Seducción y Encantamiento

Dos mujeres muy distintas entre si se encuentran en circunstancias laborales, una poderosa Licenciada y su timida nueva Asistente...

SEDUCCIÓN Y ENCANTAMIENTO

Encantamiento

(El Nuevo Empleo de  Nuria).

Capitulo I

¿Quién es Nuria? Nuria es una chica de piel

blanca, muy blanca, cabello cortito y rubio, enormes ojos verdes, es de

facciones bonitas, delicadas y finas, casi infantiles, parece ser una colegiala

virgen y no una señora divorciada de 21 años, ya que aparenta tener menos de

18.

Su estatura es de 1.58 cm,  con 47 kilos de peso es un envoltorio petite

exquisito, si bajas la mirada descubrirás unos prominentes y carnosos senos que

parecen estar desproporcionados para su tamaño y complexión, son grandes y

redondos, mientras sus pezones y areolas son rosadas, a sus enormes atributos

superiores  sigue una bien formada

cintura, un vientre plano sin estrías, debido a que no se embarazo mientras

estuvo casada, y en cierta parte también a su afición a los deportes, no en

balde participo en varios campeonatos estudiantiles de atletismo,  unas piernas muy bien definidas y torneadas,

soportan su cadera, que si no es muy ancha, si tiene bastante volumen hacia

atrás, de ahí que varias y varios de sus compañeros de la escuela o del

trabajo, le llamen maliciosamente Niurka, por su parecido, en cuanto al trasero

de la malhablada y vulgar  Vedette

cubana.

Mi casa es un pequeño departamento rentado,

en la periferia de la gran ciudad, no es grande, pero es lo bastante cómodo

para una chica sola y divorciada, “ la culpa la tendré yo ”, pienso

mientras aviento mi bolsa donde caiga y me dirijo a la recamará, “ mira qué

locura de casarme tan joven”, y era cierto, siendo una típica chica de provincia, mi vida fue trastocada por un muchacho mayor, en aquel entonces cursaba el quinto semestre de Preparatoria, y tenía tan solo 17 primaveras, el tenía 24, acababa de terminar la facultad de leyes, era brillante y tenía un gran futuro por delante.

A mi gusto era guapo, alto, moreno, de cuerpo

marcado, y delgado, lampiño por completo, y de ojos color miel, cabello negro y

ensortijado y solía hacerme reír bastante, nuestro noviazgo iba viento en popa,

el era cariñoso, detallista y de carácter dulce, ya teníamos 6 meses de salir

juntos, cuando a él, le propusieron una buena oferta de trabajo en la capital

del País, bastante lejos de nuestro pequeño pueblo, el me lo conto todo una

tarde lluviosa de Julio, ya acababa de terminar el quinto semestre, y solo me

faltaba uno más, al terminar tenía pensado en estudiar turismo, ganar buen

dinero e irme de aquel somnoliento lugar.

Mi ascenso laboral consiste en ser

traslada a otra dependencia de la compañía, para ocupar el puesto de asistente

de la Señora Sofía Villaluz, la accionaria más importante de la empresa, una

poderosa mujer de negocios, muy inteligente, hábil y astuta, de unos 42-47

años, a quien solo, había visto una vez, por los pasillos de la empresa, es

alta, con un cuerpo muy bien conservado, todo firme y bien puesto en su lugar, que

le daba una apariencia de 35 años, quizá menos, piel blanca, cabello castaño,

siempre impecable y primorosamente peinado, ojos azules, mirada fría y

despectiva, unos senos duros y grandes, que le hacían un juego perfecto, con

ese par de nalgas de campeonato, que aún se cargaba, redondas, duras y

paraditas, esto debido a las múltiples sesiones en el Gym y en el Spa, lujos

que solo una señora tan rica, como ella, podía darse.

De ella se contaba cosas alucinantes sobre

su legendario mal carácter, era opresiva, perfeccionista, altanera, soberbia y

sumamente especial, yo no sabía si era un ascenso o la forma más elegante, que

tenía la empresa de despedirme, pues ningún asistente de la Señora Sofía había

durado más de las tres semanas de prueba a las que ella, sometía a todos sus

candidatos; yo me había propuesto a toda costa sobrevivir el fracaso, así me

tocara comer la mierda misma de esta malvada mujer, pues el sueldo sería magnífico,

y necesitaba mucho de mi trabajo.

Completamente desnuda, entre a la ducha,

para quitarme el cansancio del día, tenía un par de horas para estar lista y

arreglada, y sería presentada con mi nueva jefa, mientras tanto, decidí relajarme,

olvidarme de todo y concentrarse en mí misma, las perladas gotas de agua

comenzaron a caer por la piel desnuda de Nuria, reconfortándola casi de

inmediato, transportándola al placer del baño.

Nuria es una chica de piel blanca, muy

blanca, cabello cortito y rubio, enormes ojos verdes, como corresponde a su compleción

y estatura, es de facciones bonitas, delicadas y finas, casi infantiles, parece

ser una colegiala virgen y no una señora divorciada de 21 años, ya que aparenta

tener menos de 18,  su estatura es de

1.58 cm, 47 kilos de peso, en un paquete petite exquisito, sin embargo, su

pecho es adornado por unos prominentes y carnosos senos que parecen estar

desproporcionados para su tamaño y complexión, son grandes y redondos, mientras

sus pezones y areolas son rosadas, a sus enormes atributos sigue una bien

formada cintura, un vientre plano, sin estrías, debido a que no se embarazo

mientras estuvo casada, y a su afición a los deportes, no en balde participo en

varios campeonatos estudiantiles de atletismo,  unas piernas muy bien definidas y torneadas,

soportan su cadera, que si no es muy ancha, si tiene bastante volumen hacia

atrás, de ahí que varias y varios de sus compañeros de la escuela o del

trabajo, le llamen maliciosamente Niurka, por su parecido, en cuanto al físico

de la malhablada y vulgar  Vedette cubana.

Ya en la ducha, con el agua de la regadera

recorriendo mi cuerpo, comienzo a enjabonarme las piernas, acariciándolas suave

y lentamente, voy rozando mis muslos con la esponja enjabonada, subiendo

lentamente a mi cálida entrepierna, sintiendo mi carnoso pubis, frotando mis

labios vaginales, hago una pausa, pongo mas jabón y subo, paso de mi raja

limpiando mi abdomen, frotando mis senos turgentes, que reaccionan al contacto

del agua caliente, estiro un poco mis pezones, me gusta sentirlos erectos, palpo

mis melones, disfrutando de mi embeleso, aplico un poco de Champú en mi cabello

y me limpio el rostro con jabón, mientras extasiada, dejo que el chorro de agua

recorra mi cuerpo, que el agua caiga tranquilamente por mi cuerpo, pero especialmente

por mi cachonda raja.

