SECRETOS DE FAMILIA 8 versión larga
Veía detenidamente su cuerpo desnudo, que por primera vez podía ver a detalle sin esconderme, admire cada centímetro de su cuerpo escultural
SECRETOS DE FAMILIA 8
Un accidente que me une a mi papa
NARRADOR: los meses pasaron y la relación entre Sebastián y Manuel se hacía más intensa, de repente también se arriesgaban a tener sexo, estando Raúl en casa, ya que la adrenalina que recorría sus cuerpos y el temor de ser encontrados, hacia más placentero el momento. Pero no todo es felicidad, pues en esos días, Raúl. le compro un cuatrimoto a su hijo Sebastián, y así facilitarle el ir a la preparatoria, cuando este estaba por terminar el primer año de prepa, tuvo un accidente, el cual provoco varias fracturas, una en la mano derecha, una en cada pierna y tres costillas fracturadas. Mientras Sebastián era atendido por los médicos en el quirófano, su familia espera impaciente en la sala de espera, su madre, su padre, su tío Manuel y sus hermanos, esperando que saliera el médico para darles información sobre Sebastián, tras largas horas de espera salió el doctor preguntando por la familia de Sebastián.
- Doctor; ¿Familiares del joven Sebastián?
- Raúl; aquí nosotros somos sus familiares, ¿Cómo esta Sebastián?
- Doctor; descuide él está fuera de peligro, está en recuperación, aún bajo los efectos de la anestesia, solo puede estar una persona con él cuando lo pasemos a la habitación, les sugiero que descansen, ya que maña que este consciente puedan hablar con él. en un momento pasaran para indicarles cuál será su habitación, con su permiso, los veo después.
- Raúl; está bien, muchas gracias doctor.
Será mejor que ustedes se vallan a descansar, Raquel también tus hijos y tu Manuel.
- Raquel; pero yo quiero ver como esta mi hijo.
- Manuel; igual yo quiero ver como esta.
- Raúl; lo entiendo, pero el estará dormido y ustedes están cansados, les sugiero que descansen, ya mañana se vienen y uno u otro se queda durante el día, y alguien más por la noche.
- Raquel; quiero que se valla conmigo después de que salga del hospital. - sentencio Raquel algo preocupada.
- Raúl; eso será decisión de él, pues ya no nos corresponde a nosotros decidir por él, ya está bastante grandecito para que decida por el mismo. Lo primero es ver que estará bien y que estemos descansados para poder darle ánimos.
Raúl se sentía aliviado de saber que Sebastián estaba fuera de peligro, pero a la vez culpable por lo de la moto. * Raquel; está bien, ya se decidirá después, iremos a descansar y mañana temprano estaremos qui * Raúl; bien, Manuel lleva a Raquel y a sus hijos para que descansen, que se queden en la casa de aquí, y tú te vas al rancho ves todo como esta y mañana aquí te espero para regresarme. * Raquel; no te preocupes Raúl, estamos en la casa de un hermano de mi esposo, lo que sí, Manuel, puedes llevarnos a casa, pues ya es tarde. * Manuel; con gusto Raquel. Raúl, mañana temprano regreso para ver a Sebastián y ver quién se queda con él. * Raúl; vallan a descansar y ya mañana los veo aquí temprano.
Raúl. Después de que todos ya se habían marchado me que esperando que salieran para indicarme en que habitación estaría Sebastián, después de haber esperado un rato salió una enfermera para guiarme a donde estaba Sebastián, la seguí hasta la habitación donde se encontraba Sebastián. admito que al entrar sentía nervios, curiosidad, miedo entre otras emociones, también me sentía culpable por el accidente así que estaba muy nervioso, entre en la habitación, pero Sebastián estaba dormido. Me lleve una gran impresión de ver como estaba mi hijo, pues aparte de estar enyesado de su dos piernas y una de sus manos, su cara se veía desfigurada de tantos moretones, no puede evitar sentirme aún peor de lo que estaba, mis lagrimas comenzaron a rodar, me sentía tan culpable que no podía contenerme, me sentirme avergonzado y culpable de haberle comprado esa moto, toda la noche la pase a lado de mi hijo tratando de dormir, pero es difícil dormir en un hospital y peor con remordimientos, ya por la mañana Sebastián aún seguía dormido así que Sali para poder tomar un café, cuando regrese vi que mi hijo ya estaba despierto no pude decir más palabras que:
- Raúl; ¡hola!
- Sebastián; hola papa, pensé que estaba solo, al despertar y no ver a nadie. La mueca de una sonrisa se dibujó en la cara de Sebastián.
- Raúl; eso nunca hijo, solo que Sali por un café, disculpa por haberte dejado solo, aquí hemos estado todos. tu tío, tu mama y tus hermanos. desde que entraste al quirófano no has estado solo, ya un rato más llegara para verte. Raúl se veía serio triste, pero trataba de ser fuerte por su hijo a pesar de sentirse culpable demostrava a su hijo una buena cara.
- Sebastián; gracias papa, al verte entrar se me alegro el corazón y tanto como cundo te vi llegar cuando me accidenté. Sebastián comenzó a querer llorar, pero Raúl lo corto antes de que fuera a ponerse mal.
- Raúl; ya habrá momento para hablar de eso, lo que es más importante ahora, es que te recuperes pronto. para que podamos ir a casa. Raúl seco una lagrima que corrió por su rostro antes de que pudiera verlo su hijo.
- Enfermera; buenos días ¿cómo te sientes Sebastián?
- Sebastián; buenos días, algo adolorido, pero ya mejor.
- Enfermera; bueno, lo del dolor ya te pondré para que te sientas mucho mejor, con lo que te daré para el dolor te vas a sentir con sueño, que es normal, y te dejare este frasco y el cómodo para cuando quiera hacer tus necesidades, no te contengas ya sea yo o algún familiar, pídeles que te atiendan, ¿de acuerdo?
