Sedientos de sangre 10

Kilian debe enfrentarse a una prueba para demostrar si es un vampiro. Pero... No dejan de llegar malas noticias. No se lo pierdan

Bienvenidos al relato número 10 de Sedientos de sangre. ¡El último de la temporada! ¡Yo soy Batdark, vuestro murciélago favorito! Este capítulo es mío y de Kilian… ¿Eh? ¿Qué? ¿Kilian y Rufus? Bueno, él también sale, supongo… En fin… Aunque terminemos de momento, volveremos muy pronto, así que no os preocupéis, ¿eh? Antes de ponernos en faena con el relato, leed las palabrejas del autor.

Siento no poder centrarme mucho en escenas sexuales, y tal…. Es que no tengo mucho tiempo, y esas escenas me ocupan mucho tiempo, pero os prometo que en el tiempo que esté inactivo haré algún especial en el que tendréis escenas sexuales muy interesantes.

Si queréis, podéis comentar a través de email a la dirección de correo:

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¡A mi no me hace ninguna gracia! ¿Cómo que “escenas sexuales”? ¡Como ese cerdo de Rufus se vuelva a acercar a mi Kilian, lo mato! Sólo permití que lo hicieran la última vez para que KIlian fuera un vampiro… En fin, leed el relato. ¡Jum!

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Había sido sido un mes duro para el padre de Kilian, nadie quería entrar en su prostíbulo, porque corría el rumor de que las meretrices que allí se ofertaban no poseían mucha higiene que digamos… Ya venía de mal humor de por sí, pero cuando vio a su joven hijo en la puerta esperándole con una sonrisa le hirvió la sangre.

-¿Qué haces aquí?-dijo el padre mirando al hijo con asco.

-Estaba esperándolo, padre-dijo el hijo con una sonrisa.

-Tsk…-dijo el padre de mal humor agarrando al hijo del cuello.

El hombre empujó al hijo contra la pared, y este comenzó a gemir de dolor. El padre sonrió ante la visión de su hijo dominado.

-Recuerda esto, mientras yo esté aquí, tú eres mío… ¡Y tu felicidad me pertenece!-gritó apretando aún más.

El niño lloraba, apenas tendría 4 años, aquel monstruo no tenía piedad, no le importaba ni la edad, ni el hecho de que fuera su propio hijo, cuando el chico comenzó a sangrar por la boca, lo soltó. El niño miró horrorizado a su padre, que sonreía con frialdad. El hombre cogió al niño de la camisa y le echó a la calle.

-¡No vuelvas a casa hasta tener al menos 20 monedas de oro!-gritó el padre.

El niño lloraba y golpeaba la puerta, y entonces el padre le dio una patada que lo estampó contra la pared de enfrente.

-¡Me da igual si tienes que suplicar a la gente de la calle, consigue el dinero!-gritó el padre enfadado.

El niño obedeció, mientras el padre devoraba con ansia la cena que su hijo le había preparado, él pedía a la gente dinero. Los nobles le miraban con asco y hasta le escupían, la mayoría de los que le daban algo eran campesinos, y muy poco, cuando eran ya las 2 de la madrugada había conseguido 5 monedas, así que volvió a casa. Tocó en la puerta.

-Padre…-dijo el niño cabizbajo.

Pero no hubo respuesta, el padre se había ido a dormir. El joven Kilian pasó la noche en la calle, acurrucado en la puerta de su casa, muerto de frío. A la mañana siguiente el padre abrió la puerta.

-Mi dinero…-dijo extendiendo la mano.

-S-solo he conseguido… 5 m-monedas…-dijo triste.

El padre cogió al hijo del brazo y lo metió en casa, se quitó el cinturón y comenzó a pegarle, una y otra vez, el niño lloraba y suplicaba perdón, pero el padre no escuchaba, sólo expresaba su infinito odio, la sangre salpicaba de lo fuerte que le estaba dando. Después cogió al niño y lo estrelló contra la cama, le agarró de los brazos con una sola mano, colocándose encima de él, y con una cuchilla, le afeitó la cabeza.

-Hoy, cuando todos te ven así sabrán que eres un niño malo y asqueroso-dijo molesto.