En el baño bajo la refrescante ducha, las

gotas de agua recorren su piel formando bellos diseños por las curvas de su

cuerpo,  sus manos lentamente van tomando vida propia....... sensualmente

empiezan a acariciar su hermoso y curvilíneo cuerpo; Nuria se pierde del mundo

y se traslada a una dimensión superior, llena de placer onírico, acaricia de

nuevo sus senos, apretándolos, jalando sus pezones, mientras ambas manos se

deslizan hacia abajo, provocando cosquillas al pasar por su abdomen y descargas

eléctricas al sentir su abultado pubis, reclina la cabeza, le fascina

contemplar su feminidad, su pubis perfectamente depilado, con la palma

extendida frota su monte de Venus, sintiendo ese rico cosquilleo, que le

produce la electricidad de ese placer tan intimo, de ese pequeño ritual de

placer, cada vez ejerciendo mayor presión y en movimientos circulares, con un

dedo, entreabre los labios de su vagina, son hermosos, amplios y gruesos, descubriendo

un coño grande, y jugoso, de hembra apasionada.

Separo y jalo los labios de mi raja, en su

estado normal, pueden tener hasta 2 cm salidos de mi cueva de lo grande,

excitada y jalándolos pueden alcanzar un mucho más, con dos dedos sobo mi raja,

sin penetrarme, mientras con la otra mano, recorro mis voluptuosas caderas,

llegando a mis nalgas, me doy unas cuantas nalgadas suaves, mientras, que mi

dedo medio, no ha perdido oportunidad a mis distracciones y ha comenzado a

introducirse en mi húmeda cavidad, lo saco de repente, no puedo ni debo

perderme al placer de acariciarme, de llenarme de un frenesí de lujuria, de

masturbarme hasta liberar mis tensiones, pero hoy, eso no será, debo volver a

la oficina.

Tan solo unos segundos más, pienso, me

concedo unos minutos de placer, y continuo masturbándome dulcemente, con ritmo,

con pasión, llena de sensualidad y acompañada de débiles quejidos, que afortunadamente

cubre el ruido del agua al caer, no puedo contenerme, soy una chica sensible, muy

sensible y..pasional, al primer dedo explorador que penetro mi cueva le sigue

otro dedo audaz, pasando varios minutos un tercero se une al grupo de invasores

que, mi insaciable concha recibe en su interior, a veces formo un gancho para

rozar y frotar mis paredes vaginales, a veces, cuando los meto lo mas que

puedo, extiendo mis dedos a todas direcciones, sintiéndome desfallecer, lo sé,

soy muy cachonda y…la emoción de mi trabajo, la lujuria que se desprende de mis

poros, me hacen tener un gratificante y rápido orgasmo, una vez que había

introducido dos dedos en mi raja, regreso al mundo terrenal, vuelvo a

enjabonarme y a limpiar los jugos que fluyen de mi coño, ahora si por fin

limpia, mucho más serena y tranquila, salgo del baño dispuesta a conquistar el

mundo.

En mi habitación, aplico crema humectante

a todo mi cuerpo, con una ligera fragancia de rosas, luego cubro mi desnudez,

con un tanga, blanco, semitransparente por delante, muy, muy coqueto y sexy,

quiero lucir súper, aunque claro, mi nueva jefa no verá esa prenda, a mi me da

seguridad y me hace sentir muy especial, arriba un Bra, liso de algodón y de

color blanco también, me da un realce perfecto a mis senos, me siento en la

cama para poderme poner un liguero de color negro y su juego de medias, color

negro, transparentes, que me ciño a medio muslo, ya en lencería, regreso de pie

al espejo, me agrada lo que veo, pongo perfume de frutas en partes estratégicas

de mi cuerpo, unos aretes de perla en mis orejas, y sonriente me dirijo al

closet, para completar mi vestuario.

Escojo una mini mini falda, de corte muy

elegante, de color gris clarito, la cual se molda perfectamente a mi voluminoso

trasero, haciendo lucir espectacular, luego un cinturón de piel de color negro,

con una gran hebilla cuadrada de color plata al centro, una blusa blanca de

vestir, de cuello en “V”, de manga larga, que me queda ceñida, debido a mis

atributos pectorales, abro tres botones, para lucir el escote, mostrando algo

de mi generoso frente, mi reloj de pulso en la mano derecha, un saco sastre de

color azul marino, elegante y clásico a la vez, finalmente agarro, mi bolsa de

piel negra, salgo de casa, cierro con llave y tomo el primer taxi que pasa con

rumbo a la empresa.

Llego

quince minutos antes de lo acordado, me dirijo a mi antiguo cubículo donde solía

laborar, todavía mis cosas permanecen ahí, se que deberé cambiar mi zona de

trabajo, imagino que a un lugar cercano a quien será mi nueva jefa, aún no me

han dicho nada, por lo que no he comenzado con la mudanza.

-Veo que llega temprano y

muy guapa Nuria, es un buen indicio para empezar con el pie derecho-

Me comenta mi, ahora exjefe, el contador Gutiérrez,

quien ha llegado hasta mi cubículo, acompañado de la Gerente de recursos

Humanos, la Licenciada Beatriz Zaldívar, -Ahora acompaños por favor Nuria, a la

Lic. Villaluz no le gustan los retrasos y mucho menos la impuntualidad-,

concluyo de decirme con una sonrisa.

Salimos del edificio principal de oficinas de

la empresa hacia una construcción más pequeña, tipo avant garde, por dentro muy

lujoso y de estilo minimalista, la madera, la piel y el aluminio conjugan a la

perfección por cada rincón de aquel hermoso lugar, sede de las oficinas de el

Gerente General, los principales gerentes y de los accionistas mayores de la

compañía, los controles de seguridad eran mucho mayores aquí, amén de ser

automatizados en su mayoría, tomamos el ascensor y llegamos al último piso, que

era el séptimo, todo el piso se repartía en dos enormes oficinas, una la del

Gerente General y la otra de la Lic. Sofia.

Llegamos a un enorme Escritorio en “C” de

caoba, donde una computadora de última generación nos daba la bienvenida en su

lado frontal, su enorme pantalla LCD se encontraba apagada, me detuve a

observar la elegante silla de piel de color negro, que se me antojaba tan

mullida y confortable, 4 líneas de teléfono y un conmutador descansaban en otro

de los costados del escritorio, y finalmente un aparato multiusos (Escáner,

Fax, Impresora, copiadora, estaba acomodado en el otro, frente a este monstruoso,

caro y fino mueble, había una sala de tres piezas, también forrada en piel

negra, una imponente mesa de centro de cristal y aluminio, enormes macetas con

plantas exóticas en los 4 costados, en uno un dispensador de agua y del otro

una Cafetera automática italiana, que incluso servía para preparas Cappuccino y

Expresso.

