Secuestrada en la Mazmorra II

Castigo, Sexo anal y dominación.

No sé cuanto tiempo dormí, cuando desperté, en dolía la espalda, el cuello, no sentía las piernas y mi sorpresa, esta vez, fue encontrarme desnuda

dentro de una jaula semejante a las que usan para transportar animales, vagamente pude moverme

.

Muy cerca, dentro de la jaula había comida semejante a un cereal, pero debido a sus formas y olores me

di cuanta que se trataba de comida para perro, también había un tarro lleno de agua como la de los perros. T

enia tanta sed que no reparé en recipientes y me tomé toda el agua que allí había. Lo que no podía ni pensar en comer era el alimento para perro; el olor, incluso, comenzaba a darme nauseas.

Como pude intenté ver en donde estaba, parecía ser la misma mazmorra que estaba iluminada por la luz del son que se colaba por la ventanilla en la parte  superior de la habitación. Muy pequeña para el gran muro que era esa pared, quizás unos 20 cm cuadrados, quizás mas grande, no lo sé. Y estaba tan entretenida mirando la luz que no sé qué me dio un picotazo en un brazo y pronto todo volvió a ser oscuro.

Cuando desperté, estaba colgada de un vara de metal gruesa, como una tubería, estaba atada a ella con los brazos muy extendidos, tenía una atadura en el dobles de la axila, al nivel del dobles de los codos y a las muñecas de cada brazo, este tubo

tenía

tres argollas forjadas de la cual pasaban las cuerdas

de mis ataduras

que se unían a una polea que estaba en el techo alto de la mazmorra; mis tobillos también estaban unidos y atados con una cuerda delgada y de material crudo, y me unía a unos centímetros por encima de un yunque. Por lo que no podía flexionar mis piernas hacia ar

riba, así que estaba extrañamente crucificada en aquel lugar.

Me asusté al encontrarme en esa posición, mi boca estaba nuevamente amordazada con las correas y la bola en mi boca, así que gritar no valía la pena, pero me preguntaba si gente ajena a

mis captores podría oírme.

Un nuevo susto me lleve al ver entrar tres hombres altos, delgados; me puse tensa al verles sus cuerpos desnudos, solo

con mascaras de látex que solo permitían ver sus bocas y escasamente sus ojos.

no poseían tatuajes, pero uno de ellos era muy pecoso, otro

era muy blanco, como albino y el tercero, era como una piedra de ónix negr

o. Rieron al verme.

-La perrita no le gusta la comida.-dijo con voz ronca el de pecas. - A

las perras que no les gusta la comida... se les castiga.

A

lzó su cara enmascarada y comenzó a pasar una mano sobre uno de mis muslos, negué con la cabeza y comencé a llorar, tenia miedo y no sabían que me iban hacer. De pronto, una fuerte nalgada se me fue propinada con fuerza, dejándome escozor en la nalga y su mano completamente marcada abierta y roja. Mis lagrimas comenzaron a salir con más desenfreno.

-El castigo ya fue decidido... - dijo el de color, quien me había nalgueado, continuo su camino hasta sentarse en un taburete con mas piernas abierta dejando ver su falo relajado. - diez fuetazos. - dijo y mostro su sonrisa.

Ni siquiera me dio tiempo a reaccionar cuando sentí el cuero de un

fuete golpeo mi piel. Los dos hombres, repartieron los golpes entre mis piern

as, espalda, vientre y nalgas. Yo lloraba muchísimo, me ardía cada golpe, me dolía todo el cuerpo y a demás, no sentía mis brazo

s.

Me dejaron llorando un largo tiempo,

después, obstinado uno me nalgueo de nuevo

y me ordenó callarme.

-Debes saber... - dijo el de color. - que nadie sabe que estás aquí, si gritas, no importa que tan fuerte lo hagas... nadie, salvo nosotros ha de escucharte... así que no grites... aturdes... si mueres antes de poder domarte... para el mundo, simplemente te habrás suicidado. Por que eres una triste niña sola. - dijo esto ultimo con

burla y mostró lo que parecían copias de mi diario.

