Segunda Lágrima
Poesía erótica, sexo como disloque del continuum.
Entreabiertas tus piernas,
Semiabiertas solamente
Con tu cráneo inclinado a la izquierda
Buscando distracción ante las muertes:
Una foto que deja oler mi podredumbre
Tú y yo ya habíamos muerto antes de esto.
Yo lo sabía y aun así comparecía ante tu secreto.
Tú lo sabías,
y aún así blanqueabas los ojos en busca de trance.
Nos habíamos secado en la leche cortada,
Te masajee en tu autopsia.
Te abrí la vulva y la boca
Y encontré gusanos de lengua y de clítoris
Que bailaban con la música que sonó
Y que no recuerdas
te di muerte en cada mirada
lo que te abrió otra muerte, gata.
Lo que te abrió las piernas,
los brazos, los labios, la lengua.
Olvidado en tu foto
Miro tu espejo de mi cuerpo:
Me habías abierto las venas
Con tu espera de cortejo
Que no esperaba sino muerte
No hacíamos sino recoger flores secas
en cada jadeo,
en cada grito de espanto ante el espectro del otro
se abría el placer como patente de lo imposible
(comencemos por lo imposible y te penetro las costillas)
o te beso el ano en busca de vida
No hacíamos sino recoger ramas secas
en cada jadeo de tu amor impresentable
Toma las tuyas en mi péndulo y en mi rostro
Buscando tu verdad en mi anorexia.
Recojo las mías en tu rosa y en tu cripta
Oliéndote la sangre
Que se te escapa por mis dedos
De tanto amar el sudor nos había sobrecogido
De tanto follar entre muertos
Nos vimos el rostro
Después de haber cogido,
Y vimos más muertos.
Como una foto que se abalanza a mis ojos
Recorro tu torso lúbrico de sudor y semen
Sudor de tanto hinchar, dilatar-contraer, contraer-morder.
Recorro tu entrepierna lúbrica
Que se empeña en dejar de jadear,
Y enfriar el sudor que se enfría.
El calor de las sábanas incendiadas toma formas de muertos.
Y tú,
Empeñada en no mover parte alguna,
Como esperando.
Entreabiertas tus piernas,
Semiabiertas solamente
Con tu cráneo inclinado a la izquierda
Buscando contracción para no dejar escapar lo irregalable:
Mi semen como lágrima te inunda los ojos
Y eyaculo mis huesos sobre tu cara.
Inmóvil escuchas como comienza el vómito:
Lágrima segunda te recorre suave, fría,
El útero que se anuda para no llorar
Para no salivar el semen de tu cerviz.
Para ese instante las piernas aún entreabiertas, lúbricas de sudor,
Para esa foto los labios superiores aún entreabiertos,
Luchando por no dejar escapar el último suspiro
Después de tu espanto.
Ocurre lo irremediable y lo imposible:
El maúllo de tu orgasmo
Se te escapa por entre las piernas dormidas
Como un río de himen
Tu segunda lágrima como el recuerdo de tu calor
Hoy fría,
eyaculas tu propio semen
Consagrando el excremento de tu placer
Y la muerte que mi foto te trajo.