Atrás del escritorio dos puertas de Caoba

también, flanqueaban los costados, vaya lujo, pensé, esa oficina superaba por

mucho cualquier oficina de las que había visitado en el otro edificio, ni los

jefes, ni gerentes menores tenían un sitio así, después de mi minuciosa

inspección, caí en cuenta que el lugar estaba vacío, -Precioso, ¿Verdad?, si no

hay contratiempos por parte de la Licenciada, este será tu nuevo lugar de

trabajo Nuria-, me comento la Lic. Zaldívar.

-Disculpe, entendí bien, mi nuevo sitio de

trabajo, ¿Esta enorme oficina, Lic. Zaldívar?-,

Le comente con sorpresa y con los ojos

abiertos por la admiración,

-Veo que estas

impresionada Nuria, esto es solo el recibidor de la Lic. Villaluz, ese seria tu

escritorio como su asistente, ahora toquemos la puerta, veamos si ella está

adentro esperándonos-, termino de decir Beatriz.

Entramos por la puerta derecha atrás del

escritorio, casi me quedo sin aliento, el lugar era de ensueño, como solo lo

había visto en fotos o en películas, el sitio era aún más grande que el recibidor,

ocupaba la mitad del lado derecho del edificio, deduje que entre recibidor y su

oficina, la Lic. Villaluz ocupaba el 70% del piso, dejándole solo un 30% al

Gerente General, el piso todo cubierto de mármol de Carrara, así como algunas

esculturas del mismo material para adornar el lugar, un esplendido sofá y

sillón de la piel más cara y mullida daban la bienvenida una vez se ingresaba

al lugar, de frente una esplendida vista, pues solo había cristal, recorriendo

un poco más hacia el fondo, otra sala de piel, con huecos para poner charolitas

de comida y vasos, daban pie a una pared en la cual una pantalla de 80 pulgadas

dominaba la vista, y un equipo de sonido THX le servirían como centro de

entretenimiento, mas al fondo enmarcada por tres costados, las paredes forradas

de madera, un imponente escritorio de Ébano, reluciente, la silla de ella del

mismo material, pero con partes en piel, y una silla mas del mismo material, pero

sin recubrimientos de cuero en frente al escritorio, hacían un juego perfecto,

una computadora aún más grande e impresionante y dos puertas mas al fondo

completaban el lugar, cuadros muy bellos adornaban el lugar, así como

humidificadores estratégicamente escondidos purificaban el ambiente y soltaban

fragancias frutales de vez en cuando, sin embargo, la Lic. Villaluz, no se

encontraba presente, decidimos esperarla sentados en la sala de espera que

tenia dentro de su oficina.

Pasaron unos minutos más y no había ni

pista de ella, de improviso, el celular del contador Gutiérrez, logra sacarme

de mi enajenamiento respecto al lugar, el toma la llamada, se pone de pie y se

dirige a un extremo de la oficina, un breve intercambio de frases, el cuelga y

regresa hasta donde estamos sentadas nosotras, le susurra algo al oído de la

Lic. Zaldívar y ambos se excusan que deben salir, pues ha surgido una

contingencia que necesita su presencia urgente, salen rápidamente, dejándome

ahí, dentro, esperando a la que será mi nueva jefa, me dicen que la espere, que

pronto llegara, y que no hay problema por mi presencia dentro.

Me acomodo a mis anchas en el confortable

sillón, con vista a las enormes ventanas, que muestran una excelente vista de

la ciudad, vuelvo a perderme en ese maravilloso y lujoso lugar, cuando de

repente, una voz enérgica y autoritaria me hace brincar de sobresalto, -

-Veo que te encuentras

muy cómoda muchacha, ¿Nuria, verdad?-,

Me levanto como un resorte, frente a mí, la

importante señora que se convertirá en mi nueva jefa,

-Si Licenciada, yo..Solo, Eh, vera, ..No

quería molestar..-

Balbuceó muy apenada, Sin siquiera mirarme

al rostro, o esperar mi respuesta, continua caminando, dándome una nueva orden

con su potente voz,

-Ya, ya, anda, sígueme al

fondo de la oficina, a mi escritorio- ,

-Por supuesto Licenciada, como ordene-,

Digo un poco mas recuperada de la impresión

y la sigo, dándome la espalda, puedo observarla detalladamente sin ser

descubierta, es una señora muy alta de 1.80 cm de estatura, su castaña

cabellera la cae hasta la mitad de la espalda, va enfundada en un elegante y

por la apariencia fino traje sastre, unas zapatillas de piel de color negras,

medias negras transparentes, una falda un poco más arriba de lo normal, de

color negro con un bello corte, alcanzo a distinguir un cinturón de piel

reluciente que le ciñe su bien conservada silueta,  un saco sastre negro, su blusa blanca, y una

mascada de seda en varios colores, anudada al cuello con gran clase.

Tratando de romper el frio e incomodo

silencio, mientras la sigo le comento, poniendo una franca y cálida sonrisa en

mi rostro,

-El sitio es muy

impresionante y…realmente…muy acogedor y cómodo Licenciada…-,

La Lic. Sofía me interrumpe,

-¡Nuria!-, ha llegado hasta su escritorio, se

voltea frente a mí, y se sienta, sin siquiera verme.

–El trabajo que desempeñaras aquí en esta

oficina, como mi asistente, será muy, pero muy exigente, no admito retrasos,

excusas, ni fallas, trabajaras bajo mucha presión, espero que des la talla-,

termina de decirme, y con un gesto de su mano, me invita a sentarme.

Lo hago lentamente, ahora es ella, quien

me somete a escrutinio, me observa lenta y detalladamente, una vez que me he

sentado, me dice,

-Estarás a prueba tres

semanas Nuria, deberás trabajar muy duro, si realmente quieres ocupar este

puesto, la mayoría de mis ex asistentes no han llegado ni a dos semanas, te lo

advierto, no tengo paciencia, por el momento, cumples con todos los requisitos,

tienes buenas referencias sobre tu desempeño, tienes buena presencia física,

bien arreglada, me gusta eso, creo que eres, la asistente con mejor apariencia

que he tenido, al menos si no eres competente, adornaras mi recepción por tres

semanas o menos-, concluyo tajante.

