Secretos y Memorias de una Madre (01)

Aquella noche en el Tren Viaje en tren para conocer a mi Madre...

– ¡Ahí te van so puta !!., tómalos todos para que llegues cargando otro chamaco la próxima vez que veas a tu marido... – Eran las palabras que en respuesta le daba aquel hombre a voz en cuello, sin importar que alguien a demás de su amigo pudiera escucharlo e imaginarse lo que ocurría dentro de la privacidad de nuestro camarote.

Secretos y Memorias de una Madre ©

Gózame Más mi Macho

(Aquella noche en el Tren Viaje en tren para conocer a mi Madre©)

Adaptación De Karl Orrs , G.O. Tigers . Jordy Xors ©

1ª Parte 1ª Escena

¿Que como llegué a esta situación?. Realmente no lo sé., quizás como la mayoría de nosotros que desde niños pasamos por etapas o escenas similares y únicamente lo que hacemos es ir a lo largo de la vida tomando de cada experiencia lo que nos agrada o produce algún tipo de excitación, aun sin comprender motivo alguno de la misma o a donde nos podrá conducir en el futuro dicha emoción o experiencia.

El caso es que recuerdo claramente como iba yo recostado en la cama superior del pullman que había abordado junto con mi madre aquella tarde, dirigiéndonos a través del serpenteante camino trazado por las vías, habiendo partido de la Ciudad Capital con rumbo al norte de mi País. Mi madre, junto con mi hermano menor de casi dos años y yo íbamos a visitar a mi padre a quien no habíamos visto por mas de dos o tres meses.

Esto ocurría a mediados o finales de los años sesentas., en realidad no logro ubicar el año exacto ni el porque de las circunstancias, pero me parece recordar que mi padre que se encontraba por aquel momento asignado a uno de los puestos fronterizos que colindaban con una de las naciones más ricas del planeta para supervisar y detectar cualquier tipo de abuso que allí se cometiera por los aduaneros.

Mí hermanito menor con quien compartía yo el camastro superior había caído mucho antes que yo y aunque no recuerdo claramente si quizás fue por alguna inquietud de él que me hubiera dado algún golpe o si el movimiento mismo del tren al avanzar meciéndose sobre las vías, tal ves me había ocasionado que me despertara., pero el caso es que al hacerlo, descubrí que la tenue luz de la lamparita del compartimiento inferior donde mi madre debería de encontrarse durmiendo, aun se encontraba encendida. Y en un afán infantil de esos que se tienen espontáneamente cuando se es aún inocente y pretende de alguna manera reconfortar a un adulto., ya me disponía yo a decirle algo a ella sobre lo emocionados que debíamos de estar los tres que en aquel camarote privado íbamos al encuentro de mi padre, cuando de pronto al escuchar algunos murmullos y gimoteos proviniendo de la parte baja de mi cama, en vez de hablar, contuve casi por completo la respiración para que no escapara ni siquiera el sonido de mi aliento

En verdad que aunque no sabía a ciencia cierta que podrían significar en aquel lugar aquellos gimoteos proviniendo de la garganta de mi madre, ya anteriormente los había escuchado en casa antes de que transfirieran a mi padre, cuando insospechadamente para ellos mientras que sin darse cuenta de mi presencia yo por sed o algún mal sueño me había despertado a mitad de la noche para solicitar su ayuda o que me reconfortaran de alguna pesadilla.

Lenta y sigilosamente como ya alguna vez lo había hecho al no querer perturbarlos y saber que era lo que hacían que parecía ser más importante que estar al pendiente de mi., al acercarme a mirar por la más leve y mínima apertura de la puerta que hubiera podido quedar a mi disposición y sin dejar que me descubrieran mientras que en la penumbra yo intentaba distinguir lo que pudiera ocurrir dentro de su habitación., así fue como poco a poco en esta ocasión me giré hasta que dentro de mi campo visual apareció la imagen del reflejo de uno de los espejos que con la finalidad de hacer un poco mas amplio nuestro gabinete, se habían colocado en una de sus paredes. Cuando por primera vez y supongo yo que quizás de manera definitiva con mayor intensidad en mi vida., de pronto todas aquellas películas o aventuras de los santos encapuchados y con capa, pasaron a segundo termino.

