Secretos y mentiras - Parte III

Leo es un chico extremadamente atractivo que por azares de la vida se ve envuelto en un trabajo que luchará por cambiar, pero no lo será nada fácil.... Drama, mentiras y amor se entremezclan en esta apasionante historia que transcurre en la ciudad de Madrid.

PARTE III

-       ¿Pavel? – atiné a decir…

-       Sí bombón, soy yo, y he vuelto para quedarme- dijo con su fría y aterradora sonrisa…

No me podía creer lo que estaba pasando en ese momento. Mi peor pesadilla se había hecho realidad después de tantos años…

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[7 años antes – noviembre, 2012]

Otra vez el bus se me había escapado, ¡JODER! Encima hace un frío de la ostia y no para de llover. La verdad es que en estas situaciones siempre me pregunto por qué cojones me pasa todo a mi. Honestamente, no puedo más. No tengo más fuerzas para continuar así. He tenido que dejar la universidad y llevo meses con un puto trabajo de mierda en un restaurante, haciendo mil horas por menos de mil euros y encima ahora le diagnostican a mi abuela Alzheimer, ¿qué coño voy a hacer ahora con ella? ¿y con los niños? Son unos críos, alguien los tiene que cuidar y yo con esta mierda de curro no puedo pagar a nadie… qué gran putada todo.

En esos pensamientos estaba bajo un portal esperando a que parara de llover cuando un chico que surgió de la nada se dirigió hacia mí:

-       Hola, disculpa las molestias, pero ¿te importaría ayudarme? – dijo con un marcado acento que identifiqué como de Europa del este.

-       Eee.. ¿a qué? - dije un poco asustado ante su físico ya que era un tío que rondaría los 30, rapado con pelo rubio, más de 1,90, unos ojos azules cristalinos y un cuerpo de portero de discoteca con los brazos llenos de tatuajes. Además, lo que mas me sorprendió es que a pesar de las bajas temperaturas, solo llevaba una camiseta negra de lycra que resaltaba aún más sus enormes pectorales.

-       A descargar unas cosas de la furgoneta- me respondió. Ante mi mirada de desconfianza, continuó- por favor, es que solo no puedo… te puedo pagar si quieres - dijo con un tono más suave en sus palabras y en su rostro

No se si fue la pena al verle sin otra opción o el dinero prometido, pero el hecho es que al final acepté y le ayudé a bajar unas cajas a un local-sótano que a priori parecía un bar o discoteca. Cuando ya habíamos bajado las últimas cajas, el desconocido me dio un billete de 100 euros.

-       No hacía falta que fuera tanto, solo han sido unas pocas cajas-dije bastante sorprendido mientras intentaba devolvérselo.

-       Nada, nada. Me has servido de mucha ayuda, en serio, quédatelo - dijo mientras hacía gestos para que me guardara el dinero.

-       Vale... pues muchas gracias- dije guardándome el dinero y haciendo el amago de irme.

-       ESPERA- dijo a mi espalda.

Me giré.

-       ¿A qué te dedicas? – me preguntó

-       Soy camarero en el restaurante italiano de la esquina… ¿por qué? - dije desconcertado.

Me miró de arriba abajo y me dijo:

-       ¿Te gustaría trabajar para mí?

-       ¿Trabajar? ¿de qué? - le dije sorprendido

-       De camarero, en mi bar- respondió señalando el recinto en el que nos encontrábamos

-       Pero… ¿por qué? Es decir, si no me conoces…- le respondí dubitativo.

-       Bueno, me has dicho que eres camarero y yo estoy buscando uno. Además, creo que pago mejor que ese italiano- respondió muy seguro de sí mismo.

Se hizo el silencio

-       ¿Te interesa o no? - dijo

-       Bueno, cómo sería el horario y las condiciones y eso…- respondí un poco sorprendido ante la situación.

-       Sería de miércoles a sábado de 22:30 a 7:00 de la mañana. Evidentemente es un bar nocturno. Además, te pagaría unos 1600 € al mes más horas extras si las hicieras ¿qué te parece?

