Segunda vez que me penetró mi ex novio Marco

Esta vez fui autorizada por mi marido para encontrarme con Marcos en nuestra misma casa y darme la segunda cogida por todos mis huecos y la verdad es que sigo con ganas de volver a hacerlo.

Hola a todos los que me han escrito. Debo confesarles algo que he sentido al leer sus mensajes, me excité rápidamente al leerlos de uno en uno. Nunca había pasado por esta situación, pero ahora me siento permanentemente con ganas de tener sexo con mi esposo.

El viernes en la tarde, después de almorzar me di un baño y me puse un short cachetero color amarillo, en Ecuador se le llama así porque deja al descubierto la parte inferior de las nalgas o los cachetes, es decir que son para cuando una quiere provocar a un hombre, una blusita negra muy pequeñita y la infaltable tanguita, esta vez era amarilla. Como les repito, he descubierto que cada que me lo pongo, mi marido irremediablemente me hace el amor. Ahora siento la necesidad que me satisfaga casi todos los días y la verdad es que me preocupa porque unas veces me dice que está muy seguido.

Esta tarde, al entrar él al cuarto (yo estaba acostada boca abajo haciéndome la dormida), sentí que se paró a mi lado observándome. Se desvistió, fue al baño y empezó a besarme la parte de mis nalgas que no estaban cubiertas por el short. A su contacto me "desperté" y nos saludamos con un beso en la boca ( a mí me gusta besar sacando un poquito la lengua mojada en saliva, eso parece que enloquece a los hombres). Lamentablemente mi marido por el cansancio que traía y posiblemente la preocupación de no poder complacerme totalmente, motivó que no respondiera como otras veces dejándome picada y con más ganas que antes de empezar, simplemente atinó a decirme que hacer el amor todos los días era muy agotador y que si yo quería me compraba un consolador (esto último lo dijo en broma), pero yo le seguí el juego y le respondí también en broma que mejor hiciéramos algo más interesante. Me miró con curiosidad y dijo que que tenía en mente. Le dije ya más seria.

Mira Rodrigo, la verdad es que desde que Toño me cogió siento ganas de hacer el amor más seguido y si tú, con razón unas veces no puedes, que te parece si yo lo hago por otro lado y luego te cuento que pasó. Me miró fijamente un tiempo interminable que me asusté pero con cautela me dijo que si quería hacerlo otra vez con Toño. Respondí con coquetería que ya había probado a Toño y que tenía la fantasía de hacerlo con otro hombre que yo conocía bien y me gustaba bastante. Rodrigo dijo, a ver, de una vez dime con quien es que te quieres acostar.

Ahora fue mi turno de quedarme callada y me dije, ahora o nunca. "Rodrigo, se que no te va a gustar lo que te voy a decir pero tengo que hacerlo, si no te gusta lo dejamos ahí y no ha pasado nada, mientras tanto le sobaba el pene para excitarlo. De golpe se lo dije, me encontré con Marco y me pidió que saliéramos un día de estos pero yo no acepté. Rodrigo se levantó de la cama y gritó, es decir que quieres que ese hombre te culee, ya me imaginaba que era él, porque precisamente acabo de verlo en la calle con la mujer. Le pedí disculpas y me dijo ya más calmado, yo preferiría que fuera Toño y no Marcos, tú sabes que nunca he querido que seas ni siquiera amiga de él. Respondí que no, que era con Marcos que tenía curiosidad. Bueno, si acepto me prometes que es solamente una vez y nunca más. Salté de la cama y me lo comí a besos contentísima. si mi amor, creo que con una vez basta. Me dijo que cuando lo pensaba hacer, le respondí que en ese momento estaba con todas las ganas por culpa de él y tenía el celular de Marcos. Me dijo mirándome, en verdad que eres arrecha, bien me decía una señora que las mujeres cuando pasan de los 40 se vuelven putas, aunque mía es la culpa por querer fantasear, pero bueno, si tú quieres hacerlo, hazlo, llámalo pero no intentes decirle que yo se nada y otra cosa, que sea aquí mismo en la casa, no sea que alguien te vea con él en la calle. Cogí el teléfono y llamé a Marcos y mientras hablábamos él me miraba fijamente sin decir nada.

