Secretos encontrados 4
Y por fin los hermanos se entregana a la pasión.
-Jamás he estado más segura en mi vida, siempre has sido tú, siempre serás tú.
Con aquella confesión me llevo hasta la cama y me recostó sobre las sabanas, mientras me miraba.
Estaba nerviosa, pero no porque sintiera algo de culpa, de eso nada, sino porque sabía que este momento era muy importante, para mí, para él, para los dos.
El estaba también muy nervioso, sus manos temblaban mientras me miraba fijamente.
-Enana, de verdad si no estás segura…
-Shhhh- le dije arrodillándome sobre el colchón y acercándome a el que estaba de pie frente a mí.- Es lo que quiero, eres tu todo lo que quiero, todo lo que necesito, por favor…
-¿Sabes que no habrá vuelta atrás? Después de esto todo será diferente para siempre, esto rompe nuestra relación fraternal, jamás podre mirarte sin pensar en ti, así, pidiéndome lo que me estas pidiendo…
-Y así es como quiero que me recuerdes. Para siempre.
Esa frase cerro cualquier replica por parte de él. Se acerco al borde de la cama y me beso, al principio fue muy dulce y me acariciaba la espalda mientras me besaba pero poco a poco el beso fue haciéndose mas hambriento, su boca ardían en mi boca, y sus manos sujetaron mi toalla y tiraron de ella. Se separo de mi solo un momento y lo vi, en sus ojos vi todo lo que sentía, su amor, su deseo… pero yo quería mas de el así que le quite la camiseta y me abrace a él, mis pezones estaban duros y me frote contra su pecho, la sensación era demasiado buena…
-Cariño, para si sigues así voy a acabar dentro de mis pantalones…
-Pero yo quiero más, quiero sentirlo todo…
-Y lo harás pero déjame a mí, recuéstate sobre las sabanas en la cama.
Mientras me recostaba él empezó a denudarse, las zapatillas, los calcetines, los pantalones, pero los calzoncillos se los dejo puestos.
-Quiero verte a ti, desnudo, como el día de la ducha.
-Déjame un momento…
Y tras decirme esto se agacho y empezó a darme besos suaves, primero por los pies, subiendo por mis tobillos, y mientras me besaba uno el otro me lo acariciaba con las manos, y así fue subiendo por mis pantorrillas, hasta llegar a las rodillas, cada vez estaba más caliente.
-Mmmmm…
-¿Te gusta?- Me dijo mientras me pellizcaba el muslo
-Me encanta… no pares.
-Nunca.
Y siguió subiendo, notaba sus labios cerca de mi sexo, y sus manos acariciándome y apretándome suavemente.
-Hueles muy bien. ¿sabes?
-Juan, por favor
-¿Qué quieres?-me pregunto sonriendo
-A ti
-Mmmm vamos a ver si sabes igual de bien
Y sin darme tiempo a detenerlo me acaricio las ingles con sus manos, mientras posaba sus labios sobre mi sexo, poco a poco me fue lamiendo, hasta encontrar mi clítoris, y se dispuso a lamerlo y a chuparlo, mientras sus dedos me seguían acariciando, de repente introdujo uno de sus dedos dentro de mi e involuntariamente levante mis caderas.
-Agggg…
-Mmmmm mi pequeña, sabe incluso mejor, me encanta que seas tan estrecha y ¿Sabes por qué?
-No- le dije suspirando
-Porque- y empezó a meter y sacar su dedo dentro de mi- Eres muy estrecha y eso significa- me dijo añadiendo otro dedo- que nunca has sido de nadie, es decir, eres mía ahora y para siempre.
Mientras me penetraba con sus dedos, empezó otra vez a chupar mi clítoris…
-Dios Juan…- me corrí justo en ese instante.
-Mmmmm mi pequeña está muy caliente…
Siguió acariciándome con sus dedos, mientras me iba besando, beso mi bajo vientre, lamio mi ombligo y fue subiendo hasta mis tetas.