La verdad que estaba súper bien. Iba a cobrar casi el doble y trabajar la mitad… aunque la putada sería el horario, pero es que a priori estaba todo muy bien. Las dudas me asaltaban y el desconocido al verme dudar, se acercó y me dijo en un tono de confianza:

-       A ver, si quieres, prueba una noche y si ves que te gusta, pues aceptas. Si, por el contrario, no te mola, pues no pasa nada. Te pago lo correspondiente a una noche trabajada y listo colega- dijo amablemente.

Tras esa oferta, valoré rápidamente en mi cabeza los pros y los contras, y acabé aceptando.

-       Perfecto- dijo con una amplia sonrisa- si quieres, mañana mismo ya puede ser tu día de prueba-

-       Vaaale, perfecto ¿a qué hora tengo que estar? - pregunté

-       Con que estés sobre las 22:00 para explicarte un poco todo, estaría bien.

-       Ok, genial. Nos vemos mañana entonces- dije mientras me dirigía hacia la salida.

-       Bueno, espera- dijo mientras se acercaba- se me olvidaba decirte que nosotros te daremos el uniforme para esa noche. No hace falta que te preocupes por cómo venir. Además, viéndote- dijo mientras me echaba un vistazo rápido- seguro que todo te queda genial- sonrío y me dio una palmadita en la espalda.

-       Graaaa-cias- dije y me fui un poco desconcertado por su sonrisa y su comentario.

La verdad que desde que salí del local no me dio tiempo a pensar más sobre lo que había pasado puesto desde que llegué a mi casa me dediqué a cocinar, hacer deberes con los niños y ver qué tal estaba mi abuela. De hecho, cuando me di cuenta ya estaba saliendo del italiano rumbo a la discoteca para hacer la noche de prueba.

Cuando llegué al local, la puerta estaba entreabierta y entré. Al llegar frente a la barra había un chico que me miró extrañado. Me decidí a hablarle.

-       Ehh.. Hola, hoy es mi primer día… estaba buscando a…- me di cuenta de que no sabía como se llamaba el chico del día anterior.

-       ¿Pavel? - respondió el chico

-       Sí. Bueno no sé… es el encargado supongo… un chico así rapado, rubio, alto...-intenté explicarme.

-       Sí, es Pavel- respondió- espera que lo llamo- y desapareció hacia una parte trasera.

Mientras esperaba a Pavel, inspeccioné el local en el que estaba. Realmente no era muy amplio, pero tenía una gran barra, una especie de escenario y algunas mesas y sillas dispersas por el local. Ahora que lo veía bien, la verdad que el ambiente parecía un poco turbio debido a las luces tenues y la decoración.

-       Buenas noches, colega- dijo Pavel sonriendo mientras me acercaba y me sacaba de mis pensamientos con un fuerte abrazo que me sorprendió bastante.

-       Buee..nas noches- respondí tímidamente.

-       ¿Qué tal? ¿Preparado? – me preguntó

-       Sí.. supongo jeje- no sabía que más contestarle

-       Genial, Andrés, tu compañero, te explicará el funcionamiento de la barra y todo lo que tienes que saber- dijo mientras le señalaba con la mirada y Andrés sonreía falsamente- bueno te dejo en buenas manos que tengo que seguir con papeleo... ya te veré más tarde a ver cómo vas bombón- dijo mientras se iba y me daba una suave palmada en el culo que me dejó descolocado.

Tras irse Pavel, Andrés me empezó a explicar las cosas con un buen tono que me sorprendió debido a la expresión de su cara al recibirme.

-       Bueno, ¿tienes alguna duda? - me preguntó finalmente.

-       Pues por ahora, la verdad que no. Me lo has explicado muy bien. Muchas gracias, Andrés- le contesté verdaderamente agradecido.

