Secuestro Intergaláctico (Re-Escrita) parte 2

Una familia es secuestrada y llevada a un depravado espectáculo

Cinco días terrestres pasaron hasta que dejé de ver a la Teehlana en mis sueños. Verla desfallecer entre viseras y sangre frente a mí.

Aun no comprendo muy bien la medición del tiempo aquí pero, creo que han pasado 2 siclos, tiempo suficiente.

3

Debido al acercamiento que tuve con Mathezard, podía moverme con toda liberta y sin ser vigilado por las secciones verdes de la Tueris.

Así me encontraba en el sector 34 b de los hangares de servicio cuando.

-                                —acompáñame – dijo Ta´ar guiándome por un laberinto de corredores vacíos – estamos en las viejas cubiertas intermedias. Estos sectores servían de almacenamiento de equipamientos durante la construcción de la estación, ahora son utilizados por Errantes y Chacales de Túneles así que – mirándome con un semblante severo – no te alejes

-                                —adonde vamos – pregunté

-                                —hace siclos que trabajo para los Drentas, es hora que tú los conozcas también

-                                —Drentas…esos son policías no?

-                                —Son los encargados de impartir la ley en la galaxia.

Continuamos bajando por escaleras derruidas por otras cuatro cubiertas. Entre más descendíamos por los recovecos abarrotados de escombros cochambrosos, las sombras resguardaban a un sinfín de seres multiformes, tirados entre los restos de lo que alguna vez fueron los asentamientos de los constructores.

Por la apariencia de dichos seres, daba la impresión que estuviesen drogados por algún tipo de sustancia, alienígenas Yonkis. Errantes. Al fin La Tueris era como cualquier ciudad, y ahora deambulábamos por callejones cargados de adictos tirados en rincones y prostitutas atendiendo a sus clientes entre oscuras y sórdidas esquinas.

Este era el único lugar donde los sistemas de vigilancia de los Tertium no alcanzaban. A quien le interesaría vigilar a cucarachas a medio morir.

Al fin entramos a una antigua bodega de materiales radioactivos.

-                                —Kapali este es el terrano que te comenté – dijo Ta´ar acercándose a un hombre – Sebastián

-                                —Nunca había visto a un terrano antes – exclamó Kapali – su raza es una primitiva clase 6, nos servirá

Parecerá patético pero, las palabras del policía me ofendieron, un poco. Me acerque al centro del cuarto, estando allí me fijé bien en los Drentas: eran 3,  dos hombres y una mujer; eran individuos altos, fácilmente pasaban los 2 metros y delgados de cuerpo ágil, blancos como la leche. Los tres llevaban el cabello largo y plateado, con unas raras líneas geométricas negras grabadas en el rostro. Claro que le presté mayor atención a la mujer, ella era de una hermosura exótica, y aún tras una especie de coraza pectoral, se podían apreciar dos tetas enormes.

Los Drentas comenzaron a contarme de su misión y los requerimientos para completarla, cuando llegaron al tiempo invertido en llevarla a cabo me encabroné

-                                —y que esperaban…matarles de viejos, si hicieran su trabajo mi familia estaría en La Tierra y no aquí, de putas baratas

-                                —Es que no entiendes, los Tertium – continuo Kapali, que al parecer era su líder – tienen en su nomina a gran parte de los Drentas, junto a los Impartidores de Ley. Si quisiéramos tribunalizar y erradicar a Tueris, requeriríamos pruebas sólidas.

-                                —Y que más solidó que un humanoide primitivo como tú – agregó Yalida, la policía – tú testimonio y el de Ta´ar pueden ser claves

-                                —O tal vez no lo suficiente – acotó Wargo, el tercer policía – tendríamos que pasar por sobre los Impartidores e ir directamente con los ajusticiadores, y para eso necesitamos mucho más que sus testimonios

-                                —Y si yo consigo las pruebas para desbaratar toda la operación – dije decidido

-                                —Pero como? – preguntó Yalida

-                                —Yo lo sé – siguió Kapali – Mathezard. Es el encargado de encontrar activos para los Tertium, y publicitarlos en cuanto los capturen por lo que, debe tener acceso directo al ordenador centrar. Si obtuviésemos acceso a su Nexux nos infiltraríamos en su sistema y descargaríamos sus archivos

