Secretos y mentiras - parte ii

Leo es un chico extremadamente atractivo que por azares de la vida se ve envuelto en un trabajo que luchará por cambiar, pero no lo será nada fácil.... Drama, mentiras y amor se entremezclan en esta apasionante historia que transcurre en la ciudad de Madrid.

ANTES QUE NADA, ESTE RELATO NO CONTIENE ESCENAS SEXUALES, SOLO ES UN CAPÍTULO DE NEXO PARA CONTINUAR LA HISTORIA [RECOMENDABLE LEER LAS DOS PRIMERAS PARTES] GRACIAS.

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PARTE II

La verdad que esto de madrugar un domingo no era mi plan ideal, pero ya la había prometido a los mellizos ir a la convivencia con los padres en el campamento y no me podía echar para atrás, aunque, sinceramente, no me apetecía nada.

No obstante, después de darle muchas vueltas a la cama, y lograr esquivar mi pereza, decidí salir de la cama y empezar a prepararme lo antes posible para poder afrontar el largo día que nos esperaba. Me duché con agua fría y me dirigí a la cocina para desayunar con los mellis, aunque cuando llegué la estampa me sorprendió: los monstruitos ya estaban vestidos y desayunados esperándome con el desayuno preparado y todo recogido.

-       Pero esto qué esssss. - dije sorprendido

-       Esto es para que seas más responsable y te des prisa- dijo Mateo

-       Te esperamos con todo listo en el salón- apuntó Gabriel mientras salían de la cocina.

“que personajes”- pensé mientras me dispuse a desayunar lo más rápido que pude. Con prisa, dejé todo en el fregadero y me dispuse a vestirme con un vaquero y una camiseta blanca Ralph Lauren lo más fresquita posible ante el calor que se intuía tras la ventana. Con las gafas de sol puestas y dejando todo medianamente recogido, nos dirigimos en coche hacia la sede del campamento de fútbol.

Cuando llegamos, parecía que había mas gente que en la presentación. “ puff - pensé- toda esta peña y encima este calor, voy a morir”. Rápidamente mis sobrinos, ya conocedores de la dinámica y del espacio, me condujeron hacia su grupo donde estaban todos sus amigos y los padres de todos ellos. Al llegar, los mellis se escaparon súbitamente con sus amigos y me dejaron solo ante parejas heterosexuales expectantes ante la llegada de un joven solo. Los saludos escuetos y las sonrisas por educación se fueron sucediendo a medida que me acercaba al grupo de padres, cuya división entre padres, por un lado, y madres, por otro, era muy evidente, lo cual me generaba incertidumbre hacia donde dirigirme.

De repente, Fran, el padre que había conocido el otro día, emergió del grupo masculino y se dirigió a mi con una amplia sonrisa:

- Hey , que tal Rodrigo- me preguntó Fran mientras me saludaba.

-       Muy bien, aquí cumpliendo y tú que tal - dije con toda mi simpatía a flote (real, sin ironías, el tipo me cayó bien).

-       Bueno, con un calor de la hostia, pero aguantando por los chiquillos jajaja - rio.

- Jajajaja , tienes toda la razón- le correspondí la sonrisa.

-       Ven, que te presento a todos los padres, y así te integras- dijo mientras me llevaba a su vera.

Las presentaciones se fueron sucediendo y fuimos ganando confianza a medida que hablábamos. La comida y la bebida, sobre todo la cerveza, se iba colando en nosotros como agua mientras charlábamos sobre los niños e incluso sobre nosotros mismos. “Pero qué joven eres”; “qué guapo por favor”; “pero ¿cómo es posible que no tengas pareja? “; “que bien educados y que monos tienes a los niños”, etc., fueron los sucesivos comentarios que cada madre o padre que iba conociendo me iba soltando.

Entre todas esas charlas, la tarde iba pasando, y a lo tonto, entre conversación y conversación, yo cada vez estaba más mareado. La verdad es que yo no suelo beber alcohol, y en todo el día, comiendo muy poco, me había bebido varias cervezas y estaba ya bastante perjudicado, aunque me había dado cuenta cuando ya era demasiado tarde.

Inesperadamente, en medio de mi gran mareo, se armó un gran jaleo y todos los padres se dirigieron en manada hasta un punto del lugar y empezaron a sacar fotos como locos. Por curiosidad, los seguí a todos para ver lo que pasaba. Cuando llegué, todos los chicos estaban haciéndose fotos con alguien que intuí que sería muy conocido por el revuelo que se había armado. Sin más, me acerqué más para ver al chico y cuando le vi la cara me quedé en shock: era el chico que había conocido en la terraza de la fiesta del Retiro y estaba ahí con los mellizos sacándose fotos. No se qué paso, si fue los nervios del momento o qué, pero tuve que salir corriendo al lavabo a vomitar todo lo que llevaba dentro.