-       Nada, chaval. Aquí estamos para ayudarnos- dijo mientras se iba a buscar botellines de cerveza. De repente se paró en seco y volvió hacia mí- una última cosa, y te lo digo en confianza, ¿vale?

-       Sí, claro, dime- dije bastante intrigado.

-       Cuidado con Pavel. Parece muy bueno, pero no lo es, y te la puede liar fácilmente- dijo mientras me miraba y se iba.

Al decirme eso, me quedé bastante desubicado. ¿Cuidarme de Pavel? ¿Por qué?... las dudas me asaltaban y me dio un poco de miedo su advertencia, pero hasta el momento Pavel me había tratado muy bien. No sé... aunque Andrés lo conocía y si me lo decía sería por algo… que mal todo- pensé.

Entre tanto, rápidamente Andrés volvió porque ya habíamos abierto, por lo que me puse el uniforme que me trajo y empecé a organizar todo. A medida que pasaba el tiempo, poco a poco, la gente empezó a entrar. Bueno, gente no, hombres. Hombres de todas las edades, pero hombres en su totalidad, lo cual me sorprendió bastante. La música empezó a sonar y el local se fue llenando cada vez más. La verdad que, tras ver el lugar tan siniestro, con la música, las luces y la gente, el lugar parecía mucho más divertido y “normal”.

Tras empezar a poner copas me di cuenta de que, sorprendentemente, la barra se me estaba dando realmente bien. De hecho, Andrés se dio cuenta de ello a mitad de la noche.

-       Lo haces muy bien tío, pareces que llevas toda la vida trabajando aquí- dijo sorprendido.

-       Muchas gracias, estoy un poco sorprendido, no pensé que me desenvolviera tan bien- respondí sinceramente

-       Ya veo, pues de puta madre colega, ¡¡¡a tope!!!- dijo mientras ponía dos copas y bailaba al son de la música.

Honestamente, en ese buen ambiente, la noche se pasó rapidísimo y yo ni me di cuenta. Cuando quise pararme a pensarlo, ya eran las 6:00 y el portero estaba echando a los últimos rezagados de la noche. ¡Joder, me había ido de puta madre! Estaba realmente contento y la verdad es que se me notaba muchísimo.

Tras la salida de los últimos clientes, empezamos a recoger un poco la barra antes de que llegaran los de la limpieza. En esta estábamos cuando Pavel llegó y me hizo pasar a su despacho. Ya en su despacho y tras cerrar su puerta, empezó a hablar.

-       ¿Cómo te ha ido? Te he estado observando y se te ha dado muy bien- dijo mientras se sentaba en su silla.

-       Sí, la verdad que sí. He estado muy cómodo y a gusto- dije plenamente orgulloso de mi trabajo.

-       Ya veo ya… ¿te quedas entonces? – preguntó dudoso

-       Pues lo he estado pensando, y sí, acepto el trabajo- dije convencido.

-       ¡!Genial!!- dijo mientras empezó a aplaudir con gesto de felicidad- Entonces, pásate mañana antes y firmas el contrato- dijo mientras se levantaba a abrazarme.

Después del abrazo (un poco tenso para mi), me fui a mi casa para planear la nueva organización de mi casa con el nuevo horario nocturno. De hecho, conseguí organizarme y empezaba a salir bien la cosa, ya que con el dinero que empezaba a ganar pudimos permitirnos una niñera que cuidara de los niños mientras yo estaba fuera y atendiera a la vez a mi abuela. Tuve mucha suerte la verdad, la vida me empezaba a sonreír por fin.

En esas circunstancias tan buenas viví unos pocos meses de alegría y de relax hasta que la cosa se empezó a torcer. De repente, la niñera que cuidaba de los niños nos dejó y no encontraba a nadie que se ocupara de ellos por un precio razonable. Además, a mi abuela le habían dado plaza en una residencia a cambio de su pensión, por lo que nos quedábamos sin ese ingreso extra. En definitiva, con los 1600 € no podía llegar a fin de mes pagando el alquiler, que encima nos lo habían subido, los gastos de los niños, los gastos en general y la nueva niñera nocturna que me sangraba con sus tarifas. Ante todo, mi preocupación era notoria y mi estado de ánimo se estaba resintiendo. Por lo que una noche, Pavel me mandó llamar a su despacho.