Casi puedo recordar como si fuera ayer aquel súbito golpe que recorrió todo mi cuerpo y la sensación de mis ojos a punto de saltar fuera de sus cuencas oculares al abrirlos por completo ante el shock y la sorpresa de lo que con aquella luz, alcancé a observar.

Aquella hermosa mujer, madre de dos criaturas y devota esposa de mi padre a quien únicamente hubiera yo podido relacionar de alguna manera con mi papá o talvez alguno de mis tíos. Debería ella de tener a lo mucho 34 o 36 años., no más. Aquella casi rubia cabellera que tanto la hacía notar entre la gente y mis propios compañeros del colegio que comentaban lo bella que siempre lucía. Con sus ojos color verde claro que resaltaban aún más con aquel intenso color rojo rubí de su lápiz labial que siempre usaba para cubrir sus encantadores labios cuando iba a recogerme a la salida de la escuela. Y aquella imponente figura de mujer de aquella época, no de lo que ahora es el estereotipo de persona saludable, cada vez más similar entre hombres y mujeres.

No, por el contrario yo recuerdo aún su imponente figura de mujer, digamos jugosa. Piernas firmes, muslos gruesos aunque sin llegar a la obesidad, glúteos en forma de elipse, dignos de aquellas contundentes caderas que siempre parecían estar a punto de reventar las costuras de sus pulcros aunque no por ello menos sugerentes vestidos o trajes sastre que a la moda siempre usaba para cubrir su lindo cuerpo. Aquella inquietante figura de poco mas del metro sesenta y cinco centímetros de altura y con la opulencia de sus pechos que quizás hasta un poco más grandes de lo debido podrían haber resultado para su no muy discreta anatomía., misma que según pude constatar en más de una sola ocasión al ir tomado de su mano al caminar por la calle, ocasionaba que más de un solo hombre al verla volteara la cabeza a su paso, para contemplarla con aquellas extrañas miradas que hasta poco más tarde yo descubrí que eran no otras si no las del más autentico y genuino deseo por ella.

Habiendo ella sido educada por mi abuela, una recia mujer de América Latina quien se las vio negras para mantener a flote a sus hijos cuando falto su marido, no fue si no hasta que conoció a mi padre y este se le declaró en matrimonio que, según ella me había dicho, dio su primer beso., pues de otra manera habría sido mal vista y seguramente hasta echada de la casa por su madre.

Ella y mi padre se casaron al poco tiempo después., siendo, según siempre he entendido, ella aún virgen cuando llegó al altar , mientras que por parte de mi padre, así como con otros tantos hombres a la usanza latina, aquello simplemente no les era requisito alguno si no incluso hasta mal visto. Pues incluso recuerdo como sin animo de ponerme a juzgarlo ahora, como en aquel entonces para mi padre aquella cuestión de la fidelidad era meramente algo para leerse en los cuentos e historias románticas mientras que para ella serle fiel simplemente era una razón más del matrimonio, así como tener hijos para él. El adulterio era pues en si el peor de los pecados que una mujer podría cometer en contra de Dios y mucho más inminentemente en contra de su marido.

Y es por todo aquel bagaje de información que para mí entonces aún muy corta edad, que simplemente voltear a descubrir lo que ocurría en la parte inferior del compartimiento, salía por completo de lo que yo jamás hubiera siquiera pensado posible soñar o imaginar. Mi Madre yacía recostada sobre sus espaldas casi totalmente desnuda de no ser la sola excepción de su ancho y robusto portaligas de color claro que a modo de cinturón ciñéndose a su cintura, era la única prenda que todavía permanecía ajustada alrededor de su cuerpo, encargándose de mantener en su sitio las medias oscuras que aún llevaba puestas aquella noche, junto con sus altísimos zapatos de tacón y aquel aderezo de perlas que rodeando su delicado cuello y brazalete que en juego con el mismo, mi padre le regalara en su aniversario anterior y que supongo yo que ella quería lucir para él cuando lo encontráramos a la mañana siguiente.

Y allí estaba la súbita visión de sus largas piernas cubiertas de nylon., totalmente abiertas, separadas por completo cual patas de un compás y sin la menor posibilidad de cerrarlas en tanto que el sujeto que se encontraba acomodado entre las mismas no se apartara de encima del cuerpo de mi madre.