- Sebastián; si está bien. Sebastián se sentía incomodo para pedirle a su papa o a su mama que le ayudaran con el cómodo o ayuden a orinar era muy extraño y algo incomodo, pero al verle su cara la enfermera noto que se sentía incómodo.
- Enfermera; no te preocupes, esto es normal cuando uno no puede hacerlo, igual aquí puedo ayudarte yo, pero cuando regreses a tu casa será algún familiar tuyo, así que quítate todas esas vergüenzas, no es nada de otro mundo.
- Sebastián; está bien lo intentare. Sebastián intento sonreír, pero solo fue un intento fallido en una mueca.
- Enfermera; bueno Sebastián descansa, regreso más tarde, cualquier cosa solo me avisan y vendré en seguida.
- Raúl; gracias, señorita.
- Sebastián; gracias,
- Enfermera; de nada, los veo luego.
Raúl. Después de un par de minutos Sebastián se quedó dormido, y luego me llamo elena avisando que estaba afuera del hospital, Sali para hablar con ella y decirle como estaba la situación, ya cuando Sali a la sala también acababa de llegar Manuel así que no tendría que explicar lo mismo dos veces.
- Raúl; que bueno que están aquí ambos, ya hablé hoy por la mañana con Sebastián, pero les advierto que él está muy golpeado de su cara y todo el cuerpo, trae moretones e inflamaciones en todo el cuerpo, traten de contenerse y evitar ponerlo triste o que se asuste al verlos llorar. Me gustaría que entres a verlo Manuel, para después irnos al rancho. si estas de acuerdo Raquel, tú te quedas todo el día para que lo veas y lo vean tus hijos, ya en la noche regreso yo o Manuel a cuidarlo toda la noche, no sé qué piensen ustedes. Ya que a las diez de la mañana pueden entrar a verlo y estar cuatro personas,
- Raquel; me parece bien Raúl así estarían sus hermanos y Sergio.
- Raúl; bueno así le haremos, Manuel entra a verlo, lo deje dormido. Raquel sé que no lo tengo que hacer, pero te pido que cuides a nuestro hijo y que no lo moleste Sergio.
- Raquel; descuida lo cuidare, no te preocupes por Sergio, él también estaba preocupado.
- Raúl; bien sé que lo cuidaras, y te lo agradezco.
Raúl. Cuando regresábamos al rancho noté la preocupación de mi hermano Manuel, se le veía muy preocupado y hasta los ojos llorosos, si no sospechara nada entre el y mi hijo, su comportamiento me habría parecido extraño, ya que mi hermano no suele ponerse así, pero esta vez estaba callado y con ganas de llorar, así que decidí moverle el tema:
- Raúl; ¿y que como viste a Sebastián?,
- Manuel; pues se ve muy golpeado me dolió mucho verlo así, ahí sin poder moverse y sin poder ayudarle o hacer algo. Su voz comenzó a quebrarse, asi que paro de hablar para no llorar delante de Raúl, pues no se podía sacar la imagen de Sebastián todo golpeado de su mente.
- Raúl; valla que te ha afectado todo esto he Manuel, ¿te dolió mucho? sabes quiero que se venga aquí al rancho después que salga del hospital, pero ya lo dejare a el que decida donde quedarse. Raúl ya sospechaba que había algo entre ellos mas no quería descubrirlos para evitar malentendidos.
- Manuel; mucho me ha afectado, y si me dolió mucho es mi sobrino ¿qué esperabas?
Raúl. Manuel continuo todo el camino llorando en silencio, el accidente de Sebastián le había afectado más de lo que yo pensaba, y yo confirmaba más mis sospechas. Al llegar a la casa entramos y cuando estábamos ahí dentro le llame a Manuel, le di un abrazo cosa que nunca había hecho Manuel, correspondió mi abrazo y se puso a llorar yo solo me limite a consolarlo, pero a ambos nos hacía falta el abrazo.
- Manuel; Raúl me gustaría quedarme esta noche cuidando a Sebastián, así tu descansas, ¿Qué dices?
- Raúl; si está bien sirve que pláticas con él un rato, nos vamos los dos en la tarde ya me regreso, te quedas y al día siguiente voy por ti. Raúl quería darles su espacio para que saliera de ellos y más que nada que su hijo estuviera tranquilo.
- Manuel; yo me llevo mi camioneta para que no vallas tú en la mañana, así me regreso yo en la mañana y tú te vas en la tarde.
- Raúl; no quiero que manejemos desvelados, así le aremos el que descanse se encargara de manejar, y no le comentes nada a Sebastián, de donde se quiere quedar.
- Manuel; no te preocupes no le comentare nada.
- Raúl; bueno así le hacemos, te llevo en la tarde veo a Sebastián y me regreso, ya por la mañana vuelvo y nos regresamos, ya en la tarde me llevas tú y te regresas
- Manuel; si, me parece bien.
- Raúl; ¿ya estas listo Manuel? para llegar temprano y así poder ver a Sebastián antes de que te quedes tu a cuidarlo, así Raquel se balla a descansar
- Manuel; si vamos, ya estoy más que listo,
Raúl. Nos pusimos en marcha llegamos al hospital le marque a Raquel para que saliera y así poder entra yo a ver a Sebastián, salió Raquel nos saludó,
- Raquel; buenas tardes, Raúl, Manuel, ¿cómo están?
- Manuel; todo bien Raquel tu como estas, y ¿cómo esta Sebastián?
- Raúl; buenas tardes, Raquel. Pasare a ver a Sebastián y dejare a Manuel para que se quede con él, ya maña puedo venir por la mañana para ayudarte o igual en la tarde como quieras tu.
- Raquel; yo estaré en las mañanas, y ustedes se turnan por las noches, aquí mis hijos se quedan un rato mientras yo voy a comer o a descansar un rato.
- Raúl; está bien, igual lo que necesites solo me dices, pasare a ver a Sebastián, subes un rato más Manuel, o mejor lleva a Raquel, yo me quedo aquí con Sebastián.
- Raquel; gracias, que me lleve Manuel y regrese, gracias, Raúl.
