Secuencias de un matrimonio: el desenlace

Cómo Laura sigue emputecida por mi jefe. Y el final de la historia.

Secuencias de un matrimonio: el desenlace.

Aquella mañana de lunes se hacía muy duro ir al curro. Laura aún dormía cuando me marché al trabajo. Esperaba ver allí a Pedro, no fuese que mientras yo estuviera en el concesionario él se fuese a despertar a mi mujer. Ya me gustaría que la cosa hubiese acabado así. En la parte de abajo estaban los vendedores y el jefe de taller de los Volkswagen.  Los administrativos, éramos dos, estábamos arriba, al lado del despacho del jefe, Pedro.  A la media hora de estar currando, entró Pedro, nos saludó a los dos y a mí me guiñó un ojo y se fue a su despacho que era el que estaba junto al nuestro. Y no pasó mucho tiempo más cuando mi corazón dio un vuelco. Vi a Laura, por el vidrio que tenía la puerta. Oía los tacones por el pasillo e instintivamente levanté la cabeza y allí estaba ella. Me levanté  y fui a saludarla, estaba radiante. Me dijo que venía a hablar con Pedro que le había ofrecido algún tipo de trabajo. Quien sabe igual somos compañeros, miró a Sandra, mi compañera y torció un poco la boca.

  • Bueno estoy ahí al lado. –Cerró la puerta y se marchó.

Ahora sí, pasó la media hora más larga de mi vida. Sandra notó que algo raro pasaba y me preguntó si me pasaba algo. Le conteste que nada, que gracias por preocuparse y que iba a por un café a la máquina. Pero antes de hacer eso sonó mi interfono y era Pedro que me llamaba a su despacho. Note cierto alivio y salí casi corriendo. Entre sin llamar.

  • Pasa cariño y cierra la puerta por favor. –Ella estaba sentada en uno de los dos sillones enfrente de él, al otro lado de la mesa. Sin embargo su pelo delataba que algún tipo de acción había habido.

  • Siéntate Paco, -me ofreció mi jefe.  –Mira, tenemos que hablar sobre esto que ha ocurrido. –En eso entró Rodrigo, su hijo mayor y el heredero del concesionario. Yo lo apreciaba al chaval, bueno tenía ya 27 años, pero su presencia allí ahora me incomodaba. – Siéntate Rodri, -seguía mi jefe- tú mis lios de faldas los has conocido desde hace tiempo. Ahora te presento a Laura. Ah ya! la conocías  de la fiesta de navidad, muy bien.  Paco vas a ver cosas, cosas relacionadas con tu mujer. Rodri, te gusta Laura? –Rodrigo afirmó con la cabeza y con los brazos cruzados. Entonces mi jefe le ordenó: -Fóllatela.

Se hizo el silencio en aquella habitación. Fue Laura la que se levantó, yo también me levanté, iba a salir del despacho pero algo en mí me decía que si me marchaba perdía a mi mujer. Mi mujer… irónico. Laura estaba en pie le tendió la mano a Rodrigo quien la cogió y tirando de ella hacia él la besó intensamente. Ella se agachó y sacándole su polla, se puso a chuparla con ganas. Él tenía una herramienta más grande que la de su padre y la mía. Le quito el vestido, no llevaba ropa interior. La recostó sobre la mesa y se la metió de un golpe y en diez minutos se corrió dentro de ella. Lo hizo corto, se notaba que la situación le ponía, mientras su padre mostraba cara de satisfacción. Pedro le dijo a Laura que fuese hacia él, se levantó de su silla y la ayudó a sentarse sobre su mesa y él se volvió a sentar en su sillón y le cogió los pies y los puso cada uno sobre sus piernas.

  • Así pequeña –decía mi jefe- quiero beberme todo lo que mi hijo te ha dejado. –acercó su cabeza y empezó a comerle su coñito. Ella gemía suavemente, al menos no había aullidos. – Dámelo todo, dámelo todo…- Y ella gemía más fuerte. – Paco, esta es tu mujer, tu mujercita, porque ella sigue siendo tu mujer, pero las cosas han cambiado un poco. Si estás dispuesto a asumir estos cambios. –Pero que cambios joder? – Lo acabas de ver. Laura ya no es sólo tuya, bueno seguirá siendo tu mujer y llevando tu casa, como hasta ahora. Pero yo me he encaprichado de ella. – Mientras decía esto le metió dos dedos en el coño. Y ella, Laura, tu esposa ha decidido buscar más placer del que venía disfrutando hasta ahora. Podéis iros a casa los dos ahora, habladlo entre vosotros y tu Paco, piénsatelo, medita y elige lo que sea mejor para ti. Pero también te digo que si aceptas seguir así, tienes el puesto de  Ginés para ti, supervisor de ventas, ganaras mucho más, ya lo sabes y podréis iros de viaje los dos y de vuestras escapadas de fin de semana, pero eso sí Laura te dirá si podéis o no iros en esas fechas.