El reflejo de aquel hombre el espejo, entre aquellos muslos casados de mi madre y que hasta donde yo sabía después de ella únicamente pertenecían a mi padre, y no obstante la anterior consideración se encontraba él meramente profanando la santidad del matrimonio y nuestra familia, sino que para colmo al observar un poco más , descubrí que no solamente él hacía algo inapropiado de hacérsele a una mujer casada sino que además de esto, encajaba hasta el fondo del cuerpo de mi madre el instrumento masculino más descomunalmente grande y regordete que hubiera yo visto hasta ese momento.

Lanzándose hasta el fondo y justo al centro debajo de aquella casi sagrada mata de vellos púbicos, con sucesivas embestidas que a cada vez aumentaban en intensidad, el penetraba hacia la intimidad de mi madre, entre sus estirados labios femeninos que se abrían cada vez más para aceptarlo por completo y gozar cada centímetro que él ponía a su entera disposición. Empalándola por completo alrededor de su enardecida estaca.

Su miembro en verdad era inmenso y fácilmente hubiera hecho ver pequeño si no es que casi insuficiente al que yo recordaba haber visto a mi padre., y yo no podía aunque me lo hubiere propuesto, dejar de mirar aquella escena que inesperadamente se había planteado frente a mis ojos. Simplemente no podía creer lo que estaba yo observando., para mi contrastar aquella imagen contra las palabras de mi madre y recordarla rezando durante alguna de aquellas misas dominicales a las que me hacía asistir para acompañarla, era tanto como notar la casi estridente contraposición del blanco y tierno cutis de su piel contra la oscuridad de la oscura carne de aquel mulato que sin más tomaba posesión de algo que por derecho no podía el jamás haber soñado con poseer.

Habiendo escuchado yo tantas veces, tanto a mi padre como a ella misma respecto a la "gente morena" que vivía escasamente en algunas regiones de nuestro país como en los Estados Unidos de Norteamérica o alguna isla caribeña y dirigirse a ellos como simplemente feos y apestosos, vagos buenos para nada. Llamándolos a todos por igual "morenos". Ahora simplemente aquellas palabras lejos de carecer ya de ningún significado., todas se volvían en contra de ellos y de mi mismo al estar yo en aquel instante en aquel sitio donde sin mi querida madre suponerlo siquiera, me encontraba yo atento de cómo ella , una linda mujer blanca, de buena familia que había asistido a los mejores colegios, casada y madre de dos niños., sin más se entregaba por completo al placer que otro hombre mucho mas joven que mi padre le estaba prodigando. Llenando por completo aquella feminidad con su enorme, larga y sumamente gruesa erección.

Copulándola ferozmente con aquellas poderosas embestidas que la hacían gemir y balbucear de placer, mientras que en su propia agitación entre beso y beso que le daba a la oscura boca de aquel hombre, le musitaba no querer que parara nunca de fornicarla, al tiempo que quizás dentro de su aturdimiento sin ya darse cuenta de ello o importarle siquiera, cada vez que él se replegaba para tomar un nuevo impulso que clavara su carne contra el centro de mi madre., ella hacía descender su cuerpo hacia el colchón del camastro, para levantar nuevamente su pelvis al buscar encontrar junto con él, el momento preciso en que con una nueva arremetida, pudiera poseerla hasta el último centímetro de su ser.

Cuanto tiempo llevaría ella entregándose a él antes de que yo despertara, simplemente no lo sabré nunca, pero desde del momento en que los descubrí, mi madre parecía encontrarse en un estado de éxtasis sin importar ya nada de lo que la rodeara, disfrutando aquel oscuro instrumento dándole todo aquel placer que parecería ella jamás haber sentido antes dentro de su ser. Cuando de pronto de manera casi simultanea al momento en que al escuchar el ruido que hacía el inodoro del camarote al ser evacuado, por unos breves aunque angustiosos segundos tras percibir aquel ruido del agua descargándose, traté de volver a simular encontrarme totalmente dormido dejando casi de respirar por completo dado el extremo temor que sentía de poder ser pillado despierto y mirando aquellas cuestiones de adultos mayores., aunque sin poder evitar por otro lado que mi cuerpo pareciera tremolar inconteniblemente ante aquella palpitante sensación que me hacía sentir como sí cada milímetro de mi piel se erizará.