Cuando me oyó decir, Marcos, si puedes, ven en este momento a mi casa que quiero hablar urgentemente contigo y mi marido se fue a trabajar y no sale hasta las 11 de la noche, pero por favor, trata que nadie te vea entrar. Me respondió que después llegaba mi marido y lo encontraba, insistí que mi marido nunca salía del trabajo antes de su hora. Me dio un beso por el teléfono y se despidió con un chao amor. En ese momento Rodrigo habló: y yo que hago, me quedo aquí en el cuarto contiguo o me voy. No mi amor, le dije, si voy a hacer las cosas como a mí me gustan, tiene que ser sin saber que me estás mirando porque no puedo desenvolverme como yo quiero y como los chicos vienen en la noche, no hay problema, te prometo que en dos horas termina todo y nuevamente gracias por ser tan comprensivo, me contestó, calla loca arrecha.

Bajó de la casa y antes de salir dijo, yo te llamaré en una hora para saber como estás y si pasa algo que no te guste pues me lo dices y voy enseguida. Al oír tocar la puerta, fui a abrir y entró Marcos muy nervioso, lo calmé y pasó a la sala (yo continuaba con la misma ropa, pero antes me había lavado y perfumado y me había puesto un hilo dental). Marcos se sentó en el mueble pequeño de la sala, me le acerqué despacio y me paré frente a él. Nuevamente la misma sensación de antes, quería que me tomara rápido y lo hizo, me cogió de las caderas que eran sus preferidas y empezó a tocarme las nalgas, se levantó, me atrajo hacia él y me dio un beso de esos que una pierde el aliento, tan rico que es este hombre para besar y mamar. No hablamos casi nada, aprovechamos bien el tiempo como debe ser.

Le dije, Marcos, te gustaría que baile para ti (me gusta bailar y mi marido dice que bailo como si estuviera culeando, le gusta decir la palabra culear). Puse una música hindú e inicié mi baile, quería ver a Marcos babeando y lo conseguí. Mientras bailaba él se quiso levantar y yo no lo dejé, le pedí que se imaginara que estaba en un cabaret y yo era una bailarina de esos sitios. Nuevamente me paré frente a él y giré el cuerpo quedando de espaldas a Marcos, lentamente movía las caderas y mi Marcos no aguantó más. Me abrazó por detrás , me sacó despacito mi short y se sentó en el mueble, se bajó el pantalón y el calzoncillo, me atrajo hacia él y sin sacarme el hilo dental, me sentó en su majestuoso y rico miembro, con un dedo me hizo a un lado el hilo dental, yo con mi mano izquierda le cogí su enorme miembro y me lo puse en mi rajita depilada. Yo solita me lo clavé hasta el fondo pegando un gemido de satisfacción. Esa penetración fue tan exquisita y como Rodrigo me había dejado picada, a los cinco minutos se me vino mi primer orgasmo, rico como siempre.

Enseguida Marcos me hizo sentar en el mueble, pero en la parte donde se ponen los brazos, me abrió las piernas, se las pude alrededor de su espalda y lo atraje hacia mí, me pegué a comerme su boca carnosa y sentí que todo ese pedazo de carne, dura como un tronco, entraba en mi vagina llenándola completamente. Es que el miembro de Marcos era tan gruezo que lo sentía como hacía más ancha mi vagina y al meterlo y sacarlo, mi clítoris rozaba en su pene lo que me producía una sensación de ricura total. Yo le tenía los brazos en su cuello y mis piernas en su espalda, es decir que lo tenía aprisionado. Al sentir que nuevamente iba a terminar le dije con voz dulce y gimiendo de placer, mi amor dame más, no me dejes nada afuera, métemelo con fuerza y otras cosas más que hasta me da vergüenza decirlas y así gimiendo él empezó a cogerme con más potencia, descargando unos golpes tremendos con su pelvis que chocaba en mi vagina hasta que me pegó los últimos golpes y se vino.

