Secuestro Intergaláctico parte 3

Una familia es secuestrada y llevada a un depravado espectáculo

El pez hizo efecto casi de inmediato quedando Mathezard tieso como un palo, y esa fue mi oportunidad. Instalé el como se llame en el brazalete del fisiólogo, dando unos silbidos y chirridos y luces centellantes se desconectó.

Estaba hecho.


-                                —que tal fue? – pregunté

-                                —estupendo, hemos descargado una gran cantidad de archivos – respondió Kapali

-                                —entonces, como vamos con su parte del trato?

-                                —tenemos a Angélica, Jacinta y Xavier en potts de regeneración en un sito seguro – continúo Wargo -  sabemos donde se encuentran Natalia, Vanessa y Helena, solo necesitamos una distracción para sacarles

-                                Habrá una fiesta esta noche – acotó yalida

-                                —lo sé, es el cumpleaños de xorento

-                                —ascensión – interrumpió Ta´ar

-                                —lo que sea, en un rato Mathezard se reunirá con el conde a ultimar los detalles de la fiesta – dije taciturno – el problema es que querrá aparear a los últimos especimenes antes de celebrarlo

-                                —Entiendo – dijo Kapali

-                                —puede ser nuestra oportunidad – acotó Ta´ar – puedo interceptarlos cuando las saquen de las salas de apareamiento y llevarlas a las bodegas

-                                —Puedes hacerlo sin que te descubran? – indagué

-                                —A la larga se darán cuenta – dijo Ta´ar – pero, para ese momento no estaremos aquí

-                                —Este es el plan – dijo Kapali – Wargo sacará a Natalia y Helena del harén de Xorento, Yalida se encargará de Vanessa, Ta´ar desviará a las que saquen de la sesión y yo me encargaré de los potts y subirlos a la nave – mirándome – solo quedas tú. Tienes que hacer dos cosas: copiar los códigos de la puerta del harén y llegar a la plataforma de despegue sin que Mathezard se de cuenta

-                                —sin problema – dije

La reunión finalizo tan rápido como comenzó

-                                —Ta´ar – dije desplazándonos por los sucios corredores  - creo que vi a tú hermana en Agartha

-                                —mi hermana – contestó apesadumbrado – esta muerta, murió hace mucho

No sé si era verdad, o si él quería creer que ya lo habría hecho, para no preocuparse más por ella, o en lo que pudieran estar haciéndole.


Mathezard y yo nos dirigimos a los aposentos del conde Xorento; un penthouses el la parte más alta de la cubierta VIP. Con el aparato que Yalida me entregó, puede clonar el código de cierre de la escotilla y enviarlo con los Drentas mientras ingresaba.

El harén era tal como lo imaginaba: un montón de hembras de distintas razas retozando sobre mullidos cojines. En el centro de la habitación un estanque de aguas termales esmeraldas. La semejanza con un harén árabe eran increíbles, por lo menos el primer tramo.

Al atravesar la segunda puerta la apariencia cambio radicalmente: prisiones de cristal cilíndricos, albergaban una variedad de mujeres de razas tan variadas como las de Agartha, por qué estaban allí?, no lo sé pero; en una de ellas se encontraba Natalia, seguía pariendo pequeñas arañitas, correteaban por sobre ella atiborrando la celda.

En una esquina y contigua a Xorento se hallaba mi madre: estaba sobre el piso tapizado; sus manos permanecían atadas por sobre su espalda a la pared, dejando expuestas unas ubres 10 veces el tamaño original de sus senos, desde sus gordos pezones salían unos conductos vasculares, estos iban conectados a una ánfora de cristal puesta sobre una pequeña mesa. Dentro de la ánfora se podía ver algo parecidos a un corazón que palpitaba bombeando leche al interior de la vasija.

Mi madre, tras un sudoroso rostro me miraba con ojos suplicantes, y solo se limitaba a dar gemidos guturales.

-                                —uno de los filtros esta tapado – dijo Xorento – límpialo

-                                —si mi señor – respondió servicial unos de sus sirvientes

El ser de apariencia reptiloide se acercó a mi madre, y tirando de uno de los ductos lo fue retirando; una serie de delgadas hebras salían del pezón rezumando leche. El sirviente apretó el conducto donde al parecer estaba la obstrucción y empujando de ella, elimino un grueso grumo alojado en su interior, una vez completado el trabajo, acercó las hebras al pezón las cuales se introdujeron nuevamente al interior de su teta. hasta que el chupón se pego a la areola reiniciando el bombeo.

