Secretos (1)
Y yo, mientras veía a aquellas dos parejas coger, me estaba masturbando riquísimo.
Agradezco a todas las personas que me escriben a mi correo:
julia199204@hotmail.com
. Disculpen si no respondo a sus correos. Quiero que sepan que leo cada uno de los correos. La mayoría son para felicitarme por los relatos. Los correos que si respondo son los que me hacen algunas preguntas y trato de resolver sus dudas.
Antes de empezar el relato quiero decirles que empezaré una sección llamada:
Secretos.
Esta sección sigue la misma línea de la historia que les estoy contando pero pasó en diferentes fechas. La hago porque a pesar de llevar una relación muy abierta con Rafa, fueron cosas que hice y que nunca me atreví a contarle ni a mi novio ni a mis amigos por las razones que leerán.
Relato anterior -->
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Mi cabeza me dolía mucho, me sentía muy mareada, todo me daba vueltas. Me levanté y al momento de poner un pie en el piso, vomité. Me cayó un poco en los pies. Vi mis servilletas y me estiré para agarrar una pero no lo logré. El dolor me ganaba, no podía moverme. Me acosté en la cama tapando mi cara con una almohada.
-¿Esto es cruda? Juro que no vuelvo a tomar.
Pensé en lo de anoche. Me le había ofrecido a mi papá y me le había desnudado sin pena ni gloria. Tocaron la puerta de mi cuarto.
-Abre July. –Era mi hermano menor.
-Pasa. –Dije mientras me tapaba.
-Tengo mucho rato tocando. No abrías.
-Estaba dormida, apenas escuché.
-Dijo mi papá que te diera esta pastilla. –Me dio un vaso con agua y una pastilla.
-No se me antoja nada, voy a vomitarla. –Dije. –Mira, ya vomité.
-Si vi. –Dijo mi hermano. –Mis papás están muy enojados contigo, sobre todo mi mamá.
-Por favor, no me digas nada. Ahorita todo me da vueltas y nada más de escucharte me duele la cabeza. Sal por favor. –Le dije. –Solo dime la hora.
-La 1 de la tarde. –Me dijo y salió.
Me quedé sola y en silencio. Estaba muy mareada. Como pude y rápido me tomé la pastilla que me habían traído.
Pensé en el problema que estaba metida, llevaba poco de amiga de Edith y ya tenía un enorme problema, había llegado con un desconocido, borracha y bien cogida y aparte me le había ofrecido a mi papá.
Pensé en lo que pasó la noche anterior, sin duda había sido una de las mejores noches que había tenido en mi vida, tenía un trabajo que me gustaba y ganaría mucho dinero. Tenía mi vida resuelta.
Recordé como habíamos llegado a la casa de citas, lo que vi. Estaba fascinada con el trabajo.
Llegamos a festejar, llegó un tipo a cogerme y de pronto me llegaron flashback sobre lo que pasó.
Recordé que me estaba besando con el tipo y Edith me había dicho que se iba a ir con la otra persona y que me dejaba dinero y condones. Que ya había dado instrucciones a sus trabajadores para que me dejaran en mi casa.
En cuanto salió, me agaché a mamarle la verga. Lo recordé porque le dije al tipo que tenía mucho aguante, había estado mamándosela durante 20 minutos. Llenaba su verga de whisky y así se la mamaba. Luego hizo que me empinara en el sillón y empezó a mamar mi panocha y así me la metió. Me cogió en esa posición durante 10 minutos hasta que se sentó, le quité el condón y me llenó la boca de leche. Esa noche me pelee con el tipo porque a pesar de que cogimos como 50 minutos, no me había dado tanto placer. Se vistió y se fue.
Lo que pasó después me asustó mucho. Me senté en el sillón, caliente, a tomarme la botella de whisky, entonces me levanté a la orilla y vi a la gente. Tanto hombre. Le hablé al mesero y le dije que le hablara a un chavo que me gustó.
A los 5 minutos, entró el muchachito, como de mi edad. Recuerdo que me dijo que para que lo quería y le dije que le daría un baile privado, se sentó y yo, sin tanga, desnuda y con el vestido hasta la cintura le empecé a bailar.
El muchacho me decía que me conocía de algún lado. Le bailé como dos minutos y luego me senté a su lado. Pasé uno de mis dedos por sus piernas, alrededor de su bulto que tomaba tamaño.