Que rico fue sentir como su semen calientito me entraba y llenaba mis entrañas, cerré los ojos y le grité que me haga acabar. Aquí se pasó Marcos, mientras yo más gritaba, me sacó el pene e inmediatamente me elevó aún más las piernas y sin pedir permiso me lo mandó todo por atrás sin ninguna delicadeza como la vez anterior. Sentí dolor, pero más pudo mis ansias de sentirme penetrada por ese hombre que le pedía inconscientemente que me lo meta más. marcos gozaba y completamente sudado por el esfuerzo, me lo sacó y me puso en una posición que me fascina siempre. Se sentó en el mueble y me sentó encima de su pene mientras me cogía los senos con tanta fuerza que me dolían pero me gustaba. Debo confesar que siento casi el mismo gusto por detrás que por delante y con mayor razón si el hombre que me penetra me gusta mucho. En el sube y baja, Marcos me ayudaba de las caderas, en eso suena el teléfono inalámbrico, estiré la mano y dije, aló. Era Rodrigo, me dijo, no hable nada y solamente responde con si o no.

Cómo estás en este momento?, bien, ya acabaste?, si, una vez o dos?, va una, en este momento te tiene clavada?, si, por delante?, no, por atrás?, si, ya te culeó por delante, si, te gustó, si, te gusta como te está culeando?, si no te imaginas cuanto, te mamó la chepa?, todavía no, quieres que te la mame?, si, y tú la verga a él, también, tiene la verga grande, si, de 100 a 0 puntos cuanto le pones a marcos en su manera de culearte?, 100 sobre 100. Rodrigo se quedó callado como sopesando mi respuesta y continuó, eso quiere decir que te ha gustado mucho esa culeada que te está dando, verdad?, si muchísimo. Dime, en este momento que te está dando por el culo, te estás moviendo, si, se te nota en la voz so arrecha, cuanto tiempo más quieres que te culee?, unas dos horas más por lo menos, caramba que eres insaciable.

Y mientras hablábamos Marcos me besaba el cuello y teniéndome clavada completamente me metió un dedo rico en la vagina y yo gemí, me dijo Rodrigo y ese gemido a que se debe, ya te imaginas, te sigue culeando por atrás, si hombre, es decir que el gemido fue por que te metió un dedo en esa rajota, si hombre, bueno aprovecha todo lo que puedas por que de esta vez no va a haber otra, y para que Marcos se excitara más le dije a mi marido, ven rápido a la casa porque me soñé que estaba culeando con un hombre riquísimo que tenía una pieza enorme y estoy mojada completamente. Ok, voy en dos horas.

Una hora más duró mi felicidad, después que Marcos me hizo terminar, me bañé junto con él y con el agua cayendo en nuestros cuerpos desnudos, me arrodillé y me prendí a mamar ese pedazo de carne que aún caído era todo un monumento, pero ese monumento se paró nuevamente y le hice a Marcos un trabajo de campeonato que se acostó en el piso del baño y me pidió que me le siente en la cara, que felicidad poner mi vagina en esa boca rica, este hombre rico me devoró mi vagina, me metía la lengua hasta adentro y con los dientes me mordía el clítoris y me lo succionaba como si fuera su mejor comida. La verdad es que para mamar y culear, Marcos es 100 sobre 100.

Nos vestimos y en la puerta Marcos me dijo, Albi, no te imaginas lo que me has hecho gozar, te quiero mi amor y ya sabes que cuando me llames corro aquí o donde tú me digas, nos besamos un largo rato hasta que le pedí que se fuera porque me estaba dando nuevamente ganas que me haga el amor. Se agacho, me subió la camiseta y me dio el último beso en mi vaginita, pero esta vez por encima del calzón, como aquella vez en la playa, cuando me dejé dar el primer beso en mi cosita virgen y fue precisamente este hombre. Repito que lo de Marcos solo es para satisfacer mis deseos, yo igual viviré siempre con mi marido y de vez en cuando tendré mis escapaditas con Marcos.

Al llegar Rodrigo, dijo, esta noche nos vamos a un motel los dos solitos, así que te pones sexi que ahora es mi turno, creo que de aquí a la noche ya has de tener otra vez ganas, le dije que con él tengo siempre ganas. Después les contaré qué es lo que pasó en el motel, aunque les anticipo que le conté todo a Rodrigo y ese hombre me trabajó como nunca lo había hecho. En verdad es que a los hombres les excita que su mujer esté con otro hombre, se vuelven más ricos en todo sentido.

Con amor

Albi