Los conductos se contraían y estiraban chupando la blanca leche y escupiéndola dentro del jarrón.

La vasija, de prácticamente un litro de capacidad estaba hasta la mitad cuando el conde se acercó, y colocando una taza orlada con intrincados diseños junto a un peculiar grifo, se sirvió una taza de tibia leche.

-                                —adoro este brebaje – enfatizo Xorento dando cortos sorbitos – tuve que modificar sus glándulas para obtener más liquido, pero valió la pena, esto me tiene adicto

La conversación siguiente; la verdad, no me interesaba, lo que atraía toda mi atención eran las mega tetas de mamá, y como eran ordeñadas constantemente por ese extraño aparato.

Desde que llegamos, hasta que nos fuimos la vasija se llenó y vació nueve veces seguidas. Taza tras taza el conde se las bebía a gusto, quedaba corto decir que era adicto a la leche.

Ciertamente todo lo pagaba mi pobre madre, utilizada como vaca una y otra vez.

Antes de irnos pegué un último vistazo al jarrón, y al “corazón” que bombeaba tenazmente; a los venosos conductos enviando leche en cúmulos, engrosando las vías a su paso y a mamá: a las lágrimas que recorrían sus mejillas y sus enormes tetas que se estrujaban cada vez que la maquina succionaba.

6

Espécimen 6

Era el día en que todo terminaría y llegaba tarde, no por que quisiera, sino porque ultimaba detalles con mi círculo de conspiradores: Ta´ar había falsificado la orden de relocalización y esperaba que Karen y mi hermana salieran de escenario, Yalida también aguardaba la orden para entrar en el xenozoo, cortar esa mierda de Oniiri y rescatar a mi prima, y Wargo hacia lo propio oculto en la cubierta de Xorento. Por su parte, Kapali en este momento debería haber puesto los potts dentro de la nave de fuga.

Todos los preparativos estaban realizados y en espera; en espera de la sesión y la subsiguiente fiesta. Debido a ella todos los empleados, desde los cocineros que preparaban las delicias que luego degustarían, hasta los agentes de seguridad que resguardaba la multitud de invitados no deseados y ansiosos por colarse a la diversión. Yo mismo coloqué a esos guardias en puntos  estratégicos, para mi obvio beneficio.

Ya estaban conectados cuando ingresé a la sala disculpándome, Mathezard con un gesto de su mano me indicó que me conectara, y eso hice. Lo primero que vi fueron las letras en las holopantallas.

Karen la hembra Terrana se apareara con un Yasih pharaoh de los pantanos de Leng

Lo segundo que vi fue, nada; demoré en adaptar mis ojos a la oscuridad, tanto como dejar de temblar al conectar los audífonos al receptor, y es que, los gritos que Karen daba eran escalofriantes.

Tardé como 10 segundos en ajustar el contraste de mis gafas, entonces lo vi.

Dentro de la niebla pútrida y la oscuridad constante algo reptaba; un horror indescriptible, una figura antropomorfa que, se erguía por una multitud de tentáculos poliposos en lugar de piernas, ellos se estiraban y retorcían a metros de la fuente.

El escalofriante ser de torso desproporcionado y encarnado, en lugar de brazos emergían cuatro membranosos tentáculos y sobre un cuellos nervudo, sobresalía una cabeza en forma de vaina retorcida, en ella no habían ojos o algo parecido, solo un montón de bocas de afilados dientes gritando al unísono, avivando las potentes acometidas que daba.

Y es que, aferrada fuertemente a sus tentáculos se encontraba Karen.

El ser la tenía apoyada a su torso, cargándola, sosteniéndola con sus brazos tentaculares. Mientras, la penetraba por el culo veloz y profundamente con una polla del tamaño de un Bate de béisbol. Era tal sus dimensiones que, cada vez que sacaba el pene, arrastra la funda del ano hacia fuera.

Karen no emitía palabra, solo daba agónicos gritos de dolor por cada siclo.