Le escupió en la cara y le golpeó el estómago de un rodillazo, Kilian se quedó ahí, un rato. Aún con su inocencia infantil sabía que él jamás iba a ser feliz, y que solo podrías ser eso, un mero objeto, un mero objeto que pertenecía a su padre…

Al día siguiente todo el mundo en la calle se le quedaba mirando, algunos se reían de él y lo señalaban, y otros huían al verle. Kilian lloraba y se sentía impotente, porque no podía hacer nada.

Llegó al prostíbulo de su padre para darle el desayuno, como cada mañana y el padre le observó con una mirada de superioridad. Le dijo que se acercara y le susurró al oído.

-Eres mío, Kilian, recuérdalo bien-dijo sonriendo-Mío y solo mío… Y jamás… Te entregaré a nadie…

Kilian asintió con lágrimas en los ojos y se fue… Era trágico e inquietante, toda la ciudad estaba al corriente de las atrocidades que sufría Kilian por parte de su padre, pero claro… A nadie le importaba… A nadie le importaba que ese niño de 4 años… Se estuviera muriendo por dentro…

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Sedientos de sangre

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Un relato del Enterrador

Sediento de sangre real

Capítulo X: El príncipe de las malas noticias

Ahora… Ya era un vampiro con todas las letras… Mi poder había despertado, pero yo… ¿Qué había hecho? La cocina estaba patas arriba y el cocinero estaba chillando porque Batdark le había tocado mientras se quemaba.

-Esto es genial… Sencillamente genial…-dijo Rufus contento.

-¿Tan bueno es?-dije un poco avergonzado.

-Esto significa que tu poder ha despertado, ¡ahora dejarás de ser un llorica patético! Espero…-dijo entre dientes.

-¡¿A quién llamas llorica patético!?-grité malhumorado.

-¡Tú! ¡¿Cómo te atreves a insultar a Kilian!?-gritó Batdark saltando desde el cocinero, que cayó inconsciente de nuevo, hacia donde estábamos nosotros.

-Estúpida rata con alas… Tú te callas, que no pintas nada en esta conversación…-dijo Rufus bordemente.

-¡Besa mi peludo culo murcielaguil!-dijo Batdark sacando su dedo corazón.

-Miserable rata…-dijo Rufus sacando su espada.

-¡Parad, por favor! ¡¿Se puede saber por qué os peleáis siempre!?-dije triste.

-¿El lameculos éste y yo? ¡Pues porque es un narcisista idiota y te trata fatal, Kilian!-dijo Batdark con el ceño fruncido.

-De todas maneras… Esta noche probaremos tus poderes… ¡Daremos una fiesta especial!-dijo Rufus decidido.

-¡Genial! ¿Habrá alguna señorita murciélaga?-dijo Batdark sonriendo pícaramente.

-M-me da un poco de vergüenza…-dije rascándome la nuca y riendo.

-Eso es porque eres un nenaza…-sonrió Rufus.

-¡Decidido, te mato!-dijo Batdark abalanzándose sobre Rufus.

-Ya están otra vez…-dije cansado.

Mientras observaba cómo Rufus y Batdark peleaban, vi cómo el chico del otro día ayudaba al chef a levantarse y tal, era extraño… No parecía ayudante de cocina ni nada por el estilo… Pero parecía guardarle cariño al chef o algo así…

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La fiesta ya había comenzado, todos los vampiros estaban alrededor de un altar, y yo estaba sobre él, visiblemente nervioso… Teníamos que esperar a que Rufus bajara para poder empezar.

-A-a-a-ah… M-me sudan las manos…-dije preocupado.

-¡No sufras, Kilian! ¡Yo estoy aquí para ayudarte!-dijo Batdark sonriendo.

-Gracias, eres todo un colega-le devolví la sonrisa.

Rufus bajó tranquilamente las escaleras mientras me observaba atentamente con una mirada tranquila, lo que me hizo ponerme más nervioso. Batdark estaba con el ceño fruncido, me ayudaba mucho que estuviera a mi lado. Él siempre me apoya… Desde que lo conocí en la academia…

-Bien, chicos, es hora de comenzar con el ritual. Probaremos si Kilian Darkill es digno de ser el rey de los vampiros-dijo ya en el altar a todo el público.

Me miró y señaló hacia delante.

-¿Ves las seis velas que hay en la habitación? Apágalas todas-dijo sonriendo.

-Bah, eso está chupado. ¡Si el primer día de clase ya sabía hacerlo!-dije confiado.

-Ah, ah, aaah-dijo en tono de negación-Pero lo debes hacer a la vez y con los ojos tapados.