-                                —Nexux? Que es eso? – pregunté desconcertado

-                                —Es una neurointerfaz holográfica – respondió Yalida – debe tenerla conectada en uno de sus brazos

-                                —el brazalete dorada con luces – dije

-                                —eh…si, se puede decir que si

-                                —puedo hacerlo…solo díganme que hacer – dije

-                                —primero – exclamó Kapali – debes ganar la absoluta confianza de Mathezard, solo así te podrás acercar lo suficiente como para conectar un Enhebrador. Descuida Sebastián, sigue ganándote su confianza, nosotros te daremos indicaciones cuando llegue el momento.

-                                —como digan, solo quiero algo a cambio

-                                —el que? – respondió Kapali

-                                —que me ayuden a rescatar a mi familia

-                                —es un trato

Espécimen 4:

El plan era simple: seguirle la corriente a Mathezard, de alguna manera jugar a las manitas con él e instalarle un chisme a su móvil sin que se de cuenta, de esa manera los Drentas podrán hackearlo, y me ayudaran a recuperar a mamá y a los demás; borrarles la memoria, reparar el daño que los bichos les pudieran haber provocado y devolvernos a la tierra a continuar con nuestras aburridas vidas.

De alguna manera era lo que más anhelaba, no obstante, acompañar al Fisiólogo y ver las atrocidades que estos depravados hacían, me estaban volviendo, de algún modo tan depravados como ellos. Por las noches; cuando dormía soñaba que era yo quien, con una larga y gruesa polla, me follaba a una hembra extraterrestre sin forma, otras veces era Yalida la sensual policía quien yacía bajo de mí.

Me estaba volviendo loco y lo peor es que comenzaba a gustarme.

Habían pasado tres ciclos. En todo ese  tiempo la pasé estudiando todo lo que puede, razas y animales que guardan en la estación espacial, no llegué ni a la mitad cuando Ta´ar llegó a avisarme que, Xorento preparaba otra sesión con alguno de mis familiares.

Cuando llegué a la sala de carga Mathezard me esperaba ya conectado. Me conecté sin decir media palabra, increíblemente Mathezard era más predecible que las fanfarronerías de mi hermano. En la sala de carga, entre la niebla gris el Fisiólogo me miró, y me ofreció una pavorosa sonrisa.

Lo tenía en mis manos.


-                                —Jacinta la hembra terrana se apareara con un Hurox de los desiertos de Abrazzias – anunciaban las pantallas sobre nuestras cabezas mientras el salón cambiaba a un bioma desértico

Mi abuela se encontraba perdida en medio de enormes dunas color plata. La arena parecía cristal molido, centellando cada vez que le pegaban los rayos de un Sol grana, el cual, cubría una enorme extensión de firmamento color malva. Como era de esperarse estaba completamente desnuda: la generosidad de sus senos era la misma que recordaba aunque, el tiempo había reducido la resistencia de sus carnes, engordando su abdomen y volviendo sus gordas tetas en flácidas y caídas. El chocho por su parte, era la primera vez que lo veía; tenía un monte de Venus abultado y cubierto por una delgada capa de vello cano.

Entonces un silbido perforó mi cabeza, di un paso atrás, atento a una solitaria duna desde donde creí que el sonido provenía.

La aberración que apareció tras esa duna era indescriptible, solo puedo decir que, la cosa corría a por mi abuela a una velocidad de guepardo. Un pánico incontrolable se apoderó de mí cuando, a cada zancada podía apreciar mas detalles del alienígena: Las manos de 6 falanges y palmas dentadas, el cuerpo, una mezcla de reptil y algo más; la cabeza eran solo dientes afilados  de color marfil, dos pequeños huecos hacían de fosas nasales y dos ojos laterales y amarillos se movían independientemente, los genitales erectos de lujuria, bífidos y escamosos azotaban contra el abdomen sacudiéndose a cada tranco.

Mi abuela al verlo acercare raudo, dio un alarido de terror al tiempo que le ordenaba a sus piernas moverse a toda prisa. Ninguna de las dos cosas completo antes que la criatura saltara sobre ella.