Cuando lo metía sonaba como un alarido gutural, y cuando lo sacaba, sonaba como un chillido agudo. Eso, una y otra vez por incontables minutos.

Sinceramente, creía que la partiría por la mitad; no obstante, por el comportamiento de Karen era casi seguro que lo estaba haciendo. Le desgarraba el culo con una saña inadvertida, la criatura estaba en lo suyo sin importarle los estremecedores bramidos que la chica emitía de absoluto dolor.

En un momento obvie el hecho que había llegado tarde; que quizás, que otras cosas le habría hecho, por lo que me dediqué a mirar el resto de pantallas, y hay estaba.

La nítida imagen de su coño, chorreando lefa amarrillo y de un tamaño enorme. Un abrevadero de patos, un empapado abrevadero de patos. Ya le había dado por el chocho y se lo había reventado, igual como le reventaba el culo en ese instante.

De seguro era su segundo o tercer polvo, y esa cosa parecía no querer finalizar. Seguía empotrando su polla, profundamente en el interior de su culo.

A estas alturas Karen con los ojos casi blancos llenos de lagrimas, se agitaba desordenadamente al constante compás del potente embiste.

Yo continuaba mirando el espectáculo en espera del inevitable final. El que no tardo mucho más en llegar. La criatura, dando cinco duras arremetidas, se corrió dentro del recto llenándolo de semen. Tanta cantidad y a tanta presión que, la lefa le salto por la boca vomitándola a la vez que tosía sin cesar.

A continuación el Yasih retiro el “pene” de un golpe, llevándose con el su ano prolapsandolo al exterior, escupiendo semen. Sin embargo, eso no fue todo, la criatura no había finalizado y deslizando dos de sus innumerables tentáculos. Los enfrento contra los dañados agujeros de la chica y sin reparos, los embutió nuevamente, ofreciéndonos una terrorífica doble penetración que duró al menos unos cuarenta minutos.

No me lo tomen a mal pero, ya me estaba fastidiando el tiempo que la bestia se toma en follarse a Karen. Esperaba que diera paso a mi hermana luego, para poder marcharnos como se diría coloquialmente “cagando leches”.

Afortunadamente para mí y para Karen, la bestia acabó con su suministro de semen, porque la DP fue lo último que hizo y luego de descargar lo que le quedaba de lefa la soltó, destrozada, pero viva.

Espécimen 7

Ta´ar debe estar haciéndose cargo de ella pensaba cuando, la bruma comenzó a despejarse dando paso a una enorme y lúgubre caverna, rocas mohosas cubrían de pared a pared, puntiagudas estalactitas descendían del techo abovedado, las sombras que ellas proyectaban lucían deformes e inmóviles gigantes.

Anais la hembra Terrana se apareara con un Lillhiak de montañas de Guldawer B

Desde estas sombras emergió Anais, desnuda caminaba tanteando el suelo de duras y filosas rocas.

Su rostro angelical me enterneció. De todos mis familiares sumergidos en esta miseria, la única que realmente lamento que este allí es ella, y lamento escuchar las pisadas que retumban tras suyo en la oscuridad.

Frente a mí y a ella; emergió un repulsivo murciélago, bípedo, medía sobre los dos metros de altura, su cuerpo era membranoso y carente de piel, rojo como la sangre. Cada vez que se movía, se podía ver como los tendones se contraían, ofreciéndole la potencia necesaria para dar un paso, o mover las enormes alas cartilaginosas.

Emitió un chirrido repugnante, que hizo que mi hermana se echara a llorar aterrada. La bestia la miro con su ojo trilobular e irguiendo una enorme polla tumorosa, se lanzó sobre ella.

Los fuertes brazos del murciélago levantaron a mi hermana como si fuese una pluma. La criatura, sentándose con las piernas cruzadas, dejaba ver una polla erguida como un obelisco, y sin contemplación, dejó caer lentamente a mi pobre hermana, que se fue clavando aquella colosal masa de carne en su inmaculada gruta.

Las decenas de protuberancias pétreas que envolvían el pene, rozaban las tiernas paredes vaginales de Anais con excesiva intensidad. Obligando a mí hermana a dar alaridos de dolor al ser desvirgada por semejante verga.

