Seduciendo a mi profesor -3

Miro los pantalones de Javier, tienen una erección y está empujando la tela. Libero su pene de los pantalones. se endurece pero no protesta. está más duro y grueso de lo que nunca había visto. Meto mi mano en sus pantalones y saco sus testículos, los cosquilleo con la lengua. Todos sus músculos se tensan mientras cierro las boca alrededor de su polla

Me guiña un ojo. El silencio nos envuelve mientras disfruto su calor y compañía.

Patricia: ¿Que te hizo querer ser profesor?

Mira hacia el frente, como si estuviera considerando responder.

Javier: Amo las palabras. Saber que alguien está aprendiendo con lo que yo le enseño me reconforta.. Es difícil explicarlo. Y ahora suena ridículo, después de una conversación post-sexo.

Patricia: No es ridículo. Es hermoso. Amo lo apasionado que eres hacia tus alumnos, bueno eso creo que se nota bastante. Y además apuesto que eres un buen escritor.

Javier: No como tú. No pienso que mi escritura haya llamado la atención de nadie como tus trabajos llaman la mía.

Mis mejillas se enrojecen y sonrío. Besa mi nariz y hace que suelte una ligera risa.

Javier: Deberíamos irnos. No quiero estar aquí cuando el conserje entre.

Patricia: Buena idea.

Pero no quiero que se acabe nuestro tiempo. Apenas comenzábamos a conocernos. Me levanto de su regazo, frunciendo el ceño mientras me visto. No estoy lista para que esta noche se acabe.

Patricia: ¿Quieres venir a mi casa? Es probable que Luis esté viendo Netflix, pero al menos es acogedor.

Javier: Mmmm

Javier Habla mientras termina de vestirse. Abre su boca y la cierra, pensando demasiado.

Patricia: Deja de pensarlo tanto.

Presiono la arruga en su ceño.

Patricia: Quiero decir, es bonito y todo, pero piensas demasiado las cosas.

Javier: Supongo que yo...

Su teléfono vibra sobre el escritorio, arruinando el momento. LO levanta y lo mira con el ceño fruncido.

Javier: Ohhh. Lo siento, no puedo hoy.

Su frente se arruga, como si estuviera preocupado. Mientras recoge sus cosas parece que está distraído. Su humor dio un giro de 180 grados. Me pregunto si pasó algo malo.

Patricia: Javier...

Javier: Lo siento, emergencia familiar.

Nunca me ha mencionado a su familia. Me pregunto qué está pasando.

Javier: Bueno tengo que irme.

Su lenguaje corporal se cierra y me doy cuenta de que no es el mejor momento para presionarlo por respuestas. Coge su maletín del suelo y revisa su contenido.

Javier: Se que es el peor momento, pero corregí tu trabajo de la semana pasada.

Patricia: Después de lo de hoy, espero que me des una buena nota.

Javier: Oh, esta noche tiene un 10, señorita Jimeno.

Me dan escalofríos.

Patricia: me encanta como dices mi nombre.

Dobla el papel engrapado por la mitad y me lo entrega.

Javier: Disfruto mucho de tu escritura.

Sonrío y lo tomo de su mano.

Javier: ablando de teléfonos, nunca te di mi número, ¿o sí?

Patricia: ¿esperas que nos mandemos mensajes sucios?

Javier: absolutamente. Pienso en ti durante todo el día. Me encantarían unos mensajes así.

Patricia: ¿En qué estás pensando?

Javier: En lo fuerte que vas a gemir cuando ponga mi dura polla dentro de tu húmeda vagina. Estoy pensando que si tuviéramos suficiente privacidad, gritarías por mí.

Patricia: Podría.

Javier desliza su mano por mi barbilla y me sonríe.

Javier: ¿me podrías dar tu número también?

Patricia: Toma este es mi número.

Lo apunto en un papel de su maletín.

