Sedientos de sangre

La madre de Kilian le abandonó cuando tenía 5 años, ahora con diez, su padre le obliga a trabajar en su prostíbulo, pero entonces descubre algo que cambiará su vida para siempre

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latumbadelenterrador@gmail.com

Ya era hora de escribir algo nuevo. No escribo algo nuevo desde Videogames and rock and roll! así que me apetece ver si hay algo más que pueda inventarme… Este es un episodio piloto, es decir, que si no os gusta, pues no continuaré la serie. En principio, esta serie tendrá varias tramas, y cada capítulo hablará sobre una de ellas. Varias tramas se traduce entre varias parejas, pero hoy empiezo hablando de los protagonistas de la trama principal. Esta historia es de mi estilo, lo cual quiere decir que habrá muertes estrambóticas y un argumento gótico. Espero que os guste.

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Sedientos de sangre

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Un relato del Enterrador

Sediento de sangre real

Capítulo I: El príncipe de las tinieblas

Todavía puedo recordar con claridad el día que lo conocí. Por aquel entonces yo tenía 10 años, y él… No lo recuerdo, pero para mí era un viejo, o sea, que tendría unos veintipocos años. Era mi primer día en el bar donde trabajaba mi padre, en aquella época, osea, el siglo XVII, esto era de los más normal, es decir, que un niño trabajara en un bar.

Ese fue mi primer día en el bar, el día que lo conocí. Mi padre me dijo que siempre debía atender a los clientes con una sonrisa, y que siempre debía ser agradable, además de que hiciera todo lo que los clientes quisieran, absolutamente todo. Antes he omitido algo, aquel bar no era un simple bar, también era un prostíbulo de las clases bajas.

-Así que te vestirás de mujer para atender a los clientes-dijo mi padre sonriendo.

-¡Papá! ¡No pienso hacer algo así! ¡Me da muchísima vergüenza!-dije asustado.

-¿Acaso piensas desobedecerme? ¿Quieres que te deje tirado en la calle?-dijo mi padre enfadado.

-P-pero…-dije nervioso.

-¡Soy tu padre y debes obedecerme!-gritó enfadado.

Finalmente hice lo que dijo, me puso un vestido de volantes y me presentó en el bar como su hija Elizabeth de 10 años, una niña sin desflorar, y añadió que solo me podían dar por detrás, porque debía de llegar casta al matrimonio, el muy cerdo lo tenía todo pensado… Pero yo me resignaba por mi padre… Si no hacía lo que decía me mataría…

Al tener solo 10 años, todavía no tenía rasgos masculinos notorios, me tuve que dejar el pelo largo y llevar un poco de relleno, todo funcionó. Todos se lo creyeron. Yo estaba muy nervioso, tras la presentación todo el mundo me miraba. Entonces, un señor que parecía un pirata me llamó.

-Moza… Vas a ayudarme a bajar el calentón-dijo el tipo sonriendo.

-P-pero… Verá, señor… Yo…-dije asustado.

-Muy bien señor, si quiere disfrutar de mi hija serán unas 200 monedas de oro-dije mi padre interrumpiendo.

En ese momento vi a un hombre sentado en la barra que miraba toda la escena. Su expresión era seria, quizá le pareció horrible que le fueran a hacer algo a una niña de tan solo 10 años…

-Joder, qué caro para ser una putilla barata, ¿no?-dijo el hombre mostrando sus amarillentos dientes.

-Es que es virgen, por tanto, el precio se duplica-dijo mi padre sonriendo.

-Está bien, estoy de buen humor, así que pagaré lo que haga falta-dijo el hombre sacando un saquito de monedas.

-Elizabeth, ve con él-dijo mi padre cogiendo el dinero.

No tenía otra opción, si me negaba, mi padre se encargaría de que lo lamentara el resto de mi vida. Así que simplemente sonreí. Mi padre le dijo al hombre que podíamos hacerlo en las habitaciones del fondo, así que fuimos hasta allí. Mi padre me llamó justo antes de entrar y le dijo al hombre que se fuera preparando.

-Kilian, hoy empezarás a serme rentable, así que quiero que lo hagas bien-dijo mi padre serio.