  • Te vienes Laura? – Se vistió y nos marchamos de allí.

Durante el viaje a casa a penas hablamos, era mejor conversar los dos juntos en nuestro hogar. Aparcamos en nuestra plaza de garaje y subimos al 5to en el ascensor. Una vez entramos nos cambiamos de ropa por otra más cómoda. Y empecé yo.

  • Relájate cariño –estaba sentada sobre la cama de matrimonio, me senté a su lado. Le cogí las manos- Estas bien? –afirmaba con la cabeza- quieres que hablemos sobre lo que ha pasado? –Volvía a afirmar. Bien al menos estaba dispuesta a buscar algo de luz a todo aquello que nos estaba pasando.

-El viernes éramos un matrimonio normal y hoy lunes…

  • Fuiste tú el que se empeñó en esa aventura del intercambio!- me interrumpió, me lo temía y aunque la frase era cierta, me golpeaba en la boca del estómago.

  • Y que quieres Lauri, ser la puta de ese tío, durante cuánto tiempo? Quieres acabar con este matrimonio?

  • Te quiero Paco, eso no ha cambiado, pero tengo otra parte de mi vida por vivir…

  • Pero haciendo de puta lauri?

  • No me llames puta… tan solo dame tiempo. O, si quieres dejarlo ahora, te daré todo para ti. A mí me ha dicho que tendría un piso a mi nombre si nos separamos. Pero yo quiero seguir viviendo contigo, como hasta ahora…

  • Como hasta ahora no, ojalá!

  • Ya, ya. Esto es difícil para ti y para mí. Pero esta mañana has aguantado muy bien.

-Ya, como cornudo. Tendría que haberme tirado encima de él y haberte cogido y traerte a casa.

  • Y que habrías conseguido. De entrada perder tu trabajo y quedarte en el paro. Y luego haber perdido a tu mujer, porque yo me hubiera quedado con él. Y tu eso lo sabias, lo sabias Paco, por eso no lo has hecho. Y te lo agradezco.

La recosté sobre la cama mientras la besaba, - Fóllame!! Quiero que me folles!! –Esta mañana ya has tenido tu ración –Eso no ha sido nada, sabes? Me he dado cuenta que me encanta tener una polla dentro, antes no era así, pero me encanta. Foooooollaaaaaameeeee! – Qué hiciste ayer Lauri? – Eso es métemela! – empezó a gemir. Al rato se la sacó, se puso a cuatro y me pidió que se la metiera por el culo. Cuando vi su culo, su esfínter tan dilatado, me dio alguna idea de lo que hicieron ayer, ya que ella no quería contarme nada. Estuvimos dos horas dándonos placer y cuando acabamos, rendidos boca arriba sobre la cama, con los ojos cerrados. Nos despertó el teléfono, el suyo, era Rebeca, lo reconocí por la sintonía.

  • Es Rebe, -me dijo- tú quédate durmiendo… Si Rebe un momento, sigue durmiendo vida yo te prepararé algo para comer y ya te despierto cuando esté listo. Salió de la habitación hablando con su amiga, se fue a la cocina, pero después se marchó al salón, que era la habitación más lejana. Como ya tenía experiencia, me levante sigilosamente y me acerqué a la puerta del salón, ella estaba sentada en el sofá y no podía verme. Pero yo si podía escuchar.