Platicamos mientras nos besábamos y al final lo reconocí y me reconoció. Era de la preparatoria. Iba en otro salón y tenía novia. Le dije que me dijera que pensaban los chavos de mí. Me dijo que a todos los chavos les parecía la más buena de la escuela, por el simple hecho de ser seria y chichona, y que incluso había una apuesta para ver quién te cogía primero.
Le expliqué mi trabajo con todo y detalles y le dije que si guardaba el secreto, podíamos coger siempre que quisiera. Aceptó y me dio una buena cogida.
Al final, cuando llenó mis tetas de leche, le pedí que me la metiera por el culo. Pero ya no pudo porque su verga se puso aguada.
Había quedado satisfecha pero deseaba una verga en mi culo.
En cuanto salió el muchacho, le pedí al mesero que me la metiera, me dio y terminó llenándolo de leche.
Y él fue el que me llevó a mi casa.
Y yo que pensé que solo uno me había cogido y en realidad fueron 3.
Cerré mis ojos y dormí. Los abrí porque una voz me despertó.
-Ya levántate muchacha. Son las 6pm –Era mi mamá. Ya era menos el dolor de cabeza y mareo. –Vamos a salir a cenar. –Salió del cuarto.
Con toda la pena del mundo vi a mi papá pero no me atreví a mirarlo a los ojos. Me metí a bañar y luego me cambié. Ya estábamos los 5 arreglados y subimos a la camioneta. Fuimos a la ciudad y llegamos a una taquería.
-July, espera. Quiero hablar contigo. –Dijo mi papá. Bajaron mi mamá y mis dos hermanos. –Mírame. Anoche no tuviste pena para mirarme y decirme las cosas. Así que voltea.
-Papi, yo… -Dije.
-Nada de papi, voltea a verme y me vas a escuchar. –Levanté la mirada y lo vi, con miedo. –Anoche lo que hiciste no tiene nombre…
-Papi… -Interrumpí.
-Cállate y déjame hablar. A diferencia de tu mamá, a mí no me da miedo hablar sobre sexo y sobre las cosas que has hecho o no has hecho. Tu mamá y yo también fuimos jóvenes…
-Papá…
-Sabemos sobre sexo, sobre las posiciones, tu mamá es buena para…
-Papá no sigas. –Y me le aventé a tapar su boca. –No sigas. Por favor.
-¿Por qué no quieres que siga?
-Porque me da pena, estas cosas son de ustedes.
-Exacto. ¿Has pensado en cómo nos sentimos con lo que nos dijiste anoche?
-Papá, las cosas no son así. –Lo abracé.
-Entonces, ¿Cómo son?
-Este… si tengo… sexo con Rafa pero así nor…mal.
-Julia… Te conozco perfectamente y sé cuándo mientes.
-He explorado muchas cosas con él y me gustan. –Le dijo todo rápido y sin pensarlo.
-Así está mejor. –Me dijo. Bajó poquito la intensidad de sus palabras. –Te lo digo de nuevo, a mí no me da miedo ni que tengas sexo ni que hagas todo tipo de cosas, solo que lo hagas con responsabilidad. Que estés bien informada.
-Papá, perdóname por lo de anoche.
-Yo hice muchas cosas por andar borracho, pero hay que aprender de estas experiencias.
-Yo no tomo pero anoche me convencieron y dije una. Pero me pegó fuerte. Y aparte andaba enojada con mamá, me molesta mucho y me trata feo desde que sabe que tengo relaciones.
-Entiéndela, se preocupa. Y siempre nos preocuparemos.
-Gracias papá. –Dije. -¿Te puedo dar un piquito? –Le pregunté con pena.
-Claro mi amor. –Y nos lo dimos.
-Papi…
-Dime.
-Me acuerdo de todo lo de anoche.
-Yo también. –Dijo.
-Papi… si estoy buena. –Y me eché una carcajada.
-Si mi amor. Por eso tenía miedo de que crecieras, estas buena y preciosa y todos los chavos quieren contigo. Pero solo amas a uno, ¿Verdad?
-Si, a ti. –Y nos dimos otro pico. –Vamos a cenar.
-Sí, muero de hambre. ¿Qué tal la cruda? –Me preguntó y bajamos a cenar.
El ambiente estuvo un poco más tranquilo. Platicamos y reímos. Terminamos y nos fuimos a comer una nieve y regresamos a la casa para las 9:30pm. Durante el camino:
-July. –Dijo mi mamá. –Tu papá y yo andamos muy cansados, anoche no dormimos. Haznos un favor.
-Sí, dime mami.
-Ve a cerrar la tienda. Para esta hora, ya deben estar guardando y acomodando todo. Que te acompañen tus hermanos.