-Eh,…Si..Claro yo…-, Balbuceo de nuevo, me

interrumpe de nuevo,

-Respóndeme entonces, ¿Todavía

estas interesada en el trabajo Nuria?, es la última oportunidad que te daré,

puedes regresar con Gutiérrez o aceptar el reto y crecer laboralmente, ¿Qué

dices?-,

Me advierte con una mirada fría y una

sonrisa sarcástica, pensando en que huiré de ahí de inmediato, picada en mi

orgullo, respondo un poco envalentonada,

-Claro que acepto el

puesto Licenciada, daré lo mejor de mi cada día, le aseguro que me vera en su

oficina por mucho más tiempo que tres semanas,-,

Termino de hablar  sorprendida de mi misma, por tal demostración

de confianza, ella, suaviza su semblante, aprecio un rostro maduro, pero aún

sin arrugas, una nariz recta, unos labios carnosos, pintados de rojo, unos ojos

azules muy expresivos, enormes abanicos que tiene por pestañas, arqueándome una

ceja y formándosele un precioso hoyuelo en la mejilla, al hacer este gesto me

comenta, con un tono más dulce,

-Así me gusta muchacha,

decisión, confianza, compromiso y coraje, Ve con Beatriz a firmar tu nuevo

contrato-, diciendo esto, abre unos documentos que saca de un cajón de su

escritorio, no habla más y da por terminada la entrevista.

Salgo de ahí, con las rodillas temblándome

de emoción, mezcla y gusto, trompicando salgo de ese edificio, regreso a mi

anterior oficina y me dirijo a Recursos Humanos, la Lic. Zaldívar me espera

sonriente,

-Adelante Nuria, pasa,

acaba de llamarme la Lic. Villaluz, te felicito, es una mujer dura y la has

convencido, serás su asistente a partir del Lunes, aquí está tu contrato, léelo

primero, para saber tus nuevas condiciones laborales, fírmalo y es todo, puedes

retirarte el día de hoy-, me dijo en un tono muy amable, me siento en su

escritorio, que ahora se me hace pequeño, y me dispongo a leer mi nuevo

contrato.

¡Wow!, no puedo creerlo, como su

asistente, mi sueldo, se ha triplicado, tengo mayores prestaciones económicas, y

dada mi situación financiera, vaya que me hacen falta, vales de despensa y

gasolina (el problema es que no tengo auto, pero puedo venderlos), caja de ahorro

y otro sinfín de amenidades nuevas, si bien mi jornada de trabajo pasa de ser

de 9 de la mañana a 5 de la tarde, con una hora de comida, desde mañana será de

8:00 de la mañana a 8:00 de la noche con hora y media de comida, con

probabilidad de salir de viaje acompañándola, por cuestiones de trabajo y con

la obligación de estar localizable por cualquier caso o cosa,  los fines de semana, lo mejor de mi nuevo

contrato a prueba, si logro sobrevivir las 3 semanas de prueba, me darán

un  contrato por un año, con un 25% más

de sueldo, brinco de la emoción y casi beso a la Lic. Zaldívar, salgo súper

feliz de su oficina, me dirijo a mi antiguo cubículo, recojo mis cosas y me voy

a descansar a mi casa, mentalizándome en que pondré todo de mi para conseguir

por completo el nuevo puesto, que me han asignado.

El fin de semana se me paso volando, el

Lunes me levante de madrugada, me bañe y me arregle lo mejor que pude, quería

lucir muy bien en mi primer día de trabajo al lado de la Lic. Villaluz, me puse

unas zapatillas de piel color negro, sin medias, un pantalón de vestir, color

gris clarito, muy formal, elegante y a la vez sexy, pues me quedaba muy

ajustado, debido al volumen de mis nalgas, para que no se notara mi ropa

interior con algo así de untado a mi cuerpo, me puse un tanga de hilo dental,

de algodón, liso color rosita, arriba una blusa de licra color rosa mexicano,

la cual parecía, que fuera a reventar debido a lo enorme de mi busto, pero me hacía

ver muy guapa, finalmente el saco que hacia juego con el pantalón, me maquille

en tonos rosados, mis labios de rojo cereza, el perfume más caro que tenia y Salí

muy temprano de casa rumbo al trabajo.

A las 7:20 de la mañana, me encontraba en

mi nuevo escritorio, poniendo algunas cosas personales mías, arreglándolo un

poco y llamando a los de sistemas, para que me asignaran, el flamante nuevo

equipo high Tech que sería para mi, después de que el de redes libero mi

contraseña y accesos necesarios a mi nuevo puesto, me dispuse a preparar café, tenía

preparada una humeante y aromática taza de café, cuando la Lic. Villaluz entro

al cuarto para las 8:00,

-Buenos días, Lic.

Villaluz-, me apresure a saludar aun con la taza de café caliente entre mis

manos,

-Buenos días-, contesto rápidamente, sin

dirigirme ni una mirada,

-¿Me has preparado café?, llévalo a mi

escritorio-, agrego mientras entraba a su oficina.

Mi jefa venia muy guapa el día de hoy, un

vestido que le quedaba pintado,  de color

azul, de diseñador, zapatos y bolsa del mismo tono, una mascada blanca en su

cuello, como siempre, muy bien peinada, todo un imán para las miradas

masculinas.

La verdad, solo había preparado café para mí,

pero no estaba dispuesta a hacerla esperar, así que le llevaría el que me había

hecho, cogiendo un par de galletas de alta repostería que había en un cajón,

entre a su oficina, con paso seguro llegue a su escritorio, coloque dos

servilletas, un plato, la taza de café y el par de galletas,

-Espero que sea de su

agrado Lic. ¿Puedo servirle en algo más?-, pregunte muy cortes y

servicialmente, finalmente capte su atención, me miro fijamente unos segundos,

y respondió,

-Si Nuria, ¿Qué perfume

te has puesto hoy?-, me soltó de improviso,

-Eeeh, XXX de Valeria,

Licenciada, ¿Le gusta?-, agregue a mi respuesta,

-Te sienta muy bien, siéntate

en esa silla, la ocuparas cada vez que te llame, a menos que te indique lo

contrario, voy a darte un repaso rápido, de tus nuevas tareas y obligaciones,

como mi asistente-, acto seguido, saco de un cajón, una fina carpeta de piel,

varias plumas de metal que se notaban caras, un teléfono móvil, y una agenda

electrónica,

-Toma Nuria, serán tus herramientas de trabajo-.

Prácticamente desde esa hora, hasta las 3

de la tarde estuvimos charlando de mis responsabilidades, tareas y

obligaciones, yo tomaba nota de todo cuanto podía, quería ser más que

eficiente, trabajamos así, ininterrumpidamente, salvo cuando ella ordeno dos

ensaladas de espinacas, nuez y tocino con un yogurt light para cada quien, como

almuerzo,

-Muy bien Nuria, eso es

todo, irán saliendo más dudas y preguntas con el tiempo, en plena marcha, no te

guardes ninguna, ahora puedes retirarte-, me comento, me levante, di media

vuelta y me dispuse a abandonar la oficina,

-Nuria, una última cosa muy importante,

ven acércate-, me dijo con un tono más que imperativo, me acerque a su

escritorio a la brevedad,

-¿Dígame Licenciada?-,

pregunte con voz cantarina,

-Mira niña, respecto al

vestuario…ven a mi lado y date una vuelta-,

Me ordeno más que sugerirme, me extrañe un

poco aquello pero obedecí de inmediato, ella dejo los papeles que tenía en la

mano, se volteo para mirarme, me contemplo, mientras me daba la vuelta, al

terminar, tímidamente le pregunte,

-¿Hay algo malo en mi vestuario?-,

-Mira Nuria, generalmente

exijo siempre falda, o vestido a mis asistentes, en tu caso, luces muy bien el

pantalón, siempre y cuando sean como este que llevas puesto, hare la excepción

contigo, puedes ir a comer-, suspirando aliviada, me di media vuelta de nuevo y

me dispuse a salir, no había dado ni un paso, cuando la Licenciada me había

plantado una sonora y fuerte nalgada en mi redondo trasero, apenada y sin decir

nada al respecto, Salí de su oficina.