Javier: No sé si voy a poder dormir esta noche. Voy a estar muy ocupado pensando en ti.

Patricia: ¿en qué estás pensando?

Javier: ¿Por dónde empiezo?

Da un paso más cerca. Su mano se desliza por mi brazo.

Javier: Voy a pensar en esa dulce sonrisa. Eres una tierna dulzura. Y estaré soñando con tus tetas, tus caderas, tu trasero...

Juguetea con la orilla de mi falda.

Javier: Y lo que está oculto entre tus piernas. Y en la ropa interior que elegiste para cubrirlo.

Patricia: Pasas mucho tiempo pensando en mi ropa interior, ¿verdad?

Javier: Solo porque no puedo esperar a arrancártela y poner mi boca ese bonito coño.

Mientras se da la vuelta y comienza a guardar sus cosas se me ocurre una idea. Podría darle algo para que me recuerde, no tendría que depender de sus pensamientos. Me pregunto qué haría si encontrara en su maletín uno de mis tangas. Me quito el tanga que llevo puesto y se lo guardo en el maletín sin que se entere.

Javier: Buenas noches, señorita Jimeno.

Patricia: Piensa en mí esta noche.

Le guiño un ojo y se ríe.

Javier: Lo haré.

Al llegar a mi apartamento, escucho la televisión desde el pasillo, lo que significa que hay alguien encasa y me puede bombardear con preguntas esta noche. En el pasillo me tomo un momento para ver la nota de mi trabajo. Como era de prever tengo un 10. Doy un paso dentro del apartamento, todavía sonriendo sobre la nota. María y Carol se apresuran hacia mí, con las caras llenas de preocupación.

María: Oh por dios, Patricia.

Carol: No puedo creer lo que acabo de escuchar.

Patricia: ¿Luis rompió contigo María? Le voy a destruir. En serio.

María: Patri.

Carol: ¿Dormiste con tu profesor? ¿Te estas tirando a tu profesor?

Patricia: No es nada. En serio no es gran cosa.

Me encojo de hombros. Se miran entre ellas y después se ríen.

María: Si claro, seguro que no.

Carol: Por si no te das cuenta, no te creemos.

María: Pero lo que haya pasado, estamos contentas por ti. Parece un buen tío.

Sacudo mi cabeza.

Patricia: Bueno creo que puedo contaros un poco.

María: ¡Queremos todos los detalles!

Carol: ¡Cuéntanos todo!

Luis aparece detrás de María y pone las manos en sus hombros. Le dirijo una mirada cautelosa. No les voy a contar nada estando un amigo de Javier aquí delante.

Luis: Os dejaré privacidad chicas, pero Patri, Javi tiene algunos problemas familiares.

Patricia: ¿Debería preocuparme?

Luis: No, pero estaría bien que lo hablaras con él.

Luis besa a María y se va del salón. Las chicas me miran expectantes.

Carol: Vamos, ¡suéltalo!

Patricia: Vale, vale. Os lo diré todo pero antes, tengo hambre.

Me dirijo hacia la cocina y empiezo a sacar cosas. Cuando saco lo que me apetece de comer, volvemos al salón.

Carol: Así que Javier Blanco, ¿eh?

María: Es ardiente. Podrías, en definitiva, estar peor, Patri.

Patricia: También está contra las normas.

María: Eso no parece detenerte.

Patricia: Parece que no puedo estar lejos de él. Y el parece no resistirse a mí.

María: ¿qué ha pasado esta noche?

Ambas se inclinan hacia mí, listas para escucharte.

Patricia: Perdón chicas, no beso y cuento.

María: Que aburrida.

Las tres pasamos el resto de la noche viendo películas.

Dos días después

Me dirijo hacia mi clase de inglés. Han pasado dos días desde que nos acostamos y no puedo esperar a ver a Javier de nuevo. Me siento cerca del frente de la clase y espero ansiosa a que Ben me note. Trato de llamar su atención, pero está ocupado viendo su maletín. Pedro se acerca a mi asiento.