-P-pero si ya sé donde están las velas…-dije un poco confundido.

-Eso que ves no son las velas reales, son imágenes que hemos creado para poder ver si se han apagado, desde aquí-dijo sonriendo.

-E-está bien…-dije nervioso.

-¡Kilian, tú puedes!-dijo Batdark mientras me colocaban una venda en los ojos.

-¡Comienza!-gritó Rufus.

Alcé mis brazos a ver si podía apagar las dichosas velas, pero no ocurría nada… Ni el más mínimo sonido, ni nada… Entonces Rufus habló.

-Agh… Y yo que me había ilusionado… En fin… ¿Qué te vas a esperar de un impotente?-dijo con tono de burla.

Todos comenzaron a reírse, más y más, en ese momento noté cómo me hervía la sangre, una gran rabia se apoderó de mí. Y entonces el cuarto comenzó a temblar, las risas se pararon, y oí varios ruidos, como de encender fuego.

-Lo has conseguido… Kilian-dijo Rufus quitándome la venda.

-¿De verdad? ¿De verdad he….?-dije sonriendo-¡Espera! ¡Me has llamado impotente, retíralo de inmediato!

-Yo nunca retiro las verdades-dijo sonriendo.

-¡¿Cómo te atreves!?-dije cabreado, mientras él me observaba con su sonrisa.

-¡Pídele perdón a Kilian!-gritó Batdark en mi hombro.

-Al parecer tus poderes están muy verdes aún… Solo funcionan cuando te enfadas…-dijo Rufus ignorándonos a los dos.

En ese momento se oyó un estruendo, y las puertas del castillo se abrieron de par en par, el vampiro del otro día… El que era la muerte… Entró en escena… Con un chico en brazos.

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Todos giraron sus cabezas en dirección a la puerta, la muerte se mantuvo en silencio con el chico dormido en brazos mientras avanzaba entre los vampiros, que murmuraban cosas, aunque él ni se inmutaba, subió al altar y se colocó ante Rufus.

-Tod, ¿qué significa esto?-dijo Rufus confuso.

-Es… Una larga historia… El caso es que necesita un lugar donde esconderse-dijo Tod mirando fríamente a Rufus.

-Aquí no puede quedarse-dijo Rufus tajantemente.

-No te estoy pidiendo permiso, te estoy avisando-dijo Tod con cara de malas pulgas.

-¡¿Te atreves a desafiarme!?-dijo Rufus frunciendo el ceño también.

-¡Me da igual que no lo aceptes, él se queda!-gritó Tod furioso.

-¡Idiota, te voy a…!-dijo Rufus sacando su espada.

-¡Miaaaaaangh!-se oyó un grito de un gato.

-Espera… ¿Eso no es de otra serie…?-dijo Batdark un poco confundido.

-¡Dejaos de tonterías!-gritó alguien.

Buscamos entre la multitud a quien había dicho eso, pero todos parecían estar mirando a los demás para ver quien había hablado.

-¡Miaaau! ¡Aquí abajo!-se oyó la voz.

-¿Un gato?-dije sorprendido.

Todos miramos a un gato negro que estaba entre los vampiros que observaban el altar.

-¡Belcebú, estás aquí!-dijo Rufus mirando al gato.

-¡¿B-belcebú!? ¡¿Esa cosita tan mona s-se llama así!?-dije asustado.

-¿Miang? ¡Oh, disculpa que no me haya presentado! Soy Belcebú, uno de los gatos mensajeros de los vampiros-dijo el gato sonriendo.

-¡Y encima habla!-dije más sorprendido.

-¿Ahora te das cuenta?-dijo Rufus mirándome raro-En fin… ¿Qué noticias traes?

-¡Terribles, terribles noticias!-dijo el gato llevándose las manos a la cabeza.

-No me gusta que otro animal me robe el protagonismo….-dijo Batdark entre dientes.

-¡¿Quieres soltarlo ya!?-se impacientó Rufus.

-Es…. Es sobre Bitterkeit… ¡¡¡¡¡Lo ha secuestrado el vaticano!!!!-gritó el gato nervioso.

-Qué…. ¡¿Quéeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!?-grité fuera de mí.

-¿Y a quién le importa ese borde? Intentó matarnos…-dijo Batdark molesto.

-Adivinad quién es el encargado de vigilarlo…-dijo el gato cabizbajo.

