Seducido por su aroma (2)

El aroma de ese hombre ya se encontraba dentro de Carlos. Pero el tratamiento recién empezaba...

Ante todo quiero agradecer a todos aquellos que han leído la primera parte de mi relato, esperando que les haya agradado (y excitado un poco). A los poquitos que me han enviado comentarios, los agradezco muchísimo, y espero que me escriban a mi mail.

Durante un tiempo largo estuve disfrutando de los relatos de los demás y consideré que era hora de retribuir un poco las horas de excitación que pasé. Es por eso que comencé a escribir. Ojalá les guste esta segunda parte de:

SEDUCIDO POR SU AROMA

(SEGUNDA PARTE)

...pronto olerás mi carne... Las palabras de este hombre resonaban una y otra vez en mi cabeza. Me di cuenta lo tonto que era. ¿Cómo es posible que le dije que su aroma estaba en el calzón 3? ¿Cómo es posible que le dije que había hecho lo que me había pedido? Una y otra vez me decía a mí mismo: eres un estúpido, un idiota. ¿cómo hiciste algo así? Ni siquiera sabes quién es ese loco que anda mandándote cosas? Pero sabe mi nombre, mi dirección, mi teléfono... Comencé a asustarme.

Decidí deshacerme de esos calzones. Era lo mejor. Los tiraría a la basura, le hablaría a mi novia y me iría a pasear. Era lo que tenía que hacer. Pero algo sucedió. En el momento de tener en mis manos su slip, y estar a punto de tirarlo, decidí olerlo por última vez. El aroma recorrió todo mi ser y volví a caer en sus manos, tal como me había dicho. Mi verga se levantó con toda su fuerza dentro de mis pantalones. Tuve que sacarla y comenzar a acariciarla mientras olía y olía, hasta derramar una vez más mi semen por este desconocido.

Los volví a guardar, decidido a tirarlos... mañana tal vez. Pero si este tipo me volvía a llamar, le diría que me deje de molestar, que es un degenerado y que lo iba a denunciar. Claro que sí. Así haría.

Debía olvidarme de él. Tenía que intentar yo volver a ser normal. "normal". Le hablé a mi novia y le dije que necesita verla. Ella siempre fue muy linda conmigo, y además, ardiente. Fuimos a ver una película y en el cine comencé a acariciarla, a besarle el pelo, la boca. Ella respondía a mis caricias y mi verga también. Me sentí más tranquilo. Seguía siendo hombrecito.

La llevé a mi casa y en esa recámara mía donde ya habíamos cogido un par de veces, decidí hacerla mía una vez más. La desnudé y comencé a besarla toda, mi lengua recorría todo su cuerpo mientras ella suspiraba y gemía. Me acerqué a su vagina, húmeda y deliciosa, como siempre... Pero.... Pero.................. El olor. El olor no era el que deseaba oler. El olor era de vagina, y ese día me olió más que nunca a pescado muerto... Mi duro pene se fue empequeñeciendo a gran rapidez.

¿Qué te pasa? Me dijo. No sé... de pronto me mareé, me siento mal. Ella intentó reanimarme... pero mi verga era un lamentable pedacito de carne, casi muerta... "No te preocupes, a todos les pasa alguna vez, me dijo". Es cierto, pero jamás me había pasado a mí. La llevé a su casa y nunca más pude hacerle el amor.

Cinco días transcurrieron hasta que él llamó. Eran las 6 de la tarde, estaba haciendo tarea con un compañero del colegio, cuando él me llamó. Tenía la habilidad de sorprenderme siempre:

Hola... me dijo. Reconocí su voz de inmediato... ¿Quién habla, dije? "Lo sabes muy bien" respondió con su dura y dominante voz. "Mira, le dije, te voy a pedir que dejes de llamar a esta casa y molestarme". "No digas eso, me dijo, si te encanta lo que te estoy haciendo...". Corté la comunicación.

Mi corazón latía violentamente. Mi compañero me preguntó que qué pasaba. Le dije que nada, que ya volvía con él a hacer la tarea. Pero el teléfono volvió a sonar y al poner la bocina en mi oreja, él me dijo: "Veo que necesitas un poco más de mi tratamiento. Estaremos en contacto". Y esta vez cortó él.

Cómo sentarme a hacer ahora tranquilo la tarea? Estaba histérico, nervioso. ¿Qué quiso decirme con lo del tratamiento? Hice el esfuerzo y me senté a estudiar. No sé como lo logré, pero terminamos la tarea y mi amigo se fue. Yo salí a tomar un poco de aire en la calle. Necesitaba caminar y pensar.

Descubrí que algo nuevo sucedía en mí. Mis miradas se dirigían a los hombres, pero no a los de mí edad, sino a los de 30 o más. Miraba sus bultos, miraba sus rostros, sus ojos. Caminaba y caminaba y en una oportunidad, vi acercarse un hombre hacia mí. Tenía unos jeens azules ajustados y una camisa blanca con 3 o 4 botones abiertos, de la cual salía parte de su vello. Cuando lo miré a los ojos, al estar ya cerca de mí, mi mirada se cruzó con la de él. Él también me estaba mirando. Me quedé duro. En algún lado había leído que los gays se descubrían entre sí a través de las miradas. Me di vuelta y el tipo estaba parado mirándome. Me puse a correr, y a correr.