Pedro: Hola, extraña. Desapareciste de la charla. Te busque. ¿a dónde fuiste?

Patricia: Me sentía mal y me fui a casa.

Pedro: Hay un brote de gripe ten cuidado.

Patricia: Cierto. Gracias. Lo tendré en cuenta.

Se para en frente de mí.

Patricia: ¿Puedes no pararte así frente a mí? Me estas poniendo nerviosa.

Pedro: oh, lo siento.

Javier: Por favor siéntense todos. Vamos a empezar.

Pedro: Supongo que iré de regreso a mi sitio.

Pedro se va justo mientras ven se levanta de su silla para saludar a la clase. Trato de cruzarme con su mirada, pero ni siquiera me mira. ¿No me está buscando?. La hora entera pasa con el ignorándome por completo. No, peor, está evitándome. Cuando la clase se vacía, voy hacia su mesa.

Patricia: ¿Me estas evitando a propósito?

Sus ojos pasan por la clase.

Patricia: No hay nadie más. ¿porque no me has mirado ni una vez en toda la clase?

Javier He hecho un examen de conciencia desde la otra noche. Nuestra relación es inapropiada. No podemos continuar.

Patricia: Lo sé, hemos dicho eso otras veces y…

Javier: esta vez es en serio, no puedo poner en riesgo mi profesión.

Patricia: ¿Así que ya no te importo, es eso?

Javier: No es eso. Si no fuera porque soy tu profesor te besaría ahora mismo.

Patricia: ¿solo un beso?

Javier: Me gustaría. Pero estoy tratando de hacer lo correcto.

No puede terminar así. Nunca se ha resistido a mí, así que usaré mis atributos para ganármelo. Me doy la vuelta y me agacho apara recoger un envoltorio de chicle, exagero el arco de mi espalda. Mi falda se levanta, mostrándole una vista muy clara de lo que hay debajo. Sisea un respiro.

Javier: Patricia.

Me levanto y pongo el envoltorio en el escritorio.

Patricia: ¿te gusta mi ropa interior? Se que has mirado.

Javier: Mierda. Solo recuerda que empezaste esto. Me levanta y me pone en el escritorio, luego me abre las piernas. Jadeo sorprendida.

Javier: ¿Quieres saber en qué estaba pensando toda la clase? Pensaba en que si miraba tu hermoso rostro, nunca sería capaz de decirte que no. me arrodillaría y te adoraría. Te rogaria que me hicieras parte de tu vida.

Se pone de rodillas y mira justo entre mis muslos.

Javier: Y aquí estoy. Haciendo eso.

Patricia: Sigue

Javier: No podría detenerme si lo intentara. No me puedo resistir a ti. Ahora déjame probar.

Agacha el cuerpo para ponerse a la altura de mi vagina, la mira y se detiene en observar la preciosidad de mi tanga de color blanco ya manchada con mis fluidos por la excitación del momento. Poco a poco va metiendo la cabeza entre mis piernas y llegando a mi centro, lo lame lentamente sacándome algunos gemidos de placer. Cuando ve que la situación se empieza poner muy caliente, agarra de la goma de mi tanga y lo baja para dejar al descubierto mi vagina.

Javier: Mmmm, tan bonita como la recordaba.

Patricia: Mmmm, déjate de tonterías y cómemelo ya.

Le cojo de la cabeza y la meto entre mis piernas, el comienza a dar lametones a mis labios vaginales, poco a poco va subiendo hacia mi clítoris y cuando llega es una explosión de placer increíble, se nota que sabe cómo hacer que una mujer se ponga a cien. Después de unos instantes mete sus dos de sus dedos en mi interior y acaricia la parte superior de las paredes de mi coño. Es una sensación increíble, mis gemidos son incontrolables, era un maestro en esa técnica no podía parar de gemir, hasta que llegó el momento en el que un orgasmo recorrió mi cuerpo y salieran unos chorros de corrida dirigidos a su boca. Cuando terminé de correrme Javier se puso en pie.