  • Ahora ya puedo hablar Rebe, estoy en el comedor y él está durmiendo en la habitación… Sí ya sé, perdona es que no he tenido tiempo, quedaremos para hacernos un café esta tarde, antes de recoger a tus hijos al cole y ya te contaré…Que me llamaste ayer? I me había dejado el móvil sí… Pues no, no me ha comentado nada Paco, pero no se lo tengas en cuenta que él también lleva unos días acelerados… Jajajajja que cómo quedó el intercambio? Muy bien ha sido toda una experiencia y más que inter-cambio ha sido todo un cambio… Sí ya te cuento esta tarde a las 3 en tu casa… Ok –Ya me fui hasta el dormitorio. Cuando colgó la llamada de Rebeca marcó otro número y hablaba con alguien más pero ya no me quedaron ganas de volverme a levantar y me quedé dormido. Me despertó sobre las 2 pm, comimos juntos, ella me contó que había quedado con Rebeca y yo lo dije que me iría al gym así se despidió ella primero y se fue en busca de su amiga. Yo, nada más se marchó, llamé a Rebeca, le pregunté si podía hablar, me dijo que sí que sus dos Fernandos, su marido y su hijo, ya se habían ido, le dije que no le había comentado nada a Laura de que vino a casa y menos aún de lo que pasó, ella me tranquilizó diciéndome que ella tampoco le había comentado nada y que era lo mejor. Le pedí un favor, si me contaría lo que le revelase Laura, me dijo que por supuesto. Pero que, favor por favor, ella me pediría otro, -lo que quieras, pídemelo, -me dijo que no, que la llamase mañana por la mañana, desde el trabajo si tenía un hueco y yo le dije que seguro que lo tendría. Me daba la sensación que ella no aprobaba lo que mi mujer estaba haciendo y tenía un ligero presentimiento, ahora Rebe era más mía que de ella.

El día siguiente amaneció un poco más tranquilo, esa noche no me dejó atacarla pero dormimos pegados el uno al otro. Me duché y me fui a trabajar, pero antes de salir de casa, me recosté en la cama y le di un beso, abrió el ojo y preguntó si venía a comer, le dije –tú quieres que venga?  - Claro tonto, nos vemos luego. – Cuando llegué al trabajo era un poco tarde, pero Sandra no estaba en nuestra oficina, de hacía tiempo que intuía que tenía algo con el jefe. Pero en fin igual se había retrasado igual que yo. Además no creía que Pedro hubiese llegado. En eso sonó mi interfono, era él, me pidió q fuera a su despacho.

  • Pasa Paco, como te encuentras?

  • Pues verás, iba a pedirte este día libre también. Lo necesito.

  • Entonces aún no has tomado una decisión, es lógico, tomate el día libre. Pero antes… -Esa pausa me mataba –antes Paco. -Hizo una llamada perdida. Joder como le odiaba, se oyeron unos tacones fuera de la puerta, me temía lo peor pero no. Entró Sandra y nos saludamos y Pedro siguió, - Ayer Paco, tuviste un día duro, una mañana dura, pero hoy puede empezar a cambiar todo. Yo me puedo ir y os dejo aquí solos durante una hora. O si me has pedido el día libre y te la quieres llevar a algún sitio os doy permiso a los dos.

Miré el reloj y eran las diez menos cuarto, me acerqué a Sandra, le di un beso en la mejilla y le dije -lo siento Sandra, eres preciosa ya lo sabes. Gracias jefe por su buena intención, pero he tenido demasiadas emociones últimamente y no me parece oportuno. Me voy, nos vemos mañana.

Ya desde el coche, llamé a Rebeca –Ves como sí he encontrado el hueco? – Ella reía al otro lado. – Qué favor me querías pedir ayer? -No, te lo quería pedir hoy –decía ella y reíamos los dos - la cosa era que si quieres que te cuente lo que sé de tu mujercita te lo tendré que contar en persona. –Tía tengo el día libre… - Ah pues perfecto! Te vienes a mi casa? – Tú viniste a mi casa… y en diez minutos estoy yo en la tuya.

Me abrió la puerta de su piso, llevaba puesto un camisoncito azul, transparente y nos fundimos en un beso y me llevó a su dormitorio, mientras me decía que a ella todo aquello la había excitado tanto como a mi aunque sabía que yo lo estaba pasando peor. Yo le conté lo que me había pasado con Pedro y Sandra y ella se sintió orgullosa.

-Gracias por haberme elegido a mí. Te lo voy a compensar, de largo.  Quieres pasar el día conmigo? Vale pues voy a llamar a Fer y decirle que se quede a comer en el trabajo. Se tumbó en la cama para hacer la llamada. Ya estábamos desnudos los dos. Mientras hablaba con su marido le separé las piernas y empecé  a recorrer con mi lengua aquellos paisajes ya conocidos. –Cabrón –me dijo cuando colgó- Tú también eres un cabroncete. -Pero te ha gustado?  -Me ha encantado, jajajajaj -reíamos los dos.  Fue entonces cuando me llamó Laura. Rebeca entonces se vengó y mientras yo hablaba con mi mujer ella me hacia una mamada como si le fuera la vida en ello.

