Secretos de un salón El regreso.
Pero siempre supe que volvería a ver a mi profesora de Artes Escénicas...
Y el destino siempre nos juega cosas...
Cuando menos lo queremos nos volvemos encontrar.
Y ahí estas tú.
Hermosa como siempre.
Tú.
María Gabriela, no había mujer tan increíble, tan radiante, tan elegante como ella... Su sonrisa era toda una luz que brillaba en plena oscuridad. Mi profesora de Artes escénicas, solo ella.
Quien iba a creer que luego de 4 años la volvería a ver, sentada, en una cafetería, ella más hermosa, yo más madura, tus ojos chocaron con los míos y tu impresión fue gigante, fue inevitable notar, que luego que nos conectamos el mundo desaparecía a nuestro alrededor, éramos tu y yo, mi profesora.
Al verla fue imposible dejar de notarla, ella solo me miraba mientras con sus delicados dedos, solo meneaba el café, y me pare delante de su mesa.
• Profesora… – y sonrió de medio lado, tanto tiempo, tantas noches –
• Alejandra – me hizo gesto para que me sentara y moví la silla accediendo –
• Tanto tiempo ¿Cómo le ha ido? – pregunte mirándola fijamente a lo que bajo la mirada –
• Excelente, unos cuantos años no – tomo una pausa – ¿3, 4 años? Estas más grande – lanzó
• Así parece – con mi mano hice gesto de llamar al mesero – Un mokaccino por favor, y para ella – la mire –
• Solo un agua mineral – respondió – ya había pedido mi café si te das cuenta
• Claro que lo note, solo que pensé que querías unas galletas o algo – entrelace mis dedos – yo invito.
• No has cambiado mucho – ignoro mi comentario – sigues siendo muy… madura
• Quizás, nunca me considerado tan madura – respondí mientras me daban el café – gracias
• Siempre eras diferente a todas las de tu grupo – tomo un sorbo – tu mirada no es de una niña.
• No soy una niña ya profesora – la miré seductoramente – y usted si ha cambiado en mucho.
• ¿En que he cambiado? – pregunta colocando sus manos bajo su barbilla –
• En muchas cosas, la manera de mover sus dedos, como se mueve el cabello, su mirada – tomo un poco de café – como se expresa, es más directa y sin duda algunas más sexy –
• Alejandra, no se vale que me digas esas cosas – dijo mientras le echaba la otra bolsita de azúcar al café –
• ¿Por qué profesora? – pregunte sin levantar la vista
• Porque tengo unas enormes ganas de besarte y aquí no puedo – dijo haciendo que la mirara fijamente
• Profesora, y yo también tengo ganas de tenerla en mis brazos – musité mientras la miraba coquetamente –
• Dios Ale, te siento demasiado lejos en este momento – miro a sus lados – a mi departamento no podemos ir pero…
• Shh, vayamos al mío, el tiempo lo siento demasiado corto ahora – hice señas llamando al mesero sin dejar de mirarla – y las ganas que tengo de tocarla se me hacen eternas – su mirada cambio a deseo puro, sé que la puse a mil con mi comentario, yo también la necesitaba – la cuenta por favor, de la Srta. Y mía –
• Te esperare afuera – dijo levantándose – no tardes.
• Ya salgo – dije mirándole sus nalgas, sin duda otras cosas no habían cambiado –
Pague la cuenta, la sentía nerviosa, mientras esperábamos el taxi, no decía muchas cosas, y dejar a mi profesora de Artes sin palabras es casi un milagro, no sucede muy a menudo. Le roce el brazo y me miro con una mirada tan tierna, la necesitaba estaba segura. En el taxi íbamos casi sin mirarnos, solo ella agarro mi mano y la entrelazo con la mía, solo la subí y le di un beso a la suya.
Al llegar a mi apartamento, se dio cuenta que no era el mismo, ya no vivía con mis padres, habían muchas cosas que habían cambiado luego de que les dijera que era lesbiana y no me dieron mucho apoyo, Sali y a buscar trabajo y me volví independiente a temprana edad, por ahora el apartamento no es mío, pero es alquilado para mi sola y me gusta, me siento cómoda y tranquila estando sola.
No había terminado de entrar cuando me arrincono a la pared y comenzó a besarme, yo sabía que estaba excitada pero quería llevar las cosas lentas, la última que estuvimos juntas fue a su modo, me besaba con desenfreno, su lengua se apoderaba de la mía, pero mis manos subían por su cuerpo, a pocas ganas logre llevarla hasta la sala, y con una de mis manos, le acariciaba la mejilla, y se iba separando de mi para verla a los ojos.
- Yo solo… – quiso hablar no la deje –
- Shh, de esta noche me encargo yo – le atraje a mi lentamente –
Es que sin duda ya no era la misma niña de aquel entonces, aquella ingenua que se dejó tocar y seducir por su profesora, que le enseño otra forma de amar. Mis manos se daban vida en su cuerpo, mientras iba metiendo mis manos por su camisa, mi boca iba recordando aquel olor por su cuello, la escucha gemir mientras le daba pequeños besos mientras subía a su boca.