-       ¿Qué te pasa Rodrigo? – me preguntó

-       ¿A mi? Nada- dije esquivándole la mirada

-       No me mientas, estás últimamente decaído y desganado ¿qué pasa? Confía en mí.

Ante su invitación a desahogarme, no puede resistirme más y le solté toda mi mierda con lágrimas de agotamiento en los ojos. Después de escucharme y animarme me dijo algo que marcaría mi vida para siempre.

-       Tengo una propuesta que te puede ayudar, pero no se si serás capaz…-dijo con un cierto punto de intriga- ¿necesitas el dinero de verdad?

Lo miré y solo tuve que decir la verdad

-       Claro que sí- dije con total sinceridad- ¿de qué se trata? - dije con algo miedo.

Tras unos momentos en los que se mostró pensativo, por fin se arrancó a hablar.

-       No voy a enrollarme, ni a endulzar la realidad. Tengo un “negocio en B” que te puede dar mucha pasta si te interesa.

-       ¿Drogas? - pregunté alarmado

-       No, …. Prostitución. - respondió.

¡OSTRAS! - pensé. Al ver mi cara de espanto ante la revelación, Pavel continuó.

-       A ver, no pienses nada raro. Simplemente es un negocio rápido y sencillo en el que puedes llegar a ganar casi el triple de lo que ganas ahora. Además, mis clientes son de calidad y no hay ningún riesgo con ellos. Solo buscan un buen rato y mucha discreción por un buen precio. Piénsalo así.

Tarde en digerir la información, pero por fin pude articular palabra y fui lo más sincero que pude.

-       Bueno… pero es que yo soy virgen…- dije un poco avergonzado.

Pavel ante mi revelación solo pudo mirarme con los ojos abiertos como platos.

-       No me lo creo- dijo con absoluta sinceridad.

-       Eee…es verdad- dije con más vergüenza aún.

-       Pero, si tienes casi 20 años ya y mira cómo estás bebé… si en los meses que llevas trabajando el 90% de los clientes de la discoteca se han quedado embobados contigo. Es imposible…- dijo con total incredulidad.

-       Pues sí, es posible…- le contesté con mas vergüenza aún.

Tras unos segundos bastante tensos, Pavel siguió hablando.

-       Si no fueras virgen, ¿serías capaz de entrar en el negocio? ¿o al menos probar?

-       Sí – contesté firmemente sin tener en cuenta muchas cosas que luego me vendrían a la mente. Realmente solo veía las posibles ganancias de todo aquello.

-       Está bien. Eso se puede solucionar rápidamente- dijo mientras se dirigía a la puerta del despacho y la cerraba con llave- ponte de rodillas- me dijo.

En ese momento me quedé helado, pero al final obedecí.

-       Desabróchame el pantalón- dijo mientras se encendía un cigarro y se acercaba a mi.

No se describir mi actitud ni lo qué pensaba en esos momentos. Solo puedo decir que obedecía sin plantearme salir de ahí. Una vez tenía su paquete embutido en el slip frente a mi cara, él siguió.

-       Ahora, sácame el rabo del calzoncillo y empieza a chupar- dijo fumando con su elevado tono de Europa del este.

La verdad que ante esa “orden”, me quedé bastante parado y él lo noto. Dejó el cigarrillo en la mesa, y me cogió la cara, me la pegó a su rabo y empezó a restregar su polla en mi cara, notando claramente cómo se le iba poniendo cada vez más dura.

-       Abre la boca- dijo mientras sin compasión se sacaba su enorme y gordo rabo sin circuncidar de 21 cm y me lo metía de un solo golpe en la boca hasta la garganta. Recuerdo que casi vomito de la arcada que me dio.

