Secuestrada en la Mazmorra V

Una esclava para una orgía. ¡Comienza la fiesta!

La espalda ardía por el fuerte sol de la playa, las piernas, agotadas comenzaban a desfallecer; las lagrimas inundaban la mascara que sofocaba la cabeza rapada; los pies los sentía hinchados y cansados. Sin la mas remota conciencia de la hora, el viento frio comenzaba a rodearla, escuchó de pronto movimiento a su alrededor, el terror comenzó a recorrer su cuerpo.

Una fuerte nalgada la hizo enderezar sus piernas dobladas.

-Eh ahí a la puta... -Dijo la voz de uno de los captores.

Momentos después varias manos comenzaron a magrear mi cuerpo, desde mis pies, mis muslos, las nalgas, no hubo espacio de pues descubierta que no tocaran, incluso y muy a pesar de mis movimientos para retirarlos, osaron en invadir mi interior, metiendo dedos en mi vagina o mi ano, al igual que mi boca.

-Bueno, -dijo la voz de otro de los captores, la más autoritaria, y hablaba con mucha solemnidad. - El juego está cerrado, los ganadores elegidos, y el orden asignado, una hora cada uno - dijo y sonidos de desanimo y queja se oyeron - ¡hay que darle oportunidad a todos

... así que...

¡Que comience la fiesta!

Dicho esto, una fuerte nalgada me fue propinada; yo estaba llorando abundantemente. Un manotón fuerte, con

una bofetada, se me propino por la misma mano en uno de mis senos. y comenzó a pellizcar rudamente mis pezones que colgaban debido a mi posición; mis gritos y llanto rompía la armonía que emanaban las olas del mar

que estaba  cercano. Por respuesta, escuchaba la risa de varios hombres.

El violador, al cansarse de mi llanto, me introdujo la mo

rdaza

de bola en la boca. Después de esto, comenzó a castigarme con lo que parecía una correa de cuero, golpeaba mis pier

nas

y nalgas, luego lo hizo con una varilla, hasta que finalmente metió su pene en mi ano y me cogió a su antojo. Mi llanto era incontrolable, al igual que el dolor, las risas, aunque amortiguadas por la capucha, retumbaban en mis oídos

.

Después que descargó su leche en mi recto, el violador se alejó entre aplausos.

Cuando cesaron los aplausos, unas nuevas manos comenzaron a tocarme explorando mi torso, uso el semen que había escapado de mi recto para lubricar mi ano y mis nalgas. Las risas y sonidos de morbo abarrotaron el lugar, entonces, algo frio detuvo en la entrada de mi recto, yo tense mi cuerpo, y lentamente, fue introduciendo el aparato dentro de mi, una bola frio de muy pocos milímetros estaba en mi recto, luego entro una más grande y luego otra y otra, una más grande que la anterior y todas frías, como si las hubiera sacado de una heladera. C

uando la ultima que le apeteció meter ya estaba dentro,

se alejó para que en un instante, recibir castigos con una fus

a que tenia muchas cintas y muy delgadas, cada castigo era muy doloroso y me hacia gritar y llorar. Mi respiración era muy dificultosa debido a que la mascara tapaba mi nariz y por la mordaza no entraba mucho aire por mi boca, así que tenia que luchar ahora por con

trolar  mi llanto porque eso disminuía mis oportunidades de respirar.

Cuando considero suficiente castigo metió

en mi vagina un pene, pero este no era caliente

, más si erguido, y me folló, por la manera en que magre

aba mi cuerpo, me di cuenta rápidamente que me follaba con una consolador. Estaba muy tensa y me nalgueaba para que relajara el cuerpo y llegara al orgasmo,

me demore, la masturbación era muy dolorosa y no conseguía relajarme, así que lloraba y suplicaba que parase. Volvió a castigarme con la fusa y con rudeza metía y sacaba el juguete, hasta que su tiempo acabó y furioso se alejó de mí. No sin antes propinarme un puñetazo en el estomago que me hizo sacar el poco aire que tenia.