-Tsk… Verrat…-dijo Rufus apretando los dientes.

-¿Qué se propone ese tal Verrat?-dijo yo curioso.

-No lo sé… Pero espero que no trate mal a Bitterkeit…-dijo Rufus preocupado.

-Eso no es lo peor…-dijo el gato con aire melancólico.

-¡Pues vaya día entonces!-dijo Rufus.

Todo el mundo se cayó, observaban cómo el gato movía su boca y su lengua, aunque pareciera imposible para una persona normal de creer, para hablar. Lo que el gato dijo hizo que todos los cuerpos que allí había temblarán de miedo, lo que allí se dijo… Cambió el destino de todas nuestras vidas.

-El Vaticano…. Acaba de declararnos la guerra… Oficialmente…-dijo el gato seriamente.

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Entre las profundidades pecaminosas de la oscuridad no hay perdón. El monstruo en el que te has convertido…. Ese monstruo que hay en ti… Es el monstruo que guiará tu destino… Y cuando encuentres tu objetivo… Tu vida será útil al fin…

-¿E-estoy muerto?-dijo alguien perdido entre la oscuridad.

¿Muerto? ¿Vivo? ¿Cuál es la diferencia? Sólo los estúpidos mortales serías tan estúpidos de hacer una distinción tan estúpida. Escúchame bien, yo puedo devolverte lo que tú llamas “vida”.

-¡¿Q-quién eres!?-dijo ese alguien asustado.

¿Quién soy? Nada… Y a la vez lo soy todo…

-¿Eres… Dios?-dijo ese alguien perdido.

¿Dios? Esa mujer nos abandonó antes incluso de que se empezara a alabar su figura. Sin embargo, yo no soy ella, no soy ni Dios ni el demonio, ni luz ni oscuridad. Soy… La otra mitad…

-¿L-la otra mitad?-dijo la persona perdida.

Así es… La otra mitad … Pero eso ahora no tiene importancia, muy pronto… Comenzará una guerra, y necesito que alguien como tú esté entre mis hombres, necesito al hombre que tanto dolor le causó, te necesito a ti.

-¿A mí?-dijo la persona perdida confusa.

Tú eres su padre, el ser que le arrebató su corazón, su capacidad de sentir, eres el padre de Kilian Darkill, ¿cierto?

-Él… Es mío… ¡¿Cómo se atreve a traicionarme?!-dijo la figura entre las sombras del padre de Kilian.

En esta historia, ni siquiera consta tu nombre, ¿sabes por qué?

-¿Por qué?-dijo el hombre.

Porque eres un hombre repulsivo e insignificante que no merece mención alguna, eres un asqueroso y patético patán que no sirve para nada, pero… Ah… Requiero de tus servicios… Para acabar con él…

-Soy tu hombre-sonrió aquel ser impasible.

Bien… Como tu aspecto actual me asquea bastante, voy a hacerte varias mejoras, no sé cómo el autor de esta pantomima de relato te ha permitido entrar, eres un viejo gordo y calvo… En estos relatos siempre se idealizan a los personajes buenos como atractivos, y a los malos como feos, tú eres feo.

-Grrr…-dijo el hombre aguantando la rabia.

¡Pero no te preocupes! ¡Te concederé una juventud y una belleza inacabable! Así, podrás entrar en esta historia de tíos buenos. También te daré poderes de cazavampiros, y por supuesto, te daré la vida eterna. ¿Deseas algo más?

-Solo quiero… Recuperar lo que es mío…-dijo el padre de Kilian molesto.

Así será, recuperarás a tu hijo, y esta vez… Podrás hacer lo que quieras con él, una vez obtenga lo que deseo. Bien… y ahora, para celebrar tu nueva vida…. Te otorgo el nombre de… Dunkelheit… Y ahora… Vuelve a la vida y dirígete al vaticano, pronto empezará lo bueno…

-Al fin…-dijo el hombre apareciendo vivo en su posada como un chaval joven y guapo-Ahora serás mío, Kilian, mío para siempre…

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Yo estaba paralizado del miedo, no estaba preparado… ¡No podía enfrentarme aún al ejército del vaticano! De repente, entre los gritos de la multitud, el chico que Tod llevaba en brazos se despertó.

-¿Mmmm? ¿Dónde estoy?-dijo frotándose los ojos.

-¡Oh, bienvenido al castillo de Prusia de los vampiros!-dije nervioso.