-Mmmmm mis chicas, me encantan ¿Sabes?, las dos tan preciosas, con sus pezones esperando mis besos- Y dicho esto empezó a lamer mis pezones mientras sus dedos seguían acariciándome, todo al mismo ritmo, jamás había sentido eso, era tan placentero…
-Bésame, Juan, bésame.
-Ya te estoy besando.
-Lo sé, pero quiero un beso, tu boca en mi boca.
-Sus deseos son órdenes para mi, princesa.
Justo cuando sus labios tocaron los míos, decidí que era el momento de pasar a la acción, así que rodee su cintura con mis piernas y lo tire encima del colchón quedando yo justo encima de él.
-Pero…
-Nada de peros, pequeño, ahora me toca a mí.
-Con que si ¿eh? Pues puedes hacer conmigo lo que quieras…
-Mmmmm muy tentador es eso de lo que quiera.
Dicho y hecho mientras lo notaba duro justo en el centro de mi cuerpo, fui besando lentamente su cuello, baje por su pecho, y me centre en sus pezones.
-¿Es cierto que los chicos también son sensibles en esta parte?
-No voy a hablar por boca de todos los hombres de la tierra, pero a mi particularmente me encanta, y más si eres tu quien lo hace.
Tras decirme esto le acaricie los pezones, se los lamí, incluso los mordí suavemente, nuestras respiraciones cada vez estaban más aceleradas, y yo empecé a moverme encima de él.
-Cariño no deberías hacer eso –me dijo con un gruñido
-¿Por qué no? Me gusta sentirte duro debajo de mi, además el movimiento cada vez me excita mas ¿A ti no?- le dije con cara inocente.
-No me pongas esa cara que nos conocemos enana, ahhh- ese último suspiro fue porque lleve mi mano justo donde su sexo y el mío estaban en contacto
- ¿No te gusta?
-Buffff, eres una bruja
-Claro que si levanto cosas sin tocarlas, bueno al menos no hasta ahora. Pero quiero probar algo…
Sin darle tiempo a responder, me quite de encima de él, le aparte el calzoncillo y ahí estaba, frente a mí, desnudo, solo para mí. Desde luego ya sé porque tantas chicas habían pasado por su cama, era perfecto, estaba bien fibrado y su miembro era… mediría alrededor de 18 centímetros y su grosor era un poco menor al de un vaso de tubo, se le notaban las venas.
-¿Lara?
-Shhhh, ahora te toca a ti
Aunque la verdad yo también tenía ganas, jamás había probado esto pero con Juan, no era como algo asqueroso, sino que tenía muchas ganas de hacerlo, así que lo acaricie lentamente, dibuje con mis dedos sus venas, y lentamente empecé a mover mis manos de arriba abajo.
-Joder, enana, me voy a correr
-¿Y qué?
-Pues que quiero hacerlo dentro de ti
-Tenemos toda la noche por delante no te preocupes
Y dicho esto bese justo la punta de su pene, mientras con una mano le acariciaba, con la otra busque sus testículos.
-Bufffff, ¿enana?
-Shhhhh, tranquilo…
Y justo en ese momento empecé a lamerlo, la verdad es que me lo estaba pasando muy bien, sus gemidos me indicaban que no lo hacía del todo mal, y me lo metí en la boca, entonces empezó a gemir más fuerte y mientras yo lo chupaba y lo lamia cada vez más deprisa, de repente sentí cómo me separaba de su cuerpo.
-Pero…
-Te dije que la primera ve quería correrme dentro de ti, como tú has dicho hay tiempo para todo y ahora toca esto. Y volvió a colocarme debajo de él.
-Es tu última oportunidad, ¿estás segura?
-Sí, aunque tengo un poco de miedo
-Miedo… ¿De mi?