Ante esa situación, le intenté alejar con todas mis fuerzas, pero el cabrón tenía mi cabeza agarrada con las dos manos y no me soltaba. Es más, tras verme con las lagrimas en los ojos y muy rojo por la asfixia, solo la sacó un poco para que pudiera respirar y escupir todas las babas y al segundo empezar a follarme la boca violentamente. Las arcadas iban y venían y sentía que como siguiera así me iba a asfixiar. Él por su parte, solo me miraba desde arriba sin ningún atisbo de pena y solo mordiéndose el labio. Los minutos pasaban y yo estaba a punto de desfallecer de las embestidas que me estaba metiendo cuando por fin un grito desgarrador por su parte anunció que se corría.

-       Meee… coorrrroooooo… joooder- dijo mientras me llenaba la garganta de su especha leche. Por lo menos sentí 5 o 6 trallazos de lefa caliente inundando mi garganta. El hijo de la gran puta, a pesar de que se había corrido, no me sacó la polla de la boca, lo cual hizo que me tuviera que tragar toda su corrida para no asfixiarme.

A los tres minutos, cuando ya su polla se estaba relajando, me la sacó de la garganta. La verdad es que sentí un alivio enorme e inmediatamente me levanté a beber agua para poder recuperar saliva e hidratarme. Las rodillas me dolían de la tensión de la mamada. Por su parte, el cabrón se mantuvo callado, se limpió la polla con un pañuelo y se la guardó como si nada hubiera pasado para continuar sentado en su silla con el cigarro que dejó a medias antes de violarme la boca. Él me miraba y yo le rehuía la mirada mientras seguía recuperándome. Al final, cuando acabó el cigarro, comenzó a hablar.

-       Definitivamente, tienes madera de “puta”-dijo mientras se reía tan fríamente que daba un poco de miedo.

Yo no entendía sus palabras y el rápidamente me lo aclaró.

-       En todos los años que llevo en el negocio, teniendo en cuenta que hago esto con todas las putas nuevas, he de decirte que has sido EL ÚNICO que ha podido aguantar la mamada hasta el final. Y siendo virgen… p uff . Sin duda, has superado enormemente mis expectativas putita - dijo mientras aplaudía con su sonrisa que daba más terror que confianza.

Yo no sabía cómo reaccionar ante sus palabras. Me acababa literalmente de violar salvajemente la boca, y yo seguía ahí, quieto, escuchando sus palabras en vez de huir y salir corriendo para siempre. Mis pies no se movían y mi cerebro no quería reaccionar. Mientras, él se acercó a mi y me hablo directamente a los ojos haciéndome una proposición:

-       Si quieres, estás dentro del negocio. No tengo duda de que vas a triunfar, que vas a ser el rey de este negocio. No obstante, tienes que saber que no todos los clientes te van a gustar, que tendrás que hacer cosas que no te agraden y que tendrás que ser el mejor actor y amante en cada uno de tus trabajos. ¿Entiendes lo que te digo?

-       Sí- por primera vez me oía a mi mismo, pero no me reconocía.

-       Perfecto, eso lo tienes que tener claro SIEMPRE porque si entras al negocio que sepas que no pienso tolerar ni un error, a la mínima traición te largas y no gratuitamente.

-       ¿Qué quieres decir con “y no gratuitamente”? - pregunté algo asustado.

-       Umm -sonrió fríamente- solo tienes que saber que por las buenas soy muy bueno, pero por las malas soy el peor, y con los ingratos y traicioneros, más aún.

No sé lo que pasó por mi cabeza en esos momentos y cómo no supe huir a tiempo, pero mi desesperación eligió por mí y solo pude ver el lado bueno de ganar dinero “fácil” (iluso de mí). Así que, acepté sin condiciones. Él, aunque no lo verbalizó, en su mirada se vio la felicidad que le producía tener ante él a la nueva gallinita de los huevos de oro.

