Seducida por una nueva sexualidad (Buffy&Willow) 1

En un momento de angustia y necesidad, Buffy decide ayudar a su mejor amiga. Pero... ¿como de lejos llega la amistad?.

Habían estado a punto de morir abrasadas. Quemadas vivas por un grupo de gente entre los que estaba la propia madre de Buffy. Willow y ella habían sido atadas a una estaca en el gimnasio de la escuela. De no ser por Cordelia(con ayuda de una manguera) y Giles(que reveló al demonio que lo había comenzado todo), ambas estarían muertas.

Ahora, tosiendo el humo de sus pulmones, se abrazaban; preocupándose la una por la otra.

  • ¿Estas bien?

Willow se encogió y limpió en una mancha en la mejilla de la rubia.

  • Estoy bien- respondió con voz un poco ahogada, pero por lo menos no estaba quemado como una patata frita- Creo que necesito una ducha- se detuvo brevemente mirando a su amiga, manchada de hollín- Y tú también.

  • Sih... ugh... cierto. Por suerte las duchas no están lejos- indicó Buffy señalando el cuarto anexo al gimnasio.

La madre de Buffy se acerca a ellas.

  • ¿Estáis seguras de que estáis bien? No puedo creer que yo...

  • Estamos bien, mama. Estoy bien. Hablaremos más adelante. Ahora, lo único que deseo es una ducha.

Buffy se alegró de librarse de la ropa manchada.

"Ahora si tuviera algo para cambiarme", pensó, quitándose los pantalones y ropa interior con movimientos rápidos.

Willow, sin embargo, estaba centrado en el cuerpo que tenía ante ella. Quizá por la experiencia cercana a la muerte, o era quizá el estar junto a ese cuerpo perfecto; esa persona perfecta.

Buffy se dio la vuelta sin percatarse de que era observada, inclinó su cabeza bajo la ducha, lanzando un suspiro largo.

El chorro de agua cayó sobre el cuerpo de la cazadora y Willow tuvo celos de las gotitas que se aferraron a su piel. Deseó ser esas gotitas, deseó resbalar delicado sobre la forma y las curvas del cuerpo flexible. Sus pies se movieron sin su conocimiento. Ni siquiera recordó que estaba a medio desnudar mientras iba caminó de la ducha. Sus manos hicieron contacto con la cintura de la cazadora y su boca limpió las gotitas que pudo alcanzar con su lengua. Oyó el grito de asombro de Buffy.

  • ¿Willow?. ¿Qué...?

  • Buffy... Te necesito.

  • ¿Qué me necesitas?- tragó saliva- Willow, a mí no...

  • Por favor, Buffy...- pidió, besando suavemente su espalda.

La sensación de Willow presionándose contra ella, envió temblores agradables por toda su espina dorsal. Sintió sus hormonas revolucionarse. Un calor rápido comenzó a consumirla cuando las manos encendidas viajaron hacía el sur. Se volvió.

  • Yo... no podemos...- tartamudeó la cazadora. Pudo ver el fuego de la lujuria ardiendo dentro de los ojos verdes. Nunca había pensado que Willow y ella... pero, verdaderamente, la excitaba aquella situación.

  • Necesito que me abrases, Buffy. Necesito que me amen aquí y ahora. Por favor...

  • ¿Aquí? ¿En la escuela?...- dijo asombrada por su audacia- ¿Y si alguien entra?

  • Seré discreta. Nadie tiene porque saberlo.

Confundida entre sus impulsos libidinosos y su miedo a caer en la homosexualidad; Buffy vio el rostro de Willow acercarse.

Unos segundos fue todo lo que tuvo.

Sus labios se encontraron apasionadamente. La cazadora se sorprendió de que la boca de su amiga no le repugnara. Todo lo contrario.

Willow sabía como besar.

  • Te olvidaste de la camisa- afirmó cuando se tomaron un respiro y observó los rosados pezones de Willow que aparecían a través de la ahora transparente camisa.

Sus dedos se atrevieron a explorar y jugaron con ellos a través de la tela. Le fascinaron los jadeos de Willow. No se creía que fuera ella la que los provocaba.

Se inclinó adelante y tomó un pezón en su boca, pellizcando la carne suave. Willow rió. La ayudó a pasar la camiseta mojada por encima de la cabeza y reasumió su posición, aspirando suavemente el pezón. Tiró de Willow hacia ella mientras que se inclinó contra la pared. Su amiga se agarró a sus hombros.