-¿Castillo de los vampiros? ¿Qué hago yo aquí, Tod?-dijo mirando a Tod.

-No es seguro que estés en tu casa, te buscan los soldados-dijo Tod enfadado.

-¡No puede quedarse!-dijo Rufus de brazos cruzados.

-¿Lo decidimos con un duelo a muerte?-dijo Tod sacando su espada.

-¡Espera!-grité-Rufus… Deja que se quede…

-¿Y por qué debería hacerte caso?-dijo Rufus mirándome molesto.

-Porque soy el hijo de la reina… Debes obedecerme-dije sonriendo.

-¡Eso, eso! ¡Hazle caso al príncipe!-dijo Batdark en mi hombro.

-Alguien que no es vampiro no puede estar aquí… Y punto…-dijo de mal humor Rufus.

-Oye, esto… ¿Cómo te llamas?-le pregunté al chico.

-S-soy Leben-dijo nervioso.

-Encantado, Leben. Soy Kilian-dije dándole la mano-¿Hay algo que sepas hacer?

-Mmmm… Hacer de camarero y tal…-dijo pensativo.

-¡Pues perfecto! ¡Te puedes encargar de eso! Así no es una molestia, ¿verdad, Rufus?-dije guiñándole un ojo.

Rufus me atravesó con la mirada al principio, pero después suspiró, y asintió. Me puse muy contento, ¡ya no era el único novato! Tod también parecía muy feliz, aunque la expresión de su cara no cambió.

Todos fueron a preparar sus cosas para la batalla, Rufus me dijo que podía ayudar a Leben a familiarizarse con el castillo mientras él preparaba todo.

-Oye, Leben…-le dije curioso.

-¿Si, Kilian?-me sonrió.

-¿Por qué te persiguen los soldados?-dijo algo triste.

-Ah, eso…-dijo con una sonrisa triste-Es porque yo vivía en España cuando era pequeño, ¿sabes? Y allí, hay algo llamado la Inquisición…

-¿Indigestión?-dijo Batdark-Pues qué asco…

-¡Aaaagh! ¡Un murciélago que habla!-dijo cayendo al suelo del susto.

-Ah… No te preocupes, es Batdark, mi amigo… No te atacará, es muy amable-dijo sonriendo y ayudándolo a levantarse.

-Ah, vale… ¿Por dónde iba? Ah, sí… La Inquisición persigue a la gente como yo… A los… Judíos…-dijo triste.

-¡¿Eh?! ¡¿Y eso por qué?!-dije indignado.

-¡Con lo ricas que están las judías verdes!-gritó Batdark.

-No lo sé… Pero es así…-dijo triste de nuevo.

-¡Kilian!-apareció Rufus tras nosotros-¡Nos vamos!

-¿Y Leben?-dije preocupado.

-Se queda aquí, varios vampiros se quedan a vigilar el castillo, estará a salvo…-dijo Rufus.

Entonces apareció Tod, parece que iban a hablar, quería enterarme, pero Rufus me cogió del brazo y tiró de mí. Aquel día, comenzó la guerra, una guerra, que debíamos ganar.

CONTINUARÁ…

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¡Bueno, y nos deped…..! ¿Eh? ¡Espera! ¡¿Tenemos un extra!? ¡Genial, lo estaba deseando, aquí tenéis un extra, que servirá un poco para ir abriendo boca a la segunda temporada!

Sediento de odio

Capítulo extra: El odio a estar encerrado

Molesto, molesto, molesto…. Según Übel debía eliminar a Lieveboll inmediatamente para que los vampiros captaran el mensaje de que íbamos totalmente en serio, pero eso es molesto, no quiero matarlo. ¡Es molesto! En aquel momento estaba sentado frente a él en el calabozo, él seguía inconsciente, atado a una silla.

-¡Señor Verrat!-me llamó un guardia-¡El señor Neid está aquí!

-¡¿El jefazo!?-dije sorprendido.

La puerta se abrió, y Neid, el jefe de los jefes, con más poder hasta que el papa, hizo acto de presencia, yo me arrodillé al instante.

-Verrat… Me han dicho que esto escapó de tu habitación-dijo señalando a Lieveboll.

-Y-yo…-dije nervioso.

-Haz lo que quieras con él, si le tienes cariño, te lo puedes quedar como mascota-dijo Neid serio.