Javier: Ojalá pudiera quedar me más tiempo, pero tengo prisa.

Patricia: Además alguien nos puede pillar.

Se escuchan unos pasos de fuera de la clase, están muy cerca. Javier me empuja debajo de su mesa y posiciona la silla para que no se me vea. Escucho a alguien que entra, los pasos se acercan dónde estamos.

Javier: Decano. ¿qué puedo hacer por usted hoy?

Decano: Me preguntaba si recibiste el cambio de programa para el próximo cuatrimestre de inglés.

Javier: Eh. Si, lo vi.

Decano: ¿Podemos hablar un poco? No estas ocupado, ¿O sí?

Javier: Ahora no es el mejor...

Decano: Solo será un momento.

Javier duda y se mueve en su silla.

Javier: Ok, entonces. Imprimí una copia de los cambios que quería hacer. están en uno de mis cajones.

Se agacha y se mueve hacia un cajón abierto. Mis labios rozan sus nudillos. Pausa por un minuto y después vuelve a buscar el papel.

Javier: Lo encontré.

Decano: Bien. Me tomaré un momento para leerlo.

Miro los pantalones de Javier, tienen una erección y está empujando la tela. Libero su pene de los pantalones. se endurece pero no protesta. está más duro y grueso de lo que nunca había visto. Meto mi mano en sus pantalones y saco sus testículos, los cosquilleo con la lengua. Todos sus músculos se tensan mientras cierro las boca alrededor de su polla

Decano: Este es un buen conjunto de cambios. ¿Qué te animó a incluirlos?

Javier: Quería incluir algunas historias para los estudiantes. es más fácil para ellos...

Da un profundo respiro mientras continuo con mi labor.

Javier: Identificarse con la prosa.

Decano: Si, entiendo. Bueno, creo que deberías implementar esos cambios.

Javier: Gracias, señor. ¿Eso es toro? Digo, ¿todo?

Al escuchar esa equivocación me excito más y meto más su pene en mi boca. Desacelero mi velocidad, lamiendo y chupando en vez de succionar. Sus manos se vuelven puños en sus muslos.

Javier: ¿No había algo más?

Decano: No, eso es todo. ¿estás bien? te noto estresado.

Javier: Tengo que corregir mucho esta noche. Eso es todo.

Decano: Pues no te distraigo más.

Lamo la punta de su pene, disfrutando de la tensión frustrada en sus músculos. Por fin el Decano se va de la clase. Javier deja salir un respiro fuerte y aliviad. Después aleja su silla del escritorio.

Patricia: Eso fue divertido.

Le sonrío.

Javier: No no lo fue.

Su voz firme me golpea como un ladrillo.

Javier: Podría haber perdido mi trabajo.

Patricia: Parecía gustarte hace un minuto.

Javier: Yo... necesito pensar

Frunciendo el ceño, me acerco, pero pone su mano para detenerme.

Javier: necesito espacia para pensar. Solo dame un poco de tiempo.

Unos días después

En lugar de estar con las chicas, estoy comiendo palitos de azúcar en la azotea. Escucho que la puerta se abre, es Carol con un impresionante vestido de noche de lentejuelas de color azul oscuro, con un buen escote para resaltar las tetas que tiene y el culo que le haces espectacular, sin ninguna duda es la más guapa de las tres.

Carol: oye, tu.

Patricia: Guau ¡te ves ardiente!

Da un pequeño giro.

Carol: Es de María.

Patricia: ¿y se puede saber a dónde vas?

Carol: A algún restaurante del centro. Donde van chicos generalmente.

Patricia: ¿Los chicos? ¿Luis Y Carlos?

Carol: Si.

Patricia: Entonces entiendo tu vestido.