Después de un minuto, Buffy miró a la pelirroja. En el rostro de la caza vampiros había una expresión como si ella hubiera hecho algo malo.

  • ¿Algo va mal?- preguntó Willow, repentinamente nerviosa.

  • Nada- contestó Buffy con una mueca. Pero si pasaba algo. Dudaba.

Había decidido ayudar a su compañera, ignorando lo que ella misma sentía, pero se trataba de aliviarla sexualmente; dar placer a otra mujer. Era algo sucio, repulsivo, aberrante.

Pero Willow la necesitaba. Lo necesitaba.

¿Se atrevería a ir más lejos?

Tomó una pastilla de jabón y la deslizó en círculos sobre el pecho que tenía enfrente. En poco tiempo, los pezones se endurecieron más aun.

Decidió devolverle lo bien que se sentía, Willow cogió otro jabón y comenzó a acariciar, con círculos lentos la espalda de Buffy; hasta que ambas fueron como dos anguilas resbaladizas.

Buffy apenas podía hablar, y su capacidad para permanecer de pie también se esfumaba. Un roce del dedo de Willow sobre un área sensible hizo que perdiera su jabón. Este resbaló por el abdomen de la pelirroja y sobre su muslo, terminado junto a su pie derecho.

  • Oops... perdí el jabón- dijo la cazadora, dejando claro el mensaje a su compañera.

Bajo despacio y fue besando la piel que pasaba ante ella. Una mano alcanzó el jabón mientras que la otra se posó por encima de un muslo, distinguiendo fácilmente la humedad que no había causado el agua. Amó su textura, cómo cubría sus dedos. Y dado que era más que probable que Willow le pidiera sexo oral; mojó bien uno de sus dedos y lo llevó a su boca para lamerlo.

No olía tan fuerte como el suyo y, lo que más le importaba, no le repugnó.

Disfrutó lavando suavemente el área, sintiendo a Willow saltar y oyendo gritos apenas refrenados de placer cuando sus dedos frotaban ligeramente un punto especialmente reactivo.

Con los brazos alrededor de la cintura de Willow, inclinó su cabeza para arriba y probó a su amante directamente con su lengua. Su boca fue inundada inmediatamente con el almizcle dulce.

El eco del cuarto repetía lo gemidos amortiguados de la pelirroja que se mordió su labio en una tentativa de guardar silencio. Recompensó su autocontrol con un lametón a su clítoris.

  • Mmmmmm... Buffy...- gimió Willow, su mano acariciando el rubio cabello. Chispas eléctricas saltaban dentro de su cuerpo debido a la lengua rápida y ágil. Buffy se lo hacía muy bien. Tanto, que casi no parecía su primera vez; cosa que sabía con certeza no era así.

La presión era implacable en su estómago, una presión que la pedía alcanzar más.

  • Por favor... Buffy- gimió incapaz articular su necesidad.

Buffy sabía lo que necesitaba porque, con dulzura, le fue introduciendo dos dedos.

···

Cordelia abrió la puerta y entró. Oyó el sonido de la ducha junto con otros sonidos que no pudo inidentificar.

Susurró el nombre de Buffy pero se dio cuenta de que no la oiría con el ruido del agua.

Preocupada y cautelosa; avanzó sin saber que se encontraría: vampiros u otros mostruos, a sus amigas medio asfixiadas por el humo aspirado...

Vió a ambas a su derecha... en una posición que no hubiera consebido ni en sus sueños más locos.

Willow tenía su cabeza inclinada hacía atrás bajo la cascada de agua, una mirada de gozo sublime en su cara, sus pechos elevándose por los grandes suspiros que daba, y quedos gemidos escapando de su boca.

Realmente, disfrutaba de la ducha; pero eso se debía a que la cabeza de Buffy estaba enterraba entre sus muslos.

Cordelia no pudo evitar emitir un gritito de sorpresa que las otras no oyeron por los chillidos, más fuertes, de la peliroja. Sabía que tenía que salir de allí y dejarles intimidad pero sus pies parecían pegados al piso.

El cuerpo de Willow se sacudió viloentamente, emitiendo unos gritos que trataba de silenciar con una mano en su boca que acabaron con un gimoteo largo, bajo.