Al cabo de un rayo, tras haber expulsado todo lo que estaba en mi estómago durante un largo tiempo, y estando en el lavabo adecentándome por fin, una voz masculina interrumpió mi silencio:

-       Disculpa, ¿estás bien? - oí tras de mí

Al girarme, era él, el desconocido del ático otra vez ante mi, y por segunda vez me preguntaba lo mismo. Iba a responderle que estaba bien cuando volvió a hablar:

-       Oye, tú y yo ya nos hemos visto antes …- hizo una pausa como intentando recordar y de repente se notó que recordó- hostia, tu eres el camarero de la fiesta de hace unas semanas ¿no?

” joder, si nos vimos 3 minutos cómo se acuerda”, pensé-

-       Sí, efectivamente, era yo- respondí con algo de vergüenza ante la situación tan extraña

- Jajaja, ¿te has dado cuenta de que las dos veces que nos hemos encontrado te he visto medio chungo? - se empezó a descojonar tras un breve silencio

La verdad es que me sorprendió su reacción y su naturalidad, puff, y sobre todo me encantó lo sexy que estaba riéndose.

- Jajajaja , que gracioso ¿no? pero es verdad… Aunque hoy estoy muy perjudicado y todo sin buscarlo…

-       Mucho drinking ? - preguntó bromeando

-       Si, es que no suelo beber, pero con el calor bebí mucha cerveza fría y ahora sinceramente estoy destruido- le contesté sin saber porque le daba tantas explicaciones.

-       Tranquilo, es normal. Yo con el estricto entrenamiento no bebo, y cuando lo hago, me pasa factura. No te preocupes que, aunque mañana estés resacado, todo pasará- terminó de decir antes de que entraran otros padres y empezara nuevamente un poco el acoso hacia él.

Aproveché el revuelo que se armó para huir y acercarme otra vez al grupo de padres, los cuales estaban más pedo que yo y no se habían percatado de mi ausencia. Opté por sentarme al fresco que ya hacía por la hora que era y beber mucha agua para hidratarme por todo lo que había vomitado. En esto que ya estaba serenándome, los padres empezaron a desertar y comenzaron a marcharse, por lo que vi que era el momento de irme también. Avisé a los mellis y tras las despedidas de rigor (Fran había desaparecido y no pude despedirme) nos fuimos hacia el aparcamiento.

En el camino los mellis estaban tan reventados del día que apenas hablaban y eso es muuuy raro la verdad. Por fin, tras unos minutos andando como zombis, llegamos al coche y nos dispusimos a meternos en él para irnos cuando una voz perturbó nuestro silencio:

-       No irás a conducir ¿no?

Me volteé y ahí estaba otra vez el desconocido con cara de desaprobación.

-       Eeeee.. sí… ya estoy mejor- atiné a decir ante mi sorpresa

-       No, no estás mejor. No puedes conducir en tu estado.

-       Te digo que ya puedo conducir perfectamente- le dije visiblemente molesto, ¿quién coño era este tío para decirme a mi lo que hacer?- pensé

-       No lo estás, y no vas a poner en riesgo tu vida y la de los otros- dijo mientras se acercaba a mi y me quitaba las llaves de las manos.

-       Peroooo, ¿tú de que vas? - le dije flipando ante la situación- devuélveme las llaves ahora mismo

-       No te las voy a devolver, yo te llevo a tu casa- dijo seriamente.

-       Que no- le respondí secamente

” Pero qué cojones…” pensé, antes de que los mellizos salieran de su estado hipnótico y con los ojos como platos gritaran que sí y salieran del coche rápidamente. Me miró con media sonrisa triunfante y añadió:

-       Ellos no tienen ningún problema, así que, por favor, acompáñame al coche.

Ese gesto triunfador y su chulería hizo que me hirviera la sangre

-       A ver, no te conozco de nada, empezando por ahí. Y, además, cómo voy a dejar el coche aquí, ¿cómo lo recupero después? ¿me vas a traer tú a recogerlo o qué? - dije con mi cara de mala ostia.

Se acercó a mí más de la cuenta y me respondió frente a frente:

-       Si hace falta yo te traigo aquí para que recuperes tu coche y, además, hasta aviso a los vigilantes para que te lo cuiden bien y todo para que te quedes más tranquilo- respondió con suma tranquilidad

-       Peer….- me quedé sin contestación con una impotencia que se evidenciaba en mi cara.

-       ¿Ves? Como ya no tienes ninguna excusa, coge tus cosas y nos vamos a mi coche que yo os llevo- dijo antes de darse media vuelta y ponerse de camino con los mellis a su lado.

“Me cago en el chulo playa este y en toda su estirpe”- le maldecía mientras le seguía hasta su BMW con mi cara de pocos amigos. Nos subimos y arrancamos mientras los mellizos no paraban de hablar con él y preguntarle cosas de fútbol. Yo, mientras tanto, sentado en asiento del copiloto, me mantuve en silencio mirando por la ventana ajeno a todo. A los pocos minutos, mis sobrinos se quedaron fritos en la parte trasera del coche y el silencio dominó el vehículo.

-       Bueno, ¿ya se te ha pasado el cabreo o qué? - me preguntó

-       No estoy cabreado- le respondí secamente

-       Anda que no, y yo soy la reencarnación de Lola Flores, no te jode.