Los pequeños dientecillos de sus palmas se asieron a los hombros de mi abuela, girándola y Empujándola contra la arena multicolor. Con la fuerza de un buey la levantó en volandas y de una estocada le clavó la colosal polla en el coño mientras la otra se enroscaba abriéndose paso por su oscuro agujero trasero. El rugido que mi abuela emitió fue estruendoso y lastimero.

  • —joder!, maldito engendro del infierno – berreaba Jacinta –me la has metido en seco cabrón de mierda – retorciéndose, luchando contra aquel coloso

No podía creer lo que veía por las pantallas; el engendro le clavaba a una velocidad endiablada las dos pollas a la vez, las dos pollas rugosas y escamosas, tal como el resto de su piel.

-                                —ay…ay...no más, por favor detente…detente – gritaba mi abuela forcejeando, mordiendo y pateando

La criatura, harta de la resistencia de la mujer, la giró violentamente apoyándole la espalda contra su robusto pecho. Las manos de palmas dentadas, se aferraron a sus gordas tetas provocando que la infinidad de dientecillos mordieran y atravesaran la piel de sus pezones,

-                                ahhh! Mis tetas – grito la mujer histérica

La bestia entrelazo sus piernas con las de ella para mantenerla izada. Entonces, sus pollas dobles volvieron a incrustarse en el interior de mi abuela, continuando con la demencial copula.

-                                —AY…mi coño…mi coño, detente por favor que me estas destrozando – suplicaba mi abuela vehementemente – me despedazas el coño

Y era cierto, hilillos carmesí escurrían lentamente entre sus piernas. Las pollas que entraban y salían también estaban manchadas con el mismo líquido.

La brutal follada duró al menos dos horas más. Mi abuela había dejado de llorar, suplicar y sollozar hacia tiempo y solo se dejaba perforar desfallecida, cosa que el ser realizaba una y otra vez. Se corría en el interior de Jacinta y sin sacar su verga, seguía martillando si piedad los agujeros ya torturados de mi abuela.

Gracias a la sangre, lefa y otros fluidos que la criatura soltaba, las embestidas no parecían tan dolorosas como al comienzo, sin embargo, se notaba como el rictus se tensaba en cada acometida.

En lo que duró el acto, lo único en lo que me fijaba eran las enormes tetas de mi abuela, apretujadas por las zarpas de la bestia y mordisqueadas a la vez; en lo doloroso que eso debería ser, y en lo mucho que me gustaría haber sido yo, quien mordiera y tironeara esos marrones y gordos pezones hasta hacerlos sangrar.

Habían pasado 6 horas terrestres cuando por fin la criatura soltó a mi abuela. Desvencijada, temblorosa e inconsciente fue llevada hasta la enfermería. Para ese momento el conde Xorento ya se había marchado, y por primera vez, fue el mismo Mathezard quien me detalló lo que sucedería con ella.

Le curarían los agujeros que, como podrán imaginar estaban enormemente abiertos y supurantes, una vez recuperada, la llevarían a Agartha junto Xavier y mi tía. Aprovechando la confianza dada por el Fisiólogo le pedí: si algún día me podía llevar con él al famoso prostíbulo, su respuesta me dejo helado, con un simple – desde luego – posando sus amarillos ojos sobre mí, y mientras más  inquisitiva era su mirada, más rojos se tornaban. Sabia que planeaba algo – y veremos – sentencio para luego retirarse de la sala.

Tiempo después Ta´ar  llegó a mí cuarto entusiasmado, Mathezard quería que, de ahora en adelante vivieran en su camarote.

La cubierta del Fisiólogo se encontraba sobre las habitaciones de los huéspedes V.I.P. y bajo el sector restringido: que comprendía a la sala de comando de Tueris, los aposentos de los Tertium y por supuesto, Agartha.

Me ubiqué en un pequeño cuarto dentro del camarote del Fisiólogo, frente al cuarto de Ta´ar, quien se encontraba fuera del mismo. Ese era el principal problema del Buldariano, todos los años que lleva bajo las órdenes de Mathezard, nunca logro ganarse su confianza, no al grado que yo lo he hecho.