De regreso a la oficina después de comer,

la tarde transcurrió tranquila, aún le daba vueltas al asunto, pensé que le estaba

dando mayor importancia de la necesaria, que solo había sido un acto compulsivo

de su parte y nada más, no sabía si ella era casada o su estado civil, pero

seguramente no le faltarían hombres o mujeres con ese cuerpo y tan envolvente

personalidad, en mi escritorio, unas cuantas llamadas que contestar, agendar

citas y papeles que enviar por Fax, a las 7 de la noche, de nueva cuenta ella

me llamo, para que entrara a su oficina, así lo hice, como me lo había

indicado, me senté en mi silla, me encargo unos cuantos correos que hacer,

varias graficas en Excel, así como algunas indicaciones para el siguiente día,

luego ya sin más que tratar del trabajo, me dijo,

-Dime Nuria, ¿Eres

casada, soltera, divorciada, viuda, hijos, etc.?-, le explique mis circunstancias

con franqueza, se quedo unos minutos en silencio, finalmente  agrego,

-Muy bien, entonces no

tienes ningún distractor, ni nada que te impida cubrir horas extras cuando así

se requiera, como te lo comente hay mucho que hacer aquí-, me apresure a responder,

-No se preocupe

Licenciada, estoy dispuesta a servirle en todo lo que requiera-,

-¿En todo Nuria?- me mira

inquisitiva arqueando una ceja,

-En todo Licenciada, no

tendrá queja de mí- le respondo.

Ella se levanta, camina despacio hacia mí,

midiendo sus alcances, su posición, a mi lado, se agacha, pega su rostro al mío

y me susurra,

-Espero no tener queja de

ti niña, y sí, claro que vas a complacerme en todo-, terminando de decir esto,

se levanta y regresa a su escritorio,

-Eso es todo Nuria,

puedes retirarte, ha sido todo por hoy-.

Me levanto, salgo torpemente, su actitud

me ha puesto a pensar mil cosas, ¿A que se referirá mi jefa?, ¿Qué pretende?,

extrañamente no me disgustaba del todo la situación, es más, creo que me

fascinaba pensar en que podría desviarse todo esto, yo ya admiraba a esa

poderosa mujer, y vaya que había que reconocerle lo guapa que estaba, además

con todo su poder y dinero no iba a posar sus ojos en mí, no había peligro, ni

de qué preocuparse, debía de tratarse de una forma de intimidación, para ver mi

resistencia, amén de tener muy claro en mi cabeza mi condición de hetero, con

esa idea me fui a mi casa, me acosté inmediatamente, y caí rendida a los brazos

de Morfeo, ya mañana…mañana seria otro día.

Encantamiento

Capítulo II

- Nuria, corre nena, te necesito en mi

oficina-, sonó tranquila, la potente voz de mi jefa llamándome,

- En un minuto estaré

con usted Licenciada-,

Respondí amable y dulcemente, para luego

levantarme de mi silla tapizada en piel, y sin más, dejar los correos sin

contestar para otra ocasión, apague el monitor de mi Computadora , por aquello

de los curiosos y metiches, y camine con paso firme y decidido hacia la

imponente, lujosa, y elegantemente decorada oficina en el Pent-house, del

edificio principal de la compañía, que fungía como refugio de la poderosa y a

veces temible Sofía Villaluz.

Era un soleado día jueves, solo un día más

y había logrado sobrevivir las tres semanas a prueba, a las que estaba

sometida, finalmente después de mucho trabajo, dedicación y paciencia,

obtendría el premio a mi constancia, un flamante y jugoso contrato por un año

como Asistente Ejecutiva, de la accionista principal, gerente general de

relaciones y publicidad de la compañía para la cual trabajaba, ya desde hacía un

tiempo, antes de abrir la enorme puerta de Caoba, revise mi atuendo y

apariencia, como siempre debía lucir impecable, cosa que mi nueva jefa valoraba

y mucho, traía puestos unas zapatillas de piel, de un altísimo tacón de aguja,

de un llamativo color rojo encendido, que me daban varios centímetros más de

altura, una medias trasparentes de licra en color blanco, una mini falda de

color azul marino, un cinturón de piel rojo, una blusa blanca ejecutiva, que no

dejaba transparentar mi sostén de encaje de color blanco,  anudada una mascada roja al cuello,

finalmente un saco azul marino que lucía en conjunto con la mini, comprobado

que todo estuviera en su lugar y en orden, abrí la puerta de la oficina de mi

jefa

En su enorme y mullido sillón de su

escritorio, me esperaba sentada mi exigente Jefa, si bien, nuestro trato, había

mejorado con el pasar de los día, no podíamos decir que este fuera fraternal o

de amistad, era simplemente cordial, la mayoría de las veces déspota, otras

sarcástica, pero me iba acostumbrando poco a poco a su forma de ser, suspire

tranquila al ver la expresión de su rostro, era amable, tranquila, podría decir

que hasta amistosa, me sentí muy bien conmigo misma, quería decir que le

gustaba mi trabajo o al menos se estaba acostumbrando a mi presencia.

Estuve varias horas en la oficina de la

Licenciada Villaluz, revisamos pendientes, citas, juntas y próximas reuniones,

después de eso me encargo trabajo como para una semana entera, con la salvedad

de que era para ayer,

- Alguien tan eficiente

como tu Nuria, no tendrá dificultad con esos pequeños encargos, ¿O me equivoco

jovencita?-, me dijo ella, mientras arqueaba una ceja y me miraba con una

mirada burlona,

- Por supuesto que no

Licenciada, estoy acostumbrada a trabajar bajo presión, todo estará listo para

hoy en la tarde- le dije pacientemente, odiaba cuando me hablaba en ese

tono, cuando se portaba tan abusiva conmigo, cuando me explotaba, pero era mi

jefa y yo, yo, yo realmente anhelaba quedarme con el puesto de su asistente.

