Seduciendo a mi profesor -1

Tranquilos, voy a continuar con "mi vida como Sugarbaby" solo que me apetecía empezar con otras series que tenia pensadas. Un besiii enorme amiguiis!

Hola, mi nombre es Patricia, aunque mis amigas me llaman Patri, antes de comenzar con la historia os comentaré como soy: Soy una chica de piel de clara aunque cuando vuelvo del verano mi piel suele poner muy morena; tengo una bonita cara con ojos azules como el mar, una boca más bien pequeña aunque muy bonita y una nariz fina y en punta pero si llegar a ser una nariz fea; mi pelo es de color castaño siempre suelo hacerme peinados de chica buena, como coletas o unas pequeñas trenzas en la parte superior. Muchos dicen que soy muy pija y no les miento, siempre he sido muy presumida y me gusta verme bonita; en cuanto al resto de mi cuerpo, mis tetas nunca han sobresalido por ser muy grandes, pero sí que son muy bonitas con unos pezones pequeños y rosados; también tengo el vientre plano y tonificado de hacer ejercicio; me gusta llevar mi agina depilada aunque siempre me dejo un pequeño triangulo para verme sexy, tengo un culo normal aunque si bien posicionado lo que lo hace un culo envidiable para algunas chicas; Por último tengo unas piernas largas y finas que hacen de mí una chica bastante sexy. ¿Te atreves a acompañarme en esta caliente aventura?:

Mi nombre completo es Patricia Jimeno y mi primera clase de universidad empieza en 10 minutos. Aunque soy una chica de un pequeño pueblo de Barcelona, mi sueño es convertirme en médico, pero primero tengo que deshacerme de algunas optativas. Empezando por inglés- iba pensando mientras me dirigía a la clase 101 por aquel pasillo de uno de los aularios de la universidad, allí me encontré con un par de chicos

Pedro: ¡Hermano, mira esto! ¡Puedo aplastar esta lata de cerveza con mis glúteos!

Patricia: Lo juro, estos hombres son tan inmaduros como los que conocí en la preparatoria- iba diciendo en mi mente mientras pasaba al lado suya.

De repente un sonido efervescente se hace presente en el pasillo.

Pedro: ¡oh, mierda! olvidé que estaba llena.

Patricia: Desearía poder conocer a alguien maduro. Sofisticado- seguía riéndome de ellos por dentro.

Me hago a un lado justo cuando un charco de cerveza aparece en el suelo, para arruinar mis nuevos zapatos, pero en mi prisa por alejarme. choco con alguien.

Era un hombre bien vestido, parecía ser de último curso. Iba con una americana de color verde oscuro y una camisa de color blanco con tres botones abierta lo que dejaba a la vista unos pectorales bien marcados. Era un hombre muy guapo con una barba de tres día pero arreglada unos ojos de color verde hipnotizantes y un pelo de color negro que llevaba bien peinado haciendo un tupé.

Patricia: ¡Ufff!

Javier: Cuidado

Mis libros salen volando por todos lados, pero unos fuertes dedos toman mi mano y me dan equilibrio. Cuando me doy la vuelta, descubro un rostro que podía haber sido esculpido en mármol.

Javier: ¿Estás bien?

Patricia: No te preocupes. No está nada roto.

Javier: Eso está bien. Me sentiría horrible si te hubieras tropezados por mi culpa.

El hombre me ayuda aponerme de pie. Me levanta fácil como una pluma. Unos hombros anchos resaltan, y sus bíceps se marcan debajo de las mangas.

Javier: Espera que una de tus mangas se ensució un poco. ¿Puedo?

Asiento para dar permiso y saca un pañuelo de su chaqueta para limpiar mi manga.

Patricia: Gracias. Toda mi ropa sigue empacada por la mudanza. Mi compañera de habitación me dejó unas cuantas prendas suyas.

Javier: ¿Y odiarías ensuciarlas?

Patricia: Exacto. Ya me siento fuera de lugar con un estilo formal-casual.

Javier: Si ayuda, te ves fantástica con esos tacones y esa chaqueta.

Patricia: Oh, eso me ayuda bastante.

La sonrisa del hombre resalta el corte impresionante y definido de su mandíbula.

Javier: Soy Javier, por cierto. Creo que no me dijiste tu nombre. Seré franco, no se me da muy bien recordar nombres.