-No, de ti no, sino de que esto no sea como lo había imaginado, de que te defraudes conmigo, de que no sepa darte placer, de que…
-Shhhhh, solo estar contigo ya me proporciona placer, lo que has hecho justo hace un momento me ha demostrado que para ti soy especial, quiero que esta no solo sea la primera vez, sino que hayan muchas más, y si podemos conseguirlo quiero ser el único que te tenga así, desnuda, debajo de mi, dándome más placer del que nunca imaginaras, porque a mí solo me basta si estoy contigo.
Justo en ese momento alcanzo la cartera que estaba en el suelo, busco un preservativo y se lo puso, después se volvió a situar entre mis piernas.
-Juan, te amo.
-Y yo a ti mi enana, como nunca he querido a otra persona.
Y en ese momento empezó a penetrarme…
-Pequeña, tienes que relajarte si no te dolerá, déjame entrar en ti, prometo parar si te hago daño.
-Yo… lo siento, no se qué me pasa
-Que estas nerviosa. -Y me dio un beso, el beso más tierno que nunca me había dado, y entonces justo cuando me empecé a relajar, volvió a intentar empujar, cada vez estaba más dentro y de repente, note un pequeño dolor.
-Lo siento pequeña, pero era inevitable ¿Te duele mucho?
-Me molesta un poco la verdad
-Lo siento
-No pasa nada, lo bueno es que no pasara más
-Mmmm no
Y mientras me volvía a besar y me acariciaba, empezó el vaivén con sus caderas.
-Vaya nunca pensé…
-Shhh disfruta
De repente empezó a acelerar sus movimientos, con cada penetración, estaba más cerca del orgasmo, lo rodee con mis piernas así estaba más adentro, sus movimientos empezaron a ser mas y mas rápidos, lo oía jadear, estábamos sudando, resbaladizos
-Vamos pequeña, estoy a punto…
-Más deprisa
Y de repente una de sus manos bajo hasta mi sexo, y se alejo un poco y como por arte de magia mientras me penetraba, acariciaba mi clítoris. Como un calambrazo el orgasmo me empezó desde la planta de los pies hasta salir por cada poro de mi piel, las oleadas de placer se sucedían, mientras mis caderas con ritmo propio se movían junto a las de Juan, note como mi vagina se contraía, como apretaba el miembro de Juan como si no quisiera que se detuviera jamás, y con un empuje final, Juan encontró su propia liberación.
Jamás me imagine que sería así, el orgasmo fue el más intenso que había tenido nunca, la sensación de tener dentro de ti a alguien a quien quieres tanto, alguien con quien compartes algo tan intimo, hacían de aquello algo especial, algo que ojala se repitiera siempre, es una sensación que ojala durase para toda la vida.
-¿Estás bien enana?- me pregunto Juan mientras se separaba de mi y se acostaba justo a mi lado.
-Estoy… genial- le dije dándole un beso- nunca pensé, cuando la gente hablaba de esto, cuando… bufff jamás llegue a imaginar que seria así, ¿Es siempre así?
-No lo se
-¿Como que no lo sabes?, no es por nada pero por tu cama han pasado ya unas cuantas tías, si no recuerdo mal esta tarde…
-Lara… no me hables de lo de esta tarde por favor
-Lo siento yo no…
-¿Sabes por qué no lo sé? –me pregunto mientras negaba con la cabeza y me apoyaba sobre su pecho.
-Porque con ellas solo tenía sexo, no compartíamos nada mas, el sexo era placentero, pero no era como lo que hemos tenido aquí, esto, lo que hemos hecho, no lo había hecho nunca, esto se llama hacer el amor, y es muy diferente del sexo, y la verdad se disfruta muchísimo más.
-¿Y ahora que haremos?
-¿Cómo que, qué haremos?
-Juan, yo te quiero mucho, más que a un hermano, pero esto es muy complicado, nadie lo entendería, y yo no quiero vivir oculta a todo el mundo, quiero estar contigo, y ser feliz contigo, pero quiero poder ir contigo de la mano, poder besarte en mitad de la calle si me apetece y nosotros…
-Vamos a hacer una cosa -Me dijo silenciándome- vamos a ver qué tal, los finales y la selectividad están ya a la vista, de aquí un par de meses ya lo habremos hecho todo, papá y mamá me imagino que querrán que vivamos juntos si vamos a la universidad, así que es una cosa menos, también podemos intentar ir al extranjero donde nadie nos conozca, o a una ciudad bastante alejada.
