Sedúceme (II)
"Lamiéndole todo el cuello hasta bajar por la clavícula y empezar a besar el nacimiento de sus senos y así una y otra vez. Subiendo y bajando, empezando y acabando. "
Muchas gracias por sus comentarios. Me han animado realmente a seguir escribiendo. Espero que les guste el nuevo capítulo.
Sedúceme. Capítulo 2.
La agente Lys Chevalier observaba como las agujas del reloj se movían lentamente y oía el barullo que había en las oficinas de la sección de fraudes. Tenía un dolor de cabeza tremendo causado por largas noches en vela dándole vida al recuerdo con esa mujer. Y que mujer. Ay, Valentina. Se sentía terriblemente culpable por la situación; confusa porqué nunca había estado con una mujer, aunque hubiera visto porno lésbico; frustrada porque no sabía cuándo la volvería a ver y preguntándose cuales eran sus sentimientos. Absurdo, ¿no? Solo habían compartido pocas horas y la situación se desenvolvió muy rápidamente.
- Lys. Lys. Eo, ¿estás ahí?
- ¿Eh? Ah sí. Perdona Mary, estaba pensando.
- Últimamente has estado distraída. ¿Hay algo que quieras contarme?
- No, no. Solo… nada, da igual.
- Como quieras, ya sabes que estoy aquí. En cualquier caso, yo que tú dejaba esas distracciones. El jefe te llama, y no está muy contento.
Lo que le faltaba. Su jefe. Lo había estado evitando estas dos últimas semanas, desde que tuvo el encuentro con Valentina. No sabía cómo iba a seguir la operación, no sabía cómo volver a mirar esos ojos azules y ese rostro de ángel sin desmayarse de la vergüenza.
- Pase agente Chevalier.
- Buenos días señor Duncam. ¿Me solicitaba?
- Sí, de hecho más que solicitar sus servicios pensaba en prescindir de ellos. Por supuesto, esa idea solo es una idea. Por ahora. Y entonces, ¿me podría explicar qué clase de informe me entregó y porqué en la mitad de la operación, AUN NO TENEMOS NADA?
Mierda. El jefe se había enfadado y mucho. Y es cierto que tenía razón. Le había dado un mes y no había progresado en nada. Su informe sobre la empresa Torelli eran datos sacados de la Wikipedia. Y era su culpa. Nunca había que mezclar el trabajo con el deseo y lo había hecho. Un error fatal.
- Señor, en mi defensa solo puedo intentar acercarme más al sujeto y substraerle la información, pero en el poco contacto que tuve con ella, solo pude adivinar que no sería fácil.
- Quiero que le extraiga todo lo que pueda sobre la empresa de su padre.
- Así será señor.
- Y Lys, recuerda no comentarle esto a nadie, es confidencial.
- De acuerdo. Le entregaré mi informe en un mes.
- Así lo esperaré.
Mierda. Por segunda vez. Un mes de ella y encima después de lo que pasó. Pensó Chevalier. Pero había un plan. Ella no iba a querer volver a verla así que la seduciría para que le dijera lo que su jefe quería. ¿El plan? Aparentemente bueno e infalible. ¿El punto flaco? No enamorarse. ¿Posible? Sí. O al menos es de lo que quería convencerse pero quizá, en el fondo, sabía que no podría. ¿Por qué? Porqué ya había empezado a enamorarse de ella.
Valentina veía como su acompañante se reía mientras le tocaba el muslo entre su vestido con la punta del zapato. Pero su mente, que estaba lejos de una excitación provocada por Gabriela, pensaba en Lys y que después de dos semanas pasados y un leve recuerdo, no podía sacarla de su mente.
- Gabi, para por favor. – exclamó Torelli, algo incómoda ya de su jueguecito.
Gabriela Bianchi era la hija de un amigo de su padre. Había tenido algunos encuentros fogosos pero nada sentimental. Era realmente hermosa. Morena, con el pelo radiante y ondulado y un cuerpo atlético y curvilíneo, sensual. Pecas por toda la cara, que le daban un aire inocente. Y lo era, pero para Valentina siempre sería solo eso, una cara bonita y una amiga con derechos.
- Val, ¿qué te pasa? Te noto distraída. Hoy no me has besado y llevamos horas en este restaurante. –Confesó algo apenada.
- Lo siento hermosa, pero he tenido una serie de problemas con la empresa y no paro de darle vueltas.
- ¿Otra vez? Puedes contármelo si quieres.
- Lo sé, gracias Gabi.
- Ha sido un placer volver a verte Valentina, espero que la próxima tengas la mente más despejada. Adiós
- Adiós Gabi, ya te llamaré.