Patricia: Me llamo Patricia

Javier: Bonito nombre para una taza de café.

Patricia: ¿Una taza de café?

Javier: Si, quizás pueda invitarte a una después de clase.

Patricia: No voy a decir que no a eso, pero voy a necesitar que me recojas después.

Javier: Es una cita.

Los pasillos comienzan a vaciarse.

Javier: Lamento terminar la conversación de esta forma, pero me tengo que ir a clase. te veré después Patricia.

Patricia: ¿Te acuerdas de mi nombre?

Javier: No sé porque, pero creo que va a ser difícil olvidarlo.

Me guiña un ojo antes de irse. Tal vez todos los chicos del campus no son tan inmaduros, como yo pensaba. Estaba desean ando tomar ese café con ese chico que estaba intentando ligar conmigo. Después de la conversación me dirigí a clase y me senté en primera fila, pero el universo me tenía preparada una sorpresa más ese día. nada más yo céntrame Javier entra por la puerta y su mirada va directamente hacia mí. Un shock aparece en su cara, pero en vez de sentarse en algún pupitre se dirige hacia el escritorio del profesor. Yo me quedo estupefacta, ¿es mi profesor?, si realmente lo es está fuera de mi alcance, ya que las relaciones entre alumnos y profesores están totalmente prohibidas. Volviendo al mundo real, me acerco donde Javier está sanado las cosas de su maletín. En mi cabeza todavía pienso que no puede ser mi profesor, es muy joven para que sea profesor de universidad.

Patricia: Así que... ¿estás acompañando al profesor?

El único hilo de esperanza que queda cuando Javier se niega a verme a los ojos.

Javier: No, soy el profesor Blanco. Imparto esta clase.

Patricia: Oh, bueno... esto es incomodo

Javier: Toda la razón.

Javier por fin me mira Alos ojos. Sus rasgos cincelados son tan suaves como el cristal.

Javier: perdón por haber sido tan directo antes. Asumí que ras profesora por la ropa que llevas. Puedes estar tranquila, no volverá a suceder.

Mi corazón se hunde ante el tono formal de su voz. Me siento de todo menos tranquila.

Patricia: Entiendo...

Javier: Gracias, señorita Jimeno. la última cosa que quiero hacerte sentir es incomoda. Nuestra relación será estrictamente profesional de ahora en adelante.

Patricia: Oh. Entiendo. debería volver a mi asiento.

Mientras el resto de la clase entra, Javier se aclara la garganta y tiene cuidado de no mirarme. Me vuelvo a mi asiento y Javier se dispone a dar la clase.

Javier: Buenos días, soy el profesor Blanco, por favor miren las notas que he dejado en sus asientos. Para llevar el tema del pasaje de "Las cosas que llevaban los hombre que luchaban" de Tim O´Brien, me gustaría que todos hagan un trabajo hoy.

Mientras habla todas las chicas quedan hipnotizadas con su voz. Incluso puedo escuchar algunas que se sientan detrás de mí.

Sara: Es tan ardiente

Mónica: Lo sé. es lo mejor de la clase.

Ben dirige sus ojos hacia mí y nuestras miradas se mantienen fijas la una con la otra. Lo único que puedo hacer es aceptar de que es mi profesor, mi sexy profesor... Puedo ver cómo me sonríe durante la clase, pero rápidamente se acuerda y nuestra situación y me deja de mirar.. No hay manera de que haya perdido el interés en mí, no después de cómo me hablaba antes.

Javier: Estaba diciendo algo sobre un trabajo ¿verdad?

Patricia. Las cosas que llevaban los hombre que lucharon de Tim O´Brien, señor.

Javier: Correcto. Gracias, señorita Jimeno. Para el resto de la clase me gustaría que escribieran su propia versión del texto. Un ensayo de qué cosas llevan con ustedes y porqué. Puntos extra si explora los mismos temas que Tim O´Brien. Tratar de profundizar más allá de su pintalabios y su teléfono. Piensen en cosas como culpa, vergüenza o miedo.

Mientras todas las chicas del salón toman apuntes, el chico de la cerveza de antes gruñe fuerte.

Pedro: Espera, ¿tenemos que escribir un ensayo? ¡agh! ¿Un ensayo completo?

Javier: ¿hay algún problema?

Pedro: ¡Es el primer día de clases! ¿Por qué estas siendo tan cabrón?