- Raúl; bueno hasta mañana Raquel, descansa.
- Raquel; gracias, hasta mañana.
- Raúl; aquí te espero Manuel, subes cuando llegues, tengo descargado el celular, solo dices que tu familiar está solo.
- Manuel; bien ya regreso.
Raúl. Después de que se fueron Manuel y Raquel subí a ver a mi hijo, con la esperanza de verle mejor y despierto.
- Raúl; hola, Sebastián, ¿Cómo te has sentido hoy?
- Sebastián; hola papa ya mucho mejor, ¿hoy te quedaras tu a cuidarme?
- Raúl; no hijo se quedará tu tío Manuel, pero si prefieres que sea yo, pues que solo te vea y me quedo yo aquí a tu lado.
- Sebastián; así está bien papa, sirve que se turnan, es más pesado estar de noche que de día.
- Raúl; si así pensamos nosotros también, como te fue con tu mama y hermanos
- Sebastián; todo bien papa, muy atentos todos, pero mi mama quiere que me valla vivir de nuevo con ella en lo que me recupero.
- Raúl; si me comento, pero pues es una decisión que te corresponde a ti, no a nosotros, es donde tú quieras quedarte.
- Sebastián; gracias, papa.
- Raúl; lo principal es que te sientas bien y dejes el hospital, ya decides donde te quedas, lo hablamos los tres en su momento, por ahora lo más importante es que te recuperes. A el medico nos indicó que estuviéramos atentos a tus necesidades ¿ya hiciste del baño?
- Sebastián; ha papa que vergüenza, ya hace rato que estaba mi hermano me ayudo a orinar. la conversación se interrumpió con la entrada de Manuel.
- Manuel; hola sebas, ¿cómo estás?
- Sebastián; hola, tío, ya mejor que ayer, gracias.
- Raúl; bueno me voy, te veo mañana Sebastián, mucho cuidado con tu tío no te valla a querer sacar en silla de ruedas. Fue así como Raúl empezó a bromear, lo que fue extraño tanto para Manuel como para Sebastián.
Sebastián. Ver a mi papa bromeando me alivio un poco, pero la cara de preocupación, de mi tío. fue algo que nunca había visto en ellos, por la parte de mi papa fue agradable verlo bromear, pero ver a mi tío preocupado no me gusto, pues se veía tan preocupado, mientras que, a mis hermanos encantados de estar aquí a mi lado, hasta Sergio se portó amable, de mi madre que puedo decir, si está atenta a todo e igual mi tío con su cara de preocupación. cuando salió mi papa y ya quedamos solos, mi tío se acercó a mí me beso los labios y comenzó a llorar, solo le salían sus lágrimas sin hacer ruido alguno, de pronto me preocupe.
- Sebastián; ¿qué pasa tío hay algo malo? ¿Por qué lloras? Sebastián se sentía confundido al ver a su tío tan preocupado.
- Manuel; no nada de eso, pero me duele verte así y uno sin poder ayudarte. Más me siento aliviado por verte que ya estas fuera de peligro.
Sebastián. Esa noche mi tío y yo estuvimos platicando y de vez en cuando uno que otro beso, fueron varios días que pase ahí mi mama y hermanos me cuidaban de día, tenía todo el yeso de las piernas y de mi mano grafitados por mis hermanos, tías, primos, amigos y compañeros de clase. una noche me cuidaba mi papa y otra mi tío, la primera noche le toco a mi tío ayudarme con el cómodo, la segunda vez con mucha vergüenza le pedí a mi papa que me ayudara, pues le toco a él ayudarme con mis necesidades, yo me puse rojo de vergüenza, cuando le pedí a mi papa que me ayudara. los días transcurrieron rápido todos los días tenía vistas de familiares, amigos y compañeros. el día antes que me dieran de alta mi papa y mi mama entraron a hablar conmigo.
- Raúl; Sebastián tu mama y yo queremos que tú te sientas bien, para esto queremos que tu decidas a donde te quieres ir, ¿a casa de tu mama o al rancho? esto es decisión tuya. en donde estés te seguiremos apoyando, el objetivo es que tú te sientas tranquilo y en confianza.
- Sebastián; está bien. mama me has atendido muy bien y todo, pero yo prefiero estar en el rancho, además me siento con más confianza con mi tío y mi papa, al hacer mis necesidades.
- Raquel; es tu decisión hijo y entiendo, sabes que cuando tú quieras, las puertas de mi casa estarán abiertas siempre.
- Sebastián; gracias mama, yo estoy agradecido con los dos y me siento muy amado por parte de ambos.
Sebastián. Al día siguiente cuando mi papa firmo la alta médica, la enfermera llego con una silla de ruedas, mi papa me cargo en sus brazos para ponerme en la silla, yo me empecé a reír, una risa con llanto, mi papa me dijo: ¿qué traes tú, pues de que te da risa?, ¿qué te pasa? Solo le respondí: nada. Y me abrase a él, al salir del hospital mi papa me subió a la camioneta, me despedí de mi mama y mie hermanos, de camino al rancho, no hable para nada me dolió despedirme de mi mama y mis hermanos igual que la primera vez y no pude evitar que se me salieran las lágrimas, mi papa me veía, pero su mirada era tierna y compasiva, pero como siempre permaneció en silencio, al llegar al rancho mi papa me cargo de nuevo hasta mi habitación, yo seguía triste me abrase a mi papa con fuerza, mientras mi tío subía todo a mi cuarto, mi papa me acomodo en la cama y ayudo a mi tío a poner todo en orden, me sentía triste, así que le pedí a mi papa y a mi tío que me dejaran solo, mi papa se quedó mirándome por un momento y salió de mi habitación dejándome solo.
- Raúl; Sebastián ¿puedo entrar?
- Sebastián; si pasa.
- Raúl; ¿necesitas algo? ¿Estás bien?
- Sebastián; no gracias, estoy bien, ¿tu? ¿Necesitas algo?
- Raúl; si necesito hablar contigo ¿podemos hablar ahora?