Carol: ¡cállate!

Patricia: Que lo paséis bien chicas.

Carol: Lo vamos a pasar bien, porque tu también vienes. Además estará Javier.

Patricia: Supongo que no tengo otra opción que ir ¿no?

Carol: Esa es mi chica, vamos a ver que te pones.

Cuando abro mi armario veo la prenda ideal, un dos piezas de color blanco con una falada ajustada que me llega hasta la mitad del muslo y un top blanco con un escote pronunciado. Salgo a la calle donde me están esperando los demás, se escuchan silbidos de parte de Carlos y Luis.

Carol: ¡Esa es mi amiga, la más puta de Barcelona!

Doy un giro y me inclino ligeramente. Todos vamos hacia el metro, hay mucha gente en la parada. Luis posa un brazo alrededor de María y Carlos guía a Carol hacia un grupo alejado d la multitud. Empiezo a pensar en Ben y lo que hará cuando me vea.

Carol: Te veo nerviosa.

Patricia: Creo que no debería haber venido.

Carol: ¿Quién eres tú y que has hecho con la Patricia que ya iría borracha y gritando?

Patricia: Tiene 18 años.

Carol: Y tú 20 así que vamos a pasárnoslo bien.

Llegamos temprano a la discoteca. Todos piden bebidas y se acomodan.

Luis: ¿Como van las clases Patri? ¿Ya has abierto a alguien?

Patricia: No, ¿te estas ofreciendo?

Luis: María, tu amiga me está amenazando con un cuchillo.

María: Pues yo tendría cuidado, porque ahí donde la ves se crió en un pueblo.

Le doy a Luis una sonrisa amenazadora. Alza sus manos rendido.

Patricia: No hagas daño a mis amigas o te arrepentirás.

Luis: Tomo nota.

Los ojos de María se abren abruptamente.

María: Oh no.

Luis dirige su mirada a algo detrás de mí.

Luis: Oh, mierda.

Me doy la vuelta, el miedo se acumula en mi estómago. Javier está en la entrada. Pero no está solo. Ana viene con él, con una sonrisa encantadora y envolviendo su brazo alrededor de Javier. En la mira y frunce el ceño, pero no quieta el brazo.

Carol: ¿Estas bien Patri?

Patricia: ¿Qué? estoy bien.

Las chicas fruncen el ceño hacia mí.

Patricia: Puede estar aquí con quien le dé la gana. yo ya lo tengo superado.

María: Si tú lo dices

Javier y Ana se mueven hacia la discoteca.

María: Supongo que él no se va a sentar con nosotros.

Luis: Mas le vale no hacerlo.

Carlos: Necesita que alguien lo haga entrar en razón.

De repente, Ana alza la voz, llamando la atención de los de la mesa. Parece que se están peleando. Luego toma su bebida y la arroja en la cara de Javier.

María: Guau

Carol: Oh por dios.

Patricia: Tiene buena puntería la chica.

Luis: No ha caído ni una sola gota fuera de su cara.

Ana sale de allí dejando a Javier avergonzado en la discoteca.

María: Esto es como ver una telenovela.

Puedo ver como Javier se aleja de la pista y de los reservados.

Patricia: Ahora vengo.

Lo sigo, cogiendo antes un par de servilletas. Salgo fuera y le encuentro en un callejón.

Patricia: Hola, Javier.

Me mira y sonríe cuando me ve.

Javier. Hola, Patricia.

Doy un paso hacia atrás recordando sus palabras de hace unos días.

Patricia: creo que no debería haber venido aquí.

Javier: Me alegra que lo hicieras.

Patricia: ¿Estas bien?

Javier: Mi orgullo está un poco herido, pero bien.

Patricia: Conozco ese sentimiento.

