Seducida a la fuerza en vacaciones.

Mis vacaciones toman un giro especial al ser seducida por dos hombres frente a mi marido

SEDUCIDA A LA FUERZA EN VACACIONES .

Se levantaba tarde y hasta la hora de comer mataba el tiempo viendo la televisión.

Nuestros días eran así, primero era el desayuno, después ducha, una camisa de él o a veces una falda corta que llega hasta la mitad del muslo, debajo de la cual solo llevo unas braguitas, a veces cualquiera de las dos teñidas caseras me hacían ver de buena manera mis piernas y mi cola. Tengo 47 años, y soy una mujer madura de esas a las que a veces los hombres se dan vuelta a mirar y nos lanzan piropos.

Cuando íbamos juntos a la piscina a mi marido le encantaba contemplarme mientras tomaba el sol. Cuando me pedía que me echase bronceador en la espalda se excitaba de tal forma que cuando terminaba tenía que esperar un buen rato para poder levantarse para no lucir su paquete parado, yo era según sus palabras su musa sexual.

El departamento donde pasamos esas vacaciones solos por primera vez tenía unos ventanales inmensos que permitían ver toda la costa, había una pequeña mesa con dos sillas para tomar té o usar el notebook, había también un sofá de tres cuerpos, grande y mullido que invitaba a acostarse en el para mirar la costa tranquila y cómodamente.

Casi todos los días a la misma hora, me ponía en el sofá a mirar el mar, eso me relajaba, me inclinaba hacia adelante apoyando los codos en el ventanal, y mi marido desde su posición tenía una vista inmejorable de mis piernas y cola ya que en aquella postura la falda corta que usaba o la polera se me subía un poco, dejando a veces ver incluso el comienzo de mis bragas.

Aquella posición según mi marido era demasiado tentadora para cualquiera por lo que varias veces se acercaba despacio y con sus manos acariciaba mis piernas y nalgas por debajo de la ropa que llevaba puesta, besaba mis piernas y partes íntimas, por lo mismo no pasaba mucho tiempo en que luego de esto yo asumía una posición donde levantaba la cola dándole a entender que estaba lista para ser penetrada, mis orgasmos no tardaban en llegar y su semen me llenaba por completo.

Los días pasaban y las vacaciones eran ideal, luego de nuestro juego matinal, salíamos a almorzar a afuera, volvíamos a descansar y a veces íbamos a la playa o simplemente nos quedábamos en la piscina del edificio; en la noche por cierto también hacíamos cosas, a veces íbamos al casino, a comer afuera o simplemente nos quedábamos viendo alguna pelicula.

A la hora de tomar sol ya sea en la playa o en la piscina del edificio yo lo disfrutaba a concho, podía estar toda una tarde tomando sol y el color de mi piel tomaba un exquisito color canela que se hacía más llamativo cuando me arreglaba. Como dije antes me gusta vestirme cómoda (por eso la falda corta o las poleras, en la mañana), sin embargo cuando salíamos a algún lado me gusta arreglarme (sin exagerar), me mantenía bien… y tostada por el sol el color de mi piel me hacía ver mejor. Según mi marido un simple pantalón ajustado resaltaba mi cola y llamaba mucho la atención sumado a una polera ajustada mis senos se veían como un par de melones a punto de madurar. Ahora bien cuando quería usar vestidos, la cosa mejoraba al usar zapatos altos, mis piernas se veían sumamente contorneadas, mi cola se veía parada y grande y mis senos eran como imanes, sabía que me veía bien y me jactaba de eso y a mí marido eso lo ponía a mil.

En la piscina del edificio había más gente, de distintas edades (debo reconocer que yo tengo cierto morbo voyerista pero mi marido es voyerista asumido), por lo que le gustaba observar como a veces me miraban yo también me daba cuenta de eso por lo general no decía nada, solo disfrutaba.

En el edificio donde nos quedábamos había una pareja con la que a veces nos topábamos en la piscina, tenían la misma edad que nosotros aproximadamente y en un par de ocasiones nos hablamos. Ella era de contextura normal delgada, cabello claro, como yo pero lo que mejor tenía eran sus grandes senos. Él era alto, moreno, de buena pinta pero normal, con barba.

Cuando decidíamos quedarnos en la piscina me llamo la atención aunque no decía nada que el hombre cada vez que podía miraba disimulada o directamente mientras me ponía el bloqueador. Cuando yo hacía pequeños movimientos para acomodarme o darme vuelta o me paraba para ir a nadar generalmente mi traje de baño se había introducido en los pliegues de mi cola lo que permitía mirar en su máximo esplendor las ricas formas de mi culo…yo sabía que miraba.