Ese mismo siclo Mathezard llegó con un traje de color blanco y líneas laterales magenta, como los que utilizan los asistentes.

-                                — ponte eso – dijo arrojándolo sobre mi cama – iremos a Agartha en seguida

El elevador ascendió 27 cubiertas antes de detenerse, el salón era enorme; adornado por elegantes piezas de arte repartidas por doquier, las estatuas eran un surtido de odiosas aberraciones cual mas deforme que la otra. Las paredes por su parte estaban adornadas por exóticas telas, las que hacían las veces de cortinas cubriendo nada.

Nos detuvimos frente a una puerta labrada con extraños símbolos, esta era custodiada por dos guardias Jerasios sobriamente vestidos, el Fisiólogo se identifico mostrando el brazalete dorado y ellos, ofreciéndole una solemne reverencia, abrieron las puertas: ahora un mundo de depravaciones se exponía ante mí.

4

La apariencia del burdel no era tan diferente a cualquier club nocturno de la tierra; la luz tenue era producida por unas pequeñas esferas luminosas y multicolores que, se desplazaban de un lado a otro levitando, casi pegas al cielorraso del cual colgaban 6 jaulas metálicas, dentro de ellas, mujeres de singulares apariencias bailan al compás de una retumbante melodía. Múltiples sillones atestaban el volumen de la cubierta, en ellos, oscuras siluetas se contorsionaban en lúbricos movimientos. Atrás de todo, lo que parecía una barra bien iluminada daba la bienvenida a que sus comensales bebieran a reventar.

Mathezard me condujo entre los sillones, atravesando el salón. No quería parecer un mirón calenturiento y permanecer viendo descaradamente a cada cliente, por lo que, disimuladamente observaba de soslayo: el sitio parecía ser sacado de una película de Star Wars. Toda clase de seres extraños y amorfos follaban a hembras o lo que parecían serlo.

Me llamó la atención un tipo echado en un sillón, era enorme; de color gris sucio, cargaba una pasmosa polla, obligaba a cabalgar sobre ella a una pequeña tía azul transparente, parecía una aguamala con forma humana, era tal su traslucidse que podía ver como la enorme verga entraba y se contorsionaba dentro de ella. La mujer gemía ruidosamente sobajándose seis pequeños bultos en su vientre, éstos parecían reaccionar a las acometidas ya que, cada vez que el pene entraba, estos emitían pequeños chorros de un líquido azulado.

En otro sillón había un sujeto con una insólita escafandra, mantenía a 4 patas sobre el respaldo a una mujer verde, su apariencia era idéntica a Ta´ar, sin duda una Buldariana, y se me vino a la mente la historia que me contó ¿será ella Ga´eri, su hermana?

Tras de ellos se encontraba un tío de una apariencia grotesca: su cabeza sin rostro, parecía balancearse sobre un cuerpo con un exoesqueleto que le cubría el torso, desde donde sobresalían picos de diversos tamaños del mismo material, enormes manos de 3 dedos sostenían a una hembra de apariencia felina, su cuerpo cubierto de un corto pelo color azul y crema yacía de espalda sobre el lateral del asiento. La bestia arremetía una y otra vez contra la pequeña mujer quien solo gemía lastimeramente. Al pasar junto a ella, sus ojos oblicuos turquesa me miraron suplicantes. No podía hacer nada, más que caminar siguiendo a Mathezard.

La dejé tras de mí

De pronto; frente a mí, Angélica era follada por una criatura marrón, delgada. Parecía un gusano erguido, apoyaba su cuerpo en dos pares de delgadas patas, mientras que tres órganos tentaculares surgían de su torso, era con los cuales la penetraba por todos sus agujeros, literalmente.

Si bien, la miré por escasos segundos, pude apreciar con todo detalle como cada una de las pollas tentaculares, entraban y salían de su boca, culo y coño.