-       Genial, te aseguro que ganarás mucha pasta haciendo algo que por lo que pude ver, se te da muy bien- dijo- Ahora, desnúdate entero para mi.

-       Pero ¿para qué? - pregunté con incertidumbre.

-       ¿De verdad crees que voy a dejar que alguien te desvirgue ese culito? Eso es un privilegio que me merezco tener solo yo cariño- dijo mientras me acariciaba la cara y me miraba de arriba abajo- Venga, que tengo cosas que hacer y esto lo tengo que disfrutar- dijo mientras él se desabrochaba su pantalón.

La situación me estaba desbordando, no sé qué me pasaba, pero no digería las cosas y no me las planteaba. Únicamente le obedecía. Rápidamente, me quedé en slips delante de él. Al verme, los ojos se le iluminaron y su rabo por poco se le sale del calzoncillo.

-       Uff, me acabas de dejar loco bombón. Ven, acércate a mi.

Me acerqué dubitativo y él cuando me tuvo cerca, me apretó contra él, me manoseo bien las nalgas y sin previo aviso se lanzó a mis labios. Fue un beso guarro, duro, su lengua, como la había hecho su polla antes, penetró con fiereza en mi garganta mientras me llenaba de su saliva. Yo, ante eso, solo pude intentar corresponderle con la misma pasión y evitar que me volviera a asfixiar. De pronto, dejó de besarme y me miró fijamente.

-       Joder ¡qué rico besas! – dijo mientras bruscamente me daba la vuelta y me apoyaba contra su mesa dejándome con el culo expuesto a su merced- niño, eres una belleza, pero este culo es lo mejor- dijo mientras empezó a manosearlo.

De repente, con sus propias manos me rasgó los slips y me los quitó de un solo tirón. Rápidamente empezó a sobarme las nalgas y a abrírmelas para escupirme el ojete y extender su saliva con sus manos sin ningún tipo de cuidado. En todo lo que hacía era muy brusco. Sin más, y tras oír como se ensalivaba los dedos, me metió dos dedos de golpe. Evidentemente, grité. Él, sin salir de mi, cogió del suelo los restos de mis slips y me los metió en la boca.

-       A partir de ahora, ni se te ocurra quitarte eso de la boca, ¿me has entendido? - dijo mientras me agarraba la cara y la dirigía hacia su oscura mirada sin sacar de mi interior los dos dedos. Solo pude asentir y rezar en mi interior para que no me doliera demasiado.

Él tras su advertencia, siguió follándome con los dos dedos duramente hasta que los dos se convirtieron en tres. Me estaba desgarrando literalmente con la fuerza en que me estaba follando con los 3 largos dedos que tenía. Ante el dolor, solo podía ahogar los gritos en mi propia ropa interior. De repente, me sacó los tres dedos, me echó un escupitajo en el ojete, y sin darme ni tiempo a prepararme me enterró sin compasión su enorme rabo.

El dolor que experimenté al meterme su polla fue indescriptible. Sentí como si me rajaran mil cuchillos todo el culo por dentro y me estuvieran quemando con alcohol sin parar. Era insoportable, y sin poder hacer nada, ahogaba mis gritos haciendo el menor ruido posible para que Pavel no se enfadara. El muy cabrón me había metido de un solo golpe sus 21 cm y lejos de parar y sacarla, empezó a follarme como un toro desbocado desde el primer minuto. Comenzó con duras y profundas embestidas sin sacarla del todo y acabó por sacarla entera y metérmela de golpe sin ningún tipo de compasión.

Los minutos pasaban y solo se oían sus bufidos de macho empotrador y la dureza del choque de sus huevos gordos contra mi dolorido culo. Pero, contra todo pronóstico, a medida que pasaba el tiempo, el dolor se iba poco a poco mitigando e inesperadamente empecé a disfrutar cuando, sin ningún control, una extraña sensación empezó a invadirme y darme un gran placer a través del ojete. De hecho, inexplicablemente un gran éxtasis me llevó a un punto que hizo que me empezara a correr abundantemente sin tocarme y a gemir sin poder evitarlo tras los empapados slips que tenía dentro de mi boca.