-Papá… ¿P-por qué tengo que hacer esto?-dije triste.

-Porque yo te lo ordeno, tú eres mío. Desde que la zorra de tu madre nos abandonó he tenido que cuidar de ti, y ya es hora de que me pagues con creces el precio de tu educación-dijo sonriendo.

-¿Cuánto tiempo tendré que hacerlo?-dije preocupado.

-A ver… sumo 20… y me llevo 3 así que… ¡El resto de tu vida!-dijo sonriendo.

-¡¿Q-qué?!-dije asustado.

-Así es, Kilian. Y como intentes escapar, te mataré. Te mataré de la forma más cruel y retorcida que se me ocurra-me dijo mirándome a los ojos-Ahora entra ahí y deja que ese tío haga lo que quiera contigo.

Una lágrima empezó a recorrer mi mejilla, era comprensible, sólo tenía 10 años, era un niño. Pero entonces mi padre me torteó la cara. Me miró con asco, me dijo que entrara de una vez, y así lo hice. Miré un momento a la barra y vi que el hombre que antes nos observaba ya no estaba. Tenía la esperanza de que ese hombre hiciera algo para impedirlo, pero supuse que se asustó y se fue.

Entré en aquella habitación listo para todo. Haría exactamente lo que me pidiera y no me quejaría por nada, “los niños buenos deben portarse bien” pensaba yo.

-Bueno, jovencita… Vete quitando la ropa-dijo mirándome lascivamente.

Me quité la ropa tal como el hombre me había indicado. Mi padre me había dicho que me tapara el pene en todo momento, y que no dejara que me lo tocara, porque si no, no solo él me daría una paliza, el cliente también. Me quité la ropa, pero me di la vuelta para hacerlo, en parte para no ser descubierto, y en parte por la vergüenza.

-¿P-podemos hacerlo con la luz apagada? Me da vergüenza que la luz esté encendida…-dije nervioso.

-De eso nada, encanto. Quiero ver esa cara de putita que tienes mientras te follo-dijo sonriendo.

Eso iba a hacerme mucho más difícil esconder mi posición, si no imposible. Decidí seguir insistiendo.

-Perdone, pero… Es que si no lo hacemos con la luz apagada yo… no podré concentrarme…-dije avergonzado.

-¡Basta ya de charla! ¡Te voy a follar con la luz encendida quieras o no! ¡Ya he pagado por ti y voy a disfrutar de ti al 100%!-dijo levantándose.

Se acercó a mí y me besó, fue el primer beso de mi vida, y el más asqueroso de todos. Me dio mucho asco, era un beso de lujuria, no había nada de cariño. A ese hombre, cuya higiene personal no es que estuviera muy cuidada… le olía la boca a pescado, y tenía casi todos los dientes picados. Cuando me soltó, luché con todas mis fuerzas para no vomitar y entonces se bajó los pantalones, pude ver su polla sucia y peluda. Me agarró de la cabeza para obligarme a chupársela.

Estaba a punto de perder mi infancia, a punto de perder mi vida, así que no pude evitar volver a llorar. De repente, se apagó la luz. No podía ver nada, sólo oía los gritos del cliente al que debía complacer. Emitió varios gritos de dolor y maldijo en general, pero al final se calló. La luz apareció de repente.

El cliente esta muerto. Su cuerpo estaba pálido y no se movía. Me giré y vi al tipo de antes, el de la barra, estaba ahí de pie, con su misma expresión seria, mirándome. Era él, la persona más importante de mi vida, el hombre que me salvó.

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-¡T-tú eres… El de la barra!-dije asombrado.

-Kilian, he venido a salvarte-dijo él.

-¡¿C-cómo sabes mi nombre?!-dije asustado.

-Eso no tiene importancia-dijo seriamente-debemos irnos de aquí antes de que…

Entonces, la puerta de la habitación se abrió de una patada y apareció mi padre con una pistola. Su cara estaba roja de enfado, miraba con asco a aquel hombre.

-¡¿Cómo te atreves a venir aquí a matar a uno de mis clientes?!-dijo furioso.

-Tsk. No quería derramar más sangre de la necesaria… Pero tú me estás obligando-dijo sacando una funda de espada de dentro de su chaqueta.