Javier: En verdad lo siento, Patricia. Hice todo mal. Esta noche no debía pasar así. Mientras Ana coqueteaba conmigo, solo pensaba en ti. Me estaba equivocando. Por eso la dije que estaba viendo a alguien. Me llamó cara dura y bueno ya viste el resto. Javier suspira.

Javier: Te he echado de menos. Por más que lo intentaba no podía sacarte de mi mente.

De repente se ve tímido.

Javier: ¿Te sientes igual?

Patricia: La verdad es que no.

Mi estomago se encoge ante la mentira que acabo de decir.

Patricia: Apenas recordé que existías.

Su rostro se entristece.

Javier: Supongo que me lo merecía después de cómo te traté.

Suspira y da un paso hacia atrás.

Javier: No es que esto importe, pero aún no debemos estar juntos.

Patricia: ¿En serio? Me acabas de decir que me echabas de menos. ¿Y ahora te retractas? ¿De nuevo?

Javier: Lamento que tenga que ser así.

Patricia: ¿Lo es? ¿o solo estás cogiendo la salida fácil?

Javier: ¿Crees que es fácil?

Enfadada, camino hacia él, lanzándole cuchillos con la mirada.

Patricia: Pienso que estas exagerando.

Javier: Esto es serio, Patricia. Nos podrían atrapar en cualquier momento.

Patricia: Si me quieres ¿porque estás haciendo todo esto?

Javier: Porque es lo que se tiene que hacer.

Da dos pasos hacia mí, un musculo se tensa en su mandíbula.

Javier: Poner distancia entre nosotros no fue fácil, ha sido una de las cosas más difíciles de mis vida.

Estamos juntos ahora, mirándonos fijamente a los ojos, prácticamente lo reto a que se aleje.

Patricia: ¿Porque estas luchando contra esto?

Javier: Estoy tratando de contenerme.

Patricia: ¿por qué?

Javier: Para hacer lo correcto. Para ambos.

Patricia: Tú no eres quien decide que es lo mejor para mí.

Javier: Uno de los dos tiene que hacerlo. De otra manera estoy a dos segundos de follarte contra la pared.

Su mirada se centra en mi boca. Se acerca tanto que puedo sentir la lujuria y la ira radiando de su piel.

Patricia: Que te jodan. Este barco ya zarpó. Entra de nuevo. Ve a buscarte una sofisticada novia de Barcelona con la que puedas hablar de lo que te gusta mientras tomáis cerveza.

Se ríe. Después pone sus brazos alrededor de mi cintura, y me da la vuelta de manera que mi espalda está contra la pared de ladrillo.

Javier: No quiero una novia elegante.

Me mira directamente a los ojos, penetrando todas las paredes que construí para protegerme.

Javier: Yo te quiero a ti.

La pared de ladrillo se siente igual de inquebrantable que la mirada de Ben, mientras me presiona ligeramente contra ella. Ambos estamos detrás de un bar apunto de rendirnos a la tentación otra vez.

Javier: Te deseo tanto.

Alejo mi mano y lo abofeteo en la cara. Brilla el golpe en su barbilla, pero su mandíbula se cae.

Javier: ¿Me acabas de pegar?

Patricia: Si: No creas que no estoy enfadada contigo solo porque estamos haciendo esto.

Javier: Nadie me había dado una bofetada antes. Eso fue ardiente.

Javier me besa ferozmente. Deslizo mi mano por su pecho, todo el camino hasta el duro bulto entre sus muslos. Lo primera que hace al notar eso es quitarme el cinturón y la falda dejándome en medio de la calle con un tanga de color rojo. Yo mientras tanto le desabrocho el cinturón y le saco la polla, los dos ya estamos muy calientes así que me coge de las piernas elevándome del suelo, me pone a un lado el obstáculo que le separa de mi vagina e introduce su dura polla en mi húmedo coño.

Javier: Joder, como echaba de menos esta preciosidad de coño.

Patricia: Shhh, calla y follame.