No obstante mis peores temores, nada ocurrió y mi estado de lucidez no fue descubierto, por lo que en cuanto hube percibido que más allá de mi espacio vital las cosas seguían su curso, sin que hubieran sido afectadas por la imprudencia de haberme despertado en aquel inoportuno momento, deduje que lo peor que para mi en ese momento podría haber sucedido simplemente y para mi propio confort no había ocurrido., me calmé lo suficiente para intentar abrir apenas ligeramente los párpados y mirando entre mis pestañas, descubrir la figura de otro hombre aún vestido. Y cuya piel contrastando contra la tela de su indumentaria alcanzaba yo a adivinar incluso más oscura que el de la del que se encontraba gozando entre las piernas de mi madre.

Se encontraba todavía vestido, con lo que parecía ser un traje en color gris claro y a rayas que me parecía ya ser conocido o al menos haber visto recientemente., pero al parecer comenzaba ya a despojarse de sus prendas sin prestar la menor atención a la litera en la que yo me encontraba observándole con el mayor de los sigilos, hasta que tras desabrochar el cinturón y bajarse los pantalones sin haber perdido un solo instante de la acción que se desarrollaba en le camastro inferior, ni aún siquiera cuando al parecer como todo un experto, agachándose hasta el suelo hizo pasar sus negros zapatos a través de las piernas de los mismos y sus calzoncillos de manga larga, para después incorporarse nuevamente y mostrar ante mí que se encontraba ya totalmente preparado para entrar en combate al lado de su compañero y en contra de la hasta ese día para mi, distinguida y bien portada esposa de mi padre.

Un enorme pene que al menos en aspecto, para nada sucumbía en poderío ante el de su amigo., se encontraba ya irguiéndose al frente de su cuerpo mientras de que su entusiasmado dueño permanecía en pie parado justo al lado de la puerta del sanitario, en tanto que este se limitaba él únicamente a ver la escena que se presentaba justo debajo de mi y seguramente esperaba su turno de estar con aquella angelical señora que se había decidido a entregárseles como solamente con mi padre yo la consideraba capaz de estar y dejarle tener su oportunidad de acomodarse entre sus piernas de mujer casada para permitirles acoplar a ella su cuerpo como sólo marido y mujer deberían de poder unirse.

Entonces ya cuando noté que él únicamente concentraba su mirada en la acción y el cuerpo del que pronto tomaría posesión, pude relajarme un poco más y aventurarme nuevamente a mirar hacia abajo, para descubrir parcialmente caídos sobre la maleta de mi madre, mas bien amontonados en el piso del compartimiento, la oscura tela del traje del último sujeto a quien había yo visto desnudarse ., casi entremezclándose con los blancos pantalones y polainas de las botas de color oscuro del otro sujeto, y sobre la maleta en cuestión un kepí gris acompañada de otra en color blanco., que habían sido dejados encima de una chaqueta del mismo color. Y poco más cerca de la litera, casi fuera de mi alcance visual, aparecía el vestido que mi madre había estado usando aquella tarde durante la cena que tuvimos en el vagón comedor y sus prendas íntimas de las cuales había sido despojada por aquellos sujetos antes de que yo me enterara o pudiera hacer algo para recordarle aquella fidelidad de la que tanto me hablaba o en ocasiones la había yo escuchado presumir ante sus amistades.

Y fue entonces que volviendo nuevamente la vista hacia donde se encontraban aventadas casi sobre el piso las vestimentas de aquellos dos hombres, al observar nuevamente con mayor detenimiento y descubrir algunas placas que supongo yo que eran condecoraciones debidas a la osadía demostrada en alguna batalla o tal vez la disciplina y mansedumbre mostrada ante sus superiores., cundo caí en cuenta de cuales podrían ser la identidad de al menos uno de aquellos individuos invitados a nuestro camarote por mamá, y que no era otro si no uno de aquel par de hombres, ante los cuales ella no se había mostrado especialmente contenta por haber tenido que compartir nuestra mesa durante la cena dada la falta de espacio y sobre cupo que el tren presentaba. Teniendo que aceptar sentarnos a comer con aquellos "morenitos" como amablemente les llamara en ese momento mi madre.