Los días eran igual no porque fueran aburridos sino porque eran vacaciones y daba lo mismo si era lunes o jueves. Varias veces nos encontramos en el ascensor con Diego y Tania y una vez nos dieron el dato de que los domingos el casino tenia ofertas especiales. Nuestra rutina vacacional era genial, desayuno en cama y luego terraza a jugar después a mirar y dejarse mirar, tocar y penetrar.

Un domingo luego de que me duche le dije a mi marido hoy en la mañana no haremos nada, pero a la noche te voy a dar una sorpresa. Pude ver como que su penca iba a explotar el pobre no podía imaginar que sorpresa era y las horas para que llegara la noche solo lo hacían estar más excitado.

El día paso y la noche al fin llego, me puse un vestido negro y blanco que me llegaba un poco más arriba de la rodilla por lo tanto cuando me sentaba se podía observar de buena forma mis piernas. Los zapatos de taco alto hacían que mis piernas se vieran estilizadas, contorneadas y muy largas, mi pelo tomado me hacía ver seductora, elegante, exquisita según mi marido y más de un piropo me llego mientras caminábamos hacía el casino.

La conversación que tuvimos mientras caminábamos era superflua, como íbamos de la mano en un momento me soltó y dejo que avanzara sola para contemplar según él mis piernas y cola que se movían de manera coordinada.

Una vez dentro del casino ya sentados en la mesa donde íbamos a comer lo quede mirando a los ojos y le dijo “hoy jugare para ti”, podrás mirarme y ver cómo me miran…sentí que mí y el del corazón se salían, él solo atinó a decir…gracias…

La cena fue placentera y rica, nos tomamos unos tragos lo que hizo que ambos estuviéramos más relajados. Fue entonces cuando comencé mi plan. Le pedí pagar la cuenta y mientras eso pasaba le dije búscame en la sala de juegos del casino pero no te acerques…solo mírame. Al levantare de la silla deje que mis muslos quedaran más expuestos de lo normal, lo hice sabiendo que me estaban mirando y que eso ponía muy caliente a mi marido…le di un beso y le dije al oído nos vemos abajo.

Al llegar a la sala de juegos mi marido empezó a buscarme, sabía qué tipo de juegos me gustaba jugar pero tal como le había dicho, esta sería una sorpresa para él, en vez de estar en las máquinas tragamonedas estaba en una mesa de black Jack, sentada con mis piernas cruzadas, por lo que alrededor habían varios hombres que hacían como si estuvieran preocupados del juego de la mesa pero que se les notaba que lo que los tenia realmente interesados eran mis piernas y el escote de mi vestido.

Mi marido se quedó mirando desde una distancia adecuada tal como se lo pedí, hizo como que no me vio al principio y luego de un rato me miro y sonrió. Luego de unos minutos de jugar me pare de la mesa y me fue directo a la barra pedí un trago, mi marido se mantenía a distancia y me apoye en la barra por tanto ahora era mi cola la que causaba miradas de los que pasaban por ahí. Varios trataron de meterme conversación pero a todos les decía que estaba esperando a alguien y se iban, luego miraba a mí marido y le sonreía.

Así estuvimos un buen rato mirándonos de manera discreta jugando el uno con el otro hasta que mi marido se acercó y me dijo quiero que nos vayamos al departamento; nos pidieron un taxi desde el casino. Una vez dentro del taxi y dada las características de mi vestido mis piernas destacaban de sobremanera y el chofer no paraba de mirar por el espejo retrovisor cosa que no incomodaba a mi marido y tampoco a mí ya que era parte de su sorpresa.

Cuando llegamos al edificio el chofer salto como resorte para abrir la puerta por donde bajaría yo la cara de fascinación por lo que pudo observar era de otra parte. Pagamos el taxi y nos dirigimos al ascensor del edificio. La noche estaba fresca pero no para pasar frío, entramos al ascensor que por lo demás era chico por lo que generalmente no entraban más de 4 personas y al ir subiendo la luz se cortó por unos minutos lo que nos provocó mucho nervio y por otra parte le dio tiempo a mi marido a meterme mano como loco. Lo primero que agarro fue mi cola levantando mi vestido y apretando mis nalgas de manera fuerte como a mí me gusta que lo haga él. En eso estábamos cuando llego la luz y pudimos llegar a nuestro departamento y lo primero que hicimos fue tomarnos un trago para relajarnos.