La clase se estremece ante la explosión de ira del estudiante, mientras Javier solo levanta una ceja.

Javier: ¿Disculpa?

Pedro: ¡es tanto trabajo! Planeaba solo descansar y relajarme hoy.

Eso es obvio a juzgar por las manchas de cerveza en sus pantalones.

Javier: Ya veo

Los ojos de Javier brillan ferozmente mientras habla con el chico.

Javier: ¿Estas al tanto de que esto es una universidad y no una guardería?

Pedro: A ver, que creo que no nos estamos entendiendo. Mi padre ha estado donando a esta escuela durante años.

Me doy la vuelta y le miro con cara de asco.

Patricia: Algunos de nosotros nos esforzamos por llegar a esta clase y leímos el texto antes.

Pedro: ¡ay, por favor! ¡nadie lee el texto antes del primer día de clases!

Javier: La señorita Jimeno tiene razón. Leer el texto antes de la clase es lo que se espera de un estudiante de universidad.

Su voz es baja y severa cuando vuelve a hablar al chico.

Javier: Rehusándote a participar en el trabajo, estás perdiendo la oportunidad de aprender y lo que recibas en esta clase te podrá ser de mucha ayuda en la vida.

Pedro: ¡me apuesto lo que quieras a que nadie de esta clase se lo ha leído!

Javier: Era parte del programa, se supone que todos se lo leyeron y espero que la mayoría de tus compañeros lo haya hecho.

No está equivocado yo prácticamente memoricé el texto anoche y se exactamente como se debería interpretar.

Javier se vuelve hacia mi

Javier: Señorita Jimeno, usted leyó el texto ¿cierto?. ¿Le importaría darme sus reflexiones sobre el pasaje?

Todos me miran. Mis mejillas se calientan y mis manos comienzan a temblar. ¿Hablar el primer día? Es horriblemente atrevida para una chica de un pequeño pueblo, pero no le puedo decepcionar y no quiero que piense que no hice mi trabajo. Aunque pensándolo mejor no quiero ser la empollona de la clase, así que bajo la cabeza, claramente avergonzada ante toda la clase.

Patricia: Um... preferiría no decirlo delante de todo el mundo, señor.

Javier: Lo entiendo, no es fácil hablar en público, no te pediré que lo compartas con la clase, pero espero leer tus reflexiones en el ensayo. Gracias, señor.

Toda la clase, empieza con el trabajo.

Javier: Tienen, 30 minutos, empezando ahora.

Una vez que termino, camino hacia Javier y le entrego mi ensayo.

Javier: Gracias, señorita Jimeno. Impresionante, por lo general, la gente que lo entrega tan pronto como tú no suele escribir nada, pero está claro que ese no es tu caso.

Patricia: Estoy deseando, saber tu opinión.

Le entrego el papel y dejo que nuestros dedos se rocen, mantiene la mano por un momento, pero luego la retira rápido. MI corazón late rápido mientras salgo de clase. Es oficial, Javier puede ser mi profesor, pero yo nunca seré capaz de concentrarme en su clase, aunque claro ¿qué chica puede?. En mi interior se forma una esperanza a pesar de la frialdad de Javier. Se que está tratando de ser profesional, pero quizá puedo romper las reglas.

Una semana después estoy en un club. Para felicitar a mi compañera de habitación, María, por el papel que le han dado en una peli. Su novio, Luis, le hará una fiesta sorpresa y estamos preparando todo.

Luis: ¡Hey, Patri! ¿Te puedo pedir un favor?, el club no tiene apenas trabajadores y no podemos irnos de aquí. ¿Puedes traer unas sillas del armario?

Patricia: sí, claro.

En la parte más silenciosa del club, la puerta de acceso está abierta con un pedazo de madera, parece que el seguro no funciona de la puerta no funciona. Presiono el interruptor para encender la luz del armario, pero no funciona, supongo que lo haré a oscuras. Me doy en el dedo con un cubo que no veo.

Patricia: ¡Auuu!

Voz profunda: ¿Estás bien?

La voz de un hombre viene de la entrada.

Patricia: ¿quién pone un cubo en medio de un armario?

Voz profunda: Probablemente alguien que tiene una linterna.

Patricia: O que no es propensa a accidentes

Me estiro para sentir las sillas.

Patricia: No debí haber insistido en hacerlo sola.