-Madre mía… no sé si eso será lo correcto.
-Puedes dejar de pensar en lo correcto por una vez, y pensar en lo que tú quieres.
-Yo te quiero a ti pero es todo tan complicado.
-Otra opción es que todo se acabe aquí, esta noche.
-NO, eso no.
-Bueno aun tenemos tiempo para pensar que hacer, pero por el momento… -e dijo recostándome sobre la cama otra vez
-¿Qué haces?- Le dije sonriendo
-Pues veras princesa, de repente me han entrado unas ganas locas de besarla
-Aja
-Pero un beso no sería suficiente quiero más, mucho mas
-Mmmmmm ¿Y qué piensa hacer para convencerme?
-Nada
-¿Nada?
-No, porque ¿Sabes qué? – Me dijo acariciando mi sexo .porque ya estas húmeda para mí, tu cuerpo quiere más ¿Y tú? ¿Quieres más?
-Por supuesto.
Aquella noche entendí porque la gente era tan feliz, y sonreía tanto al inicio de una relación, jamás pensé que me sentiría tan bien junto a alguien, pero siempre supe que ese alguien si tenía que ser, sería mi hermano. Me trato con mucha delicadeza, en todo momento estaba pendiente de mi, si me gustaban las sensaciones que me provocaba, si estaba a gusto, si me sentía muy dolorida… en fin fue el perfecto maestro, el perfecto amante.
-Enana
-Mmmm, un ratito mas…
-Enana – volvió a repetir, susurrándome al oído.
Los dos estábamos tumbados en un revoltijo de sabanas, no nos habíamos puesto ni siquiera la ropa interior, aun estábamos desnudos. El me abrazaba desde atrás, tal y como nos habíamos quedado dormidos, después del “ejercicio” y la posterior ducha que en algún momento de la madrugada nos habíamos dado, tras comernos la pizza que había subido Juan que aunque estaba fría, estaba muy buena después de tanto ajetreo.
-Vamos enana, hay que levantarse y vestirse, hay que ir a ver a Jorge
-Pero a Jorge le dará igual si vamos media hora más tarde ¿No?
-Jajajaj puede que a Jorge sí, pero recuerda que tenemos que volver a casa
-No quiero volver, quiero quedarme así, aquí, contigo, para siempre.
-Enana, tranquila, todo en casa irá bien, te lo prometo, papá y mamá creerán que nuestra reconciliación es debido a que la verdad sobre la sexualidad de Jorge a salido a la luz.
-Pero en casa no podremos hacer esto.
-Es cierto, pero papá y mamá no siempre están en casa –me dijo con una sonrisa picara
-Está bien…- le dije mientras hacía ademan de levantarme
-Un momento, quieta ahí.
-¿Qué quieres uno mañanero?- le dije traviesa
-No, porque si no, no seria mañanero sino que estaríamos aquí hasta mañana.
-Ojala.
-No me tientes…
-¿Podría tentarte? - le dije de manera sensual.
-Sabes bien que si, brujita, pero es mejor también darle a tu cuerpo un poco de tiempo.
-Está bien, entonces que…
-¿Porque estas tan delgada? -me interrumpio -Desde el día de la bañera habrás perdido como 7 kilos…
-Es que como estaba tan agobiada con el instituto, y me sentía tan sola, yo…
-Tu… - me insistio.
-Perdí el apetito, intentaba comer pero tenía el estomago cerrado.
-Pues que sepas señorita que quiero que recuperes esos kilos, tan delgada empiezas a ser todo huesos, y a mí me gusta que haya donde agarrar. .me dijo dandome un cachete en el culo.