Según las pocas palabras que puedo recordar a mi madre haber cruzado con él por cortesía durante la comida, ambos acababan de completar su adiestramiento en la Base Central de la Secretaría de Marina que se encontraba en la misma ciudad donde vivíamos y habían tomado el tren para integrarse a la zona naval que les había sido asignada y que resultaba encontrase muy cercana al puesto fronterizo donde mi padre se encontraba prestando sus servicios de supervisión.

Y algo también habían mencionado respecto a haber estado encerrados durante mas de tres meses sin probar bocado alguno que les calmara el hambre y no haber tenido siquiera tenido tiempo para poder relajarse y salir a celebrar el fin del curso en compañía de sus novias antes de recibir de sus superiores en el mismo plantel las instrucciones para integrarse a sus unidades en aquel puerto al norte del país.

Sin embargo, lo que yo que yo no podía en aquel insólito momento comprender era como mi querida madre había cambiado tan abruptamente su parecer, pasando además de todo de distinguida y fina dama que bajo cualquier circunstancia rechazaría a unos humildes "nacos" a la mujer que ahora veía yo en aquella situación entregando su exquisito cuerpo a semejante personaje, amén de transformarse ante mis propios ojos de adorable y abnegada mujer madre de dos hijos y respetuosa esposa de mi padre, para simplemente convertirse en una de esas mujeres de las que tanto la había yo escuchado hablar., una adultera mujer que engañaba a su marido con el primero que le salía al paso, según recuerdo que era la frase que empleaba ella al mencionarlas con sus amigas.

1ª Parte /Intermezzo

Aunque con el correr de los años supongo que pude excusar aquel u otro desliz que ella pudiera haber tenido con estos o algunos otros hombres debido a su propia naturaleza y en el caso muy concreto de que se trataba, a la falta que le hacía desde hacía algunos meses atrás pasar al lado de mi padre lo que actualmente llamaríamos "tiempo de calidad"., aun cuando no puedo siquiera imaginar que mi padre no hubiera ya para esas alturas de su estancia en aquel lugar, haber buscado por su lado alguna emoción que le hiciera menos pesada su estancia alejada de nosotros y de nuestra madre. Mientras que por el otro lado no siendo ya en aquel entonces tan inocente, bien podría yo imaginar que aquella falta de caricias tanto por su parte como la de aquellos dos jóvenes a quienes se les había negado todo contacto con alguna mujer y mucho menos una tan agraciada como lo era ella, sin duda convertiría a aquella noche en lo que sin duda resultaría todo un carnaval de ansiedad y placeres.

Al parecer la parte de la acción que yo me perdí no se inició mientras me había quedado dormido, si no más bien cuando terminamos nuestra cena y que en vez de despedirse, el oficial de la Marina junto con uno de sus compañeros nos siguieron a lo largo de los vagones del tren hasta que nos vieron entrar a nuestro camarote, notando de esa manera el numero que indicaba la puerta del que usaríamos para pasar la noche y tras despedirse de nosotros y mas particularmente de mi madre, se excusaron para dirigirse hacia el vagón fumador, donde pretendían fumar algún cigarrillo sin molestar al resto del distinguido pasaje.

Fin/Intermezzo

Que la exquisita presencia de mi madre les hubiera atraído , no era algo que no hubiera notado yo, máxime si en algún momento antes de encaminarnos hacia nuestro camarote, cuando aún estaba el sujeto aquel en compañía de su amigo a ambos los había yo alcanzado a sorprender ajustándose los pantalones como en alguna ocasión había yo visto a algunos compañeros del colegió hacer cuando por accidente o falta de cuidado a nuestra maestra de literatura se le alcanzaba a notar un poco más de lo habitual al sentarse o subirse sobre su silla del salón para bajar cosas de alguno de los estantes. O entre ellos mismos compartían el momento de ver a escondidas de casi todo el mundo, las imágenes que dentro de las revista para caballeros que habían encontrado hasta el fondo del buró de sus padres o hermanos mayores, aparecían de bellas mujeres en distintas fases de desnudez o vestimentas provocativas.

Sin embargo todos los demás incidentes o motivos que orillaron a que mi madre después de haberme quedado dormido y ganaran ellos su confianza a tal extremo de convencerla para que los recibiera en nuestro gabinete no los conozco del todo, aunque aparentemente según ella me comentara al día siguiente sobre el Marinero. Este regresó poco más tarde después de terminar su cigarrillo para charlar un poco con ella, diciéndole que después de aquellos tres meses pasados en la instrucción Naval, muy a su pesar esa sería la única noche que pasaría franco antes de alistarse para zarpar a patrullar las costas de nuestro teritorio y no había tenido tiempo para celebrar. Por lo que si a ella no le molestaba, le gustaría al menos brindar con alguien por los grados obtenidos, para lo cual tenían un licor que había conseguido en la ciudad.