El murciélago la sostuvo; ambas manos en sendos glúteos, la subía y bajaba restregando el amasijo de tejido fibroso, húmedo y ardiente. La violaba una y otra vez; mientras, sus dedos índices masajeaban los contornos del círculo anal, amenazando introducirse con el más mínimo movimiento.

-                                — detente, no lo soporto – bramaba Anais – no más, no más por favor quítalo…o

La visión era irreal, mi hermana era abusada violentamente por un…por un murciélago, quien la penetraba con un enorme nabo en una cadencia endemoniada; ella gemía, bufaba y sollozaba al compás de las embestidas. Con los ojos apretados, lagrimas que escurrían por sus mejillas y la lengua de fuera expulsando estelas de saliva. La mejor escena porno del mundo siendo protagonizada por la pobre de Anais.

En la parte culminé del acto el Lillhiak enterró ambos dedos dentro del culo de mi hermana, soltando ella un alarido descomunal, cuando la criatura los movió ensanchando el agujero lo suficiente para que cupiera su polla. En un solo movimiento se lo sacó de coño y la clavó, cruelmente, todo el volumen de una sola estocada.

Dilatando al máximo las entrañas de Anais para darle cabida a semejante instrumento; al igual que en el coño, los furúnculos friccionaban los anillos anales, haciendo que las manos de mi hermana se crisparan y sus mandíbulas se apretaran a cada impulsos. Era aterrador y hermoso a la vez. Como me hubiera gustado sacarme la polla y cascarme pero, no podía.

Debía tener la cabeza fría, las ideas claras y concentrado en la fuga que los Drentas tenían planeada.

Estaba tan absorto en mis pensamientos que no presté atención al espectáculo; hasta que, Anais lanzó un atronador bramido y es que, el murciélago llegando al clímax, apuró las embestidas penetrando más profundamente, y momentos antes que se corriera profusamente en las entrañas de mi hermana, el Lillhiak la cubrió con sus enormes alas martillando un par de veces hasta que soltó la lefa en su destrozado culo.

La sesión término en cuando el monstruo rugió. Creo que el conde Xorento estaba tan ansioso como yo en que su fiesta comenzara, ya que fueron los primeros en desaparecer de la holosala.

Tardé casi una hora en desembarazarme de Mathezard. No me quería en la fiesta y yo tampoco quería estar allí, no obstante, me mantenía junto a él como vigilándome.

Cuando al fin logré librarme, corrí por los oscuros y apestosos corredores repletos de chacales de túneles, entre el subnivel b-45 y la plataforma de recarga. Tras el mamparo de refrigeración al hangar abandonado. Donde la nave de huida de los Drentas nos aguardaría.

-                                — que sucedió? – Preguntó Ta´ar incluso antes que pudiese escucharle bien, se encontraba junto a los potts de regeneración de Karen Y Anais, frente a las compuertas de carga – no ha llegado nadie – continuo casi al borde de un síncope

-                                —calma – respondí con una disimulada ansiedad – tal vez se retrasaron

-                                —retrasar como? Si se supone que el plan estaba diseñado hasta el más mínimo detalle

-                                —que se yo, pero no te desesperes, ya les buscaremos

Me dirigí a la consola de interfaz, arranque el panel de estructura para ingresar directamente en la terminal maestra

-                                —aún tengo los códigos de administrador de Mathezard – dije – puedo ubicarles mediante el sistema de seguridad

-                                —apresúrate, ya tendríamos que habernos ido

-                                —mierda – dije revisando los monitores – tenemos un problema

-                                —cual? – inquirió Ta´ar pasando del miedo al terror

-                                — el creer que querría volver a la tierra sin memoria – dije sin voltearme y cambiando el tono de mi voz - “Borrarles la memoria a todos” es lo que el policía dijo – continué, en mi voz reflejaba el resentimiento aflorando – ahora dime, crees que me gustaría volver a ser la victima de mis primas?

-                                —pero…que estas diciendo?