No pude estar mucho tiempo admirando dicho folleteo ya que, a su izquierda sobresalía el torso de mi abuela combado hacia atrás, dejando erguidas como nunca sus inmensas tetas. Sobre su cabeza y cubriendo parte del rostro sobresalía la campana gelatinosa de una enorme medusa; el animal se encontraba adherido a su cráneo, mientras, 2 de sus delgados tentáculos se enrollaban en sus pechos y otros dos descendían por su espalda ocultándose de mi vista, pero, podría apostar que hacían lo propio con sus partes intimas. (Vamos que deberían estar de fiesta con su culo y coño). Sentado frente a ella, un mórbidamente obeso ser disfrutaba vehementemente el espectáculo.

Continuamos avanzando, hasta adentrarnos en el área de clientes VIP. Allí nos encontrarnos con un sujeto arrellanado sobre un sillón color añil; el tío era de espaldas anchas, su piel recubierta por vitrodentina áureo, destacaba entre las otras siluetas, y sus ojos negros y sin vida, semejaban a los de un tiburón en frenesí.

El fisiólogo se detuvo junto a ese sujeto, le habló algo no pude escuchar; sin embargo, no podía apartar los ojos de él, o más bien, de la mujer que le devoraba con fruición su descomunal polla. Lamiendo cada contorno de su verrugoso pene.

-                                —que miras? – preguntó mirándome con hostilidad –  te gusta? – señalándome su polla

-                                —Si - respondí mirándole fijamente a los ojos – es una Arcadiana?

-                                —veo que conoces – replicó – sabes por qué son famosas las Arcardianas?

-                                —La maman bien – respondí arrogante

-                                —jajaja el chico me cae bien – contestó riendo, sin dejar que la mujer le chupara el cipote – aquí tienes – continuó, entregándole a Mathezard un paquete octogonal – traído directamente de Ganimedia, me costó sacarlo por la aduana

-                                —para eso contraté al mejor contrabandista ¿no?

-                                —en eso tienes razón – sonrió – ahora podrás hacer el Nazary

-                                —en eso tú tienes razón – respondió Mathezard– te depositaré los Fidem

-                                —gracia, es un placer hacer negocios con usted, Fisiólogo

No paraba de ver a la  Arcardiana chupando ese mástil de “carne”  pero, tampoco dejaba de escuchar la charla de los dos alienígenas. Esperaba que ese Nazary me sirviera de algo.

Mathezard se guardó el paquete y salimos inmediatamente de allí, no sin antes escudriñar otro poco más entre las sombras, y lo que allí se contoneaba. En las singulares hembras que bailaban sensualmente o que rebotaban y follaban y eran penetras por machos aún más extraños. Y sin buscarlo aunque queriendo hacerlo, divisé a la distancia a mi primo Xavier, como lo esperaba, estaba siendo follado por un Ascetha. Me di cuenta de eso por su forma; un ser cenizo del tamaño de un perro, sus extremidades son huesudas, en cuanto a su cabeza es solo un cavidad que se conecta a su estomago, su otro extremo es un enorme pene cubierto por un grueso prepucio. Como dije, son perros, me hubiera gustado saber quien era su amo. Solo me quedé con la imagen del animal montando a mi insoportable primo, dándole su buena ración de polla por el culo.


-                                —esta es nuestra oportunidad – dijo Ta´ar eufórico

-                                —por supuesto – respondió Kapali – y tú nos ayudaras

-                                —de que están hablando? – respondí

-                                —el Nazary es un rito que practican los Ganimidianos cada solsticio, comen un repugnante pez, y se supone que con ello tienen visiones de purificación o algo parecido – respondió kapali

-                                —y que tiene eso de bueno? – pregunté

-                                —que pierden la conciencia, quedan incapacitados por un tiempo, tiempo suficiente para que tú coloques el Enhebrador en su Nexus – respondió Kapali

-                                —para eso debes estar dentro de su habitación – continuó Ta´ar – debes…

-                                —si ya lo sé, ganarme su confianza – dije ofuscado – pero, para lograrlo tengo que dejar que se follen a mi familia

La reunión finalizó cuando Yalida me entregó un pequeño aparato parecido a un flashdrive. Me explicó que debía insertarlo en la terminal lateral del brazalete. Ellos después, se conectarían remotamente al Nexus y de ahí podrían infiltrarse dentro del ordenador central.

Parecía un plan magnifico.

Espécimen 5:

Para cuando Xorento volvió a la carga, ya éramos uña y carne con mi gran amigo el Fisiólogo.