Conversamos animadamente durante unos minutos mientras bebíamos nuestros tragos. Yo estaba sentada en el sofá con las piernas cruzadas por lo tanto la vista de mis muslos era perfecta para él, me dejaba mirar como parte del juego que se estaba dando. Fue ese momento cuando llamaron por el citofono para avisar que habían encontrado las llaves del departamento a la entrada del hall y que eran las mías, ambos habíamos salidos con llaves por si acaso, mi marido bajo y yo con un tono seductor le dije no te demores…no te preocupes voy y vuelvo dijo. Deja la puerta junta dijo… ok le dije yo.

Cuando mi marido llego me conto después que al salir del ascensor se subieron dos hombres que no había visto antes, lo saludaron no tenían mala pinta ni se veían con cara de punga, así es que también los saludo. Aprovecho de ir al auto para revisar que estuviera todo bien, en eso deben haber pasado no más de 10 minutos.

Al volver y entrar al departamento lo tomaron por la espalda y lo tiraron fuertemente contra uno de los sillones que habían. A mí me apuntaba con una pistola, eran los tipos que mi marido había saludado al bajar a buscar las llaves. Nos dijeron los hemos seguido toda la noche a ti y a la ricura de tu mujer y la vamos a aprovechar muy bien a ella.

Quédate tranquilo, no hagas tonteras y no le vas a pasar nada. Ambos tipos eran más grandes que yo y que mi marido, uno más moreno de pelo corto de contextura gruesa y otro más bien rubio delgado con bigotes. El que me apuntaba el moreno, le paso la pistola al otro y le ato las manos y los tobillos…así vas a estar mejor le dijo a mi marido…

Luego me miraron a mí y dijeron te hemos seguido toda la noche, y no nos pudimos aguantar las ganas de conocerte mejor, nos gustó la forma como te sentabas y se te veían tus muslos, la forma como caminabas y se movía tu linda cola, la forma como se ven tus ricos senos, eres toda una ricura y si te portas bien con nosotros y haces lo que te pedimos todo saldrá bien para ustedes. Me pusieron parada frente al apoya brazos del sofá mirando hacia la pared del departamento no hacia la ventana.

Acto seguido el moreno se puso detrás y dijo “separa tus piernas”, no tuve más opción que obedecerle. Con las piernas separadas el moreno empezó a recorrerlas desde los tobillos hacia arriba, llegando hasta donde comienza la espalda, me había levantado el vestido y me decía que mi cola desde su posición se veía esplendorosa por su forma en sí y por su color canela, además el colaless que había elegido ese día más los zapatos de taco alto hacían que esta se viera parada y rica. El otro hombre el rubio de bigotes que estaba frente a mi sonrío y dijo te vamos a hacer gozar, yo no decía nada mi mirada estaba en otra parte, el hombre rubio de bigotes empezó a tocar mis senos que debo decir cuando se excitan se agrandan y sus pezones de forma de frambuesa se ponen duros y tersos. Ambos repetían “que rica es tu mujer” y lo calientes que los tenía y que me lo iban a meter hasta hacerme explotar de placer.

Luego el moreno que estaba detrás de mi comenzó a acariciar la parte interior de mis muslos, desde las rodillas hacia arriba. Con sus manos recorrió cada centímetro de mis piernas y al llegar a la cola comenzó a apretar, separar, besar y morder mis nalgas. Con la punta de sus dedos pellizcaba mis glúteos y con la palma de su mano recorría la parte interior de mis muslos y entre pierna. Fue en ese momento, cuando paso su mano por mi entre pierna que la humedad de mis labios vaginales mojaron su mano lo que solo se podía explicar de una sola forma… estaba excitada. El moreno le dijo al otro ¡mira me salieron los dedos húmedos, le está gustando lo que le hacemos! El rubio por su parte que estaba de frente a mi sonrió y dijo síiii… es verdad… sus senos y pezones están excitados, ya que me los había besado, mordido suavemente, recorrido y apretado al mismo tiempo que besaba mi cuello tratando de besar mis labios cosa que yo evitaba.

Las manos del rubio ahora parecían los tentáculos de un pulpo acariciándome, su boca no paraba de besar y de chupar mis senos los que no pudieron aguantar más tanta pasión, mi marido desde su puesto había notado como habían crecido como se habían endurecido y sabía que era cosa de tiempo para que explotara, las manos de los hombres iban y volvían por mi cuerpo, recorrían mi entrepierna coordinándose de forma tal de no dejarla de tocar ni un instante. No era mucho más lo que podía aguantar eran 4 manos y 2 bocas que disfrutaban de mí.