-                                —lo que escuchas mi querido Ta´ar. El plan era dejarnos en La Tierra como si nada de esto hubiera pasado, sin memoria, sin recuerdos de lo que he hecho y arriesgado por ellas – proseguí dándome vuelta, y mirando al Buldariano directo a sus ojos aterrados – crees que seria tan jodidamente estúpido para volver a ser maltratado física y psíquicamente por mis “queridos” familiares

-                                —no puedes ser

-                                Sabes quien seria allá?...Sebas el memo, la perra de mis primas. Sabes quien soy aquí?…Sebastián, protegido de Mathezard, coordinador de espectáculos de los Tertium de Tarcaxia, no es así jefe

-                                —ciertamente, discípulo mió – dijo Mathezard parado tras de Tar´ar, junto a 4 guardias Jeracios – sabíamos que teníamos un traidor que le entregaba información a los Drentas, solo no sabíamos que eras tú pequeña rata – tomando al Buldariano por los hombros – llévenselo, creo que me divertiré provocándole un dolor inimaginable

-                                —ah, una cosa, por si te lo preguntabas…ya capturamos a los policías – acoté indicando los monitores

En ellos se veían a Wargo y Kapali, abatidos, tendidos en el piso cubiertos de sangre. También a Yalida, en una celda esperando mi elección de castigo.

Ta´ar fue sacado a rastra, gritando, llorando y maldiciéndome en lenguas tan extrañas que ni el traductor implantado en mi cerebro reconocía. Una risilla, entre sarcástica y sádica se dibujo en mi rostro al saber que el pobre ser verde musgo, terminaría descuartizado y como alimento de Yawari, a la larga.

Creo que la risilla se la copie a Mathezard o tal vez se me pego de él. Al fin que a mi maestro le hace gracia vérmela y a mí, me gusta complacerle.

FIN.

Y ví escritas estas palabras con caracteres negros en el dintel de una puerta a la cual Virgilio me guió,

«Por mí se va á la ciudad del llanto; por mí se va al eterno dolor; por mí se va hacia la raza condenada: la justicia animó á mi sublime arquitecto; me hizo la Divina Potestad, la Suprema Sabiduría, y el primer Amor. Antes que yo no hubo nada creado, á excepción de lo eterno, y yo permanezco eternamente. ¡Oh vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza!»

“La Divina Comedia”

Epilogo:

Hacía más de tres Teraciclos desde la última vez que Bartus, cosechador de los Tertium de Tarcaxia, veía su antiguo hogar. Aquella esfera azul flotando en el oscuro vació le traía recuerdos; recuerdos de cuando era débil, un patético remedo de hombre.

Distaba mucho de aquellos tiempos, y sus abundantes cicatrices demostraban al implacable cazador que se había convertido.

Sin embargo, no podía pasar por alto el hecho que, el solo ver a su antiguo hogar le obligaba; aún sin quererlo, a rememorar el día que todo cambio, el día que traiciono todo lo que debería haber amado. Y le dolía, en lo poco que le quedaba de alma, le dolía.

Pese a todo ello; no podía, ni quería evitar recordar el tiempo en donde aún se hacia llamar Sebastián.

Recordó el momento cuando: traiciono a su amigo Ta´ar. Como Mathezard lo torturó por ciclos, desmembrando articulación por articulación hasta quedar un amasijo de carne sanguinolenta, y aun así, continuo administrándole descargas directamente a su matriz nerviosa. Si Ta´ar, para ese momento todavía tuviese boca, sus gritos se hubieran escuchado por toda Tueris.

Recordó a Angélica; su tía, que a los pocos siclos de llegar a Agartha  fue vendida a un mercader Xakoziano. Una Terrana debía ser toda una rareza en las minas de Tarashtita.

Recordó a Vanessa; su prima fue sacada de la Oniiri antes que esta la matara, claro que, para ese momento estaba algo cambiada. La flor la había asimilado hasta el punto que ella mismo se volvió mitad planta. Su piel cambio de color pero, lo relevante ocurrió por dentro. Su cuerpo, sus órganos, su mente también cambiaron, esto último fue radical.

Obtuvo la conciencia de una planta: no hablaba, no pensaba, solo sentía. Follar, vivía para follar, todo el tiempo, todo el día, orgasmo tras orgasmo.

La última vez que la vio estaba en una orgía con al menos 40 Nyortacianos. Perfecta para Agartha.

