Seducido por su aroma
El aroma impregnado en su calzón fue el inicio de mi vida gay.
SEDUCIDO POR SU AROMA
Esta es mi historia personal. Es verdadera. Tan verdadera que siempre la recuerdo con suma excitación, feliz de que mi iniciación haya sido así.
Estaba a punto de cumplir mis 16 años. En ese entonces, tenía una novia. Como todos. Mantenía relaciones con ella, pero algo, algo, no era completo. No sabía exactamente qué me sucedía. No sabía que lo que me faltaba era un hombre. Lo empecé a saber el día que recibí un paquete en mi casa. Lo había entregado el cartero. Me lo entregó mi madre y me sorprendí porque nunca recibo nada.
Tenía mi nombre escrito. Obviamente alguien me estaba enviando algo, pero no tenía remitente. Lo abrí entre emocionado y nervioso. Lo primero que vi fue un sobre cerrado que decía: leelo atentamente. Y luego una bolsita transparente. En ella, algo que se veía como tela. Al abrirla, vi con cierta repulsión que se trataba de un slip de hombre de color azul.
Suerte que mi madre no estaba allí cuando abrí el paquete. Me asusté mucho y fui a mi recámara para leer esa carta. ¿Quièn me está jugando esta broma, pense.
Abrí la carta (misma que aún conservo) y leí su contenido. Textualmente dice: "Supongo que estarás nervioso, pero quiero que te tranquilices. Soy alguien que no te quiere hacer ningún daño. En realidad nos conocemos, pero no creo que en este momento te imagines quién soy.
Lo que recibiste es el slip que usé los tres últimos días. En él está mi aroma, mi aroma a hombre, mi aroma a verga. Quiero que lo acerques lentamente a tu nariz y comiences a oler. Sé que percibirás mi aroma, y sé que te gustará.
Hazlo... ya."
Eso era todo. Recuerdo que mi corazón latía muy aprisa. Tenía miedo, estaba nervioso. Pero lo peor de todo, es que la bolsita con el slip estaba frente a mí, en la caja y la frase de acercarme a él y olerlo se repetía en mi cabeza. No sé por qué, pero lo hice, tal como me había escrito.
Al principio no olí nada pero luego acomodé la parte de la verga en mi nariz y lo distinguí perfectamente. Sentí el olor de ese hombre... y tenía razón, me gustó, porque mi verga tenía una gran erección al estar haciendo yo esto.
Me fui al baño, puse la carta delante de mí y el calzón en mi nariz y me masturbe... Acabé como hacía mucho no lo hacía...
Escondí el paquete y me quedé pensando quién sería el que mando esto. Tenía que salir con mi novia, pero le hablé para decirle que me dolía un poco la cabeza. Quería pensar y descubrir quién estaba detrás de esto. Seguía pensando en que era una broma, pero no lo era...
Los días fueron pasando y no había noticias. Sin embargo, el slip se convirtió en parte de mi vida. Recuerdo que una noche lo puse sobre mi almohada y oliendo fuertemente, me excité de tal manera que eyaculé sobre las sábanas, haciendo un verdadero desastre.
Mi vida seguía igual, solo que cada vez quería estar menos con mi novia. Prefería soñar con el hombre del slip. Lentamente le fui poniendo rostro, nombre, cuerpo.
A las dos semanas exactas llegó el segundo paquete. Igual que el anterior. Al abrirlo una nueva carta y en el fondo, tres bolsitas. En cada una vi un slip diferente.
Esta segunda carta decía: "Estoy seguro que disfrutaste mi primer envío. Sé que entré a tu cuerpo a través de tu nariz. Posiblemente, no te has dado cuenta... pero soy parte de ti. Eres mío.
Esta vez te propongo un juego. De los tres slips, uno es mío. Los otros dos, de dos personas diferentes a quienes les robé su ropa más íntima. Tienes que descubrir cuál es el mío. Cada uno tiene un número. Comienza a oler y descúbreme.
Estaremos en contacto".
No podía creer lo que pasaba. En mis manos tres slips y oliendo yo uno y otro. Recuerdo que al principio me parecía que nada olía, pero lentamente comencé a percibir los olores. Todo me parecía igual. Me ponía nervioso no saber cuál era el de él. Todos eran talla pequeña, así que no podía saberlo por eso.
Pasaron los minutos y finalmente, lo descubrí. El nº 3 tenía algo especial, un aroma que ya conocía, era el aroma de mi hombre. En otras palabras, el olor de mi macho. Y acariciando todo mi cuerpo me masturbé una y otra vez. Estaba totalmente enloquecido por lo que me estaba haciendo este desconocido.
Pasaron solo dos días y el teléfono sonó., Al contestar yo, escuché por primera vez su voz. Me dijo: Carlos... dime el número de mi slip. Me agarró totalmente de sorpresa y me quedé mudo. "Estoy esperando...". Y solamente dije: el 3.
Escuché una risa y me dijo: sabía que lo harías... y sí, es el tres. Pronto podrás disfrutar verdaderamente y sentir el olor de mi carne...
Cortó la comunicación. Su voz me decía que se trataba de un hombre de más de 30 años. Yo pensaba que se trataba de alguien del colegio, pero no... ¿Quién eres, desconocido....?
Continuará