-¿E-en serio?-dije mirándolo sin poder creérmelo.

-Como bien ya sabes, mi único objetivo es Kilian Darkill, el resto me da igual. Incluso ya he resucitado a su padre-dijo tranquilo.

En ese momento, Lieveboll despertó.

-¡¿Qué coño…!? ¡¿Dónde mierda estoy!?-dijo de mal humor.

-¡Shhh! ¡Cállate! ¡Es nuestro jefazo, un poco de respeto!-dije nervioso por la reacción que pudiera tener Neid.

Neid era un monstruo sin compasión, pero era totalmente bipolar, de un momento a otro su personalidad cambiaba, y según de qué humor está, te puede pasar una cosa u otra.

-......................-el silencio cortaba el aire.

Lieveboll sonrió de forma arrogante y escupió a Neid en la cara.

-Mierda…-dije poniéndome pálido.

En ese momento Neid saltó y se sentó encima de Lieveboll.

-............................................ ¡Tú! ¡Eres monísimooooooooooooooooo!-dijo tirándole de los mofletes.

-¡¿Q-qué demonios….!?-gritó Lieveboll.

-Uff… Menos mal...dije aliviado.

-¡Eres un chico perfecto para mis historias yaoi!-gritó tirándolo más fuerte.

-¡¿Este tío es maricón!?-dijo Liebevoll dolorido.

-Ah… ¡Me encanta, me encanta, eres totalmente tsundere!-dijo dejándole los mofletes en su sitio.

-¿Que soy qué…?-dijo Lieveboll confundido mirándome.

-Ni idea… No sé lo que es eso…-dije encogiéndome de hombros.

Entonces Neid comenzó a llorar, amargamente.

-¡Buaaaah! ¡Nadie me entiende!-dijo Neid triste.

-¡Pues no uses palabras raras!-gritó Lieveboll.

-En fin, me largo….-dijo volviendo a su aspecto frío-Juega con tu mascota por ahora si quieres, pero te quiero en la batalla cuando ésta comience.

Se fue y cerró la puerta tras de sí, suspiré aliviado, miré a Lieveboll que me miraba con el ceño fruncido, entonces sonreí.

-Tenemos mucho tiempo para divertirnos, Lieveboll-dije sonriendo amablemente.

-¡Que no me llames así!-gritó.

Frunció el ceño y me escupió en la cara, al principio me sorprendí, pero después lamí su escupitajo.

-¡¿S-se puede saber qué haces, guarro!?-dijo rojo como un tomate.

-Shhh…-le coloqué el dedo en los labios en señal de silencio.

Me sentí sobre su regazo poniéndome frente a frente con él como Neid lo había hecho antes y le sonreí de nuevo.

-Lieveboll, es hora de que empiece la diversión-dije acercando mi cara sonriente a la suya, que estaba toda roja.

FIN

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¡Noooooooooooooooo! ¡Va el autor y lo corta en lo mejor! ¡Tacaño! ¡Jum! Espera… ¿En serio? En este tiempo que publicará historias de un solo capítulo habrá un episodio especial para estos dos, ¿con sexo? Bueno… Supongo que no hay otra salida a esa situación, ¿no? Ahora el autor os quiere decir algo.

Me divierto mucho escribiendo esta historia, pero ahora que no puedo continuarla, me gustaría hacer un pequeño descanso para coger ideas. Como ya dije, ahora escribiré relatos de un solo capítulo o dos, y algunos especiales de mis relatos, así os tendré un poco entretenidos. Mi vuelta completa será en verano, creo… ¡Siento las molestias! Prometo compensaros con muchos relatos de un solo capítulo.

OS SALUDA

EL ENTERRADOR

Bien, eso es todo amigos, se acabó lo que se daba por ahora. Yo, como protagonista de la serie, me despido… ¿Qué? ¿Que el prota es Kilian? ¡KIlian y yo somos uno! ¡Si él es prota yo también! ¡Jum! Y ahora el autor quiere agradecer a alguna gente que le ha ayudado. ¡Hasta la próxima vez que tengáis sed de sangre!

Sedientos de sangre

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Un relato del Enterrador

AGRADECIMIENTOS

COMENTARISTAS

AURORA LA DIOSA

ALBANY

Y POR SUPUESTO, TODOS LOS QUE ME MANDÁIS E-MAILS

PÁGINA

TODORELATOS.COM

Gracias por permitirme escribir esta historia