Seduciendo a un desconocido
Sin pedirle permiso comencé a desabrocharle el cinturón y el pantalón hasta sacar su miembro. Él se dejaba hacer, pero cuando se dio cuenta de que lo que iba a hacer era una mamada por un momento vaciló, pero no lo dejé que se echara para atrás ya que no podía aguantar la calentura...
Hola. Mi nombre es Paula y voy a contarles algunas de mis experiencias sexuales. Aclarando que todas pasaron realmente, solo me tomé el atrevimiento de aumentarles algunos detalles.
Mi primera vez fue a los 19 años, con un señor mucho mayor que yo. La verdad fue una mala experiencia. Aquí cabe decirles que me considero una chica guapa y buena, nada especial, pero si lo suficiente para que los hombres se me queden mirando; mido 168 cm, peso 58 kg, soy güera tirando a rubia, ojos café claros, de pecho me defiendo y de pompas, aunque no tengo mucha la poca que tengo es redondita, sin estrías ni celulitis. En general podría decir que me gusta mi cuerpo solo hay una cosa que nunca me ha gustado: soy un poco peludita. Digo esto porque desde mi adolescencia fue un complejo para poder hacer ciertas cosas. Y en parte porque mi primera vez fue con un señor grande que ya no podía poner peros a mi cuerpo.
Desde entonces comencé a quitarme complejos y a acostarme con varios hombres. Contaré en este relato solo una anécdota que pasó. Dependiendo de esta experiencia seguiré platicando en otros relatos algunas otras sexoaventuras.
Yo estudiaba la universidad en una ciudad y cada fin de semana me iba a mi casa. Mi familia es pobre así que siempre llevaba el dinero contado y tenia que ir ahorrando para darme algún capricho. Mi casa queda a 1 hora de la ciudad donde estudiaba y yo me iba a la salida de la ciudad (es una ciudad pequeña) para pedir rait. Al principio solo me subía con gente conocida ya que pasaban muchos para ese rumbo, pero después comencé a tener mas confianza y me subía con el primero que se parara.
Un fin de semana yo había ido a una fiesta el viernes por la noche y terminé con un muchacho en la cama, pero tan flojo que me dejo super caliente e insatisfecha. El sábado por la mañana yo creía que estaba mas tranquila y que ya se me había bajado la calentura, pero por lo que paso durante el día ni de cerca estaba en que se me calmara.
Me desperté a las 8 de la mañana, me bañé y ya que iba a viajar me puse ropa cómoda. Nunca me ha gustado arreglarme mucho pero cuando viajo me arreglo menos. Me puse una playera holgada, un pants de lycra para hacer deporte y unos tenis. Salí de la casa donde me quedaba y tomé el camión que me llevaba a la salida de la ciudad. Me paré a esperar que pasara alguien a levantarme y de cuando en cuando levantaba la mano y hacia la señal de pedir rait. En una de esas se paró una camioneta y me subí a ella, arranco y nos fuimos. Al subirme yo me percate de que la playera que llevaba por ser holgada parecía que estuviera escotada y se veía el brasier cuando me agachaba. El señor se me había quedado mirando y cuando me di cuenta me prendí sin siquiera sentirlo. Íbamos platicando y yo me di cuenta de que el me miraba, tratando de disimular, mi pecho y yo cada vez me ponía más cachonda así que no sabia como empezar o que decirle para no parecer tan puta. De repente se me ocurrió una idea y la puse en práctica, fingí que el brasier se me había desacomodado y comencé a acomodármelo fingiendo que lo hacia disimuladamente pero solo era para que el señor (por cierto, era un señor de unos 40 años, yo por entonces tenía 20 años cumplidos, era delgado, curtido, era un trabajador de la madera) volteara a verme. En una de esas el volteó y yo rápidamente hice un movimiento de acomodarme el brasier dejando descubierto por un segundo mi pezón. Fue tan rápido que no estaba segura de que hubiera captado la señal o al menos de que lo hubiera visto. Seguimos charlando como si nada yo esperando a que me dijera algo y pensando que era lo próximo que iba a hacer para que las cosas pasaran al siguiente nivel. No hubo necesidad de nada más de mi parte ya que el solo comenzó la conversación:
-Niña, no te vayas a enojar, pero ahorita que te estabas acomodando tu ropita vi algo que no debería de haber visto.