Petición a la que según ella me dijo, accedió más que otra cosa para evitar que alguien más además del Portero de nuestro Vagón o alguno otro de los pasajeros la pudiera llegar a sorprender platicando a esas horas en la puerta del camarote con un sujeto que pese a la honorabilidad que su uniforme le concedía, era de otra clase tan distinta a la nuestra y pudiera haber pensado algo malo de ella o de nosotros., y no tanto por la cortesía de invitarlo a pasar para continuar conversando con él o antojársele el licor que amablemente le ofrecía compartir con ella.

La verdad es que al paso del tiempo, poco a poco fui descubriendo que a partir de esa noche, aún cuando originalmente estaba un poco mal visto por nuestra religión que una dama bebiera en compañía de extraños., mi querida madre que no sabía mucho de bebidas alcoholicas, se aficiono mucho a una bebida en especial que no era otra que la misma que esta persona le habían dado a probar y aunque a veces cuando la tomaba en compañía de mi padre no le ocasionaba efectos semejantes a los conseguidos por aquel hombre o algunos otros de sus amigos que llegaron a frecuentar nuestra casa durante las largas ausencias y viajes que este tenía que hacer por motivos de su trabajo. Resultando que a la fecha, al menos en mi país aquella bebida, aunque es de fácil consumo y venta, no goza de muy buena reputación dado que frecuentemente es asociado su uso entre otras cosas además de recetas de cocina, para la elaboración de un cocktail que llega a producir cierto grado de sopor o digamos más bien que se podría considerar como un potente afrodisíaco, de efectos similares aunque no tan tremendos como los del rophinol.

1ª Parte /Parte 2

El caso es que mi madre aceptó que ellos entraran y le sirvieran de aquella bebida que trajeron para celebrar sin saber a ciencia cierta lo que le hubieran podido haber vertido antes de servirle., y de cualquier manera aun cuando ellos no le hubieran puesto nada extra a la botella., la mera agitación que debía de estar ella experimentando ante la emoción de volver a reunirse con mi padre tras aquel tiempo de espera, podría bien haber hecho la diferencia de que el simple licor que ella ingiriera le facilitara las cosas., pues según he podido comprender, después de haber tenido a mi hermano, ella parecía permanecer en la búsqueda de algo de la pasión perdida y falta de afecto durante las muchas ausencias que mi padre había tenido desde su nacimiento, teniendo al igual que muchas otras mujeres de su edad, anhelos y necesidad de sentirse amada y atraída por el sexo opuesto. Y es por eso, creo yo que quizás estos "morenos" simplemente llegaron en el momento preciso en el cual ella se encontraba mas susceptible y con ganas de sentir lo que la vida además de la familia le podía ofrecer.

Simplemente era en ese momento la quintaesencia de la mujer casada., codiciada presea para cuanto hombre hubiere propuesto a tentarla y guiándola, llevarla hasta el lecho sobre el cual le arrancaría por completo aquella integra imagen de casta madurez, belleza, fidelidad y decencia femenina. En suma, era ella el mas preciado bocado para un aventurero como aquel ser casi inferior a nosotros., y que tan sólo buscaban saciar sus bajos instintos con quien primero se les entregara.

Una mujer madura, lista para ser tomada sin reparar en las consecuencias que aquella inesperada escena pudiera traer y que ahora suspiraba al mismo tiempo que su respiración se volvía cada vez más agitada con forme avanzaba la intensidad de las embestidas que su cuerpo candente recibía de aquel hombre.