Esta sensación la tuvo que notar Pavel, pues empezó a darme más fuerte y a acabar llenándome de abundante leche, a pesar de que se había corrido hace poco, con una estocada final que le llevó a derrumbarse sudoroso y sin aliento sobre mí. Y así, solo respirando, estuvimos unos minutos recuperándonos de lo que había pasado. Sin más, se levantó y sacó su rabo de mi. Buff , el vacío que sentí fue espectacular ya que era tan grande que ya formaba parte de mi prácticamente.

Al levantarse, dijo unas palabras en su idioma que no entendí y luego noté que se empezó a limpiar con los pañuelos que había en la mesa. Yo intenté levantarme, pero él me lo impidió.

-       Espera, deja limpiarte, que tienes mucha leche chorreando y vas a ensuciar todo- dijo mientras cogía unos pañuelos y sin ningún cuidado me empezó a limpiar las nalgas y el ojete por dentro y por fuera- Ya te puedes levantar precioso.

De ese modo, me levanté y sentí de lleno el dolor de mi reventado ojete. Esto lo confirmé al ver los pañuelos que usó con sangre y semen. Mi cara fue un poema porque al verme dijo.

-       Tranquilo cariño, es normal. Todas las vírgenes sangran la primera vez jejeje.

“Encima el hijo de puta se ríe”- pensé mientras me ponía el vaquero lentamente ya que no tenía ropa interior. Cuando ya me había vestido, el estaba sentado fumando muy relajadamente. Tuve que esperar a que terminara de fumar, para ver qué me decía.

-       Tienes un culazo espectacular y tragón. La verdad que es toda una perdición para un macho como yo- dijo.

-       Gracias- atiné a contestar.

-       No, gracias a tus padres por engendrar un espectáculo de tío como tú- y se río.

No supe contestarle a eso.

-       Bueno, tengo mucho trabajo por delante- dijo mientras se levantaba y se metía su camisa dentro de los pantalones. Por cierto, tienes la noche libre, ya has trabajado bastante por hoy- dijo mientras me picaba el ojo- Sin embargo, mañana te quiero una hora antes de la hora habitual porque vamos a empezar tu entrenamiento.

-       ¿Entrenamiento? – pregunté

-       Pues claro tonto o pensabas que con esto ya ibas a empezar en mi negocio. ¡JÁ, ni hablar! Tienes que aprender muchas cosas y tenemos que pulirte bien nenita.

Odio que me hable en femenino- pensé.

-       Ah vale- atiné a responderle solo eso.

-       Pero tranquilo, tienes talento natural y eso es lo que me encanta de ti- dijo mientras se acercaba y me besaba- Por cierto, cuando llegues a tu casa lávate bien el culo y échate esto tres veces al día- dijo mientras me daba una crema y se iba- te aliviará mucho bombón.

Se marchó y yo me quedé ahí sin saber muy bien cómo digerir todo lo vivido, pero simplemente y sin conciencia, cogí mi chaqueta y me fui a mi casa para hacer justamente lo que él me había dicho. De hecho, a partir de ese momento se inició mi nueva vida y Pavel se convirtió, a base de dolor, en el gobernador de toda mi existencia.

CONTINUARÁ…

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SIENTO MUCHO HABER ESTADO DESAPARECIDO. NO OBSTANTE, HE VUELTO PARA CONTINUAR Y QUIERO QUE OPINÉIS Y QUE ME ESCRIBÁIS. ¡OPINIONES Y SUGERENCIAS POR FAVOR!

Muchas gracias de antemano por leer mi relato. Espero que os guste y por favor, escribidme sobre qué os ha parecido y si queréis aportar sugerencias a mi correo: escritor.principiante95@gmail.com

Si queréis que la serie continúe, por favor decídmelo. Espero vuestras opiniones y deseos.

Saludos cariñosos a todos mis lectores.