-¡Jajajaja! ¿Crees que una espada puede con una pistola? Te mataré antes de que llegues a mí…-dijo mi padre riéndose.

-Bueno…-dijo sacando la espada de su funda-Eso ya lo ver…

Mi padre pegó 6 tiros, de los cuales, 3 dieron en la cabeza de aquel hombre, 2 dieron en su corazón y uno falló. El hombre que me había salvado cayó al suelo, fui corriendo a tomarle el pulso, estaba muerto.

-Grrr… Esto solo nos dará mala publicidad… ¡Kilian! ¡Limpia este desastre y después sales, que hay más clientes que han preguntado por ti!-dijo guardando la pistola.

-Estos juguetes de hoy… No tienen honor… Una espada ataca de frente, ataca a la misma distancia que tu adversario, eso es el honor-dijo el hombre levantándose.

-¡P-pero… Si no tenías pulso!-dije asustado.

-¿Pulso? ¿Qué es eso? No es momento de hablar de comida en un momento como este-dijo seriamente.

-¡No es comida!-dije enfadado.

-¡N-no es posible!-dijo mi padre muy asustado.

-Ahora, te devuelvo esto-dijo sacando las balas de su cabeza y su corazón, llenando toda la habitación de sangre-Oh… Qué desperdicio de sangre…

Entonces lanzó las balas al aire y las golpeó con su espada, de forma que las lanzó contra el pecho de mi padre. Mi padre cayó al suelo con los ojos como platos. La sangre comenzó a brotar de su pecho.

-Siempre hay que asegurarse de que tu enemigo está muerto-dijo agachándose junto a mi padre.

Sacó su espada y le cortó la cabeza. Entonces me miró, yo tenía mucho miedo, pensaba que también me mataría a mí.

-Quítate eso-dijo apartando la mirada.

-¿E-el qué?-dije nervioso.

-Esa ropa… Eres un chico… No lleves ropa de chica…-dijo mirándome como si fuera estúpido.

-¡Oye! ¡No te creas que voy así por gusto!-dije enfadado-Un momento… ¿cómo sabes que soy un chico?

-Eso ahora no tiene importancia, será mejor que nos vayamos de aquí antes de que venga la policía-dijo señalando la ventana.

-¿V-vas a secuestrarme?-dije asustado.

-No. He venido a salvarte. Ahora...-dijo metiendo su espada en su funda-Cámbiate de una vez…

-Mi ropa está en el despacho de mi padre-dije nervioso.

-Ah… Qué remedio… Tan solo quítate el maquillaje y el relleno. Te dejaré mi chaqueta para que nadie vea que llevas un vestido-dijo suspirando.

-¿Y a dónde vamos?-dije quitándome el maquillaje y el relleno.

-A ver a tu madre-dijo quitándose la chaqueta.

-¡¿Mi madre?! ¿¡Sabes dónde está!?-grité sorprendido-Ella… Nos abandonó hace 5 años… No sé si quiero verla..

-No me importa lo que quieras… Yo he recibido órdenes de llevarte con ella-dijo poniéndome la chaqueta por encima.

-Qué considerado…-dije irónicamente-Está bien, podemos irnos… Una cosa, ¿eres un noble?

-Algo así… ¿Por qué?-preguntó extrañado.

-Es que… Llevas ese traje tan elegante y esa capa…-dije confundido.

No sabía por qué, pero me sentía seguro con ese hombre, así que decidí quedarme con él. Total… No me podía ir peor… Entonces me cogió en brazos y me sacó por la ventana, al principio me asusté y pataleé, pero después incluso me acomodé…

-Oye, todavía no sé tu nombre…-dije avergonzado porque me llevaba en brazos.

-Oh… Me llamo Rufus, Rufus Timberlake-dijo mirando al frente.

Mi padre había muerto, ahora era libre. Ya no estaba atado a ese hombre cruel e irracional, podía hacer lo que quisiera. No volvería a sufrir más en mi vida… Al menos eso creía… Pero estaba muy nervioso por encontrarme con mamá… No sabía lo que me diría, ni qué excusa daría para justificar que nos abandonara… Lo que tenía claro, era que no la perdonaría fácilmente…

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Rufus echó a andar conmigo en brazos. Mientras andaba, él solo miraba al frente, no me dirigía la palabra. Quería hablar con él, pero no sabía de qué. Para mí era un señor mayor, no tendríamos mucho en común…

-¿Nos queda mucho para llegar?-dije tímidamente.

