Seducida por una nueva sexualidad (Buffy&Willow) 4

Amantes plenas, una noche en casa de las Summers alguien descubre su secreto y sale a la luz lo que verdaderamente sienten Willow y Buffy. Solo placer.

  • ¿Buffy? ¿Willow? ¡El chocolate ya esta listo!- vociferó Joyce Summers al pie de la escalera.

  • ¡Ya bajamos, mama!

Las fiestas navideñas habían llegado. Era época de adornos y regalos. Willow iba a pasar esa noche, nueve dias antes de Nochebuena, en casa de las Summers como había hecho otras tantas veces, charlando sobre todo y nada, escuchando Cds, luchando en su habitual guerra de almohadas, etc.

Había tenido más encuentros con la cazavampiros. Encuentros más románticos y sensuales que el de la noche en el parque.

Discretas y prudentes, sus escarseos quedaban fuera de vistas y oidos indiscretos.

La velada de esa noche marcaría un punto y parte en su relación.


Las dos jóvenes, cubiertas con una manta, se sentaron en el sofá.

En la mesita situada ante ellas, sobre los restos del papel de regalo, dos tazas medio vacías de chocolate tibio.

Willow llevaba uno de sus pijamas de vaca mientras que Buffy vestía uno con motivos de Sushi, la comida japonesa.

Joyce llegó de la cocina con su propia taza y se sentó en una silla situada de tal forma que no podía ver el sofá a menos que se volviera.

Las tres prestaban atención a la televisión.

Mejor dicho, dos pares de ojos prestaban atención. Unos ojos verdes prestaba más atención a la rubia que tenían a su lado.

Cualquiera que las observara habría visto dos jóvenes confortablemente sentadas. Pero bajo las mantas... era muy distinto.

Willow había movido una mano hasta Buffy. Lentamente, un dedo había alcanzado su entrepierna y acariciaba la zona sobre la tela.

Buffy no hizo gesto alguno.

El dedo de la pelirroja continuó girando alrededor de la misma área.

Buffy se estiró, perezosa, alzando los brazos sobre su cabeza con un bostezo. Después se colocó de forma que descansó en Willow de una manera amistosa.

Willow movió la palma sobre la lisa, caliente, entrepierna.

  • Sssss...- susurro la rubia sin mirarla- ¿Qué haces?

Apoyando su cabeza con una mano, todavía fingiendo mirar la televisión, Willow sonrió.

  • Es Navidad. Es mejor a dar que recibir. Tengo que ser generosa.

Su mano pasó bajo el pantalón. Las yemas sus dedos recorrieron las curvas que conducían al interior.

  • No.

  • ¿Por qué no?

  • Mi madre...

Pero la mejor amiga de la cazadora no quería dejarlo. A pesar de la presencia de la otra mujer, se sentía segura. Y el morbo de poder ser descubiertas la excitaba.

La mano de Buffy se encrespó en el borde del sofá y los dedos de sus pies a cavaban en la alfombra. Los dedos viciosos danzaban ahora al principio de sus bragas, bailando a lo largo del borde del material y la piel, despacio.

Joyce Summers cambió de canal. En la pantalla apareció "Cuentos de Navidad".

  • Oh, mirad. ¿Y si le dejamos aquí, chicas?- preguntó sin mirar atrás.

  • Si- afirmó Willow.

Buffy apenas tartamudeó, nerviosa y algo excitada. Había doblado una rodilla, apoyando el pie al borde del sofá; lo que dio a la otra más espacio. Sus dedos habían pasado bajo el elástico las bragas pero Buffy presionaba para no continuase.

  • No- susurró mirándola con cierto enfado.

Willow apenas podía mover sus dedos, arriba y abajo, sobre la carne

previamente cubierta. Pero era más que suficiente de momento. Podía sentir la tensión en los músculos de la cazavampiros. Un pequeño empujón por sorpresa a la rodilla de la rubia le dio espacio para moverse la mano libremente.

La respiración de Buffy era lenta y nada irregular, pero sus piernas estaban crispadas bajo la manta. Un dedo se deslizó a lo largo de sus labios mayores. Dio un ligero salto y se mordió uno de los suyos para no gemir. Cerró los ojos al retumbar un temblor a través de su cuerpo. Dos dedos corrieron entonces entre sus labios

"¡Jesús!", gritó su mente, "¡Lo está haciendo! ¡Lo estamos haciendo delante... ah... ah... de ah... mama!"