El ritmo es regular, no es muy rápido pero tampoco muy lento, su polla llega hasta el final de vagina provocándome leves gemidos. Aquella escena era muy morbosa así que Javier no tardó en correrse dentro de mí. Nos terminamos de vestir y cuando iba a entrar a la discoteca me para.

Javier: Espera tenemos que hablar de nosotros, hay una cafetería aquí cerca donde tendremos privacidad.

Patricia: Está bien. Pero solo hablar, que luego pasa lo que pasa.

Pone su mano en la parte baja de mi espalda y camino hacia la calle.

Javier: Ni siquiera tiene que ser un café. Poder ser o una limonada.

Me rio.

Patricia: Ok, ok, entiendo.

El viaje en taxi es silencioso. Javier descansa su mano sobre mis piernas.

Javier: Por extrañas que estén las cosas entre nosotros... Es bueno estar contigo de nuevo.

La cafetería está casi vacía y nos sentamos en una mesa del fondo.

Javier: Voy a pedir las cosas ¿qué quieres?

Patricia: Lo que más cafeína tenga.

Va hacia la barra y pide las cosas. De regreso a la mesa, deja las bebidas y luego se sienta en el otro lado.

Javier: Gracias por venir.

Patricia: Quiero escuchar que tienes que decir. espero que sea algo bueno.

Javier: Créeme la última cosa que quiero es hacerte daño. Quiero que estemos juntos. Créeme, Patricia. De verdad lo quiero. Solo no estoy seguro de cómo. No está bien. Y no solo porque me podrían despedir, pero... Te mereces a alguien de tu edad.

Patricia: no creo que la edad importe.

Javier: Si importa, especialmente en la universidad.

Patricia: He conocido gente de mi edad que eran más maduros que otros de 30 o 40 años. Puede ser un cliché pero la edad solo es un número. No soy ingenua. No he ido sobreprotegida. Se cuanto quiero algo. Así que tendrás que buscar otra excusa para decir porque no me quieres.

Javier: No es que no te quiera. Todo lo contrario, pienso en ti cada minuto. Incluso he llegado a escribir poesía. Es ridículo.

Patricia: No es ridículo. Es dulce.

Javier: Nunca antes lo había hecho, haces que quiera involucrarme con el mundo. Con mi alma.

Patricia: Me halagas, pero supongo que no ve cual es el problema.

Javier: Esta mal esto. Nos va a meter en problemas. así que he tomado la decisión de terminar. Necesitamos alejarnos del otro y necesitamos tiempo para superarlo.

De repente siento un fuerte zumbido en mis oídos. Mi cuerpo se siente adormilado. Las lágrimas se escurren por rostro. Me pongo roja y empiezo a llorar.

Javier: Por favor no llores.

Patricia: ¡Que te den!

Cojo mi café y se lo tiro a la cara. Salgo de allí aun llorando.

A la mañana siguiente

Me despierto sintiendo que no he dormido. MI teléfono suena, miro la pantalla y es mi madre.

Patricia: ¡Hola mama!

Mama: Hola, mi niña.

Patricia: ¿Te ha llamado Dani para que me convenzas de que vuelva?

Mama: Nooo. Creo que lo espera en secreto, pero prefiere no decirlo. Tu hermano se ha caído de la bici, se ha roto las dos piernas.

Patricia: Voy a ir a casa.

Mama. No lo vas a hacer, no te voy a recoger en la estación.

Patricia: Por favor, déjame ayudar. Tengo que ayudar en la tienda.

Mama: Tu padre puede encontrar al alguien que lo ayude.

Patricia: Tu y yo sabemos que nadie fuera de la familia puede trabajar ahí.

Mama: Vale, está bien.

Patricia: Genial, mañana cogeré el vuelo.

Mama: Vale, adiós.

Me levanto para empezar a hacer la maleta. Pero justo suena el teléfono. Es Ben, me está escribiendo un mensaje.

Continuará...