Voz profunda: ¿necesitas ayuda?

Patricia: Seguro, pero dejes que...

La puerta se cierra.

Patricia: ...Se cierre la puerta

Ambos tratamos de empujar la puerta pero no se abre.

Voz profunda: Creo, que nos he encerrado.

Patricia: Si y creo que es una de esas puertas que se abren por fuera.

Voz profunda: Llamaré a Luis, no estaremos mucho rato encerrados.

La luz de su móvil resalta su fuerte mandíbula, me resulta muy familiar.

Voz profunda: Mierda, no contesta.

Escuchamos movimiento y metal tintineando, el hombre muestra con su móvil botellas de cerveza.

Voz profunda: ¿Quieres un trago? ayudará a matar el tiempo.

Patricia: Una cerveza fría suena bien.

Voz profunda: Te tendrás que conformar con una cerveza tibia.

Saca dos botellas y me pasa una.

Voz profunda: Podemos conocernos mejor. Podríamos estar atrapados aquí un buen rato.

El hombre extiende su mano. Su agarre es firme y cálido.

Javier: Soy Javier Blanco, enseño inglés en una de las universidades de aquí.

Y después me cae como un golpe. Mi corazón late en mi pecho. ¡estoy atrapada en una armario con m y profesor ardiente!. de repente en el armario empieza a hacer más calor.

Javier: Se volverá aburrido esperar a que alguien nos encuentre. Podríamos sacarle provecho a la situación.

Abanico mi cara, tratando de recuperar mis pensamientos más fríos.. Él está tan cerca, el espacio se siente cada vez más pequeño.

Javier: ¿Eres una de las migas de Luis?

Patricia: Vengo por parte de la novia, jajaja.

Javier: Suena a que no eres de aquí. ¿Que estás haciendo aquí?

Patricia: Estoy abriéndome paso en la vida.

Javier: ¿Y cómo te va?

Patricia: Podría ir mejor.

Javier: Escuché que María es actriz ¿Tu también?

Patricia: Estoy trabajando para convertirme en médico.

Javier: ¿en serio? Supongo que ere residente en uno de los hospitales cercanos.

Antes de poder corregirlo, el continúa hablando.

Javier: Venga, cuéntame más sobre ti.

Patricia: TU primero. ¿siempre quisiste ser profesor de inglés?

Javier: Se supone que debía se jugador de futbol, como mi padre, pero antes que una pelota descubrí un libro.

30 minutos después, me propone jugar a dos verdades y una mentira y empezaba yo.

Patricia: Nunca he salido del país, solía ser gimnasta y puedo atar un palito de cera con mi lengua

Javier: ¿En serio?, quizás puedas enseñármelo cuando salgamos de aquí. Una cosa más. No hay forma de hayas sido gimnasta.

la indignación y el alcohol zumban mi mente.

Patricia: ¡Lo soy! Era muy buena en ello y podía poner mis tobillos en mi cabeza.

Se queda en silencio por largo momento.

Javier: No te creo.

Patricia: Se que no puedes verme pero te lo voy a demostrar.

Me muevo en un espacio reducido y golpeo una estantería con el codo. Se sacude y un contenedor cae al suelo.

Patricia: Mierda.

Me alejo de la repisa y caigo encima de Javier.

Patricia: Lo siento, no había muchos espacio.

Javier: No te preocupes, está bastante bien.

Patricia: ¿Debería acercarme?

Javier: No me importaría

Me rio. Mi mejilla roza el cuello de su chaqueta.

Javier: Hueles bien. Como una pradera.

La tensión es eléctrica. Presiono mis manos contra su pecho, sintiendo la prueba de que fue un exjugador de futbol, sus músculos se tensan pero no para alejarme si no para acercarme. Sus manos se levantan y se abren paso en mi pelo.

Javier: ¿qué estás haciendo?

Patricia: Tocándote.

Deja salir un gruñido bajo. Me paro dándole la oportunidad de detenerse, pero no lo hace. Quiere esto tanto como yo. Paso mis manos por su pecho, sintiendo sus pectorales. Luego me deslizo a sus hombros y brazos, memorizando cada centímetro de ellos. Sus manos se desenredan de mi pelo y pasan a mis hombros. Se inclina de manera que su boca flota sobre la mía, ¡Me va a besar!. MI corazón late deprisa cuando cierra la distancia, su aliento es cálido contra mi piel. Me levanto y encuentro su boca en la oscuridad. Sus labios chocan contra los míos en un intenso y húmedo beso a oscuras, en ese oscuro armario nuestros cuerpos se hacían uno. Sus manos se hicieron con la parte baja de mi blusa para subírmela y tirarla a un lado, mi mano se posó sobre sobre la cremallera de su pantalón vaquera para y bajarla y meter mi mano dentro

Javier: Veo que quieres pasar al siguiente nivel.