-Unos tres días-dijo sin inmutarse.

-¡¿T-tres días?! ¡¿Pero a dónde se supone que me llevas?!-dije asombrado.

-Vamos al castillo Hellshine-dijo de nuevo sin inmutarse-Está en Valaquia (actualmente Rumanía).

-¡¿Valaquia?! ¡Pero si estamos en Prusia (actualmente Alemania)! ¡¿Cómo llegaremos en tan solo tres días!? ¡Es imposible!-dije mirándolo.

-Eso no tiene importancia…-dijo una vez mirando al frente.

-Oye, ¿por qué no me cuentas nada? Estoy empezando a desconfiar…-dije un poco nervioso.

-No te preocupes, yo no mato a nadie a no ser que forme parte de una misión-dijo saltando por encima de un río.

-¡Aaaah! ¡Ese río debe de medir 10 m de ancho!-dije asombrado.

-¿Qué río?-dijo él tranquilamente.

-¡¿Ni siquiera prestas atención a lo que haces!? ¡¿Qué eres?!-dije de mal humor.

-Cualquiera puede saltar un río…-dijo bostezando.

-¡Encima no lo digas como si fuese lo más normal del mundo!-dije enfadado.

-Muy bien…-dijo dejándome en el suelo-Hoy dormiremos aquí, pronto se hará de noche…

Estábamos en mitad del campo, pero él consiguió algo de leña y encendió un fuego. Entonces un lobo apareció ante nosotros. Yo me asusté mucho, pero él apenas se movió. El lobo se dispuso a abalanzarse sobre mí y cerré los ojos muy fuerte, escuché el gruñido del lobo y pensé que todo estaba acabado. Pero entonces escuché el sonido de un mordisco. Abrí los ojos y vi cómo Rufus se había colocado justo delante de mí y el lobo le estaba mordiendo el brazo.

Luego le golpeó al lobo en el hocico y éste apretó el mordisco, un montón de sangre comenzó a salir de su brazo. Yo creí que estábamos acabados, pero me acordé de que él no murió en el despacho de mi padre, así que supuse que no pasaría nada. El lobo lo zarandeó desde el brazo y lo lanzó contra el suelo, entonces Rufus giró la cabeza para mirarme. Ahora es cuando diría algo como “Esto es fácil” o “No te preocupes, yo me encargo”.

-Me muero…-dijo secamente.

-¡Bien! Pues acaba con… Espera… ¡¿Quéeee?!-dije asustado.

En ese momento el lobo volvió a por mí, corrió a toda velocidad para embestirme, miré a Rufus y estaba inconsciente. Entonces lo comprendí, era mi fin. Todo el viaje no había servido para nada, no vería a mi madre y moriría allí.

Pero algo pasó, el lobo explotó, y en ese momento un montón de sangre me salpicó en la cara, impidiéndome ver. Abrí los ojos y ante mí estaba Rufus sentado junto al fuego comiéndose una pata del lobo.

-¡¿Qué?!-dije confuso.

-Vamos, come-dijo ofreciéndome otro trozo.

-¿Tú no decías que te morías?-dije confundido.

-¿Eso? Era una broma…-dije dándole un bocado a la pata de lobo.

-¡¿Qué sentido del humor es ese?!-dije furioso-Oye… Ahora que lo pienso… Aún no te he visto reír…

-Fui entrenado para no reírme. Así lo quiso mi maestro-dijo mientras cogía un trozo del lomo del lobo para comérselo.

-¿Tu maestro? ¿Quién es?-pregunté curioso.

-Eso-dijo seriamente-no tiene impor…

-¡Ya basta! ¡O me lo cuentas todo o no iré contigo a ninguna parte!-dije harto.

-Pues te llevaré a la fuerza-dijo sin apenas mirarme.

-Soy un niño de 10 años, ¿de verdad crees que no te daría problemas?-dije sonriendo.

-Si no me das problemas te daré una galleta cuando lleguemos al palacio-dijo mirando el fuego.