  • Me han dicho que tienes el día libre y no piensas venir a casa?

  • Me he venido a la playa Lauri, necesitaba estar solo para poner mi mente en orden.

  • Quieres que quedemos para comer en el ca Rosa

  • No Lauri, dame este día para  mí –Rebeca me hacía en señas que no, que fuese con ella. Que le dijera q sí.

  • Entonces no quieres cariño? –me decía Laura.

  • Si mi vida, si yo lo que quiero es estar contigo, sólo que…

  • Entonces no se hable más, yo me encargo de reservar y encargar un arroz para dos, te parece cariño?

  • Vale cielo, encarga lo que te apetezca –Rebeca con la cabeza me decía que sí.

Le dije a Rebe que gracias, que realmente lo que quería en ese momento era estar con ella, y ella me contestó que hoy por hoy tenia q luchar por mi matrimonio, por Laura, por sacarla de donde se había metido. Le dije que era un encanto y ella continuó recordándome que aún nos quedaba una hora y media y quería que la follase, que me la follase como su marido ya no lo hacía.

Después de corrernos por segunda vez, nos quedamos descansando. Le pedí que me contara lo que le había dicho Laura y ella empezó a contarme todo lo que yo ya sabía que había ocurrido en mi casa y le dijo que aquella noche había sido increíble y que estaba cautivada por la personalidad de Pedro, que le había abierto una puerta que ella se había atrevido a traspasar y que estaba bien así. Yo le pedí q me contara lo que paso desde q se fue de casa y ella me contó que primero se habían ido a casa de su jefe y allí se quedó Luisa, su mujer. Después  Pedro la llevo a un piso que tenía escasamente amueblado y que le dijo que si como consecuencia de aquello llegaba a separarse aquel apartamento sería para ella, estaba en la parte alta de la ciudad. Se la estuvo follando allí casi toda la tarde y cuando ya oscurecía se bajaron al garaje de la finca porque quería follarla en tu coche. Él le contó que si se quedaba con él llevaría una vida de lujo, le había dado 600 euros para que se comprara ropa, y le dijo que le haría un duplicado de su tarjeta para que no tuviese problema alguno. También le dijo que siempre debería estar disponible para él al teléfono. Y dispuesta a todas las aventuras que él le pidiera.  Aventuras… aquello no me sonaba nada bien. Le conté a Rebe lo que pasó con el hijo de Pedro en su despacho y ella me hizo saber que el estar con Pedro implicaba aceptar a otros hombres. –Y te dijo si está tomando algo? – Se lo ha prohibido Pedro, quiere que sea madre. – vaya tela yo soy el estéril, te lo habrá contado. – Me lo contó en su momento.  –Dios!! Me la van a preñar y lo más seguro es que no sepa ni de quien es. Tú que me aconsejas que haga? – Eso es difícil de decir, Paco, dale un tiempo como te pidió ella y si puedes soportar tu nueva vida perfecto y si no… -Y si no… -Si no lo puedes soportar vente conmigo. Jajajajja - que facilidad tenia para hacerme reír, teníamos facilidad para reír  juntos. – Y tu marido? Y tu hijo? – A mi hijo nos lo llevaríamos, tú no puedes tener, pues ya tendrías uno. – Estas de guasa… - Te estoy hablando muy en serio. –Lo de la tarjeta es muy fuerte. – Bueno pues te lo voy a contar. – Me confesó- en el piso el domingo por la tarde no estaban solos, bueno al principio sí,  pero luego el llamo a un par de amigos que fueron para saludar a tu mujercita. -Joder Rebe… -Eso sí que es fuerte por eso te digo que te lo pienses. –Me estas insinuando que la deje. – Tú piénsatelo. –A ti te tengo Rebeca? –A mí me tienes, estoy loquita por ti y no de ahora, que ya viene de tiempo.  –Me despedirá del trabajo, tendrás a tu pareja en el paro. No voy a renunciar para no perder la indemnización que me tendrán que pagar. – Si tú y yo algún día vivimos juntos – me dijo- no me pidas que hagamos ningún intercambio. –Volvimos a reír juntos. En eso me llamó Laura, me dijo que había quedado, con Pedro y no podía comer conmigo que ella anularía la reserva.

-Que no puede venir a comer conmigo.

  • Pues cómeme a mí, para eso me tienes!! – Y volvimos a reír una vez más y reiríamos mucho más en los años siguientes.

Ciao chic@s espero que os haya gustado esta mini serie y muchas gracias por vuestros comentarios y e emails.