Las lagrimas volvieron a mis ojos. Pero el chico de pacas, comenzó a manosear mis piernas y a meter sus dedos en mi intimidad.

-¡Comencemos! - dijo después de darme un fuerte mordisco en mi nalga derecha. - ¿Quién desvirga qué?

El chico blanco, tenia en su mano 3 mondadientes, cada uno tenia un tamaño diferente. El chico los mezclo los mondadientes y luego cada uno de sus amigos tomo uno y dejaron uno ultimo en su mano, los tomaron por una puntita y compararon los tamaños y los tres rieron con mucho goce. Yo en mi "cruz" lloraba pues ya sabia lo que vendría y estaba muy temerosa de ello.

Tras conocer quien haría que, cada uno comenzó una tarea, El pecoso ató mis tobillos y lo soltó del Yunque, y llevó la cuerda a una argolla en el techo alto y la cruzo para alzar mis piernas y dejarlas en alto, como si estuviera en una cama en el aire. Y posterior comenzó a hacer descender la barra de metal hast

a hacer que quedara de cabeza colgada de mis pies. El Negro, se acercó y sustituyo la mordaza de bola de mi boca por una que tenia un aro de plástico que abrió mi boca a lo que más podía, ahora mi llanto se comenzaba a escuchas más, grite al sentir que metió uno de mis senos a su boca y comenzó a morderlo y lamerlo y chu

parlo, mientras que si amigo, metía su mano en mi intimidad intentando masturbarme

y lamia mis nalgas. Entonces, vi, que el tercer chico se aproximaba masturbándose y untándose no-se-que en su verga, mi cara estaba a la altura de su pene, y me tomo toscamente por la nuca, en mi cuerpo sentía las manos de los otros dos ,

yo gritaba y trataba de cerrar mi boca pero la argolla me lastimaba; mis lagrimas corrían hacia mi frente, intente

m

overme pero era muy difícil, el me agarro por la barbilla y metió la punta de su pene en mi boca, di un ultimo grito y enterró su polla hasta meterla en mi garganta. Sentí su aliento en mi pubis y mi nariz tocaba sus testículos, me ahogaba y ellos reían, entonces, él saco un poco su verga preferí tomar todo el aire que pude y él volvió a hundir su verga en mi garganta, entonces, comenzó a follarme la boca, yo lloraba más y más me ahogaba.

Me follaba más y más y sus amigos no paraban de tocarme y animarlo a que continuara. al cabo de un rato fue haciendo las embestidas más rápidas y acabó en mis pechos regando su semen en ellos y se chorreaba hacia mi cuello.

Había sido follada por primera vez en mi boca, no podía cerrarla, el aro me lo impedía, mi llanto era ruidoso ya sentía la sangre en la cabeza, y la boca adolorida y seca. respiraba con dificultad.

Unos momentos después, sentí como nuevamente movían las cuerdas hasta ponerme nuevamente en horizontal; mi cabeza siempre colgaba hacia tras hasta que quede nuevamente vertical con los pies hacia abajo casi rozando mis dedos el suelo. Entonces, pude erguir mi cabeza.

Entonces acercaron una

pequeña mesa de madera, que tenía incorporada un par de correas, en la tabla.

E

l chico de ébano se aproximó a mi y me colocó un collarin de cuero que apretó de modo que apenas podía mover mi cara;

del collarín tenia una argolla de metal en la que colgaban dos cuerdas largas, después me soltaro

n

de las cuer

das

que me sostenían del techo y caí de rodillas directo al suelo duro y rocoso, al caerme y quejarme, recibí una patada y con las cuerdas me jalonearon hasta la mesilla. Aun con mis brazos desplegados y atados en el tubo de largo a largo, me alzaron

dos tomándome por el tubo y uno sosteniendo mis piernas;

y aunque forcejee me acostaron boca a

rriba

sobre la mesilla, la tabla solo apoyaba mi

espalda, mi cuello quedaba sobre le tubo dejando mi cabeza hacia tras, las cuerdas que tenia el collarín las ataron a unas argollas que estaban en el extremo inferior de las patas que estaban bajo mis hombros de modo que no podría alzar la cabeza, y mi visión quedo limitada al techo, y si quería mirar hacia abajo, lo que podría ver

eran mis pezones.