- Sebastián; si adelante hablemos
- Raúl; hoy que salimos del hospital, de pronto te pusiste a reír, una risa con llanto, ¿a que debió esa risa o que fue lo que la causo?
- Sebastián; me sentía feliz por salir ya de ahí, pero no recuerdo cuando fue la última ves que recibí un abrazo, pues tus abrazos suelen ser muy raros, un brazo alrededor de mi cuello y me acercas a ti, pero nada como el del día de hoy, y si me aferré a ti no fue por miedo a que me tumbaras, más bien porque quería abrasarte, y pensé que solo de esa forma te podía abrasar.
- Raúl; de haber sabido eso antes, te hubiese traído hasta la casa cargándote, pero eso tiene solución, te puedo dar un abraso ahorita mismo y es más hasta un beso ahorita lo que tú me pidas te lo doy. Raúl tenia un plan en mente el cual consistía en acercarse a su hijo de manera fraternal y algo más.
- Sebastián; eso me gustaría mucho. Raúl se posó a lado de Sebastián le dio un abraso y un beso . Bueno papa aprovechando de la situación, quiero que tu o mi tío duerman aquí a mi lado no quiero dormir solo siento miedo.
- Raúl; yo dormiré a tu lado, por que tu tío te puede clavar en la noche, al rato quebrado y violado, mejor duermo yo. Una sonrisa picara y una mirada lujuriosa se dibujo en el rostro de Raúl.
- Sebastián; que cosas dices papa, nunca te había escuchado hablar así. Sebastián se ruborizo al escuchar esas palabras tan poco frecuentes en su padre.
- Raúl; descuida de aquí en adelante me escucharas, hablar así, si sabes que a tu tío le gusta meterse con hombres no valla a ser que al verte tiernito e indefenso te va a querer meter la verga, además calza grande, para que tengas cuidado con él, no te confíes. Las bromas picaras de Raúl ponían nervioso a Sebastián pues su padre abia cambiado bastante a como normalmente se comportaba.
- Sebastián; ¿quién eres y que hiciste con Raúl?
- Raúl; soy tu padre, amigo, confidente y lo que tú quieras, pero es cuestión de que te enseñes a confiar en mí y hablemos más, estos días que hemos platicado en el hospital, he podido conocer más de ti, darme cuenta de algunas cosas, más sabes que nunca me he metido en tu vida, he tratado de protegerte, muchos de los que me rodean creen que me hacen pendejo, más ¿quién soy yo? para meterme en sus vidas, yo no me asusto de nada, y a lo mejor tú me has visto como el malo o el ogro gruñón, pero no lo soy, puedes pregúntame y contarme lo que quieras, yo estaré aquí siempre, no quiero conocerte por terceras personas, quiero que tú me preguntes y me cuentes, me conozcas a mí, como hoy por ejemplo, que me pediste un abrazo, no directamente, pero me lo pediste, si quieres todos los días te abraso, te beso y duermo a tu lado, pero no te quedes callado habla y confía en mí. Raúl quería ganarse la confianza y el cariño de su hijo, y así lograr obtener lo mismo que tenía el y Manuel.
- Sebastián; gracias papa, pues si hemos hablado, pero aún no me siento listo para contarte muchas cosas de mí, espero que con el tiempo tenga el valor para hacerlo.
- Raúl; todo a su tiempo Sebastián, te voy a proponer una cosa, quiero que cuando estemos en estas dos habitaciones no me llames papa o padre, quiero que me llames de otro modo. Por ejemplo, compa, hermano, primo, wey, vato, etc. es más hasta me puedes decir mayate, chacal, como quieras. Menos papa o padre. ¿Qué dices? Raúl seguía siendo pícaro y bromista con su hijo
- Sebastián; ¿te puedo llamar rulas?
- Raúl; aaa.. ¡no! Porque yo te diría, sebas. Otro
- Sebastián; ¿oso? Sebastián reprimió una risa de complicidad
- Raúl; si fueras niña estaría bien, pero no, oso no. Raúl mordió su labio inferior aun que le llamo la atención el apodo no creyó que fuera el adecuado en ese momento.
- Sebastián; ¿qué te parece amigo?
- Raúl; perfecto. Amigo, bueno a partir de aquí iniciamos, ¿quieres de cenar amigo?
- Sebastián; gracias, pero no tengo hambre. El comportamiento de Raúl tenia muy pensativo a Sebastián.
- Raúl; bueno amigo voy a cenar y regreso para dormir y darte tus medicamentos.
Sebastián. Salió mi papa al comedor pero me dejo pensando todo ese cambio drástico en él, mi cabeza daba vueltas no sabía que pensar, si mi mama le conto algo o mi tío o quizás Sergio no paraba de darle vueltas en mi cabeza, estaba tan confundido y si mi papa ya sabía de mis preferencia por que ese cambio, me quede pensando hasta que entro mi tío Manuel para darme las buenas noches, después mi papa para darme el medicamento, nos dispusimos a dormir mi papa se acostó en mi cama a un lado de mi se quedó dormido de inmediato, yo tarde en dormir lo veía ahí a mi lado una persona diferente no sabía que pensar, en la mañana cuando desperté mi papa ya no estaba a mi lado, aun no podía creer la plática de anoche de pronto entro mi papa me traía el desayuno, así que lo tome me tome los medicamentos que me correspondían, me dijo mi papa; amigo mi cama es más grande hoy vamos a dormir en ella ¿si un quieres que duerma a tu lado? solo le conteste si está bien. La confianza entre mi papa y yo fue aumentando con el paso de los días dure más de un mes con el yeso en mis pies y mi mano, mi papa salía de bañarse en toalla y se cambiaba delante de mí, más de una vez me excito verlo cambiándose de ropa, también algunas veces lo vi con una erección, mi tío me visitaba todos los días y en más de una ocasión se la mame y se la agarre y el a mí también pero sin llegar a la penetración, ese día cundo termine de mamarle la verga a m tío, le pedí que me ayudara a lavarme los dientes, cuando estábamos en eso mi papa entro al cuarto.