La profesora, la mejor con experiencia, dejándose ser en las manos de una chiquilla, ya no tan pequeña, enseñándole como dejarse llevar, y que la seducción, el placer y el deseo es cosa de química.
Al terminar de quitarle la sentía apresurada, pero yo quería detallarla, quería darme tiempo en recorrerla, y que no olvidara, jamás. Sus manos la sentían en mi pantalón, desabrochándolo y bajando el cierre sentía como su mano juguetona se introducía por mi ropa interior, me encanto ese roce, a lo que decidí, quitarle al sostén y como lo hice con una mano, se detuvo y me miro sorprendida con una media sonrisa.
- ¿Tanta experiencia? – pregunto con su voz ronca llena de placer
- Ni se imagina profesora – le respondí atrayéndola a mí para seguir besándola.
Continuar bajando por sus senos, en ese instante seguíamos de pie, y la iba recostando poco a poco con mi mano en su espalda en el sofá, necesitaba estar más cómoda para ella… Segui lamiendo, y chupando sus senos, comencé a darle pequeños besos, en su barriga bajando hasta su vientre, sentía como su arqueaba, se iba a venir en ese momento lo sentía su vientre se contraía demasiado rápido mientras seguía besando, sus manos agarraban con fuerza mi cabello, y su rostro era todo un poema, y asi mi profesora de Artes tuvo su primer orgasmo esa noche junto a mi.
- ¡DIOS! Ale, no puedo eres demasiado – dijo con dificultad –
- Y lo que le sigue profesora, apenas comenzamos – dije subiendo a darle un beso – se me adelanto un poco – sonreí porque se vino muy rápido – pero déjeme y alcanzo tengo que cumplir con mi tarea, profesora – dije esto último dándole otro beso
- Me encanta que me digas profesora así tan sexy – dijo bajito
Mientras continuaba besándola, iba bajando el cierre de su pantalón, me levante y fui quitando el pantalón poco a poco, mientras ella subía sus piernas, yo estaba en medio de ellas, y el espectáculo que me quedaba a vista no era normal. ¡Olor a mujer!
- Profesora usted me debería aprobar por ver semejante Arte – le comente dando besos por sus muslos mientras llegaba a su punto medio
- Ale… - decía en pequeños murmuro – solo tú has aprobado la materia con honores –
Aquello último que dijo me encantó, toque su tanga blanca, y estaba completamente empapada, la hice a un lado y sople, su cara de excitación fue una completa poesía, asi que con mucha furia jale la tanga por sus piernas para quitarla del medio. Hace rato que me había estorbado.
Comencé a lamer entre sus labios mayores, por todo el borde, mientras con mi dedo jugaba con su clítoris, la escuchaba gemir de placer, una melodía para mis oídos, di un pequeño lengüetazo por sus labios menores y agarro las sabanas con fuerza, escucha a lejos como susurraba “ Ale” pero aún faltaba mucho, no quería que se corriera tan rápido, subí a besarla, mientras la penetraba al mismo tiempo, y su manos se aferraron a mi espalda, hasta ese momento no se había dado cuenta que seguía con ropa, y jalo la camisa de un golpe lanzándola al piso.
A medida que seguía penetrándola sus manos acariciaban mi espalda, sentía su uñas, sentía su piel, ella subía la cabeza, para que le besara el cuello, y cuando sabía que estaba a punto de venirse baje a ella, y lamí su clítoris, lo chupe como nunca aferro sus manos a mi cabello y me pego más a ella, se arqueo y se vino, con todas sus fuerzas gritando un “ALEEE”, incontenible, era mía, mi profesora.
Pasamos esa tarde haciéndonos el amor muchas veces más, ella a mí, yo a ella, en mi cama en el sofá, y ella estaba durmiendo un rato encima de mi cuerpo, la veía, dormir, la última vez que la vi tenía el cabello negro corto con mechas, y tenía ortodoncia, ahora tenía el cabello completamente de negro, largo y sin ortodoncia, su sonrisa era un preciosura. Le acariciaba su larga cabellera, olía demasiado rico, sentirla así, tan débil en mis brazos, tan sutil, tan delicada, sin duda no había otra como ella, mejores quizás, pero nadie como ella.
La sentí despertarse, y me miro tiernamente, acariciaba mi rostro con sus dedos, delineaba mi nariz, mi boca, mis ojos, yo solo la miraba sin decir nada.
- Si hubiese sido valiente quizás… – dijo al fin rompiendo el silencio –
- No digas nada, ya no hay porque volver atrás – respondo dándole un beso en la frente –
- Estoy casada, y tengo dos hijos – lanzo de golpe – no debería estar aquí, pero tu.