Mientras que él anunciando la victoria sobre la indefensa presa que esta noche el destino le había ofrecido para su deleite, además de levantar con su frenético vaivén la temperatura de nuestro reducido espacio., pronto comenzó a agitarse más de lo que había venido haciendo al golpetear con toda la ferocidad de su bragadura, hasta que más bien parecían ya golpes secos que arremetía incesantemente contra el delicado objetivo situado entre las piernas de mi madre. Proclamando claramente ante ella y a quien además de su compañero pudiera haber estado presente en nuestro compartimiento o circunstancialmente haber estado pasando en ese momento por el pasillo o escuchando desde los camarotes contiguos o de alguna otra manera saber que aquella espera de más de tres meses para su cuerpo pronto llegarían a su fin, dando lugar al momento en que toda la juventud y reciedumbre de su preciada simiente estallaría dentro de aquella dedicada mujer ama de hogar, a quien apenas un par de horas atrás se había topado en su camino.

Aun cuando él y su otro acompañante sabían bien que aquella mujer a la que estaban por seguir fornicando mientras durara la noche, en el mismo compartimiento que habían escogido para su carnaval de placer, iba en compañía de sus dos hijos., no tenía prisa alguna más allá que la paciencia de su compañero que parecía mas bien estar disfrutando el espectáculo y tomarse las cosas con calma para esperar su turno. Sin embargo por lo que se veía dicha tranquilidad y exceso de tiempo para deleitarse en el cuerpo de mi madre a él no le importaban, sino que más bien parecía en vez de preferir hacerle el amor lentamente, tener mas prisa por dejar que toda aquella ansiedad acumulada dentro de su ser, se derramara cuanto antes y su oscura semilla la inundara por completo.

Hasta que de pronto con un par de profundas estocadas finales, ya no tan violentas aunque si intensas, el moreno aquel encajo la entera extensión de su miembro dentro de la cálida abertura de mi madre que entre sollozos y gimoteos, lo aceptó por completo, al mismo tiempo en que colgándose de su cuello con sus delicadas manos se atenazó firmemente de él para acercar a los gruesos labios del hombre su boca y buscar con los suyos propinarle un ardoroso beso que en ese momento mas que de pura pasión, parecía un vano intento por ahogar sus cada vez mas escandalosos y plañideros gemidos que sin poder controlar sus propias reacciones ante la inexorable proximidad del más atronador orgasmo que a la fecha yo recuerde haber presenciado a ella o alguna otra mujer.

Al sujetarse a su cuello en esa manera, aún entre la agitación del momento, pronto captó mi atención en el espejo un discreto resplandor que como si tuviera luz propia y no por deberse en sí su titilante fulgor a la incandescencia de la única lámpara que aún permanecía encendida dentro del gabinete., sé producía ocasionalmente alrededor de una de las falanges de sus finísimos dedos, alrededor de la cual, silente de forma similar a la misma en que intentaba casi volverme invisible por completo para no acusar más mi presencia en aquel sitio., aunque sin poderlo lograr también como yo lo hacia, al mover ella sus manos como si en vez de dedos, garras tuviera afianzándose sobre la piel del sujeto, dejaba una y otra vez reflejarse ante el cristal y mi disimulada mirada, la orgullosa y poco modesta luminiscencia producida por el dorado metal y fiel solitario brillante que lo coronaba como símbolo de aquellos votos de amor, pureza y lealtad que en algún momento de sus vidas jurara ante mi padre y sus demás conocidos al decidir unir sus vidas ante el altar. Y que sin embargo a partir de ese momento ya solamente vería como un simple ornato alrededor de uno de los dedos de mi mamá.

Y en eso estaba yo, absorto en mi bucólica contemplación de la puesta en escena gratuita que mi madre se encontraba protagonizando, casi por completo siendo cubierta su encantadora figura bajo el peso de aquel vigoroso hombre cuando de pronto alcancé a percibir su cuerpo tensando cada músculo de su anatomía, al mismo tiempo que por primera vez ,comenzaba a gruñir o quizás mas bien bramar como un miura embravecido que aun pese a su poderoso trapío hubiera sido herido de muerte.

Mientras tanto que mi madre con las piernas todavía en el aire, sin haberse atrevido siquiera por un momento a bajarlas nunca de la posición en que aquel se las acomodara con los elegantes y afilados tacones apuntando hacia la cubierta inferior del camastro desde donde yo justo al lado de mi hermano menor los espiaba., por fin probó a dejarlas caer sobre la oscura cintura del joven marino, aprisionando con todas sus fuerzas aquella figura que tanto placer le había estado prodigando, hincando incluso en mas de una ocasión en él sus tacones, como si en vez de un hombre lo que tuviera ella entre las piernas., mas bien se tratara de una amazona a la que no importando dejar por completo extenuada a su briosa montura, buscara exprimir de una sola vez toda la vitalidad de la que esta pudiera ser capaz antes de desfallecer entre sus muslos y caer agotada.

