Segunda sesion folladora con el negro zumbon...

Además de mandarme una preciosa imagen de sus senos sensuales, mi confidente dominicana me manda los detalles del segundo encuentro con el negro zumbón y mindón...

Hola de nuevo mis amigos...

Prepárense para otra increíble sesión folladora de este súper negro zumbón.

Aquí le tienen:

Hace ahora casi 11 años, recién salida del hospital por una necesaria intervención quirúrgica...,  seria, pero no grave...,  tuve que permanecer en recuperación y reposo absoluto un par de meses siguiendo las indicaciones médicas sin poder hacer esfuerzos..., entre ellos subir escaleras.

Mi vivienda las tenía y hube de buscarme una residencia provisional que estuviese a nivel de calle sin escalones.

Un buen compañero del trabajo me cedió un apartamento por una cantidad asumible para mi economía.

MI negro zumbón vivía muy retirado de mí y sus obligaciones diarias le impedían ir a visitarme y menos ir a satisfacerme..., aunque me llamaba a diario para preguntar por mi salud.

Era, es y será un auténtico corazón tierno este mi negro zumbón..., que me decía que necesitaba volver a disfrutar de mí en cuanto pudiese recuperarme algo...

Más o menos al mes de la intervención mi cuerpo reaccionada adecuadamente y mi coño no se conformaba con mis masturbaciones diarias que había iniciado a partir de la primera semana de reposo...

Me acostaba pronto a descansar pero necesitaba de mis manos para dormir...

Mientras mi mano izquierda sobaba mis senos y los llevaba por turno hacia mi boca acoplando mis pezones a mi lengua, labios y dientes..., mi mano derecha sobaba el botoncito de mi placer, aunque lo dejaba a veces para meter mis dedos en mi conchita húmeda y lujuriosa...

Siempre lamia aquellos dedos..., ya que me encanta mi sabor..., al igual que a este depravado nuevo amigo con el que hablo diariamente...

Aproximadamente un par de horas después siempre estaba dormida sumida en cálidos sueños con mi negro zumbón al que necesitaba cada segundo más y más...

Hablamos de quedar y aprovechando el horario de trabajo de mi hija, mi eficaz y entrañable cuidadora,  una mañana pidió licencia en su trabajo alegando una causa de necesidad familiar y vino a pasar toda la mañana y parte de la tarde conmigo...

La noche de antes apenas pude dormir de lo excitada que me sentía...

Por fin volvería a encontrarme con mi enorme amante de ébano al que echaba de menos tanto mi mente, como mi cuerpo...

Cuando el timbre de la puerta a la hora indicaba sonaba..., mis braguitas empezaban a mojarse a chorro limpio...

No podía correr a abrirle y tuve que demorarme unos segundos mientras despacito acudía a recibirlo abriendo la puerta de aquel apartamento que en breve emprendería un incremento calorífico sin duda.

Aquel primer abrazo con él fue reconfortante... Mi corazón se aceleraba y tuve que iniciar una respiración profunda para relajarlo, pues no era bueno que se me disparase de una.

Aquel primer beso de nuestras bocas en el quicio de la puerta abrió un cortejo que término un pasillo después y varios pasos más allá sentados en el sofá con algo de necesidad... más besos, manos que iniciaban cortejo de tocamientos agradecidos y agradecibles...

Iba mi negro zumbón vestido de vaqueros, camisa y deportivas, mientras que yo iba con un pijama a estrenar además de recién bañada y perfumada.

Me confesaba que mi aroma le embriagaba.

El me embriagaba a mí..., el brillo de su sudor en aquella piel negra me deslumbraba y no podía dejar de estar bien apretujadita a su torso y cara aspirando aquel olor excitante de loción masculina para después del afeitado.

Sus enormes manos me aprisionaban mi carita y cabeza buscando colocar mi boca sobre la suya.

Mi rinconcito absolutamente húmedo que apreciaba por la refrescante humedad de mis braguitas...

Pude tocarle la entrepierna entre beso y beso y allí estaba aquella arma enorme que recordaba cómo había inundado la última vez sin hacerme nada de daño a pesar de su desproporcionada dimensión...

Aquel enorme pene estaba ya alojado a través de su muslo y llegaba hasta prácticamente su cadera...

Imposible de precisar aquella magnitud con solo mi pequeña mano..., seguro que necesitaba dos o tres veces de paseo de mi mano para medirla entera...

Mi negro zumbón se dio cuenta del detalle de tan maravilloso apriete de su órgano y desabrocho su cinturón además de liberar el botón y el cierre de su pantalón..., para que yo pudiera notar en carne y no con tela aquel preciado botín...

El seguía besando apasionadamente mi boca..., y la mía recibiendo aquellos besos de lujuria, ternura y amor... Le sentía desesperado por besarme después de tanto tiempo sin mí...

Sin dejar de besarme y todavía en aquel sofá, el metía sus manos por debajo de mi camisola del pijama para tocarme mis senos deseosos de él..., mientras yo intentaba meter mi mano por debajo de su bóxer a fin de encontrar aquel enorme tesoro de tremenda dimensión y que recordaba algo más pequeño....