Patricia: Quiero que me la metas ya, ¿vale?

Javier asiente y me quita de encima, yo mientras él se termina de bajar los pantalones me quito y los míos al igual que el tanga, me apoyo sobre una de las estanterías y pongo mi culo en pompa con mi vagina ya húmeda para que me ensarten con una polla. Javier, al no poder ver nada intenta meterme la polla pero se choca con alguna de mis nalgas.

Patricia: Anda déjame a mí.

Cojo su polla y me la meto en mi depilado coño, el posa sus manos sobre mi mis acederas y comienza embestirme lentamente para que me el interior de mi vagina se adapte a su largo y duro falo. Las paredes de mi vagina se estremecen cada vez que su polla entra hasta el final, mis gemidos no se hacen esperar y salen de mi boca haciendo que el acelere la velocidad.

Javier: Ahhhhh. joderr ojalá hubiera luz para poder ver la cara que pones mientras te penetroo¡¡

Patricia: Ahhh... Cállate y sigue... Ahhh.. diosss

Esos gemidos hacen que Javier se pare, siendo lo ante sala de su corrida.

Javier: Ahhhh... ¡¡¡Me voy a correr!!!

Patricia: Sácala fuera... Ahhhh

Javier la saca y noto como su semen salta sobre mi espalda.

Javier: Ahhh joder, que gusto, lo siento por mancharte la espalda.

Patricia: No pasa nada, creo que me ha parecido tocar un rollo de papel.

Busco un trozo de papel sin ver nada, cuando lo encuentro corto un trozo y me lo paso por la zona en la que se había corrido. El mientras tanto se terminaba de vestir. Cuando estoy subiendo me él tanga y los pantalones, ya con el sujetador y la blusa puestas, se abre la puerta. Mierda. María y Luis miran dentro del armario.

Patricia: Guau

Luis: Lamentamos haber interrumpido.

Si Javier me ve, me reconocerá de clase. Intento cerrar la puerta pero Luis la detiene con su pie.

Luis: Os vais a quedar encerrados otra vez.

Patricia: Esa es la idea.

Javier abre la puerta, pero me protege con su cuerpo de tal manera que me estremece. Qué pena que está apunto de ver mi cara.

María: Patri, ¿estás bien ahí dentro?

Javier se da la vuelta y consigue verme.

Javier: Oh por dios. Yo te conozco

Me lleva hacia el pasillo. Aún con su ceño fruncido se ve guapísimo en la luz. La boca de María se abre.

María: Espera ¿Javi es tu profesor? Oh por dios

Luis: ¿Que está pasando?

Javier: Esto no puede estar pasando.

Javier da un gran paso lejos de mí.

Javier: ¡Eres mi estudiante!, ¡Me podrían despedir por esto!

Patricia: Yo... Yo...

Intento hablar, pero él no da oportunidad de explicarme.

Javier: ¿En que estabas pensando?

Patricia: Ambos somos adultos.

Javier: Eso no importa. Soy tu profesor. Eso no sería correcto.

Patricia: Pero se siente bien, ¿no?

Javier: Yo...

Javier sacude la cabeza.

Javier: No puedo estar aquí. No ahora.

Me dirige una última y atormentada mirada antes de irse del lugar. Bueno, esto podía haber salido mucho mejor.

Al día siguiente

Necesito pasar un rato a solas y voy al tejado del piso que comparto con mi compañeras. Me estaban matando con todas esas preguntas sobre Ben y el armario. En vez de afrontar mis problemas evado la situación, pero sé que pronto tendré que lidiar con esto. Esto no es Badalona y ya no tengo 17 años, esto es la vida real y arriesgué arruinar la de alguien más. Por mucho que me guste Javier, no podemos estar juntos, no mientras sea su alumna. Cuando estoy acabándome un cigarro mi teléfono suena, es Dani, mi exnovio.

Patricia: ¿Que pasa Dani?