– ¡Damelos, damelos., damelos todos!! – era la única frase que mi mamá repetía incesantemente una vez que logro articular palabras en vez de gemidos, en tanto que continuaba prendida al cuello del dichoso sujeto y se mantenía fustigando con la parte posterior de sus zapatos, encajando ocasionalmente en la carne las puntas de aguja de sus tacones.

– ¡Ahí te van so puta !!., tómalos todos para que llegues cargando otro chamaco la próxima vez que veas a tu marido... – Eran las palabras que en respuesta le daba aquel hombre a voz en cuello, sin importar que alguien a demás de su amigo pudiera escucharlo e imaginarse lo que ocurría dentro de la privacidad de nuestro camarote.

– Ohhh Ouuughhh Oohhhsssss–sssssi, siiii, siiii ohh s–siii, Mi Maa–ahhh, Maacho!!!... Damelos todos, empápame y riiee–ehhh–gaaame toda con tus... Ohhhh Bonito, Paaa–aaapi Sii, si damelos !!.. – Alcanzo aún a recordar mi madre dando gemidos lastimeros, al tiempo que parecía con sus viles palabras, alentar aún más al sujeto que junto con el placer le arrebatara algo más que su honestidad y decencia..

– Eso es putita, tómalos que ahí te van todos junto–ooohhhhhsss siiiii...– Vociferó aquel al mismo tiempo en que mientras volteando a ver al otro hombre, le sonreía apretando sus blancos dientes y empujaba su venenoso espolón todavía más contra el fondo del cáliz de mi madre para derramarse por completo en su interior y luego volver a parecer que se desfallecía en un idílico trance placer, pero no sin antes declarar al otro hombre que esperaba expectante – ...Vaya con la Zorrita mi e – e – stimado buen ahhh migo., no sabe lo que le espera a ust – ed ¡!!!, se está viniendo enteri - ita aahhh alrededor de mi verg – aahhooouuughh.

– Apúrese ya pues que tengo que regresar a mi puesto! y no quiero perder mi chance de empaparle su hoyito a la seño’ antes que alguien me llamé o se de cuenta que en vez de atendiendo al pasaje estoy aquí con usted despachándonos a la damita y vayan a reclamar !! – Por fin habló el otro hombre que no resulto ser otro más que el Portero de nuestro vagón.

Aunque de todas maneras tuvo que esperar y desde donde ahora el impaciente se encontraba parado., contemplar el momento en que mi madre, recibía dentro de su ser todo aquella explosión de esperma que el joven Marino le depositaba casi hasta el fondo de la matriz, en tanto que ella , ya totalmente abandonada a la lujuria y el placer que aquella primera y adultera copula, con la que al menos ante mí marcaría el nacimiento de una nueva mujer a la que hasta ese día no conocía., entre su agitación, moviendo frenéticamente de un lado hacia el otro su enardecida cabeza parecía querer morir de amor en ese mismo instante. Hasta que finalmente buscó con sus labios aprisionar la lengua de aquel hombre para entregarle un último regalo de su persona para agradecerle tan inmenso goce.

Como si al entregarle aquel intenso beso quisiera volverse suya y quedar marcada para siempre como su mujer al mismo instante en que recibiendo todo aquel potente veneno creador de vida proveniente del aguijón de aquel hombre, cada nervio de su ser pareció centrarse únicamente en las proximidades de su delicada feminidad para que contrayéndose alrededor de la encendida masculinidad de forma más natural que voluntaria, parecía querer extraerle hasta la más mínima gota de la vital sustancia que le pudiera ofrecer para su beneficio., en tanto que daba la clara idea de querer decirle de una manera casi animal de primitiva mujer en celo que ofreciéndose al placer del macho que la quiera tener y poseer como hembra marcada de su propiedad ante los demás miembros de su especie, con sus labios pero sin mediar palabra alguna pudiera haberle querido pedirle desde lo más hondo de su ser ..." Gózame más mi Macho...!"

Karl Orrs , G.O. Tigers © El Relator y © Jordy Xors

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Parte 1 / Escena 3