Cuando se acercó el tercero, tenía dos juguetes sex

uales

dentro de mi vagina y recto y luchaba por respirar. Mi nuevo violador, me despojó de la mordaza logrando entonces respirar. Sintiendo aun los aparatos dentro de mi, mi cuerpo ardía por los castigos recibidos sobre la pi

el

maltratada por el sol. Este se dedico un largo rato a masajear mis senos, para luego pasar a acercarse con un vibrador... el cual colocó en mi clítoris. mis piernas cedían

ante las sensaciones. Tensaba mi cuerpo para mantener mi espalda recta y las piernas est

iradas

, ya sin mordaza, respiraba y podía gemir y gritar, llegando al orgasmo gra

cias

a vibrador, sin dejarme recuperar, sacó de golpe el consolador de bolas e insertó su pene y comenzó a follarme, su polla era muy gruesa y mi dilatación no era suficiente,

así que al comienzo fue

tan doloroso que me rompió el culo y demoro un poco en meterla completa. Y se descargó fuera de mi, pocos minutos antes de terminar su tiempo.

Sus compañeros aplaudieron.

-Vamos R.-Gritó  uno de los presentes. - Tu turno.

Para el cuarto amo, fui cambiada de posición, giraron el cepo, de modo que mi cara encapuchada así como mi torso delantero quedaran hacia arriba, me tumbaron de espaldas al suelo. Aseguraron el cepo al suelo y colocaron mis tobillos en cepos estaba totalmente abierta y expuesta al violador; retiraron los consoladores. en mi clítoris ubicaron un dispositivo frio, metálico y lo aseguraron allí con una cinta adhesiva, segundos más tarde, accionaron el dispositivo y comenzó a vibrar emitiéndome leves ráfagas de corriente y estimulando el clítoris. Yo gemía entre llantos, a medida que mi cuerpo se calentaba y excitaba más con el vibrador, el amo,

castigaba mis senos con latigazos con una fusa de muchas cintas. tuve varios orgasmos que creí perder la razón de tanto placer,

comencé a suplicar que cesara pero cada suplica era un más fuerte latigazo. El tiempo acabo y sin contemplación retiraron la cinta adhesiva de mi vagina.

Sollozando y sin saber lo que vendría, fui sorprendida por

cubazos

de agua fría que arrojaron sobre mí. por el agua que entro en mi boca era agua de mar, fría como si la recién sacaran

de

la heladera. Tosía por el agua que trague, el frio me invadía, el suelo de piedra rustica estaba mojado y frio.

Entonces, una lengua tibia comenzó a recorrer el lado interno de mi muslo derecho. Di un respingo ante eso, la lengua recorrió mi muslo hasta llegar a mi entre pierna, luego hizo lo mismo con mi otro muslo, unas manos delgadas y femeninas, luego abrieron mis labios vaginales y comenzaron a jugar con mi hinchado clítoris

.

No demoré mucho en comenzar a gemir nuevamente, una mujer me masturbaba en el suelo. sin dejar de estimularme, se sentó sobre mi abdomen con las piernas abiertas de lado a lado, se apoyó sobre sus rodillas en el suelo y sustituyó sus dedos por su lengua, la cual estaba cálida y húmeda, recorría cada parte de mis labios incluso introducía su lengua en mi hueco. Sus manos se entretenían con mis piernas

y mi trasero. Este trato por ser tan delicado lo comenzaba a disfrutar gratamente, incluso deseaba estar desatada para poder tocarla y servirle placer también a ella. Su lengua me hizo tocar el cielo y aquel orgasmo fue el más placentero que disfrute en toda la noche. Cuando bajaban los espasmos, ella se despidió besándome en los labios, invadiendo con su lengua llena de mis jugos mi boca.

Para el Siguiente, fui cambiada nuevamente de posición, esta vez, me doblaron sobre un caballete,

despojándome del cepo,  ataron mis manos a unas argollas ubicadas en el suelo, mi vientre quedó apoyado en un madero y del otro lado ataron mis tobillos a cada madero del caballet

e y de este modo, los huecos de mis vagina y ano quedaban nuevamente al descubierto. Luego, unas manos separaron mis nalgas e insertaron una gran polla, gruesa y larga, el dolor que me causo me hizo gritar, el violador me follo duró en todo momento, y durante su turno descargó dentro de mi en dos ocasiones.