- Raúl; ¿qué pasa aquí amigo, porque te estas lavando los dientes? Raúl sabía que algo había pasado entre Sebastián y Manuel
- Manuel; me pidió que lo ayudara a lavarse los dientes así que aquí le estoy ayudando la respuesta de Manuel se tornó algo nerviosa.
- Sebastián; nada solo que me quería lavar los dientes y le pedí a mi tío que me ayudara.
- Raúl; vamos Manuel tenemos que ver lo que se tiene que hacer para el traslado de animales, ¿amigo quieres que te suban la cena? La forma de hablar de Raúl se tornó seria y fría quizás asta un poco de celos
- Manuel; vamos, buenas noches hasta mañana Sebastián.
- Sebastián; solo un vaso con leche amigo, hasta mañana tío.
- Raúl; le diré a mariana que te suba el vaso con leche.
Sebastián. Los días pasaron, dure bastante tiempo con los yesos, cuando me los quitaron por fin, el medico me dio indicaciones, ya podía moverme, pero con algunas limitaciones, hasta nuevas órdenes del médico, desde el segundo día me quede a dormir en la cama de mi padre. En una ocasión cuando mi papa me ayudaba a limpiarme tuve una erección mi papa no dejo de vacilarme por mi erección, la confianza y las bromas entre ambos aumentaron demasiado. El día que me quitaron los yesos me ayudo a bañarme mi papa conocía cada rincón de mi cuerpo al ser el quien se encargaba de mi limpieza en general, ese día salió de bañarse con una toalla a la cintura como siempre, se sentó al borde de la cama se puso su bóxer, se puso de pie a un lado de la cama, lo observe detenidamente, mí papa tenía un cuerpo lleno de bellos por todo el pecho y abdomen y a diferencia de mi tío él tiene un abdomen plano, sus piernas gruesas, velludas, marcadas y fuertes, sus brazos anchos y fuertes, unos pectorales bien marcados, unos hermosos ojos, labios delgados y su nariz afilada pero no ancha, sus bellos corporales son bastante espesos y delgados, en su entre pierna no se le veía gran bulto estando dormido, pero en la oportunidad que lo vi con una erección, se le veía un buen paquete.
- Raúl; ¿qué tanto me miras amigo? Veía como me veía mi hijo me sentía deseado por el y eso me puso algo caliente.
- Sebastián; a ti, y que hoy ya puedo hacer algo que no podía hacer antes.
- Raúl; pero ¿qué es lo que me veías o por qué? Quise picar la curiosidad de mi hijo, y aumentar la confianza.
- Sebastián; que tu conoces cada rincón de mi cuerpo y yo no te conozco a ti. Intente que mi padre me mostrara más, al tener esa confianza me aventure, aunque solo fuera verle ya que se veía que estaba poniéndose caliente.
- Raúl; pues fue por las circunstancias que conocí todo tu cuerpo, y una que otra erección cuando te ayudaba a asearte, y ¿qué es lo que ya puedes hacer? Quise cambiar de tema no se la quería poner tan fácil a mi hijo aun que así lo deseara, además me estaba poniendo muy burro.
- Sebastián; cuando estés en la cama te mostrare. Quise picar la curiosidad de mi padre, pero yo ya estaba picado con lo poco que veía.
- Raúl; bueno entonces me apresurare a llegar a la cama para que me muestres lo que puedes hacer. En espera de lo que quería hacer mi hijo con la esperanza de que se atreviera abrirse conmigo.
Sebastián. Mi papa se metió a la cama y le dije esto es lo que puedo hacer me di la vuelta y le di un abrazo, que fue correspondido, después de todo lo pasado me sentí tan confiado que me puse a darle besos en toda su cara, llegue a darle uno muy cerca de su boca y el siguió inmóvil aceptando mis besos, me detuve para no pasarme de la raya, pues no me sentía muy seguro, me volví a tumbar boca arriba a mi lado de la cama, mi padre dejo su enorme brazo de debajo de mi cuello entre mi almohada y mi espalda, me di la vuelta dándole la espalda a mi padre, pues me podía mover más libre sin esos yesos, cuando me acomode de lado toque su pierna con mis nalgas, decidí provocar un poco a mi padre pues si él quería algo tomaría la iniciativa, aunque me arriesgaba a que las cosas se pusieran peor que antes. mi padre permaneció inmóvil, así que yo también me quede quieto, pero cuando yo estaba más dormido que despierto, mi papa se giró así a mi poniendo su mano libre en mi abdomen como si me abrasara, yo me acorruque y me quede dormido, pegado al cuerpo velludo de mi padre, más tarde desperté y mi cuerpo seguía pegado al de mi padre, sentía su verga algo dura en mi trasero y espalda, me sentía algo caliente al haber despertado en esa posición, me restregué un poco en esa verga, pero decidí volver a dormir pues aún tenía temor a la reacción de mi padre, ya por la mañana mi papa se despertó y aun que ya no estábamos en la misma posición me dio un abrazo y me saludo sentí como pego su verga erecta mi pierna.
- Raúl; buenos días, ¿cómo pasaste tu primera noche libre de todo eso que traías en sima?
- Sebastián; muy bien me gusto dormir así además con tu abraso fue una bella noche, amigo. Sebastián no dejaba pasar oportunidad para provocar a su padre.
- Raúl; pues si tú quieres así podemos dormir todas las noches, yo estoy encantado de haber sentido el calor de tu cuerpo y tantos besos que me diste. Raúl recordó cuando fingiendo estar dormido, abraso a su hijo por detrás, mientras disfrutaba que Sebastián se pegaba mas a su verga ya erecta.
- Sebastián; pues si quieres todas las noches te puedo besar así Sebastián sonreía por el recuerdo de la anoche, y por poder verse igual en la siguiente noche.
- Raúl; yo encantado, ¿ya viste como amanecí? Mira aquí bajo las sabanas ando igual que tu cuando te pusiste cachondo al estarte limpiando Raúl dio un paso para esperando a que su hijo fuera mas lejos de lo que fue en esa noche pues le mostro la erección que tenía aún que aun estuviera bajo su bóxer.