- Sé que estabas casada, lo supe siempre – le conteste, acariciando su brazo encima de mi pecho – pero lo de los niños no lo sabía, felicidades deben ser tan hermosos como su madre
- Odio que seas así – comento seria – siempre fuiste así en el colegio, yo te lanzaba la verdad, era dura contigo y tú solo me mirabas así y derrumbabas mis defensas – suspiro – nadie ha tenido tanto control en mi como tú.
- Desde que te vi, desde aquel primer choque supe que tu ibas a ser una profesora muy diferente para mí – dije sinceramente – nunca me imaginé que a tal punto de estar contigo, pero a medida que los coqueteos se hacían intensos, yo soñaba contigo – sonreí recordando – pero es que eras el sueño de mis amigos, todos decían lo bella que eras – pensé – que eres, quería deslumbrarte, siempre lo quise, pero me hacías sentir que todo era muy poco para ti – tuvo intención de interrumpirme y no la deje – nunca nadie había sacado tantas cosas buenas de mí, siempre supiste que podía dar más de lo que podía, y quizás si no hubiera aprendido eso contigo – tome una pausa colocando mi brazo detrás de mi cabeza – no hubiera tenido el valor de irme de mi casa.
- No sé qué decirte, solo sinceramente – dijo besando mi mejilla – eres una mujer increíble Ale, no lo digo por el sexo
- Hacer el amor – interrumpí – contigo no es sexo y lo sabes que no te de pena, por favor – sonrió de medio lado
- No lo digo, por hacer el amor contigo, lo digo porque siempre los has sido, tu madurez, tu inteligencia, tu perspicaz, tu educación, tus detalles, eres una versión de los hombres de antes y eso enamora a cualquier mujer – entrelazo sus mano a la mía – tus amigas es imposible que alguna sin saberlo pueda sentir algo por ti, eres un imán, después de conocerte atraes, y eso da miedo, créeme a mí me aterro.
- Por eso te fuiste – afirme –
- Si por eso me fui, no fui valiente, nunca lo he sido – jugo con mis manos – no como tú.
- Yo no te voy a pedir nada – dije sin pensarlo.
- Lo sé, nunca lo has hecho, nunca lo harás – meditó – simplemente esperas que haga lo que debería hacer y porque sé que lo que tengo que hacer corro de ti.
- ¿Nos volveremos a ver? – pregunte un poco triste, se volvia alejar de mi –
- Estoy segura que si – me beso, un beso tierno, un beso suave – el destino se encargó hoy, sé que lo volverá hacer, aunque – tomo una pausa – ahora parece que alguien que era alumna, se volvió profesora hoy – dijo chistosa, cosa que me causo risa –
- Puedo volver a ser alumna, no tengo problema en volver aprender – dije riéndome mientras la tomaba por la cintura –
- Siempre seré tu profesora – comento volviendo a besarme –
Y si ese día la volví a ver.
Mi profesora, esa profesora.
Que hoy se volvió aprendiz y yo era quien le enseñaba.
Pero siempre supe que volvería a ver a mi profesora de Artes Escénicas
Y sé que la volveré a ver de nuevo.
Lo sé.
“Todo lo que puede esconder el corazón de una profesora y que nadie se dé cuenta”
Feliz navidad, y prospero año 2015 gente de TodoRelatos, queria desearles mucha felicidad a este nuevo año, disfruten junto a sus familiares y sus mujeres, aprovechen mientras esten juntas. No queria terminar el año sin mandarles saludos, esta es practicamente mi segunda casa, entro a leer practicamente todos los dias, como ya casi no se suben relatos, releo algunos viejos que siempre seran de mis favoritas, como los de Danii2 siempre ha sido tremenda, las historias de Kira, enamorada de la Turka y Francesca, Kamzoe otra grande de por aqui. Bueno un gran saludo, pero antes que todo, como ando recordando algunas historia, hay una que no recuerdo cual es, ni la consigo por ningun lado a ver si ustedes me podrian ayudar a dar con el, creo que trata sobre un grupo de chicas, creo que todas viven juntas, hay una que creo que es doctora, es la mas solitaria, casi no comparte con las demas, y despues llego una chica nueva alli donde viven, estas dos no se llevan muy bien, pero al final la doctora decide ayudarla porque tiene un examen o para los estudios algo asi, estudiaban juntas casi todas las noches y de tanto compartir terminan enamorandose, pero les cuesta decirlo algo asi no recuerdo muy bien, pero creo que vivian todas en una misma casa, alli tambien habia una chica que estaba como obsesionada con la estudiante y le metia cosas malas sobre la otra para que no se enamoraran, se que es algo complicada. se que la lei un dia que estaba leyendo muchas historias por eso no recuerdo. Bueno ojala logren ayudarme y si la consiguen les guste, es muy linda.
Sin embargo cualquier cosa http://ask.fm/masalladelaverdad alli pueden escribirme.
Saludos TR.
Andrea