Acto seguido, se acercó un nuevo violador, este decidió follarme por la vagina, su polla me golpeaba el coño mismo, me nalgueaba, se descargó su semen dentro. Un ultimo violador, optó por invadir ambos huecos y dejar su semilla en mi en ambas partes.

Finalmente, sin ninguna delicadeza, fui bajada del caballete, para ese momento no lloraba, no gritaba, a no ser que fuera de placer y morbo, a donde se me guiaba iba sin resistencia, a lo que hubo cantos de felicitaciones por ello, ya era toda una sumisa, no podía huir estaba a merced de lo que ellos quisieran y yo estaba allí para complacerles. Me hicieron arrodillarme, llevar mis m

anos

hacia atrás, ataron mis muñecas a mis tobillos, y me ordenaron abrir la boca, de este modo, cada uno de los amos fue fallándome la boca, la capucha parecía tener una especie de haza que utilizaban para guiarme en cada mamada. Ellos hundían su polla y yo me encargaba de chuparla, casi todos la enterraban hasta la garganta y allí dejaban drenar su semen dentro de mi, otros la dejaban

derramar

en mis pechos, no importaba si no me permitían respirar, hasta que no saliera la ultima gota, no retiraban la polla.

E

xhausta y adolor

ada

, creí que todo había acabado, pero permanecí con la boca abierta, esperando una nueva polla, sin embargo, metieron una bola y volvieron a amordazarme. Esta vez la morda

za

era más pesada que la anterior.

-¡Zorra! - Gritó alguno. - Abrid las piernas. acomódate.

Completamente ciega, me llevaron a rastras hasta un lugar de aquella terraza, mis rodillas comenzaron a arder a causa de las raspaduras que me ocasiono la piedra del suelo. Me enviaron a bruces y me acomodaron, así que entendí que la mordaza tenía una especie de pene que sosteniéndolo con mi boca, penetraba y follaba a una mujer, podía sentir sus manos guiándome la cabeza para meter y

sacar

aquel falo.

-

mmmm

... si... mmm, gracias amo,

mmmm

gracias, - decía la mujer mientras la penetraba.

Alguien colocó un pie en mi culo para que lo alzara,

yo estaba arrodillada

a la esclava, luego fueron metiendo otra vez el consolador de bolas en mi culo, esta vez se introducía con mucha facilidad y poco dolor, más bien gemí al sentirlo delicioso allí adentro, comenzó a sacarlo y meterlo y a masturbarme el culo, la mujer comenzó a hacer ruidos como si estuviera chupando pollas, y aunque deje de sentir sus man

os en mi cabeza yo continuaba mi labor, entendía que no podía parar hasta hacerla correr. Varias manos me magreaban y sabia que también lo hacían en ella, pues estando entre sus piernas podía sentir como la acariciaban y me acariciaban a mí, elogiando mi trabaja y el de ella, comenzaron a estimular mi clítoris y el trabajo se me hizo más difícil, no podía concentrarme con el vaivén de mi polla con tanto placer en mis huecos, yo también gemía con la mordaza en la boca.

-¿puedo correrme amo? ¿puedo? - suplicaba la mujer -

mmmmm

, si...

mmmm

-

Correte

. - dijo el hombre

Sus manos volvieron a mi cabeza y me guiaron a follarla con más fuerza...

-

Uhhh

... si, más, más... vamos... más....

siiii

siiiii

siiiiiiii

.

Gritaba la mujer al correrse, seguida por mí que llegaba al clímax

por le consolador y aquellos dedos.

Me ordenaron quedarme allí arrodillada, los oí brindar y reír, vaciaron licor sobre mi y poco a poco se fueron retirando, cada vez yo más cansada, no sé cuanto tiempo permanecí allí con la mordaza puesta. Sentí de pronto un pinchazo y perdí la conciencia.