No sé cuánto rato estuvieron tocándome, por decirlo de alguna forma perdí la noción del tiempo, en un momento dado el moreno levanto por completo mi vestido y de un solo tirón me arranco mis bragas, acto seguido saco de su pantalón su penca que debo decir era inmensa, estaba hinchada, marcada de venas y con la cabeza roja como a punto de explotar. Fue ahí que me dijo ahora vas a saber lo que es bueno. Tomo con su mano el pene y lo empezó a restregar por mis nalgas y piernas como queriendo hacerme sentir lo grande y grueso que era. Por su parte el rubio no paraba de besar y chupar mis senos al tiempo que sacaba su penca que también era grande y me la pasaba por mis senos. El moreno me tomo la mano y la dirigió hacia su pene, la indicación era clara… quiero que lo agarres y te lo metas. Al principio no hice nada por lo que el moreno dijo no te hagas la mojigata se perfectamente que me quieres dentro, en ese momento se volvió a agachar y paso su lengua por toda mi entre pierna incluso mi ano…el placer de aquello ya no era aguantable…y solté un profundo gemido…a lo que el moreno respondió… viste era cosa de tiempo…ya estas lista. Se paró de nuevo y tomo mi mano y esta vez mi mano tomo aquel pedazo de carne, lo recorrió, lo apretó, lo manoseo y lo puso a la entrada de mi vagina. Fue en ese instante en que el moreno dijo “te lo meto?...Siiiiiiii respondí…y aquel pedazo de carne se perdió dentro de mi vagina húmeda y apretada.

Mientras el moreno metía su penca el rubio seguía besando y chupando mis senos y cuando sus labios buscaron los míos esta vez no solo acepte el beso sino que bese a mi opresor con pasión y lujuria. Mis manos acariciaban el pene de ambos apretaba desde el trasero al moreno para sentirlo cada vez más adentro y pajeaba al rubio con mi otra mano.

Los gemidos de placer de aquellos hombres penetrándome y tocándome los dos a la vez eran embriagadores, los espolonazos que me daba el moreno eran amortiguados por mis generosos glúteos y lubricada vagina de ella, al mismo tiempo el rubio se había acostado de forma tal en el sofá que podía besar y chupar mi por tanto recibía no solo una penca adentro de mi vagina que ya le provocaba placer sino que recibía los recorridos de una lengua y los leves mordiscos de una boca en mi clítoris.

No tarde mucho en empezar a aumentar mis gemidos señal de que estaba a punto de acabar, los movimientos del moreno y su penca eran cada vez más fuertes y rápidos fue en ese momento en que el rubio se paró y puso su penca en mi cara…y casi por instinto lo tome con mi mano y empecé a chuparlo de manera frenética. El rubio no dejaba de acariciar mis senos, estiraba los pezones y el moreno me seguía clavando desde atrás, lo inevitable llego, el orgasmo fue sobrecogedor, mis gemidos y movimientos tratando de aprovechar hasta el último segundo de placer fueron lo máximo. Ambos hombres se dieron cuenta que me había corrido y que venía otro orgasmo más, el moreno se acercó a mi oído y me dijo te voy a llenar de semen y te va a correr por tus ricas piernas, se escuchó solo un gemido más, el rubio saco su penca de mi boca y dijo este semen es para ti ricura lanzando todo su chorro en mi pecho. Ambos acabaron casi al mismo tiempo y yo tenía un orgasmo más.

Quede tendida en el sofá, exhausta, agotada y llena de placer, mis piernas eran recorridas por el semen del moreno. Me quede dormida y no desperté hasta al otro día.

En la mañana la rutina fue el mismo desayuno, ducha y a eso le agregamos miradas furtivas, de risa y a veces silencio.

Consciente de que lo que nos había pasado era provocador para mi marido basto con que lo mirara para que se acercara y empezara a acariciarme. Comenzó por mi culo y se quedó besándolo durante unos segundos, luego siguió con la parte interior de los muslos, me levanté la polera hasta la cintura para revelarle mis caderas las que acaricio con pasión. Inmediatamente bajo mi colaless introdujo sus dedos en mi vagina y luego de eso empezó a meterme su penca como un perro en celo, que huele a su hembra y que sabe esta lista para ser penetrada. Sus metidas me hicieron tener varios orgasmos uno tras otro lo que unido al recuerdo de lo vivido la noche anterior nos tenía a los dos en un estado de excitación mayor al de costumbre…nunca lo conversamos…pero si lo disfrutamos.

FIN