Compartimos otras sesiones, otros corruptos y repugnantes entretenimientos y no solo eso, cenamos juntos, dormía frente a su camarote, le ayudaba a llevar la lista de recursos e incluso, propuse un par de criaturas para un espectáculo con tres hembras Zarcocianas. Si nos es demasiado decir pero, creo que se me pegó la risilla macabra del Fisiólogo, lo que a él le hacia mucha gracia.

-                                —Xorento hará una nueva sesión con tú linaje – preguntó Mathezard con suspicacia, mirándome con sus amarillos ojos - desearías participar?

-                                —Por supuesto – respondí sin pensarlo, vi como su rostro se relajó  y embozó una sonrisa de satisfacción – con sumo placer

Tomamos rumbo a la sala de transferencia holográfica en la cubierta 82, me pareció raro ya que nunca la utilizamos antes.

-                                —sala nueva? – pregunte temeroso pero, evitando que se me notara

-                                —si  - respondió – usaremos algo de mejor calidad, terrano, desearía hacerte una pregunta

-                                 —el que?

-                                —debo llevar a cabo un importante ritual dentro de algunos ciclos, me preguntaba si, quisieras ayudarme a completarlo?

-                                —ciertamente, será un honor para mí ayudar en lo que pueda – respondí satisfecho

-                                —luego hablaremos – finalizo ingresando a la sala

En la habitación se encontraba Ta´ar disponiendo de las gafas conectoras y preparando los sillones sintéticos.

-                                — puedes retirarte – dijo Mathezard – prepara todo para este Cuarium

-                                —eso haré – respondió Ta´ar mirándome indagante

-                                —gracias – dije moviendo la cabeza afirmativamente

Casi pude escuchar el suspiro de alegría que soltó ta´ar al cerrar la puerta. Luego nos sentamos y conectamos.

Natalia la hembra terrana se apareara con un Araknea de los bosques de Pruisce. Anunciaban las pantallas mientras, la cubierta envuelta en la bruma gris daba paso a un bioma boscoso.

Allí estaba mi prima, desnuda llorando entre un oscuro amasijo de tiznados troncos mohosos, y nudosos arbustos de un nauseabundo tono sil.

El conjunto de vegetación era aterrador, y así lo hacia saber la expresión facial de la pobre Natalia. Espantada avanzaba, sobresaltándose por cualquier sombra que se le cruzase.

Sus apetitosas y redondeadas tetas subían y bajaban al compás de su jadeo. Cuantas veces soñé con chupar de esos diminutos pezones, de lamer su plano vientre hasta llegar al monte de Venus coronado por cortos y rizados vellos que, ahora veo con gula.

Las lágrimas de Natalia se detuvieron cuando, advirtió que sobre ella se desplegaba una colosal red. La telaraña se extendía cubriendo las cochambrosas copas, meciéndose con el suave movimiento de los árboles.

Mi prima intento huir pero, fue demasiado tarde. De entre los troncos brincó una araña del tamaño del maldito Cujo; así como, las peludas patas doblaban la envergadura de su cuerpo, el cefalotórax que alojaba la cabeza en donde emergían 8 ojos rojo sangre, los cuales miraban a Natalia con glotonería.

La bestia envolvió las piernas de mi prima con su blanquecina seda, y sin esfuerzo, la arrastró con sus patas traseras por sobre las cima de lo árboles, para dejarla pegada a la red. Luego, descendiendo por una tela se acomodó sobre ella.

Natalia; sin poder articular palabras, sumida en un profundo terror, solo gemía y sollozaba contemplando como, desde el vientre de la criatura emergía una larga y gruesa polla poliposa.

-                                —esto es una pesadilla, tiene que serlo – murmuraba trastornada hasta la locura – tengo que despertar, tengo que despertar, tengo que despertar – repetía incesante sin creer lo que pasaba

La punta del estilete membranoso se dividió como una flor; surgiendo una especie de boca circular rodeada de dientes, desde su interior emergió una lengua viscosa.