Sus pensamientos se evaporaron ante el placer que ahogaba su mente. Willow ya usaba tres dedos alrededor y al lado de su clítoris; siempre en lentos círculos.

Joyce miraba la tele en silencio.

Buffy no la atendía e intentaba, a duras penas, seguir en silencio.

Willow apenas la seguía pero estaba callada. Un diálogo de la película llamó su atención.

"Sin ningún presente para nadie! ¡ ¡Él no podrá detener la llegada de la Navidad! ¡Llegará! ¡De una manera u otra, llegará igualmente!"

"Aún no", pensó resbalando sus dedos, su mano entera mojada, su pulgar sobre el clítoris "pero muy pronto"

  • ¿Señora Summers?- llamó de pronto sin parar de masturbar.

Buffy se sobresalto al ver como llamaba la atención de su madre. Trató de aparentar normalidad.

  • ¿Si?

  • ¿Queda algo de comer?- continuó Willow sabiendo la respuesta.

  • No, tesoro. Pero puedo prepárate algo. ¿Y tú, tienes hambre también?

  • Un poco- contestó la hija.

  • Bueno. Primero iré al baño y luego os lo prepararé.

Y dicho eso, Joyce, amable como siempre, tal y como Willow esperaba, se puso en pie y se fue al piso superior.

La pelirroja mordisqueó la oreja de su amiga y le susurró:

  • Ahora.

Buffy se arqueó al sentir como un dedo penetraba su vagina suavemente mientras el pulgar seguía jugando con su pepita. Willow le sujetó, desde detrás, un hombro con su brazo libre para mantenerla. La rubia por su parte, se agarró a los brazo de la otra.

  • Nnnnnnnn... Mi... mi madre... va a volver...- jadeó, moviendo adelante y atrás la cabeza bajo el empuje de su amante que le introducía ya dos dedos.

La voz del Grinch desde el televisor se extendía por la habitación y ahogaba los lamentos de placer. Buffy se retorcía salvajemente. Sus piernas se encajaron a presión alrededor de la mano de Willow y de un estremecimiento masivo que golpeó casi a la otra. La pelirroja arrojó desesperadamente una pierna sobre ella para evitar que ambas cayeran del sofá.

  • Me corro, Willow. Me corro...- susurró entre dientes.

Se estremeció violentamente una vez y su cuerpo quedó rígido y en tensión. Sólo el temblor de sus labios y la presión rítmica alrededor del dedo de Willow eran una indicación de vida. Le sobrevino otro estremecimiento, un tercero, y, finalmente, Buffy tomó aire profundamente y se derrumbó en el sofá.

  • ... oh... Dios...

Moviéndose muy lentamente para prolongar el placer, Willow comenzó a decirle cosa dulces al oído.

  • Shhh.... Relax, mi amor... cariño...

Sacó los dedos, provocando un largo suspiro, y se apartó de ella.

La cazadora fue recuperándose. Quería devolverle su regalo a su amante.

Miró hacía la puerta. Ni rastro de su madre.

¿Tendría tiempo?

Se arriesgaría.

Se estiró sobre Willow y la besó como nunca. Acarició sus pechos sobre el pijama para luego bajar y sacarle el pantalón de un tirón que casi la hizo caer del sofá.

  • ¿Qué haces?

Su única respuesta fue tirar de sus bragas.

Willow miró, temerosa, hacía la puerta.

  • Tu madre...- dijo preocupada.

  • Deprisa- fue la respuesta.

La hizo separar las piernas y colocarse al borde. Luego se sentó ante su sexo y comenzó a comérselo.

  • Buffyyyy...

La pelirroja, cogida por sorpresa, emitió varios alaridos. Con desesperación, forcejeó con el mando a distancia hasta cogerlo y subir el volumen de la tele.

Entonces, oyeron los pasos. Se quedaron inmóviles y miraron hacía la entrada por unos segundos. Oyeron como la señora Summers se dirigía a la cocina. Cuando estuvieron seguras de que se quedaría allí, ambas se miraron.

Aún tenían tiempo.

Buffy se esmeró en darle placer, dedicando especial atención a su clítoris. Más tarde, introdujo un dedo en su estrecha vagina, moviéndolo en círculos hasta que se ensanchó y pudo introducir dos.

Willow se abrió más de piernas y acarició el cabello de su amiga. Sonrió ante los progresos que esta le provocaba.