- Sebastián; vamos amigo eso no es normal, está muy grande eso. Quede sorprendido al ver tremenda erección que tenia mi padre, y mas aun que haya sido capas de mostrármelo como si fuera lago muy natural, supe que mi padre tramaba algo ahora seria cuestión de averiguar que es.
- Raúl; ¿tú crees?
- Sebastián; pues así se ve a menos que sea una ilusión óptica o tengas algo ahí debajo de tu bóxer.
- Raúl; vamos a desayunar y hablamos más tarde, el trabajo espera. La platica me estaba poniendo mas burro de lo que ya estaba de haber continuado le hubiera pedido a mi hijo que me masturbara.
- Sebastián; yo desayunare aquí arriba.
Raúl. En la noche cuando estábamos ya acostados, mi hijo me dio un abrazo y comenzó a besarme como la noche anterior, varios fueron en la cara, pero se atrevió a darme uno en la boca, permanecí inmóvil aun que solo fue de piquito, me dio uno más, me quede quieto el me siguió dando mas besos en la boca, luego bajo a mi cuello, otro en medio de mis pectorales, uno más arriba del ombligo yo me quede paralizado no quería prenderme y cometer una burrada, Sebastián siguió besándome en la cara y la boca, no me moví ni un milímetro, cuando se dio por vencido se tumbo a mi lado solo gire la cabeza y le di un beso en la frente, y le die que ya era ora de dormir. Cerré mis ojos para no seguir calentándome más, pero de repente Sebastián usaba mi peco de almohada y subió su pierna a la mía, de pronto siento como mi hijo comienza a tocarme la verga por encima de mi ropa interior, no tuve reacción de nada seguí fingiendo que estaba dormido, luego dejo de hacerlo y se quedó dormido. En la mañana sentí como mi hijo se colocó igual que en la noche, usando mi pecho de almohada, de pronto sentí como juguetea con su dedo al contorno de mi verga me estaba calentando así que decidí finir que me estiraba, de inmediato Sebastián retiro su mano, voltea a verme le sonrió, le pregunte si estaba cómodo pero el tartamudeo y se puso nervioso sin saber que contestar, entre dientes apenas audible dijo si no. sonreí fingiendo no haberme dado cuenta de lo que hacía y le comenté: o pues o es si, o es no. Bajo su mirada y me dijo que si, baje a desayunar ordene a mariana que le subiera el desayuno a Sebastián.
Sebastián. Al estar sin hacer nada en todo el día, no dejaba de pensar en lo sucedido con mi papa, me cuestionaba a mi mismo ¿y si sabe que soy gay? ¿Pero cómo podría ser? Si lo supiera ya me lo habría dicho. ese día me propuse ir más allá y confesarle. al final del día no podría hacerme daño, lo que podría hacerme, al saber todo es mandarme a mi cama, estuve inmerso en mis pensamientos, dándole vueltas en la cabeza todo el día. en la tarde cuando mi padre y mi tío estaban de regreso mi tío como siempre subió a saludarme, mi papa entro y le pidió a mi tío que saliera porque estaba cansado del trabajo, mi papa se metió a bañar y luego mi tío solo me dio un par de besos y se fue a su habitación, mi papa regreso ya con su bóxer puesto. Al verlo le pregunte si dormía a gusto con puro bóxer, a lo que me dijo que si, le pedí que me ayudara a quitarme mi short para dormir también en bóxer, después de ayudarme mi padre se recostó me dio un abrazo y yo empecé a besarlo como el día anterior, pero esta vez le di más besos en la boca y dure más segundos dándoselos, bese su cuello pecho, abdomen, ombligo y abajo del ombligo, más no me atreví a llegar más lejos, se quedó dormido en un momento metí mi mano y le empecé a tocar su verga por encima del bóxer, de repente se movió mi padre yo retire la mano, me abrazo por detrás pego su cuerpo al mío y así me quede dormido en la mañana al despertar, mi papa me dio un abrazo y me beso en la boca, solo fue un pequeño pico, me pregunto que si quería bajar para que me desenfadara del cuarto, le respondí que sí, me abrazo me bajo a la cocina, su verga me pegaba en mi cadera, y yo disfrutaba sentirla, me sentía muy caliente y deseoso de tener sexo, así que no paraba de pensar en la verga de mi padre. al día siguiente tenía sita con el medico así que esta noche intentaría de nuevo hacer algo, cuando mi padre y mi tío regresaron a casa, cenamos y platicamos un rato después me llevo a la habitación, y me ayudo a quitarme mi ropa me quede en bóxer, él hiso lo mismo se quedó en bóxer, esa noche decidí solo darle un abrazo, pero el me pidió que le diera besos, lo bese igual que el día anterior pero al besar su boca el me correspondió, los besos no fueron muchos, ya que me corto el royo, pidiéndome que fuéramos a dormir. solo fueron cuatro besos, mi papa se quedó “dormido” yo me acorruque a su lado y metí la mano bajo las mantas y comencé a tocarla por encima de la tela del bóxer, de pronto mi papa tomo mi mano, yo esperaba lo peor, pero para mi sorpresa mí padre metió su mano y la mía bajo su bóxer, estuve sobándosela por un rato, las respiraciones de mi padre y la mía eran gruesas, pesadas y agitadas, su verga se sentía gruesa rugosa y grande, apenas la alcanzaba a abarcar, lo estaba disfrutando como loco, cuando mi padre me freno.
- Raúl; espera vamos a descansar mañana tenemos que ir a con el médico, duerme amigo, hasta mañana. En ese momento mis pocas “dudas” se aclararon es un hecho que a mi hijo le gustaba la verga y mejor que disfrutaba de a de su padre, no quise continuar tenia miedo que lo fuera a lastimar el paso ya estaba dado así que solo era esperar un poco más.