- No esperaba menos de ti Nuria, bueno,

voy de Salida, no regresare a la oficina el día de hoy-, Me dijo la

Licenciada, al mismo tiempo que se ponía de pie, y se ponía un saco sport,

- Te encargas de mis

llamadas y demás, hasta luego-, continuo sin voltear a verme, mientras me

tomaba de la mano y de esa forma, nos dirigimos hacia afuera de su oficina,

- Ahora ve a tu

escritorio y apresúrate a terminar con tus obligaciones, me dejas todo sobre mi

escritorio antes de marcharte, chiquilla-, concluyo mi jefa, dedicándome

una sonrisa burlona, ya no vi la expresión de su mirada, pues cubrió sus

preciosos ojos con unas elegantes gafas oscuras de diseñador y salía

elegantemente hacia el ascensor.

La Licenciada Villaluz se dirigió a un

elegante y caro Restaurante Francés, que por entonces era el sitio de moda en

la ciudad, pidió una deliciosa ensalada mediterránea, acompañada de un

aromático vino tinto, una charola de quesos con carnes frías y los disfruto

lentamente sola en su mesa, dado su tan especial carácter no tenía muchas

amistades, ni tampoco podía darse el lujo de disfrutar de aquellos ratos

libres, como consecuencia de su importante posición en la empresa, disfrutar de

una comida suculenta y en santa paz y tranquilidad, era un remanso para su

atareado espíritu, llevaba mucho tiempo sin poderse dar esos gustos, sin

embargo, las cosas habían cambiado desde la llegada de Nuria, si Nuria su nueva

asistente, - Nuria - susurro dulcemente la licenciada, mientras aspiraba

los vapores etílicos de aquel vino Francés.

Luego

de aquel ritual que le llevo varias horas, se dirigió a su lujosa residencia,

ubicada en el barrio más elegante de la ciudad,

ya en su espaciosa habitación, decidió tomar un relajante baño en su

enorme Jacuzzi, se desvistió lentamente, admirando su bien torneado cuerpo en

los espejos que adornaban la habitación, entro al Jacuzzi, esparció aromas

relajantes y exóticos, y se metió en el.

Había trascurrido más de media hora, pero

para la Licenciada Sofía Villaluz, la necesidad de relajarse era algo vital; si

no pensaba en algo diferente al trabajo se volvería loca, aunque últimamente

algo, o mejor dicho, alguien más ocupaba sus pensamientos, acostada

completamente en el agua, activo los remolinos que aliviaron sus tensiones y

produjeron más burbujas, con solo su rostro sobresaliendo del agua, mirando

hacia el techo, pensaba en Nuria, no podía entender como a pesar de todo, Nuria

había podido aguantar semejante ritmo de trabajo, ella era la única que había

sido capaz de soportar más de dos semanas y media, generalmente en este punto,

las muchachas anteriores ya se habían dejado consumir por el estrés mas

desquiciante y absoluto, lo que las llevaba a claudicar en su empeño por ser la

asistenta de la poderosa Sofía.

Sofía había notado que desde la llegada de

Nuria a su oficina; ella se había encontrado así misma pensando mas y mas en lo

atractiva que resultaba ser su asistente Nuria, no solo en el aspecto físico,

si no, por su carácter tan afable y cordial, Nuria era una chica muy dulce, a

veces tierna, que no quitaba la sonrisa de su rostro,

pese al ambiente tan pesado que la misma tirana de Sofía le imprimía con

su  carácter, y con su ritmo brutal de

trabajo. Nuria nunca parecía verse afectada por tan estruendosas jornadas de

trabajo y abuso.

Esto hecho le llamo mucho la atención a Sofía,

y a raíz de esto, ella misma empezó a soñar en someter a esa hermosa criatura;

se imaginaba así misma doblegándola, y sometiéndola a su voluntad, Sofía le

daba vueltas al asunto, cada vez con mayor frecuencia, y ya que era un hecho,

el que Nuria se quedaría con el contrato por un año como su asistente, estaba

decidida a tomar cartas en el asunto, Nuria había demostrado tener unos límites

fuera de lo común, era hora de ver hasta dónde podía apretarle las tuercas,

pensando en lo que vendría, su bello rostro adopto una sonrisa cargada de

sarcasmo y malicia, la cual desapareció, cuando ella sumergió su cara en las

burbujas.

¡Era

Suyo!, simplemente no podía creerlo, el tan anhelado contrato y las jugosas

ganancias económicas, eran todas suyas, Nuria había soportado las 3 semanas de

prueba, a marchas forzadas, con un ritmo extenuante, bajo gritos y abusos por

ratos, Nuria le había demostrado a aquella déspota, cruel y tiranizante

Licenciada, que ella, podía alcanzar lo que se proponía, si bien no era un

hecho oficial todavía, era cuestión de que el día transcurriera, para que la

llamaran a Recursos humanos dándole la notica, Nuria no podía concentrarse bien

en ese excitante momento, tamborileaba los dedos en el escritorio de Caoba, y

zapateaba con su tacón a ratos, nerviosa, expectante.

- Nuria,

te necesito de inmediato en mi oficina-, -¿Nuria?, apresúrate -, -¡Chiquilla,

date prisa!-,

Se

escucho desde adentro la potente voz de Sofía Villaluz, solo, hasta el tercer

grito, Nuria salió de su ensoñación, presurosa, se levanto de su asiento y fue

en pos de su jefa, Nuria lucia radiante, con unas zapatillas color rosa pastel,

sin medias que cubrieran sus perfectamente torneadas, depiladas y bronceadas

piernas, rosa pastel, el mismo color de la mini, minifalda que se le ceñía de

tal forma a su cuerpo, dando la impresión, de que se reventaría de un momento a

otro en su lucha por contener las exuberantes curvas de su trasero, una blusa

de seda, blanca, y un saquito rosa también, le daban una apariencia muy sexy y

tierna a la vez.

La

Licenciada Sofía la esperaba adentro ceñuda,

-¿Dónde andas Mujer?-,

- Mil

disculpas Licenciada, estaba atendiendo una llamada-, mintió en su

respuesta Nuria,

- Ok, ok, como sea, ven acércate, hay que

analizar algunos documentos-,

Respondió

la Licenciada Villaluz y volcó su mirada en los papeles que estaban en su

escritorio, pude contemplarla mientras caminaba hacia ella, llevaba su cabello,

planchado, muy lacio y suelto, su maquillaje en tonos azules, contrastaban con

su boca pintada de violeta, una elegante blusa roja con un generoso escote, a

pesar de que se encontraba sentada, pude distinguir que lucía, una falda de

piel color beige, medias trasparentes blancas y zapatillas rojas, cuando llegue

al borde de su escritorio, sin mirarme, me extendió aquellos papeles y me dijo,

- Vamos niña, apresúrate, no tenemos todo el día,

quiero que me leas estos documentos-, tome los papeles y me disponía a

sentarme en la silla que estaba frente a ella, no bien hice el ademan de

sentarme,

-…sentada en mis piernas -, recalco en un tono

imperativo, que no daba pie a reclamo alguno.