Su excitación subía muy rápido. La lengua de Buffy se movía como una culebra sobre su clítoris como, cuando sacaba los dedos dentro de su vagina. Esta penetración con la lengua gustó especialmente a Willow. Nunca había experimentado algo así.

  • Sigue con eso... sigue con eso...- pidió.

Buffy respondió a sus ruegos. Su lengua pasó de culebra a Ferrari.

Willow brincaba y arañaba la tapicería. Su cuerpo se tensaba, a punto de correrse.

  • Ya... ya... ya...

  • Oh, ¿me he perdido el final del... sohw?

Joyce se quedó de piedra con una bandeja en las manos.

Su hija le comía el coño a su mejor amiga que con un brazo se agarraba al respaldo del sofá, con su otra mano se tapando la boca y la miraba con horror sin poder evitar su orgasmo.

  • ¡BUFFYYYYYY! ¡OOOOHH! ¡OOOOHH! ¡OOOOHH! ¡BUFFY PARAAA!

De un empujón, Willow la apartó y se tapó con la manta, roja como un tomate.

Buffy se levantó y encaró a su madre. Dándose cuenta que su boca y barbilla estaban manchadas de flujo, se limpió con la mano. Este gesto asqueó a Joyce pero lo supo disimular.

La cazavampiros se sorprendió de lo tranquila y calmada que se encontraba ante aquella situación. Y se dio cuenta de que no le importaba lo que su madre pensara. Era su vida y la viviría como quisiera.

Supo también que había madurado.

  • Mama...- dijo segura de si misma- Willow y yo somos amantes.

Contempló a Joyce esperando una respuesta. Una súplica se vislumbró en los ojos de la joven mujer. La señora Summers tardó un poco en hablar.

  • Siempre lo he... sospechado. Tanto tiempo juntas... tan amigas...

Willow no se atrevía a mirarla. Buffy no se creía que su madre creyera que desde el principio ellas...

  • Yo... - continuo Joyce- ...soy una mujer chapada a la antigua- soltó una risita nerviosa- Pero me he mentalizado para aceptar lo vuestro. Solo os pido que limitéis vuestros "encuentros" a tu cuarto, Buffy. Nunca más en mi salón, ¿está claro?

  • Si, mama.

  • Si, señora Summers.

Joyce se dio la vuelta y mientras salía del salón añadió:

  • Me tomará algo de tiempo tratar a Willow como tu novia.

  • ¿Novia? Mama, solo hacemos el amor. No estoy enamorada de Wi...

Pero Joyce no la había escuchado. La que si lo había hechos era Willow.

Buffy se maldijo por dentro. La había cagado. Cogiendo aire, se giró despacio para enfrentarse al final de aquella relación y a su amistad.

  • ¿Así que no me amas?

La cazadora hizo un verdadero esfuerzo para no llorar.

  • Willow, perdóname...

En lugar de perdonarla, lanzó un suspiro.

  • Buffffff, menos mal- sonrió- Yo tampoco estoy enamorada de ti. Mis sentimientos por ti son... ya sabes.

Ella también sonrió. Tuvo el deseo de darle un abrazo y así lo hizo. Willow preguntó:

  • ¿Entonces seguimos...?

  • Si. Claro que si- se separó de ella disgustada- Oh, ¡mira esa mancha en el sofá!

  • ¿Podrá tu madre sacarla?

  • ¡¿Estas loca?! ¿Cómo le vamos a decir que limpie... eso?


Horas más tarde, mientras Joyce Summers lloraba en su habitación intentando aceptar lo que creía que era su hija, las dos jóvenes descansaban acostadas entre orgasmos. Buffy tenía la espalda apoyada en el cabecero de su cama tapada con una sabana roja. La cabeza de su amiga descansaba en su vientre. Una de la manos de la rubia acariciaba su cabello y la otra recorría la suave piel de su hombro.

  • Buffy, ¿te sientes lesbiana?

La aludida meditó antes de responder.

  • Me siguen gustando los chicos. Creo que solo me siento así contigo.

  • Pensé que te había pervertido.

  • Willow Rosenberg, eres una golfa- afirmó Buffy en broma.

  • Y tú, una viciosa.

Ambas se rieron con ganas. Su amistad era ahora más fuerte y de lo más importante.

Tiempo habría para hombres, vampiros y mujeres.