Yo movía mis piernas pero quien las sostenía era muy fuerte; sin perder tiempo, pasaron una

cinta de cuero que me sostenía a la mesa

bajo mis pechos y otra a la altura de mis caderas ajustándolas bajo mi ombligo.

Inmediatamente, un chico tomó una de mis piernas y llevando cada tobillo a una muñeca en donde fue atada al tubo. Así que, mis brazos estaban extendidos largo a largo y mis piernas estaban dolorosamente posicionadas en "V" dejando al descubierto

mi

ano y mi conejito.

Yo solía llevar una capa muy corta de vello púbico, lo que no era del agrado de mis captores, por lo que se acercó el chico de pecas con un tarro de cera caliente y una paleta de madera, y var

io

parte del liquido (muy caliente par la zona) sobre mi conchita y mi ano, regan

o

con la paleta por lo que se veía de mi pubis; yo

sisee del ardor de la quemada, esto me irritaba, esperaron a que la cera enfriara y de manera muy inexperta y abrupta, arrancaron la cera de mi piel llevándose gran parte de mis vellos, esto me hizo gritar y llorar, arrancaron todos los pedazos que quedaban pegados y repitieron la porción hasta que mis culo y mi pubis quedaron completamente depilados.

Con lagrimas en los ojos, sintiendo el ardor en mi zona intima, escuche el

ruido en el aire de una fusa, y enseguida,

sentí el golpe de muchas cintas de cuero en mi zona intima lo que aumentó el dolor... sisee por el dolor.

-¡Eso perra es para que te comportes! - Me dijo mi castigador y volvió a golpearme una y otra vez

hasta completar los 10 latigazos hechos en mi vagina, ano y nalgas.

Yo estaba llorando cuando de pronto, sentí que me untaban una especie de aceite...

-Esto te va a gustar.jejejejejeje - dijo uno de ellos y

sentí algo en la entrada de mi ano.

Por un momento sentí que se trataba de un dedo, pero en cuanto comenzaron a presionar y hundirlo, comprendí que era una glande y grite de miedo, quise mo

verme pero me fue imposible

y con mucho dolor la punta de un pene había entrada a mi culo; gritaba, lloraba; ellos se re

í

an

.

De mi boca salían gritos, pues aun estaba abierta por el aro de metal, sentí que un par de

manos se enterraban en mis nalgas y la punta de un pene se hacia paso en mi ano. D

esgarradoramente, comenzaba a sentir que corría sangre por mi culo y una verga me llenaba  por detrás; sin importar cuan estrecha era la zona y cuan difícil era el rose mi violador anal me culeo tomándose su tiempo para bombear mi culo, sus entradas y salidas de mi ano iban al compas que el marcaba. Así que mientras más rápido o brusco era

su movimiento mas de desgarraba y gritaba por el dolor, lloraba incesante, sus secuaces me magreaban el cuerpo con tosquedad

y pellizcaban mi clítoris como si buscaran la manera de arrancarlo.

Mis lagrimas caían coposamente, mientras que mi cuerpo experimentaba oleadas de dolor, miedo, placer, terror, dolor y placer.

Cuando sus penetraciones lograron dilatar lo suficiente mi culo, las embestidas fueron mas fuertes y salvajes. Si mi garganta seca ahogaba algún grito era nalgueada con fuerza para que au

mentara

el eco de mi dolor. Y un rato más de bombeos mi violador saco su verga y la llevó a mi boca, y también me folló allí, para luego, finalmente acabar en mis pechos al igual que su compañero.

continuara...

*Estimados lectores; Mis disculpas por tanta demora en publicar nuevo relato. inconvenientes electronicos me obligaron a postergarlo.

Espero les haya gustado. No olviden sus comentarios!!! Besos!