Aquello

no me lo esperaba, me quede pasmada por algunos segundos, sin saber que hacer o

responder, finalmente ella levanto su cabeza, me miro fijamente, arqueo una

ceja de su rostro y me pregunto,

-¿Algún problema Nuria? -, no sabía que responderle,

estaba aterrada y asombrada a la vez, ¿Qué significaba esto?, finalmente ella

bajo su cabeza y dijo en un tono helado,

- Lastima Nuria, creía que te interesaba el

trabajo, ya que no quieres seguir mis órdenes, hablare a Recurso humanos

solicitando tu finiquito, más como una muestra de mi Bondad, por última vez

Nuria, o decides sentarte o no vuelves por aquí, Querida-.

Como

sacudida por un relámpago y sin pensarlo dos veces, me acomode en las piernas

de la Licenciada, un repentino sudor frio me recorrió nuca y espalda,

haciéndome estremecer, aquella situación tan especial no me dio tiempo a pensar

más, pues casi inmediatamente, mientras me encontraba en el regazo de mi jefa,

sentí su cálido aliento muy cerca de mi oreja susurrándome,

- No esperaba menos de ti, ahora Nury lee esos

documentos en voz alta y clara para mi, sin errores, ni interrupciones,

¿Entendiste nena?-

- Entendido Licenciada -, dije con un

hilo de voz, tome los documentos con la mano derecha, mientras apoyaba la

izquierda en mi muslo, como equilibrándome,

- Sujeta los papeles con ambas manos Nury -,

volvió a ordenarme mi jefa, así lo hice y a pesar de la embarazosa y súper

extraña situación en la que me encontraba, aclare mi garganta y comencé a leer,

fuerte y claro, sin cometer errores, para poder de este modo, terminar lo más

pronto con este asunto.

La

Licenciada Villaluz no desaprovecho la ocasión, ahora que su asistente sujetaba

con ambas manos los documentos, pudo poner su mano en la breve cintura de

Nuria, sujetándola por el talle, mientras oía sin poner atención a lo que

escuchaba, fue subiendo lentamente su mano izquierda, hasta posarla en el lugar

que había dejado vacio la mano de Nuria.

Nuria

carraspeo, pero haciendo acopio de toda su concentración, continuo leyéndole a

su perversa jefa, tratando de no darle importancia al asunto, aquello alegro

sobre manera a Sofía Villaluz, primero Nuria no intento siquiera objetar nada

ante  su primera amenaza, ahora, mientras

ella comenzaba a acariciar su bronceada, suave y torneada pierna, pretendía

fingir que no pasaba nada, que era una situación de lo más normal, un nuevo

instinto se avivo en el interior de Sofía, de repente se sintió con el derecho

de acercarse a ella, se sintió libre de tocarla, de tomarla, someterla y hacer

con Nuria su soberana y perversa voluntad.

No pude

evitar estremecerme al contacto de aquella tersa, pero firme mano, recorriendo

mi muslo izquierdo de arriba abajo hacia mi rodilla y de regreso, aparte de ser

una muy extraña situación, también era muy morbosa, muy excitante, y yo tenía

la sensibilidad a flor de piel, abierta con cada poro de mi piel, la mano

derecha de mi jefa, acariciaba mi cintura, sus largos dedos, apretaban

plácidamente mi vientre, resople, ¡Dios!, estaba transpirando, pero ya no presa

del pánico, sino del placer y la lujuria que todo esto me producía, tengo que

concentrarme, pensaba, no podía permitir que mi cachondez aflorara y mi jefa se

diera cuenta, debía seguir leyendo.

La

Licenciada debió percatarse de mi creciente turbación, que ya asomaba en lo

colorado de mis mejillas, en vez de detenerse, continuo acariciándome las

piernas, pues ahora intercalaba la izquierda con la derecha, después de un rato

así, coloco su mano muy arriba, a escasos centímetros de mi  abultado y perfectamente depilado pubis, yo

hacía esfuerzos sobre humanos para no jadear, cuando de repente, se detuvo,

dejo la mano quieta ahí por unos larguísimos minutos, para luego empezar a

subirla, rozando mi vientre, yo sentía que no podría soportar más, tarde o

temprano terminaría sucumbiendo ante sus caricias.

La

Licenciada Villaluz era la hembra más feliz del mundo en aquel instante, su muy

atractiva asistente se encontraba a su completa merced, sin siquiera emitir

queja alguna, es más, parecía que estaba muy cachonda y lo estaba disfrutando,

por su parte Sofía, comenzó a sentir un agradable calorcito crecer en su

entrepierna, su corazón comenzó a latir muy fuerte, por fin, ahora sentir las

redondeces  y calidez de Nuria, la

estimulaban mucho más allá de lo que le permitían sus sentidos, se encontraba

sumergida en una vorágine de deseo, poder y seducción, mientras que Nuria se

encontraba atada al placer y al encantamiento de la lujuria, de la pasión a

flor de piel desbordada.

Aquella

madura y guapa mujer, parecía perderse visualizando esas imágenes de poder,

sensualidad, seducción, lujuria y placer que daban vueltas en su maquiavélica

mente, eso la excitaba demasiado, al grado de poder tener un orgasmo con solo

imaginarse a Nuria sometida a sus caprichos más perversos y eróticos.

Podía

ver la mano de la Licenciada subir parsimoniosamente por mi vientre, hasta que

esta rozo mis tetas, cielos, ¿Qué planeaba ahora hacerme mi jefa?, cerré los

ojos unos segundos y seguí leyendo con la voz entre cortada por los jadeos y la

emoción, ella empezó a desabotonarme el saquito rosa, luego que lo consiguió,

me soltó de la cintura y con ambas manos lo deslizo fuera de mi cuerpo.

- Creo

que así estarás más cómoda Nury querida, se siente un incremento de la

temperatura por aquí, habrá que llamar luego a que reparen el aire

acondicionado, ¿No crees?-, me dijo con malicia aquella atractiva y

perversa mujer,

- Sss…si Licenciada -, le conteste

balbuceando,

- No te detengas mujer, aun faltan varios

documentos por leer nena-, me susurro al oído mi jefa, volvió a sujetarme

de la cintura con la mano derecha, y con la izquierda, acaricio mi corta

cabellera, deslizando mi mano por la nuca, y rozando con sus yemas de los dedos

mis hombros y brazos desnudos, ya que mi blusa era de tirantitos, sentía cada

vez más cerca su respiración en mi nuca, sus carnosos labios estaban a tan solo

un  par de centímetros de mi cuello,

electricidad recorriendo mi piel, se me enchino toda la piel, sentía como mi femineidad

comenzaba a mojarse, mi raja anhelante de sexo empezaba a ponerse muy húmeda.

