Seguna parte de la fiesta de disfraces
Mi chica se quedo con ganas tras la fiesta, asi que quiso continuar la faena en casa.
Salimos de la discoteca, me llevo de la manita hasta el coche, mirándome muy picaramente, la calle estaba llena de gente de fiesta y yo me moría de vergüenza, iba muy muy cachonda y tenía ganas de llegar a casa, a cada rato camino del coche Lucia se acercaba a mi oído y me comía la orejita, y yo claro pues me excitaba más.
Llegamos al coche, nos montamos como siempre, ella conducía y yo me senté en el asiento del copiloto, porque ella no bebe y yo suelo beber, aunque una o dos copitas nada mas. Lucia arranco poniendo rumbo vuelta a casa, yo iba calladita, estaba cansada aunque excitada, con Lucia por la noche poco cansancio se tiene que tener porque hay que estar siempre preparadísima.
La carretera estaba desierta, eran muy de noche, de madrugada.
-Bueno, ¿Qué te ha parecido la fiesta? - Carol
-Shhhhh estas detenida, todo lo que digas puede ser usado en tu contra - Lucia
-Pe-pero -Carol
-Shh no seas impaciente - Lucia
Me callé, Lucia me miró, me sonrió, y en un instante, se metió los dos dedos de la mano derecha en la boca lamiéndolos, los acercó a mi entrepierna, retiró el pantalón corto que yo llevaba y paso sus dedos por mis braguitas, por el centro exacto, mi cuerpo tembló, me estremecí.
Llegamos a casa por fin, parecía que Lucia seguía en su papel de policía, porque nada más entrar por la puerta me empotró en la pared, sin dejarme escapar. Me empezó a dar besos, en la boca, muy despacio, luego empezó a meterme la lengua, a comerme la boca muy salvajemente. Yo, que ya venía cachonda de la discoteca, me empecé a excitar bastante, quería comerme a mi chica entera, pero parecía que ella estaba tomando todo el control, muy en serio el papel de policía se estaba tomando. Se separó de mi, me miro, con sus gafas de sol aún puestas, se quitó la gorra, dejando toda su melena fuera, se quito los pantalones, quedándose en braguitas, unas braguitas negras, pequeñas, le quedaban estupendamente, vamos, para quitárselas ya ya.
Se desabrochó la camisa un poco, empezando por los botones de arriba, podía ver mejor ese escote con el que me pase toda la noche soñando, notó que estaba deseando que se la desabrochara entera, para verla y disfrutar con esas vistas.
-Primera norma, el ritmo lo marco yo. - susurró en mi oído, rozando con su escote el mio propio, excitándome aún más sentirla cerca, muy cerca, a escasos milímetros.
-Segunda norma, tu ropa, fuera ya.
Me desnudé, trate de hacerlo lo más rápido posible pero los nervios me podían, estaba muy impaciente por ver que tenía Lucia preparado. Se volvió a poner de manera que su cuerpo rozaba el mio, cogió mis manos, y me dio la vuelta, poniéndome de cara a la pared, juntando su cuerpo a mi espalda, a mis piernas cerradas y mi cuerpo empequeñeciéndose ante lo imponente que estaba mi chica esa noche, no se había quitado las gafas de sol aún, eso me producía bastante morbo.
-Tercera norma, tienes derecho a disfrutar.
Acercó sus labios a mi cuello, comiéndomelo, lamiéndome hasta la saciedad, mi cuerpo rebosaba calor, excitación ganas de ser suya, de entregarme al completo, sacó la porra que llevó a la fiesta, la puso entre mis piernas.
-Ábrete.
Separe un poco las piernas dejando el hueco justo para que sus manos cupieran entre mis muslos, pero ella quería que las abriera más así que deslizo la porra entre los mismos subiéndola hasta mi clítoris. Yo estaba empapada y muy caliente, pasó la porra, la cual estaba fría, por toda mi entrepierna, la frotó con mi coño, mojandola, haciéndome reventar de estar tan cachonda, haciendo que mi coño palpitase, haciendo que le suplicara que me follara.
Soltó la porra, y siguió haciendo lo mismo, esta vez con su mano, sus dedos campaban a sus anchas por mi clítoris, totalmente a su merced, puso la yema de su dedo en la entrada, metió solo un centímetro de dedo, solté un gemido leve, y lo sacó, se puso otra vez a hacer círculos en mi clítoris.
Lucia subió sus dedos a su boca, los lamió, los mismos dedos que habían estado en mi entrepierna segundos atrás, luego me dio la vuelta poniéndome cara a cara con ella.
Me llevó al cuarto, me tiró en la cama, seguía comiéndome la oreja a cada paso que daba, controlando cada uno de mis movimientos.
-Cuarta norma, tu no te vas de aquí hasta que no termine contigo.
Antes de que pudiera decir algo, Lucia se puso sobre mi, sus braguitas me rozaban, y estaban completamente mojadas, se las quitó, y las pasó por mi clítoris, mirándome muy fijamente a los ojos.
Instintivamente, abrí las piernas, ella se colocó entre estas, su mano volvió a mi entrepierna, esta vez con la intención de terminar todo lo que empezó cuando me tenía contra la pared, me metió los dedos, pero muy despacio, pude sentir cada centímetro entrar, y a cada paso de sus dedos yo solo podía abrir más las piernas, abriéndole paso, dándole total libertad.
Hasta que empezó a darme más y más fuerte, encima mis gemidos la motivaban a no parar, a continuar hasta que yo le suplicara que parase, que no podía más, pero no, mis gemidos no cesaban y sus dedos menos todavía, solté un jadeo.
grité, Lucia me dio mas fuerte aún hasta que mi gemido fue brutal. Sacó su mano de mi entrepierna, se chupo los dedos al completo mirándome a la cara, y luego los metió en mi boca varias veces, estaba flipando, su faceta de tía buena, dura e imponente me estaba enloqueciendo, y yo seguía cachonda y con ganas de ella.
-Quinta norma, a mi chica jamas me la folló menos de una vez por noche, así que prepárate.