Por un momento yo creí que me iba a regañar así que le dije:
-Lo siento mucho, no era mi intención
-No mi niña, si fue delicioso. Están preciosas, pero me gustaría verlas mejor
-Puedo quitarme la blusa si gusta para que pueda admirarlas a su antojo
El tipo se quedó con cara de asombro por mi audacia, pero yo estaba a mil y tenía ganas de darle una mamada mientras manejaba, así que me quité la blusa sin esperar su permiso y me arrimé para que el pudiera sentir el roce de mi piel. Yo a su lado le comencé a masajear su paquete que comenzaba a tener proporciones considerables y a mí la boca se me comenzaba a hacer agua. Le decía cosas al oído como que me gustaba la verga, que si quería que le hiciera una mamada y más cosas por el estilo. En ese punto el morbo estaba al 100 y yo estaba a punto de explotar solo de eso ya que íbamos en carretera y yo con mis pechos al aire como si nada y ya había pasado uno que otro carro que se había quedado mirando hacia nosotros.
Sin pedirle permiso comencé a desabrocharle el cinturón y el pantalón hasta sacar su miembro. Él se dejaba hacer, pero cuando se dio cuenta de que lo que iba a hacer era una mamada por un momento vaciló, pero no lo dejé que se echara para atrás ya que no podía aguantar la calentura y por ahí solo eran curvas así que no había un lugar donde pudiéramos estacionarnos y hacerlo a gusto. Me incline hacia su pene y le di un pequeño beso, el se estremeció de placer, se relajó y siguió manejando, comencé a meterle la lengua en la punta y el comenzó a gemir, sacaba saliva para lubricarla y después de unos segundos de estar solo son la punta me la metí de un solo jalón, el casi grito de placer y yo solo seguí haciéndolo, me metía su miembro hasta adentro y sacaba la lengua con la que alcanzaba a tocar sus huevos y el gemía de placer. Lo hacía cada vez más rápido porque tenía ganas de que terminara en mi boca lo cual no tardó demasiado en suceder. Se vino y yo me la tragué toda, le limpié, pero aún seguía erecta y eso me animó, en la primera oportunidad el se hizo a un lado de la carretera y se lanzo a mis pechos estrujándolos y succionando mis pezones los apretaba y pellizca como todo un experto mientras con su mano me acariciaba mi concha por encima de la ropa. Me desvistió como desesperado y yo se lo agradecí internamente porque ya estaba desesperada por sentirla dentro de mí. Le dije que me la metiera, pero el me miro y se sonrió muy pícaramente y solo me dijo:
-Ahora me toca a mí preciosa
Y se metió entre mis piernas. Fue asombroso, yo me retorcía de placer y le gritaba que me la metiera, pero él no me dejaba, hasta que no pude más y exploté en su cara. Me corrí como nunca y el me lamía como un perro, todavía después de limpiarme me dio unos lengüetazos desde mi ano hasta mi clítoris que me hicieron estremecer y mojarme de nuevo, y cuando menos lo esperaba me ensarto su miembro. De la sorpresa casi grito, pero fue tan placentero que solo lance un gemido que sonó muy infantil y que hizo que se le encendieran los ojos de lujuria. Me hizo venir, pero el duraba y yo me puse encima y me moví en círculos, el gemía y no dejaba de decirme que parara porque se iba a venir, yo lo callaba poniéndole mis senos en su boca que el chupaba gustosamente, me vine 3 veces y el me estimulaba el clítoris con su dedo gordo, lo cual ayudó a que me viniera tantas veces. Cuando sentí que iba a terminar me quité de encima lo que por un momento hizo que se desinflara un poco, pero lo comencé a pajear con la mano y lo dirigí hacia mis pechos. El entendió mi señal, sonrió y comenzó a masturbarse. Sus fluidos llegaron a mi pecho y me sentí como toda una puta, me lancé a besarlo y los dos quedamos embarrados, en un principio me dio algo de asco, pero al parecer a el le gustó porque me besó profundamente y casi como un enamorado.
Nos limpiamos lo mejor que pudimos y seguimos nuestro viaje como dos buenos amigos, yo no me puse los tenis en todo el camino y aproveché para subir mis pies desnudos a sus piernas y masajearle suavemente su miembro. Nos despedimos sin darnos los números ni los nombres ya que decidimos dejarlo en manos del destino, pero además a mí no me gusta hacerlo con desconocidos mas de una vez ya que le quitan todo el encanto y el morbo.
Por esta vez es todo lo que tengo que contar, espero le haya gustado y comenten para poder mejorar los futuros relatos. También si no les gusto o si creen que algo le hizo falta me digan ya que es la primera vez que escribo alguna cosa.