- Sebastián; está bien, hasta mañana. Me sentí fatal mi padre me había rechazado esperaría lo peor, pero durante el viaje le diría que me gustan los hombres.
Sebastián. Al día siguiente, ya en la mañana desperté, pero mi padre ya no estaba en la cama, salió del baño me ayudo a vestirme para ir al médico, nos despedimos de mi tío y nos pusimos en marcha, cuando íbamos en el camino a con el médico, hable con mi padre.
- Sebastián; papa, cuando mi tío Manuel te dijo que le gustaban los hombres, ¿qué pensaste o que sentimiento tuviste hacia él?
- Raúl; solo pensé en cómo lo trataría los demás, no quería que lo humillaran, o lo señalaran como si tuviera algo malo, lo que el decida hacer con su vida no tiene por qué afectarme a mí, siempre y cuando se de a respetar y respete, es como pienso siempre.
- Sebastián; ¿te puedo contar algo?
- Raúl; claro que si, como te lo dije antes. confía en mí, es por lo que me he abierto para ti, que confíes en mí, aún que, afuera de esa habitación somos padre e hijo, dentro de ella somos lo que tú quieras, pero en todo momento contaras conmigo.
- Sebastián; a mí, también, me gustan los hombres. Sebastián dio un suspiro profundo, quedó en silencio, esperando quizás un reclamo o desprecio, por parte de su padre.
- Raúl; lo se hijo. Pues eso quería, que fueras tu quien me lo dijera. Raúl miro a su hijo tranquilo y comprensivo y sonriéndole.
- Sebastián; ¿te diste cuenta por lo que pasó anoche?
- Raúl; no Sebastián. Yo me di cuenta hace mucho tiempo, pero lo he estado reafirmando en el tiempo que decidiste venirte a vivir aquí. Yo sé que cuando te viniste a vivir aquí, fue porque paso algo, relacionado a tu orientación sexual, sé que entre Alejandro y tu hubo algo, también sé que José te quiso o te insinuó algo, igual entre tú y tu tío Manuel existe algo.
- Sebastián; ¡no! mi tío Manuel y yo no tenemos nada.
- Raúl; no voy a indagar o a preguntarte te lo repito, cuando tu estés listo me lo dirás. Si no me quieres contar no lo hagas, pero tampoco me quieras ver la cara.
- Sebastián; me gustaría hablar de lo que hicimos anoche.
- Raúl; ya lo halaremos en su momento y lugar, por ahora no.
Sebastián. Llegamos a con el médico, entramos nos dijo que ya podía hacer mi vida normal, pero si algunas restricciones y cuidados, que aun debo cuidarme, el camino de regreso fue en silencio, me sentía terrible y aun que mi padre reacciono bien con lo de mis preferencias, lo sentía molesto, distante y serio. Cuando estábamos en la casa me dejo en la sala y él se fue a su habitación después salió a trabajar, cuando estaban de regreso mi tío Manuel subió a donde estaba yo.
- Manuel; como estas sebas, me dijo tu padre que ya podías llevar una vida normal, me da gusto que todo esté bien, pero ¿qué te pasa te vez triste? ¿Qué ha pasado?
- Sebastián; vamos a tu habitación, allá te cuento todo.
- Manuel; ya estamos aquí, ¿qué ha pasado? ¿son malas noticias?
- Sebastián; le confesé a mi papa que me gustan los hombres.
- Manuel; y que te dijo Raúl, te regaño, t.t.t.te te hizo o t.tee.. dijo algo malo?
- Sebastián; no al contrario lo tomo muy calmado. ¿qué te dijo él se portó diferente hoy? Serio, molesto intranquilo, ¿algo que haya dicho o hecho?
- Manuel; no nada. Estuvo bromeando, todo normal, de echo cuando me dijo que todo estaba bien me tomo del hombro y me sacudió la cabeza, todo normal, ¿por qué preguntas?
- Sebastián; mi padre sabe que hay algo entre nosotros. Yo se lo negué, pero no me lo cree.
- Manuel; ¿piensas decirle lo que tenemos tu y yo?
- Sebastián; por el momento no tío. Me tomare mi tiempo para hablar con mi padre. Manuel abrazo a Sebastián y duraron un rato así abrasados en silencio cuando retumbo la voz de Raúl por el pasillo.
- Raúl; vamos Sebastián ya es hora de dormir.
- Manuel; anda ve a dormir y trata de tranquilizarte, no estés triste, ya has dado un paso muy grande.
- Sebastián; gracias, tío me voy a dormir.
- Raúl; sabía que estarías aquí con tu tío, vamos a dormir, hoy ha sido un día bastante pesado. Sebastián permaneció en silencio y siguió a su padre hasta su habitación.
- Sebastián; buenas noches papa.
- Raúl; ¿qué haces amigo a dónde vas?
- Sebastián; a dormir a mi cama.
- Raúl; y eso ¿Por qué? ¿ya no somos amigos? ¿ya no quieres dormir en mi cama? o ¿ahora que somos?
- Sebastián; si aun somos amigos y si quiero dormir en tu cama, pero creí que tú ya no querías que durmiera en tu cama.
- Raúl; yo quiero que duermas en mi cama y que me abrases y me des besos, como estos últimos días, anda vente a dormir.
Sebastián. Me quite mi ropa dejando solo mi bóxer, me metí a la cama, mi padre cerro como cada noche la puerta con seguro y se metió también a la cama, me dio un abrazo y me dio un beso, yo comencé a besarlo, pero solo le bese mejillas y frente y deje de besarlo, luego mi padre me dijo ¿Qué ya no habrá más besos? Me puse de lado lo abrase del cuello y le di un par de besos en los labios, que él me correspondió, me abrazo coloco sus dos manos en mis nalgas, me di la vuelta y le pegue mis nalgas en su verga, me abraso por detrás acaricio mi pecho beso mi cuello, bajo su mano la metió bajo mi ropa y fue bajándola poco a poco hasta llegar mis nalgas, moví mi mano para atrás e intente bajar su bóxer, pero se salió de la cama, encendió la luz, se puso frete a mí, pensé que me que me diría un regaño, pero fue todo lo contrario, bajo por completo su bóxer, me dijo mírame, dime que somos ahora, ¿seguimos siendo amigos? Le respondí que seguíamos siendo amigos, pero con derecho, me senté al borde de la cama para quitarme mi bóxer, y mientras lo bajaba admiraba el cuerpo de mi padre desnudo.