No pude evitar mirarle y reírme ante su ocurrencia.

-       Bueno, al menos el señor se ha reído un poco, no es un gruñón andante

-       Oye que no soy ningún gruñón- le respondí

-       No que va… si casi me matas con la mirada hace unos minutos- se acercó a mi y me susurró mientras conducía- casi me hago pipi en los pantalones- y se echó a reír con esa encantadora sonrisa.

- Puff, que gili eres- le respondí riendo.

-       Oye, no insultes que hay menores presentes- dijo mirando por el retrovisor a los mellis.

-       Si claro, están los pobres como para prestarme atención- le dije

-       En eso señor gruñón, tienes toda la razón, están KAO- dijo

-       Los pobres no han parado hoy…- dije omitiendo el “señor gruñón”

-       Ya, cuando llegué al campamento los primeros que se lanzaron hacia mi fueron ellos, los tíos casi me matan- dijo riéndose

- Jajajaja , lo siento, son bastante intensos

-       Lo sé, pero son buenos niños la verdad, me reí muchos con ellos al ver como controlaban al resto para que no se pasaran conmigo.

La verdad que el resto del viaje se pasó entre broma y broma con una conversación bastante entretenida. De hecho, llegamos a mi casa y ni siquiera me había dado cuenta de que estaba parado frente a mi portal.

-       Venga niños, arriba que hemos llegado- les avisé mientras les tocada las rodillas para que fueran despertándose y saliendo del coche. Una vez estando ya todos fuera, procedí a despedirme de él.

-       Bueno, a pesar del cabreo y del drama…, te agradezco mucho el preocuparte y traernos, te lo agradezco mucho de verdad- dije tímidamente.

-       No ha sido nada hombre, ha sido un placer conocert… conoceros a todos- dijo rápidamente mientras mostraba su sonrisa arrebatadora.

-       Lo mismo digo- dije con más timidez aún y rojez en mis pómulos mientras intentaba evitar su mirada por vergüenza ante la situación.

Tras mis palabras se hizo un silencio incómodo mientras nos mirábamos sin saber que decir entre sonrisas bobaliconas. Menos mal que unos gritos de adolescentes pidiendo subir a casa rompieron el momento e hicieron que saliéramos un poco del trance en el que estábamos metidos.

-       Bueno, te dejo que me reclaman- atiné a decir mientras hacía el amago de irme.

-       Espera, eesto…. – decía pareciendo que no sabía qué decir mientras yo le miraba con cara rara- ¿y tú coche? ¿no piensas recuperarlo? - dije con una sonrisa

-       Ah sí claro j ajaja - dije en un tono de despiste

-       Si quieres, te lo traigo mañana después del entreno…. Y así no tienes que ir tú a buscarlo…- dijo con un poco de timidez- si quieres y te fías de mi claro- apostilló ante mi cara de asombro por su propuesta.

-       Sí sí claro- dije mientras buscaba las llaves y se las daba- toma, aquí las tienes.

-       Gracias jeje y…- volvió a decir sin arrancar del todo- me das tu teléfono…-rápidamente añadió- para avisarte para lo del coche y eso claro…

-       Sí claro, apunta-dije mientras le decía el número y el lo guardaba en su agenda.

-       Perfecto, apuntado está-dijo mientras guardaba su iPhone en el bolsillo trasero de su pantalón y se despedía- Hasta mañana entonces- dijo mientras se volvía hacia el coche.

-       Hasta mañana- dije mientras me iba yo hacia el portal.

Iba caminando con una sonrisa bobalicona pensando en los hechos curiosos que me habían pasado cuando de pronto sentí a alguien detrás de mí que me agarraba fuertemente y al instante, algo frío y afilado en mi cuello… el pánico se apoderó de mi.

-       ¿Qué quieres? ¿quién eres? Por favor, no me hagas nada, no tengo dinero en efectiv….-atiné a balbucear, pero el desconocido me cortó.

-       S hhhhh , tranquilo. No quiero dinero, de ti quiero otra cosita.. - dijo antes de darme la vuelta y ponerme frente a él cara a cara. Casi no pude reaccionar al verle.

-       ¿Pavel? – atiné a decir…

-       Sí bombón, soy yo, y he vuelto para quedarme- dijo con su fría y aterradora sonrisa…

CONTINUARÁ…

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SIENTO MUCHO ESTOS MESES DESAPARECIDO. NO OBSTANTE, HE VUELTO PARA CONTINUAR Y QUIERO URGENTE QUE OPINÉIS Y QUE ME ESCRIBÁIS. ¡OPINIONES Y SUGERENCIAS POR FAVOR!

Muchas gracias de antemano por leer mi relato. Espero que os guste y por favor, escribidme sobre qué os ha parecido y si queréis aportar sugerencias a mi correo: escritor.principiante95@gmail.com

Si queréis que la serie continúe, por favor decídmelo. Espero vuestras opiniones y deseos.

Saludos a todos mis lectores.