Mientras pensaba si sería capaz de atesorar dentro de mi tan enorme pieza de caza..., el no dejaba de decirme entre beso y beso el gran deseo que tenia de hacerme suya...

Le supliqué mentalmente que me comiese..., mi ser lo necesitaba...

Como leyendo mi pensamiento..., se arrodillo delante de mí, con ternura y mucho cuidado bajo mi pantalón del pijama y sacando solo una de las perneras dejó al descubierto mi sexo arropado por unas braguitas humedecidas hasta límites insospechados...

Se acopló y ladeando mi ropa interior con uno de sus enormes dedos calientes..., buscó con su ardiente y húmeda boca mi sexo necesitado de él desde casi siempre..., esa era mi sensación...

No pude remediar tener un primer y enorme orgasmo cuando apenas durante dos segundos..., lamia mi sexo hambriento...

Excitado por mi primer éxito, siguió comiendo, lamiendo, tocando e incluso metió sus dedos..., saboreo mí corrida llevándolos a su boca y volvió a comerme hasta que tuve otro segundo orgasmo..., incluso con más énfasis que el anterior...

La ropa ya nos sobraba a ambos...

Me levantó tiernamente del sofá y me subió amorosamente entre sus enormes brazos llevándome  al dormitorio que yo le señalaba furtivamente con mis ojos mientras seguíamos besándonos con deseos irrefrenables...

Menuda imagen..., mi camisola a medio quitar..., mi pantalón entrelazado a una sola de mis piernas... y el con sus vaqueros a medio caer por sus caderas, asomando parte de su bóxer y aquel trozaco de carne que parecía señalar como una flecha gordísima el camino a tomar...

La cama que estaba alistada fue testigo de cómo en dos segundos mi negro mágico con aquellas manazas enormes nos desnudó rápidamente a ambos...

Allí en el centro de la cama totalmente desnuda..., volvió a saborear mi cueva más que húmeda..., quería intentar un último incremento de lubricación de saliva para intentar prepararla para aquel enorme trozo de carne durísima que sin duda deseaba entrar sin dilación...

Como aquella primera vez..., ayudado de su mano y de diligentes movimientos en torno a mi apertura, aquel enorme glande atinó a entrar suavemente..., poco a poco y mientras me besaba aquel enorme bate de carne entraba en mi hasta el final aclimatándose a mi elástica vagina que creo que tenía su máximo posible con aquel cuerpo maravillosamente extraño a ella pero que deseaba como a ninguno...

El placer que experimentaba José Miguel en aquel momento, siendo besada, manoseada en mis pechos con aquellas enormes y lujuriosas manos y aquel pedazo enorme de carne durísima dentro de mí..., era tal que creo no haber sentido placer tan único en mi vida...

Durante horas disfrutamos el uno del otro...

Mi negro no podía aguantar la presión y después de un buen rato de zumbarme y bombearme delicadamente se venía dentro de mí..., seguramente echando néctar acumulado en mi honor...

No podía apreciar la cantidad..., pero notaba aquel flujo caliente dentro de mí que intentaba aclimatarse a posibles hendiduras internas de mi congestionada vagina.

Dentro de mi necesario reposo sanitario no pude hacer muchas diabluras pero algo hice..., pude lamer rato después de haberse corrido un par de veces dentro de mí..., aquella frugal paleta de chocolate sin nada de venas...

Por precaución José Miguel y para no molestar visualmente a mi hija en la posterior necesaria lavada de sábanas, tuvimos que utilizar unas toallitas que yo tenía preparadas para evitar que aquellos ríos de leche caliente y sabrosa llegaran inoportunamente al lienzo del cuadro en donde nos amábamos...

Con lo que te gusta a ti el manjar..., tampoco en esta ocasión el destino te había llevado a ser el anfitrión degustador..., entonces no pensaba en ello..., ahora que se de tu afición..., si...

Sigo relatando aquella jornada de amor y sexo... Si, hablo de amor, pues aquel negro y yo a nuestra manera nos amamos..., además de hacer un apasionado y lujuriosos sexo...

Dado mi estado sensible de salud, el sexo más bien fue tierno en aquella segunda ocasión..., y más romántico que palpitante y acelerado..., aunque eso no alteró que los orgasmos se sucedieron en cantidad y calidad..., en ambas direcciones...

La tercera y última vez que estuve con él, sería mucho más sexual, dado que mi salud ya estaba totalmente repuesta, aunque será relato de otro día...

Mucho rato estuvimos encamados, hasta que nos dimos un baño, se fue y yo me eché a dormir plétora y radiante.

En aquella ocasión me dormiría pensando en él..., hoy serás tú..., el vínculo hacia Morfeo...

José Miguel Amantísimo, ese fue mi segunda vez con mi “Antojo de Carbón”

Ya es casi medianoche, he pasado tres horas tocándome mi botoncito y acariciando mi cuerpo, mientras leía tus relatos: Rosalía, Gorditos, Rosa tatuada.

Voy a dormir y ojalá tengas un fin de semana deliciosamente AmadoSexualmente.

Para ti, Yo!!

PEPOTECR.