el trato. – sonrío y le devuelvo el susurro.

Tras todo eso cogemos el autobús, ella se abraza a mi brazo y apoya su cabeza en mi hombro.

-      Avísame al llegar a las universidades. – me pide confiando ciegamente en mí.

-      Vale, bonita; descansa. – le beso el pelo y observo todo lo que veo de Madrid.

Mi prima cae profundamente dormida en 0’2, es aún más bonita cuando duerme; me muerdo los labios sin duda me estoy enamorando de ella, no creo eso sea buena señal. Estoy tan a gusto asi, que me quedaría en el bus toda la vida; pero, aunque tarda casi 1 hora en llegar terminamos llegando a las universidades y mi tiempo asi quiera o no quiera se acaba.

-      Prima despierta, ya hemos llegado. – le despierto con cariño.

-      Dale al botón, que nos bajamos – dice medio dormida estirándose contra mi brazo.

Me pego mucho a ella, para darle al botón; ella me mira y me sonríe, pero no dice nada y luego cuando el bus se detiene nos bajamos agarrados.

-      Esa que se ve a la izquierda es la mía, esa que se ve a la derecha es la tuya; vamos a caminar hacia la tuya, que ahora tenemos 1 hora antes de que vuelva a venir el bus. – anuncia mi prima.

Andamos en fila india pegados a la carretera, mi prima va delante moviendo sensualmente el culo; intento no mirarlo demasiado, pero alguna vez me pilla mirándola de soslayo pensé se enfadaría, pero…me sonríe con cara de reprimenda y yo le sonrió travieso.

-      De todas formas, te ahorraras todo este ajetreo al venir conmigo y mi amiga. – Dice acentuando “conmigo”

-      Eso es lo que más me va a gustar, de venir a la universidad.

Ella solo sonríe y no contesta, algún coche pita a mi prima; creo que debo aprender alguna forma de defenderme, porque cualquier día pasara algo y con solo fuerza física no podre protegerla.

Poco después llegamos a la universidad, tiene un diseño peculiar, luego compruebo con asombro que está abierta.

-      Está abierta. – digo sorprendido.

-      ¿Qué esperabas? La gente viene a estudiar sino puede concentrarse en casa o necesita algún libro. – dice mi prima y me acompaña a recepción.

-      Buenas, ¿tendrá la amabilidad de decirme, que necesito para ingeniería?

-      Matemática, física, química, programación e ingeniería. – suelta la recepcionista.

Pongo la cara blanca, me lo apunto en el móvil.

-      ¿podría llevarme algún libro? – pregunto, sabiendo que ahora no puedo comprarlos.

-      ¿Estás en la lista de estudiantes de aquí? – me pregunta ella.

-      Si, aquí tiene mi DNI. – se lo enseño, mi prima al verlo; me mira y dice en voz alta:

-      Vas a tener que renovarlo ya ni te pareces. – ríe divertida.

-      Es cierto, pareces otro. – apoya la recepcionista. – bueno, te puedes llevar 3 libros; como es sábado y el domingo no cuenta, te los puedes quedar hasta el miércoles.

-      De acuerdo, gracias; ¿vamos a buscarlos? – animo a mi prima.

-      Vamos – añade ella.

Entre los dos en menos de quince minutos tenemos: matemáticas, física y química; para primero de carrera, espero no perderme demasiado con ellos.

Una vez vamos cargando los libros que son tres tochos curiosos, mi prima y yo nos perdemos por la universidad buscando mi clase; el médico, el despacho del director y jefe de estudios.

Nos sentamos en la cafetería.

-      Déjame invitarte a un café – le pido.

-      Bueno, hoy me lo he ganado; ¿verdad? – me sonríe.

-      Si, te lo has ganado a pulso. – confieso y ella ríe.

-      ¿Qué te parece tu nueva universidad? – me pregunta, mientras traigo 2 cafés de máquina.

-      Bueno… - miro los libros. – pensé que sería más fácil, muchas asignaturas; ¿y has visto el tamaño de esos libros? Es la primera vez que hago algo asi, estoy un poco asustado la verdad. – confieso, preocupado.

-      Mira si fueras mi antiguo primo, pensaría que catearías; pero tal y como eres ahora, no tengo ninguna duda que aprobaras todo y que saldrás adelante.

-      Gracias, prima; eres la mejor. – acaricio su mano y ella se ruboriza.

-      Sigue asi, ¿sabrás volver a casa? – me pregunta y la miro sin entender.

-      Como sabes, esta tarde tenemos fiesta de pijama en casa; tengo cosas que hacer antes de llegar a casa, ¿y podrías hacer un picoteo? – me pide, más que preguntarme.

-      Claro, se buena prima. – le pido, temeroso de que haga algo que la aleje de mí.

-      Lo intentare. – dice sin prometerme nada.

Tras eso me puse camino a casa, ojeando los tres libros; bastante preocupado, me pregunto hasta qué punto será útil el sistema en esto.