Justo en ese instante instante entraban entre risas Lys y una mujer. No sé sabe como pero una oleada de celos invadieron a Valentina, quién sintió que el corazón le daba un vuelco al verla y acompañada. Y lo mejor era que ni siquiera la conocía, casi.
Chevalier sentía una mirada penetrándola y al encontrarse con ella no pudo más que ruborizarse y ponerse nerviosa. Allí estaba otra vez, como si el destino se riera de ella. Sentada sola, en un vestido negro resaltando sus pechos. Se había pintado los labios de rojo, pareciendo una diosa. Había quedado para tomarse algo con Mary. Mary era guapa. Morena, ojos morenos y rasgos proporcionados, tan típico que lo hacía exótico. Ella era una lesbiana declarada y tenía novia. Además de ser compañeras de trabajo, eran muy amigas y necesitaba contarle a alguien todo lo que le inquietaba sobre Valentina.
- Mary, ¿vamos a la barra?
- Claro. Disculpe, un whisky de malta.
- Ah, yo un vodka con arándanos.
- A ver, ¿me vas a decir de una vez que te pasa?
- Mira, ¿ves esa chica de ahí? – Dijo señalando con la mirada a Valentina.
- Sí, ese bellezón te ha comido con la mirada al verte entrar.
- ¡Mary! Bueno… pues mmm…. Creo que me gusta.
Mary tenía los ojos como platos. Su amiga lesbiana, nunca lo hubiera dicho. Lys le contó toda la historia omitiendo por supuesto, porqué la había dejado a medias y la operación confidencial. Cada palabra que salía de su boca denotaba nerviosismo y deseo y Mary, quién ya se estaba emocionando por jugar de papel de casamentera, la interrumpió:
- Esa mujer te trae loca y creo que tú a ella también. Mira lo que hago y sígueme el juego.
- Em, vale, confío en ti – Dijo algo confundida.
Y acariciándole un muslo mirándola divertidamente, la cogió de la nuca y la besó. No sé podría decir que fue bien bien un beso, sino una caricia. Entonces Mary bajo lentamente hasta su cuello y empezó a darle suaves besos acompañados de leves mordiscos. Hasta que paro en seco al ver la mirada de Valentina observando la escena recelosa. Mary le dijo a Lys que ya era momento de que fuera al lavabo y justo cuando cruzó la puerta, Valentina se levantó siguiendo el mismo camino que ella había seguido.
Lys se lavaba las manos lentamente esperando a algo, más bien alguien. Y cuando Valentina atravesó la puerta y se aseguró de que estaba bien cerrada, le agarró de los hombros y la estampó contra la pared del baño. Lamiéndole todo el cuello hasta bajar por la clavícula y empezar a besar el nacimiento de sus senos y así una y otra vez. Subiendo y bajando, empezando y acabando. Lys estaba confundida y extasiada con las caricias que le estaba proporcionando, preguntándose si debería pararla pero interiormente, no quería. Quería seguir descubriendo nuevas sensaciones. Gemía, jadeaba, suspiraba. Sonidos que empujaban a Torelli a seguir sus caricias.
Valentina volvió hacer el mismo recorrido pero esta vez se paró por detrás de su oreja y le lamió allí, acción que provocó un profundo gemido y una excitación por parte de las dos máxima. Torelli la miró fijamente antes de unir sus labios bruscamente trasmitiendo todas esas sensaciones que había estado guardando: confusión, anhelo, preguntas sin responder y mucho, mucho deseo. Las dos estaban al límite del placer, jugando con sus lenguas y mordiendo, succionando, sintiendo. Y a falta de aire, Valentina se separó para poder respirar.
- Lys, creo que me debes una explicación. No entiendo, estábamos bien y tú te vas, sin decir nada. Me dejas y yo, yo no te encuentro.
- Yo, Valentina. Mira, lo siento muchísimo y no sé qué siento. Nunca he estado con una mujer y me asusté. Ni siquiera sé porque te vacilé. Yo no sé, me tengo que ir.
- Espera – La agarró del brazo fuertemente juntando sus cuerpos y acoplándose.
- Puede que no hayas estado con ninguna mujer, pero te veo, te celo y me gustas. Y yo te gusto. Solo sé que quiero intentar algo, conocerte. Dame una oportunidad.
Lys no sabía qué hacer. Quería pero tenía que cumplir la misión e iba a herirla, necesitaba tomar una decisión. Estaba entre la espada y la pared.
- De acuerdo Valentina, tienes esta noche para demostrármelo.
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