-¡¿Crees que vas a comprarme con una galleta?!-dije asombrado.

-Dos galletas-dijo ahora sí, mirándome seriamente.

-Tsk. Mierda… Está bien…-dije rindiéndome.

-Tu padre solo te daba pienso para perros, ¿no?-dijo mirando el fuego de nuevo.

-¡¿Cómo…?! Oh… Da igual… Me voy a dormir. Buenas noches-dije acostándome en el suelo.

-Buenas noches-dijo mirando al fuego.

Era verdad, mi padre solo me daba de comer pienso. Decía que si era un perro, debía comer como tal. Durante años tuve que aguantar su maltrato físico y psicológico, escupiéndome cuando hacía algo mal, ridiculizándome delante de los demás y encerrándome en el sótano cuando era malo.

-Kilian Darkill… Es un niño fuerte… Se muestra sonriente y fuerte, aún cuando ha sufrido todo eso…-dijo Rufus pensativo.

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-Señora, Rufus ha vuelto, y trae al señorito Kilian a su lado, ¿les dejo pasar?-dijo una de las sirvientas.

-Excelente, que pasen. Tengo ganas de ver a mi hijo-dijo la señora sonriendo.

Aquella sirvienta nos dejó pasar dentro del castillo. La verdad es que era un castillo muy grande, tenía un edificio principal de piedra con varias torres, y luego había dos torres exteriores de ladrillo. Como llegamos de noche la visión del castillo se nos hizo mucho más espléndida, el aire lúgubre del lugar, y la Luna llena le daban al castillo cierto toque muy perturbador.

-Rufus… Veo que has vuelto… Excelente…-dijo la señora sentada en un trono al final de la sala.

La sala era bastante larga, con una alfombra roja que la recorría desde la entrada hasta el trono, tras el trono estaba en grande el escudo de Valaquia. Como en casi todos los países se trataba de un águila.

-¿T-tú eres mi madre?-pregunté yo tímidamente.

-Oh… Tú debes de ser Kilian… Cómo has crecido… Es lo que tiene estar separados tantos años…-dijo mi madre mirándome con superioridad.

-¡¿P-por qué nos abandonaste?!-dije arrancando a llorar-¡Papá se volvió loco y empezó a ser malo conmigo!

-Lo siento chico, pero no tenía la menor intención de quedarme con un estúpido crío-dijo con una sonrisa arrogante.

-¿Qué? ¿N-ni siquiera te arrepientes?-dije triste.

-Por supuesto que no. Hice lo que debía hacer, por el bien de mi posición-dijo acomodándose en el trono.

-¿Posición?-pregunté llorando.

-Verás… Yo soy Angelica Darkill, ¡la reina de los vampiros!-dijo sonriendo y apoyando la cabeza en su puño cerrado.

-¡¿Vampiros?! ¡No te rías de mí!-dije cabreado.

Entonces tanto mi madre como Rufus abrieron la boca y de repente, sus colmillos se agrandaron, como los de un vampiro.

-I-imposible…-dije asustado.

-Así es, querido. Pero no te preocupes, que no es hereditario… Solo serás vampiro si te muerde otro vampiro. Aunque mi cargo de reina sí que lo es…-dijo mirándome fijamente.

Me quedé en blanco. No sabía qué decir a esto. Pensé que todo era un sueño, y que seguramente me despertaría mi padre pegándome un porrazo en la cabeza al día siguiente, pero no fue así, era real. Todo era real.

-¿Y qué quieres de mí?-dije enfadado.

-Quiero formarte. Quiero convertirte en el mejor vampiro que ha existido-dijo cruzándose de brazos.

-¡Yo no quiero ser un vampiro! ¡Ahora soy libre! ¡Puedo hacer lo que quiera!-dije furioso.

-¿Libre? ¿Lo que quieras? Hablas como un adulto pero se nota que solo eres un crío… Je… ¿A dónde vas a ir? ¿De qué vas a vivir? No tienes nada…-dijo mi madre mofándose de mí.

-Pu-pues yo…-titubeé.