Sentí sus labios posarse en mi cuello, sin

llegar a ser un beso, sin despegarlos subió hasta mi oreja, escuchaba su

respiración agitada, sentía la calidez de su aliento, y a todo esto, yo

pretendía seguir leyendo, sin responder a las caricias de mi jefa, tratando de

mostrarme fría e inflexible, aunque por dentro me estaba quemando de placer.

De

repente la Licenciada soltó mi hombro, hasta posar su mano de forma muy suave y

delicada en mi seno izquierdo, sin apretarlo, con su palma perfectamente

extendida, solo eso, puro contacto, me revolví incomoda y extasiada en ese

instante, tratando de levantarme de su regazo, pero ella con mano firme,

tomándome del estomago me atrajo aún más hacia ella, yo no proteste, solo

agache mi cabeza, sumisa,  en esta

posición, podía ver mi como se asomaba mi pantie blanca de algodón por debajo

de la mini minifalda, por detrás Sofía debía sentir el calor que manaba de mi

entrepierna, ya que tan breve prenda le daba contacto directo a sus piernas con

mi ropa interior.

Comenzó

a palpar mi seno, a explorarlo, a recorrer su magnífico tamaño por encima de mi

blusa, primero algunos apretones rítmicos tratando de abarcar lo máximo de mi

generoso seno, luego frotando mi pecho en círculos, finalmente lo apretaba con

fuerza, para casi inmediatamente liberar la presión al mismo tiempo que retraía

sus dedos, hasta que solo las puntas de sus dedos tocaban mi ya erecto pezón,

en varias y cada vez más apasionadas ocasiones, luego se concentro en mi duro

pezón, apretándolo con cariño, luego con más fuerza, dándole ligeros

pellizquitos, yo estaba a mil, hacia algunos minutos, que el único ruido que se

escuchaba en su oficina, ya no era mi acartonada voz tratando de leer frases

inconexas, ruido que había sido suplantado por mis gemidos suaves y rítmicos.

Sofía

me libero de su abrazo, solo para subir su mano derecha a mi otro seno, me

tenia sujeta con ambas manos en mis tetas y mi culo en sus piernas, ahora si

notaba, su húmeda y rasposa lengua recorrer

mi cuello, de mis orejas hasta los hombros, besándome la nuca de vez en

cuando, mientras magreaba con más pasión, mas salvajemente, mis enormes tetas,

en una de esas, cuando me jalaba ambos pezones por arriba de la ropa, no pude

mas, apreté mis labios y dientes  con

fuerza conteniendo el grito que luchaba por salir de mi garganta, mientras un largo

orgasmo me hacia estremecerme, pero esta vez no quería liberarme de ella, por

el contrario, junte mi suculento trasero lo mas que pude a sus piernas.

Sentía

como mi néctar fluía copiosamente, mi delgado pantie no iba a contener, tal

cantidad de jugos, me preocupe en esos instantes, sabedora que mi orgasmo

mancharía la falda y las piernas de mi jefa, no podía más, estaba exhausta,

ella libero poco a poco la presión en mis tetas, al tiempo que recuperaba el

aliento y yo me calmaba lentamente, ya más tranquilas ambas, al cabo de unos

minutos, me soltó, poso su mano izquierda en mi cadera, mientras que con la

derecha palpaba mi muy húmedo pubis.

Sofía

disfruto palpando el abultado monte de Venus de la pobre chica, le agradaba

sentir su humedad y el calor que desprendía, por encima de su pantie, poso sus

dedos por unos minutos  justo en la

abertura de su raja, luego los subió lentamente hacia ella, mientras Nuria

agachaba la cabeza y cerraba sus lindos ojos verdes, apenada y asustada.

Sofía olfateo

el aroma del néctar de Nuria, le encanto aquel olor picante, penetrante, para

nada desagradable de aquella chica divorciada y muy caliente,  Nuria no hacia ningún movimiento, ni

comentario, producto de la vergüenza que sentía, - Muy bien Nury - le

susurro al oído,

- Comunícame con la Lic. Beatriz de recursos

humanos, una última cosa antes de que puedas retirarte-, Nuria marco el

número como una autómata, aun sentada en las piernas de Sofía, desde el

teléfono de Sofía Villaluz, ring, ring, se escucharon varios tonos de marcación

a través de la bocina del moderno aparato,

- Buenas tardes Licenciada, dígame en que puedo

ayudarla-, respondió Beatriz Zaldívar, con el tono más servicial y

complaciente que tenía.

- Beatriz

necesito que hagas una cosa para mi, ¿te acuerdas de Nuria, mi nueva

asistente?, bueno, ella ha cumplido las tres semanas de prueba, quiero que en

estos momentos le elabores su contrato por un año,  Nuria ira para allá enseguida, ¡Ah!, y

Beatriz, auméntale a su sueldo un 20% más de lo estipulado, la chica es muy

eficiente, y obediente… se lo ha ganado-, dijo mi jefa en tono autoritario

y formal,

- Claro Licenciada, como ordene, estará listo en

unos minutos-, respondió presurosa Beatriz Zaldívar,

- Muy bien, eso es todo Beatriz, buenas tardes -

y corto la comunicación.

- Ya

has escuchado mujer, levántate y dirígete con Beatriz, puedes tomarte el resto

del día libre, Felicidades chiquilla, el puesto es tuyo-, me dijo en el

tono más sarcástico y burlón que le conocía, me levante lentamente, no quise

voltear a verla, pues me sentía muy avergonzada por haberla dejado hecha un

desastre, por haber ensuciado sus finas ropas, me aleje de su escritorio

cabizbaja, contoneando mis caderas, tratando de volver al mundo real.

Sofía

Villaluz contemplaba complacida, satisfecha y hasta divertida el redondo y

perfecto culo de Nuria, le grito, justo en el momento, en que ella tocaba la

perilla de la puerta , para abandonar su oficina, ,

-¡Nuria!- , la aludida se volteo lentamente, aun con timidez,

hacia su jefa,

- Dígame Licenciada, ¿Se le ofrece algo más?-

dijo pacientemente Nuria, Con una enorme sonrisa dibujada en su rostro,

conteniendo una carcajada y con toda la malicia en su mirada, Sofía Villaluz le

respondió aventándole su saquito rosa, que había dejado en el piso,

- Bueno nena, creo que tendrás que taparte o

cambiarte antes, no pretenderás pasearte así por los pasillos de la empresa-.

Gire mi

cabeza hacia mi espalda, a través de los enormes espejos que adornaban su

oficina pude ver, como si me hubiese meado encima una enorme mancha circular en

mi mini minifalda, producida por mis jugos.