Dani: Bueno, que me parta un rayo. ! Patricia está viva!, pensé que al haberte ido a vivir a Barcelona te habías olvidado de mí.

Patricia: ¡Como si pudiera olvidarte! ¿Qué tal por el barrio?

Dani: Pau y Claudia se han prometido.

Patricia: ¿Cuánto tiempo pasará hasta que empiecen a tener bebes?

Dani: Hay uno en camino. Te echo de menos Patri, vuelve. Tengo un nuevo trabajo y puedo mantenerte mientras estas estudiando.

Patricia: No hagas que me arrepienta de haber contestado.

Dani: Awww, anda

Patricia: Lo digo en serio, no voy a volver.

Dani: Vale, entendido. Pero contesta la próxima vez que te llame.

Patricia: Vale, hablamos pronto.

Cuelgo, apago el cigarro y vuelvo al piso.

Al día siguiente

Busco en el armario algo que sexy que ponerme para hablar con Javier, lo primero que encuentro es top rojo muy sexy y unos vaqueros negros ajustados que realzan mi culo, También me pongo unos tacones negros para hacer de mis piernas un pecado capital. Cuando estoy en la universidad, está vacía debido a las horas que son, pero sé que le estará en su despacho. Llamo a la puerta, el abre y se sorprende al verme.

Javier: Señorita Jimeno, ¿qué está haciendo aquí?

Patricia: Haciendo uso de sus horas de tutoría. Esperaba que pudiéramos hablar.

Javier: Supongo que debemos.

Javier me invita a pasar y cierra la puerta detrás de él.

Patricia: Solo quería decirte que nunca quise hacerte daño. Solo quería conocerte y debí haberlo pensado mejor. Lo siento.

Javier: Tiene que entender, que no puedo relacionarme con mis alumnos, señorita Jimeno.

Patricia: Solo dime una cosa. ¿las cosas hubieran sido diferentes si yo no fuera tu alumna?

Javier: No vale la pena preguntárselo.

Patricia: Por favor. Responde.

Da un profundo suspiro. Cuando habla, su voz sale como un siseo tormentoso.

Javier: Me vuelve loco, señorita Jimeno.

Patricia: Esa no es una respuesta.

Javier: Se que no eres tan tonta como para preguntar algo así. Y tú... y tu...

El tono severo de regaño se va. y Javier se queda en silencio, después envuelve mi rostro en un apasionado beso. Su boca se inclina sobre la mía cuando el beso se vuelve más profundo. Intoxicante. Mis rodillas tiemblan ante la intensidad.

Javier: ¿Eso responde su pregunta?

Patricia: Si. Ahora responde tu mi pregunta.

Javier: Bien. Ahora déjame a mi dar mi opinión de nuevo.

Roza sus labios con los míos. Me besa como un hombre sediento de pasión. Todo es desesperación y anhelo.

Javier: Esto está mal. Debería detenerme. Dios, no puedo parar.

Su boca es ardiente como el amanecer. El calor corre por mis venas con cada beso profundo y delicioso. Envuelvo el cuello de Javier con los brazos. Me besa de lleno, su lengua se desliza en mi boca y me prueba. Sus manos caen a mis caderas, poniéndome contra la pared. Su boca arrasa contra la mía de nuevo.

Javier: No he pensado en otra cosa desde anoche.

Patricia: Supongo que esto de estar "ardiente por el profesor" no es solo cosa mía.

Javier: ¿Solo cosa tuya? ni de coña.

Javier me devora con besos profundos y boquiabiertos. Lame boca, probando hasta la última gota. Puedo sentir la presión de su pene contra mi plano vientre, duro y caliente. le cojo del pene y le masturbo por encima del pantalón.

Javier: Sigue haciendo eso.

le meto la mano dentro, esta dura y caliente, la empiezo a menear de arriba hacia abajo, solo lo logro hacer una vez antes de que se aleje, su cara es salvaje.

Javier: No todavía no, tenemos clase ahora. Te veré en clase.

Patricia: Allí estaré en primera fila.

Javier. Eso espero, sería un batacazo llegar y ver que mi alumna favorita no está en clase.

Patricia: ¿Soy tu alumna favorita?

Javier: si, pero no se lo digas a las demás

Le guiño un ojo antes de salir por la puerta.

Javier: Ah y una cosa más...

Continuará...