-Mira, los estúpidos cazavampiros andan cada vez más cerca de nosotros, y me temo que es muy probable que muy pronto haya una guerra. Quiero estar preparada para dicha guerra-dijo frunciendo el ceño.

-Está bien. Lo haré. Pero con una condición… Quiere que me cuentes por qué nos abandonaste con pelos y señales-dije cruzándome de brazos.

Suspiró, pero al parecer accedió, pues me contó la historia.

-Verás…-dijo antes de empezar la historia.

Siempre he sido joven. Desde que mi padre me mordió cuando tenía 25 años, me quedé así para siempre. Aprovechando mi belleza de juventud eterna, salía todas las noches a divertirme. Pero un día, un caza-vampiros del vaticano me encontró. Me anuló los poderes con la ayuda de su cruz y me dijo que si no le complacía me mataría, ese asqueroso hijo de puta era tu padre.

Decidí acceder. Ese hombre me violó todo lo que quiso. Hasta que al final me dejó embarazada, y me obligó a casarme con él. Tuve que dejar mi trono, mi vida de vampiro por una puta familia. Tu padre se retiró y fundó el prostíbulo con la ayuda del vaticano. Pero cuando cumpliste los 5 años no pude aguantarlo más. Os dejé a los dos y huí lejos de ese país.

Sabía que si ese hijo de puta me encontraba me mataría, así que estuve entrenando y gané el trono. Sabía que en cuanto cumplieses diez años te obligaría a trabajar en ese prostíbulo, así que mandé a mi mejor hombre a por ti. Eso es todo.

-¡¿Y por qué no me rescataste antes o me llevaste contigo?!-dije llorando.

-Para ser vampiro es necesario haber sufrido, si no, no sirves para nada, querido Kilian-dijo sonriendo.

-¿Q-quieres decir qué…?-dije sorprendido.

-Exacto. Te abandoné para que fueras fuerte, es decir, por mis propios intereses…-dijo ensanchando aún más su sonrisa.

-Eres… ¡Eres un monstruo! ¡No eres mejor que él!-dije gritando con lágrimas en los ojos.

-Rufus… Llévalo a la academia de vampiros…-dijo mi madre ignorándome.

-Sí, señora-dijo Rufus haciendo una reverencia.

-¿Academia de vampiros?-dije confundido.

-Antes de convertirte en vampiro estudiarás ahí, para ver si lo mereces. Si no es el caso, no me serás útil, así que te mataré… En cuanto cumplas los 18 te haremos un examen para verificar si mereces ser un vampiro…-dijo mi madre sin ganas.

-¡No quiero trabajar para ti! ¡Eres un monstruo!-dije gritando.

Entonces Rufus me agarró del brazo y me susurró al oído.

-Relájate. Es el deseo de tu madre-me dijo seriamente.

En ese momento me di cuenta de algo, sería vampiro, pero no por mi madre ni para salvar al resto de vampiros, sería vampiro para estar al lado de aquel hombre, el hombre que me salvó. De esa forma podría pagar mi deuda con él, o eso pensé en aquel momento… Aunque ahora creo que las razones eran otras…

No he vuelto a saber de él, he estado 8 años aprendiendo a ser un vampiro, empuñar armas, chupar sangre, arrancar almas, aprender a distinguir tipos de ajo, todo eso solo por él. Por eso estoy aquí otra vez, en este castillo, el día de mi dieciocho cumpleaños. Por él.

¿Continuará…?

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Desde que empecé a escribir en esta página he tenido claro que quería escribir un relato de vampiros. No he tenido una idea concreta hasta ahora. El prostíbulo no volverá a salir, actualmente ya hay un montón de relatos sobre prostíbulos en esta página, todos muy buenos y recomendables, pero eso no es lo mío. Ya os he presentado la primera pareja, pero no seguiré un orden determinado para escribir de las otras, según de la pareja que me apetezca escribir, así lo haré. Eso enriquecerá un poco la historia. Me gustaría desarrollar la personalidad de Kilian, porque él está reprimiendo su sufrimiento, no se muestra como alguien que ha sufrido tanto, pero quiero hacerlo despacio, por eso hoy no he dado muchos detales Espero que os haya gustado, hacedme saber si queréis que continúe, de vosotros depende.

OS SALUDA

EL ENTERRADOR