Recordó a Xavier; después que sus huevos colapsaran por la madre y fuera llevado a Agartha, donde gozó viendo, aunque sea por unos segundos como le daban por el culo, desapareció, oyó rumores; desde que murió siendo follado por un Wortbariano con la polla de un elefante, hasta que escapó con un grupo de fugitivos, lo cierto es que nunca supo a ciencia cierta que le ocurrió.

Recordó a Jacinta; su abuela continúo de puta en Agartha, fue follada tantas veces y por tantas pollas distintas en el paso de los ciclos que, al final le pasaron la cuenta. La anciana murió de un ataque cardiaco, pudieron salvarle pero ya estaba acabada, incluso él pudo ayudarle pero, desistió.

Recordó a Karen; luego de ponerla en regeneración, y que la chica se recuperara de la brutal follada del Yasih. Sebastián se la dio al comité de ancianos. En agradecimiento los Tertium le regalaron un nombre, junto al cargo de coordinador. Honrado, el chico eligió el nombre de Bartus.

Fue lo último que supo de ella.

Sebastián había escuchado historias, incluso mucho antes de ofrendarla, rumores que los viejos eran unos sádicos, les gustaba torturar a jóvenes, violarlas sin tocarlas, arrancarles la piel en su mente, y es que, se decía que tenían el poder de insertar sensaciones y emociones directamente a sus cerebros. A Sebastián eso no le importaba, ya tenia lo que deseaba, no le importaba nada más.

Recordó a Yalida; la sensual policía. Sonrió cuando se dio cuenta que su cuerpo bajo la armadura, era tan blanco como su rostro. Se estremeció al recordar el momento en que hundió sus manos en las orondas tetas, que la extraterrestre ostentaba. Lamer sus pezones cóncavos y obligarlos a emerger de entre las pálidas carnes.

Como separar las piernas de la hembra, y enterrar su polla en aquella gruta calida y esponjosa. Sebastián sabía que su pene no era suficiente, suficiente para hacerla sufrir y gozar, al final que era un castigo por intentar destruir a Tueris, su amada Tueris. Por eso, pidió ayuda al fisiólogo. Mathezard le introdujo una larva, un parasito que se adhería a las terminales nerviosas de su polla. Otorgándole un nabo de 40 centímetros con un capullo gordo y achatado. De todo el volumen de la nueva verga emergían pequeños apéndices, los cuales se movían independientes entre si.

La vista de aquella polla aterro a Yalida, claro que no tanto como sentirla dentro de ella, horadando sus prietas carnes, cuando, sin contemplación Sebastián se la metió entera de un golpe de cadera.

Aun podía escuchar los gemidos de la hembra mientras la penetraba con furia. Como cayó rendida en sus brazos entre jadeos y llantos.

Luego se la entrego a  Mathezard para que la apareara con un Gedehon, la enorme criatura tenia la costumbre de follar por ciclos y al finalizar, soltaba una lefa tan caliente que hervía a sus hembras por dentro.

Recordó a Natalia; en las mazmorras de xorento. Al parecer la tela de las araknea es muy apreciada por los nobles de las castas. Xorento hizo que las crías que parió se la follaran, para parir mas crías una y otra vez.

Recordó a Anais y a su madre; modificada para que sus tetas se volvieran tan grandes que ni siquiera era capaz de moverse por el peso. Todo para ser ordeñada con más eficiencia, ya que, no solo Xorento se volvió adicto a su secreción, también su familia lo fue.

Su hermana por otra parte, se convirtió en una nueva adquisición para el harén del conde, ofrecida como cortesía a sus invitados.

Sebastián nunca quiso pensar por cuantos penes ya habrá pasado, cuantas pollas habrá montado desde que el conde Xorento se llevó a las tres mujeres. Y lo cierto es que, cada vez que se acordaba de ellas, se entristecía como ahora.

Una lágrima de amargura emergió de su ojo izquierdo, mientras, su cibernético ojo derecho miraba fijamente el monitor.

Nunca hubiese reconocido el rostro que allí se proyectaba, tuvo que esperar al análisis de ADN que sus buitres obtuvieron para convencerse. Se encontraba sobre la casa de su hermano Sergio, sobre él y su familia.

Las tres mujeres que allí dormían serian una buena adquisición, se dijo, al tiempo que el haz de luz azul cubría la vivienda, al fin tendría su venganza.