Llegué a la casa agitado y me tiré en la cama. La respiración comenzó a calmarse, pero mi pene comenzó a erguirse, pensando en ese hombre que me resultó atractivo en la calle, a quien en mi fantasía le asigné la voz del teléfono y por supuesto, el aroma de esa verga que tanto deseaba.

El tratamiento llegó unos días después. Una caja como las anteriores. En la parte externa decía: Abrela a las 8 de la noche. Eran las dos de la tarde. ¿Por qué tenía que esperar? La iba a abrir cuando yo quisiera, pero no lo pude hacer. Sentí que era mi forma de jugar con él, pero en realidad, y sin haberme percatado, él se estaba apoderando de mí.

A las 8 en punto abrí la caja y otra vez adentro había una carta y un nuevo slip en su bolsita. Esta vez la carta era más extensa:

"Vas a hacer todo lo que te diga. Primero quiero que estés en tu recámara y te desnudes totalmente. Luego, sigue leyendo la carta...". No lo dudé ni un segundo. Afuera toda la ropa. Mi verga ya estaba majestuosa. Seguí leyendo:

"Esta vez mi slip tiene algo diferente... no solo está en él mi aroma, sino también una gota de mi semen... Lo podrás encontrar en la parte delantera del slip. Quiero que lo pruebes con tu lengua, porque será la primera gota que entrará en ti. Además, coloqué un polvito blanco en la zona de mis huevos. No lo quites. Ese polvito ayuda a que el olor se sienta con más fuerza, tal como a ti te gusta. Disfruta de este tratamiento, goza con ganas y ten un telefono cerca de ti. Es posible que te hable".

Tomé con cuidado la bolsita y saqué este tercer slip de él. Enseguida vi el polvito blanco, y tal como me había dicho, me esforcé para que nada se cayera. Distinguí la humedad en la parte delantera del slip. Me daba un poco de asco, pero mi lengua recorrió esa parte. Realmente, no me di cuenta de mucho, pero la sola humedad me calentaba.

Era el momento de oler a este hombre con este producto que le había colocado para incrementar su aroma. Decidí aspirar con todas mis ganas. El aroma entró con fuerza. Realmente olía fuerte, riquísimo. El polvito blanco entró a mis fosas nasales. Seguía oliendo y oliendo, pero algo me estaba pasando. Me estaba mareando un poco, pero estaba muy excitado. Mi cuerpo ardía. Pasaba mi mano por la verga y sentía que iba a eyacular, por lo que la retiraba. Pero cuando me acariciaba mi pecho, o las piernas, sentía que todo en mí era electricidad. No podía dejar de oler su aroma y el polvito blanco estaba en toda mi cara, pero en especial, en mi nariz.

No escuché el teléfono. Estaba yo prácticamente volando en mi excitación cuando mi madre golpeó mi puerta y me gritó: atiende que te están hablando. Sabía que era él, y así, acostado, desnudo y con su slip en la mano, dije: Hola.

-¿Cómo estás, bebé?

-Bien... contesté

-¿Bien... caliente?

-Sí, conteste suspirando.

-Casi no puedes hablar, verdad? La excitación es enorme, no es cierto?

-Así es...

-Dime que haces.

-Me acaricio y te huelo.

-Te gusta mi olor?

-Me encanta.

-¿Cómo está tu verga?

-Durísima, le dije.

-No quiero que la toques más.

-No puedo evitarlo.

-Dije que no te la toques más (dijo en tono serio y fuerte)

-¿Por qué?

-Porque tu verga dejará de ser el centro de placer de tu cuerpo y mi verga será tu mayor placer.

No sabía que me pasaba... estaba excitado pero había algo más. Ni siquiera mi voz era normal. Sentía que todo mi cuerpo estaba excitado, toda mi piel. Dejé de tocar mi verga.

-¿Te sientes raro?

-Sí, un poco.

-Pero muy excitado. Más que nunca.

-Así es.

-Es producto del tratamiento. HUELE UN POCO MAS

Así lo hice.

-Sabes que son los Poppers?, me pregunto

-No, le dije

-Ya te lo explicaré, pero ahora quiero que humedezcas un dedo tuyo y comiences a acariciar con su humedad tus pezones.

Cada palabra suya era una orden. En apenas un segundo mi dedo humedecido con mi saliva giraba alrededor de mis pezones. Se pusieron muy duros, muy rápido.

-Te gusta tocarte ahí?

-Se siente muy rico.

-No dejes de hacerlo, son tus tetitas, precioso.

-Me acariciaba más y más. Nunca había sentido tanto placer en esa zona como ahora.

-Vuelve a chuparte un dedo y así, acostado, levanta tus piernas y llevalo a tu culito.

-Sí, si.

-Acaríciate el agujerito despacito y deja que tu dedo empiece a entrar en ti.

-Sí, sí...

-Te encanta, verdad?

-Sí, mucho, me calienta mucho

-Pero sabes que tu culito necesita algo más que un dedo, verdad.

-Sí

-Dime que es... dímelo

-Vergaaaaaa

Cortó la comunicación y yo seguí acariciando mi cuerpo, hasta derramar mi semen sobre mi pecho. Por primera vez, probé mi semen. Estaba aprendiendo rápido, demasiado rápido y me encantaba.

Necesitaba que me llamara nuevamente, pero el "malvado" no lo hizo en ese momento.

Continuará