Veía detenidamente su cuerpo desnudo, que por primera vez podía ver a detalle sin esconderme, admire cada centímetro de su cuerpo escultural, con esos enormes brazos, su barba poblada y sus ojos claros, esa manta de vello fino que recubrían todo su cuerpo, los vellos que cubrían su pecho y abdomen plano, estaba embelesado y deseoso de tocarlo, recorrer con mis dedos esas líneas que marcan su pelvis, sus fuertes y velludas piernas, estaba loco de deseo, quería tocarlo y besarlo y mamar esa verga hermosa, gruesa, con venas que se le marcaban, un prepucio rosado, un mástil hermoso, de veinte a veintidós cm, suspiraba y temblaba como si fuera la primera vez. Mi padre se acercó a mí, me puse de pie, me abrazo pagando su cuerpo desnudo a la mío, sentía su calor y su verga rosándome el abdomen, suspiraba profundo y mi cuerpo temblaba, me abrace a él pegando más mi cuerpo desnudo, noto que estaba temblando, me pregunto si pasaba algo, solo le dije que estaba un poco nervioso.
- Raúl; ¿quieres que apague la luz?
- Sebastián; si por favor
- Raúl; siéntate en la cama y abres tus piernas.
Sebastián. Apago la luz y se coloco entre medio de mis piernas quedando de frente a mí, con su verga ya erecta tocando mi pecho, su vos gruesa me dijo soy tuyo has lo que quieras, después será mi turno, con mis manos recorría su pecho, abdomen, brazos y piernas. Me enfoque más en su pecho y abdomen, después fui besando su cuerpo asta llegar a su verga enorme, bese su prepucio, lo metí a mi boca se la comencé a mamar lento disfrutando cada cm que entraba en mi boca, mientras el acariciaba tiernamente mi cabeza y espalda, mi respiración seguía siendo profunda y mi cuerpo temblaba, los gemidos de mi padre los estaba escuchando, y me ponía mas caliente, se la mame por unos minutos, luego se inclino y me dijo al oído, ponte boca abajo, obediente lo hice, abrió mis piernas y coloco una mano en mi pelvis para levantar un poco mi trasero, me deje llevar y empecé a temblar más, al sentir su lengua húmeda en mi ano, levante más mi culo y me aferre a las sabanas, me estaba comiendo el culo tan rico que sentía que estaba en las nubes, gemía, suspiraba, mordí la sabanas y mi cuerpo se estremecía cada vez más, estaba deseando que me metiera aquel mástil de carne, después de un rato de estarme manado el culo me dijo que me pusiera de lado, siempre obediente lo hice, levanto mi pierna y apunto su verga en mi culo comencé a temblar más cuando me dijo con su voz grave y tierna.
- Raúl; tranquilo hijo, si as aguantado la de Manuel aguantaras la mía, además lo are despacio,
- Sebastián; no me vallas a lastimar, por favor.
- Raúl; jamás lo haría bebe, te voy a cuidar, voy a ser cariñoso ya verás.
Sebastián. Cerré mis ojos y sentí la presión de su verga en mi culo, entro poco despacio sentía como iba entrando de apoco, la saco puso más saliva y volvió a entrar ya un poco más, haaaa, me entro la cabeza.
- Raúl; ¿te duele?
- Sebastián; un poco.
- Raúl; deja pongo más saliva
Sebastián. Me saco la verga la lubrico y volvió empezar, cuando me entro la cabeza, haaaa, eche mi culo a tras queriendo mas de esa verga, siguió metiéndola y yo gemía de placer, movía mis caderas lento para que entrara más, fue entrando más.
-haaaa ummmm sii no pares, dame más quiero tenerla toda. – si chiquillo ya te entro la mitad ¿quieres más? – si dámela toda. – ¿aguantas más? – si papi, quiero tenerte dentro de mí, - bien ya va el resto, - haaa sii no pares auuu dame más papi o si, sigue asi dámela toda – si chiquito ¿la quieres toda, te gusta? – oooo siiii me encanta quiero ser tuyo, dame más papi, - ¿te gusta la verga de papa? – me fascina – ay te va chiquillo hhaaa que rico aprietas ooooh ajjj siiii cómetela bebe es tuya.
De pronto el cuerpo de mi papa se estremeció y gimió y empujo. – haaauchh, wooo – ya chiquillo la tienes toda adentro ooo wooau que rico, ¿hijo te gusta como te la mete tu papi? – me encanta no pares.
Mi cuerpo se estremecía mi papa se empezó a mover lento despacio en círculos los gemidos de ambos nos ponían mas deseosos, la fue moviendo de repente la saco un poco y la metió de nuevo, con movimientos lentos, entraba y salía fue aumentando e ritmo en cada envestida yo gemía cada vez mas alto, cuando tenia mi ano bien relajado, me la saco casi por completo y la volvía a meter, después de un rato de movimientos lentos, comenzó a dar más rápido su verga se ponía más tiesa podía sentir que ya estaba a punto de terminar. – ¿te quieres masturbar para venirnos juntos? – si. Tome mi ropa interior comencé a masturbarme, mí padre me la metía con más rapidez, nuestros gemidos parecían una sinfonía del sexo, me vine sobre mi ropa interior y a los pocos segundo se vino mi padre dentro de mí, mi padre me dejo su verga dentro de mi culo y se quedo abrazado a mí, nuestras respiraciones agitadas tenían armonía, nos quedamos así, yo con la verga de mi padre dentro de mí, nos quedamos dormidos, no me di cuenta a qué hora se me salió la verga de mi padre, lo que si sé que esa noche me dejo lleno de placer y leche.