Buffy era la única cosa que la sostenía en pie cuando sus rodillas comenzaron a fallarle.

Cordelia no podía creer lo que acababa de ver. La perspectiva de ser descubierta, y más por Buffy, no era agradable.

Con las piernas temblándole como de la goma, logró salir del lugar.

La madre de Buffy la vió salir palida como un fantasma y se asustó.

  • ¿Cordelia? ¿Estan Buffy y Willow bien?

La miró, aturdida. Luego asintió con la cabeza.

  • Ellas estan... ellas estan uh... ellas estan bajo la ducha- dijo por fin forzando una sonrisa tranquilizadora que se esfumó en cuanto se alejó de la mujer.

···

  • ¿Has oído algo?- preguntó Buffy entre besos. Habían terminado sobre el piso, aunque ninguna sabía como.

  • No... sabría... decirte...- murmuró la otra, lamiendo a través del pecho de la cazadora.

Besó el abdomen, lamiendo una línea a través de su estómago, justo sobre su hueso púbico. La nariz de Willow cosquilleada contra su vello. Lamió el ombligo, ganando otro gemido sentido.

-Oh... siiii...- gimió Buffy, apretando más la cabeza contra sí. Cerró los ojos y Willow se afanó en sus jugos.

Su amante ponía más tensa por minutos. No podría contenerse mucho. Sabía que estaba peligrosamente cerca del precipicio. Todo lo que tenía que hacer era empujar.

Sus dedos resbalaron profundamente sobre los músculos calientes de Buffy, dentro de ella, y oyó el ronco gemido.

Gozaba de la invasión.

Su boca envolvió el blando clítoris, aspirándolo

suavemente. Buffy respiró agudamente, cerrando los ojos contra el placer caliente que invadía sus sentidos.

  • Solo un poco... más- jadeó, sintiendo a su amante aumentar la succión y sus dedos aumentaron su tempo.

Lo sentía... le llegaba implacablemente, como un tren de la carga. El corazón le saltaba en el pecho y un mantra de

  • Oh dios... oh dios... oh dios...

Había empezado a correr por su boca.

Entonces el placer se derramó sobre ella y su pensamiento se detuvo, así como su respiración. Las intensas contracciones de placer la hicieron gritar como loca a los cielos.

Sus sentidos aún giraban cuando Willow la colocó sobre su hombro.

Nunca se había sentido tan bien, tan viva.

El orgasmo había resultado tremendo.

···

Joyce estaba a punto de entrar a las duchas cuando salieron ambas muchachas, vestido con ropa de gimnasia; sana a excepción del labio partido de Willow. Joyce buscaba más lesiones.

  • Yo... siento lo que ha ocurrido... esta noche- les dijo a ambas.

La cabeza de Willow le jugó una mala pasada. Sabía que no se refería a lo sucedido en el cuarto contiguo; pero aun así se puso nerviosa. Colorada, lanzó una mirada aterrada a Buffy, en busca de ayuda.

  • Oh, no debería preocuparse sobre eso, señora Summers- dijo Cordelia mientras ayudaba a limpiar- No parecía que se sintieran realmente mal. De hecho, yo creo que ambas lo disfrutaron.

Se levantó y caminó hacia fuera, dejándolas a todas sin habla. Los ojos de Willow se volvieron grandes como platos, mientras que Buffy comenzó a toser ante el ceño fruncido de su madre.

  • ¿Estas segura de que estas bien, cariño?

  • Confíe en mi, señora Summers. La he examinado, de forma puramente médica, ¿cómo iba a ser sino? Y no sabe usted como esta. De bien- aclaró enredada- Esta realmente bien.

Buffy la miró aterrada viendo como empeoraba las cosas.

  • Uh... ¿sabes?... creo que es de Willow de quien debes preocuparte, mama. ¿Ves lo colorada que esta?

Tomando a su madre del brazo, la cazadora se apartó de su amiga furiosa e indignada como nunca.

Jamás en la vida perdonaría a Willow. Casi le había soltado a su madre lo sucedido en las duchas. Y para colmo, Cordelia parecía haberse enterado no sabía como.

Por su parte, la pelirroja la vio marchar. Su mejor amiga e impresionante hembra había sido suya.

Y la había perdido casi al mismo tiempo de tenerla.

El día había resultado horrible.