-Y yo que pensaba que te preocupabas por mí.
-Y lo hago, por favor, no dejes otra vez de comer.
-No es que lo hiciera queriendo, sino que se me quito el apetito, pero tranquilo que si me acostumbras a este tipo de ejercicio tendré que comer mucho para reponer fuerzas.
Después de esa conversación nos fuimos del hostal y paramos en una cafetería a desayunar, Juan desde luego se tomo muy en serio lo de obligarme a comer, pidió un desayuno enorme, y menos mal que era compartido y que yo tenía hambre que sino…
Una vez acabamos de desayunar nos dirigimos al hospital, Juan y yo íbamos agarrados juntos, y aunque es una postura que no indica nada, para mí era algo mágico el poder ir así de tranquilos por la calle sin que nadie supiera nada de la relación que nos unía.
Tuve que obligar a Juan a entrar conmigo al hospital, pero como Jorge estaba en la UCI no podíamos entrar, aunque su madre le dijo a la enfermera de dejarme pasar cinco minutos a mi sola, para verlo un momento, tuvimos suerte porque fue la misma que me llamo el día anterior y me dejo pasar, aunque sí que puso muy claro que solo cinco minutos.
Jorge estaba fatal, tenia mil cables rodándole, maquinas conectadas a su cuerpo, el suero… y el estaba níveo, blanco como el papel, verle solo aumentó mi preocupación. Me acerque a la cama y le cogí de la mano.
-Dios mío Jorge, ¿Qué te han hecho? ¿Por que no pasasteis de ellos? .dije entre lagrimas
-Lara… . me asuste, era el me susurraba
-O Dios tengo que llamar a la enfermera
-Espera…
-¿Qué quieres? ¿Qué necesitas?
-Iván… ¿Cómo esta Iván?
-Bien, esta en una habitación como esta ¿Te acuerdas de algo?
-Unos tíos nos vinieron a molestar, no quisimos hacer lo que nos mandaron y alguien saco una navaja…
-Shhhhh, si eso fue lo que dijo la policía, ahora los dos tendréis una señal de ese día, pero lo bueno es que estáis aquí, habéis sobrevivido y esos homófobos de mierda terminaran en la cárcel.
-¿Y qué haces aquí? ¿Cuándo has venido?
-Vine ayer, he pasado la noche en un motel, ya te contare otro día no te preocupes ahora descansa voy a llamar a una enfermera.
-Lara…Te quiero mucho.
-Y yo a ti, no sabes el susto que me diste.
Salí y le conté a la enfermera que Jorge se había despertado, entonces ella con más gente entro en la habitación, le dije a su madre que Juan y yo nos teníamos que ir, pero le prometí que iría a verle en los siguientes días.
Juan estaba esperándome en la calle, el tampoco soporta mucho los hospitales y pasa de estar cerca de uno salvo que sea imprescindible.
-Hey tío bueno!!
-Enana- me abrió los brazos con una sonrisa, no pude resistirlo y corrí a abrazarme con él.
-¿Cómo esta? ¿Se recuperara?
-Dios mío…
-¿Qué?
-¿Tu preocupándote de Jorge?
-Bueno es que ya sabes los príncipes azules son un poco delicaditos… ahora en serio ¿Está bien?
-Sí, se ha despertado, y me ha contado lo que ya sabíamos, solo me han dejado 5 minutos, estaba bastante mal pero creo que saldrán adelante el e Iván.
-Ahhh si es verdad, ¿Su princesa no? ¡Ay! ¿Por qué me pegas? – me dijo tras mi pequeño puñetazo en el hombro
-Por idiota, aunque no negare que eres mi idiota favorito.
Fuimos a casa y durante el viaje es cierto que estuvimos haciéndonos a la idea de lo que supondría llevar esto en secreto, cuanto arriesgábamos que haríamos de ahora en adelante, desde luego iba a ser todo muy difícil.
Continuará...
Espero vuestros comentarios y valoraciones. =)