-                                —NO…O! DEJAME! – no resistió más, Natalia soltó un alarido de terror – suéltame monstruo! – ladró con toda sus fuerzas

Mi prima comenzó a luchar, forcejeando contra la pegajosa tela que le aprisionaba. Se aferró a una de las duras patas, intentando apartar a la enorme araña de ella, infructuosamente. El descomunal insecto enfrento su polla contra la apretada vagina de Natalia,

-                                —espera, espera, espera…no, no, no, no…NOOO!

y en un solo movimiento, la penetró con ferocidad.

-                                —MIERDA!, SÁCALO! – chillaba como poseída al sentir como el mullido pene ingresaba por su vulva – SÁCALO!

El insecto siguió bombeando; moviendo su gorda barriga, empujando la polla cada vez más adentro.

Por rayos x podía ver como la gelatinosa lengua en la punta de su verga, lamía la entrada de su cervix mientras, el resto del tubo tendinoso empujaba el capullo en forma de flor hacia adentro, deformando el canal vaginal al punto de hinchar el estomago de mi prima.

-                                — esto no es posible, detente te lo suplico…que me duele

Estuvo unos minutos embistiendo de esa forma hasta que, la lengua atravesó la resistencia muscular ingresando en su útero y de ahí a las trompas, adentrándose e ingresando a sus ovarios. Increíblemente la lengua comenzó a apoderarse de sus óvulos, llevándolos a la “boca” del capullo para devorárselos.

Lo hizo en ambos ovarios y una vez dejado limpio, inició el despliegue de sus propios huevos depositándolos en su lugar.

Cuando finalizó, aumentó el mete y saca para después soltar un profuso chorro de lefa verde.

Luego, y sin perder tiempo confrontó el delicado circulo trasero de mi prima.

-                                —no…o otra vez, detente por lo que más quieras, ya no me hagas daño, no me lo metas por el culo – gemía con un tono lastimero

La criatura, sin entender razón la penetro con su polla replegada. Una vez dentro del esfínter volvió los a abrir “pétalos” del capullo, para retomar las potentes acometidas. Sopesando la extensión de polla que había ingresado en su interior, para luego depositar 7 huevos en el recto de Natalia, quien seguía aullando de dolor, y tras finalizar, liberó el chorro de semen.

-                                —mi barriga me arde – lloraba Mi prima con intensidad pasmosa – mi culo, mi chochito, que me has hecho joputa

-                                —Eclosionaran? – pregunté

-                                —en un instante – respondió Mathezard

-                                —como con la Teelhana?

-                                —no, las crías de Araknea no dañan a su anfitrión

-                                —Menos mal – pensé

-                                —que sucede?…NO…O! – el chillido de Natalia me acojonó

Su estomago se revolvió un instante y luego, de entre su recto brotaron las pequeñas arañas, deslizándose de la piel por finos hilillos de seda. Por rayos x podía ver como los ovarios habían crecido 10 veces su tamaño, y como aquellas arañitas caminaban por sus trompas atravesando su cervix.

Allí estaba mi prima, pegada a la viscosa red dando a luz decenas de insectos mientras ella; gritaba, gemía y retorcía tanto por el dolor, como por el terror de estar haciéndolo.

No quise mirar por más tiempo, le pedí a Mathezard retirarme para ayudar a Ta´ar con los preparativos del ritual. Él tampoco espero y se retiró conmigo dejando a la pobre Natalia pariendo arañas.

5

Unas grotescas figuras de dioses olvidados adornaban la habitación de  Mathezard; velas de llamas turquesas inundaban el cuarto con una peste insoportable, y dentro de un octograma, se encontraba el fisiólogo desnudo, susurrando unos abominables mantras.

Mi misión allí era llevarle el repulsivo pez dentro de un cuenco ámbar. El pez, que aún estaba vivo, me miraba como sabiendo que sucedería, cosa que me puso los pelos de punta.

Lo coloqué junto a él, el ser celeste limo tomó el cuenco y luego de ofrecérselo a los dioses se lo tragó de un solo bocado.

El pez hizo efecto casi de inmediato quedando Mathezard tieso como un palo, y esa fue mi oportunidad. Instalé el como se llame en el brazalete del fisiólogo, dando unos silbidos y chirridos y luces centellantes se desconectó.

Estaba hecho.