-Yo no. –Dijo mi hermano.
-Puedo ir sola. Le hablo a Rafa que me ayude. –Dije.
-Buena idea, que te ayude Rafa y Olga. –Lo dijo un poco molesta pero no reclamé.
-Te vas a llevar la Hummer. Estoy confiando en ti, pronto la manejarás más.
Me emocioné.
Llegamos, busqué mi celular y recordé que lo dejé en la casa de la ciudad. Le hablé a Rafa de la casa y quedamos en vernos en su casa, pasaría por él.
Me subí a la Hummer y del otro lado mi hermana. La encendí. Me quedé viendo todo lo de adentro, las luces, el estéreo, el volante. No se movía nada la camioneta, incluso parecía que estuviera apagada. Metí cambio y salí rumbo a casa de Rafa.
Me sentía soñada. Hasta ese momento, empecé a ver y empecé a darme cuenta del lugar donde estaba; mi familia tenía dinero, otra persona me estaba ofreciendo más dinero y trabajo, y podía ser una mujer diferente si me lo proponía, podía tener todo lo que me propusiera.
-Hermana. –Le dije a Olga. –Vamos por mi novio, vamos a cerrar la tienda y luego vamos a divertirnos. –Le subí a la música.
Llegamos. Empecé a sonar el claxon. Salió Rafa y se le dibujó una sonrisa al ver en que andaba. Me hizo una seña para que me pasara del lado del copiloto. Me puse encima de mi hermana. Él se subió del lado del conductor.
-¿Por qué andas usando mi Hummer? –Me dijo en tono de broma.
-Soy tu mujer, ¿A poco no puedo usarla? –Le dije sonriendo.
-A ti te compraré una Silverado o una Lobo. –Dijo. Arrancó la Hummer.
-Recuerda que tienes dos mujeres. –Alegó Olga. –A mí, ¿Qué me comprarás?
-A ti también, que mis dos mujeres anden siempre con una camioneta de esas y del año.
-Bueno, no somos dos, somos más mujeres. –Dijo Olga sonriendo. –Vas a tener que mantenerlas a todas.
-Debo conseguir un buen trabajo si quiero darles todos esos lujos. –Dijo Rafa.
-Yo tengo la solución a eso, amor. –Dije y empecé a platicarles sobre lo que me había pasado el día anterior. Cuando terminé. –Se me acaba de ocurrir una idea, le voy a decir a Edith que el hotel lo ponga a tu nombre, amor.
-¿A mi nombre? –Dijo sorprendido.
-Sí, para que lo vayas administrando. –Le dije. –Y todos los demás negocios también serán a tu nombre.
-Deja entender. –Dijo Olga. –Tú te vas a prostituir para conseguir y amarrar un futuro ¿Para todos nosotros?
Me le acerqué a Rafa, le di un beso en la mejilla y llevé mi mano a su paquete. Luego voltee a ver a mi hermana.
-Yo consigo todo cogiendo, para que mi amado esposo, tenga todo el tiempo para coger con las mujeres que él desee y les cumpla sus caprichos.
Rafa me vio, luego vio a Olga.
-Me agrada. –Dijo Rafa.
-A mí también. –Dijo Olga.
Y seguimos el camino hasta que llegamos a la tienda. Bajamos. Caminé delante de mi novio y de mi hermana. Nos estaban esperando una pareja, eran trabajadores, dos señores grandes de edad.
-Buenas noches. –Los saludé.
-Buenas noches, señorita. –Me dijeron.
-¿Qué falta? –Les pregunté.
-Falta bajar, traer, y desembarcar unas cajas. Pero eso lo podemos hacer mañana. –Dijo el señor.
-De acuerdo. –Dije.
-También falta hacer corte de caja, pero nos dijo su papá que eso lo haría usted.
-¿En serio? –Dije sorprendida.
-Sí, no se preocupen. Nosotros lo haremos. –Dijo Rafa.
-¿Se les ofrece algo más? –Preguntaron los señores. –Los papeles están en la oficina.
-Esperen. –Dije. Salí corriendo a las cajas y saqué $2mil pesos. Regresé. –Tomen este dinero. Para que pasen un excelente domingo familiar.
-Muchas gracias, señorita. –Y salieron. Cerramos las cortinas detrás de ellos.
-¿Por qué les diste? –Preguntó Olga.
-Tengo mucho dinero, y ellos son buenas personas. Trabajan mucho. Es lo mínimo que puedo hacer por ellos. –Dije. –Bueno amor, ayúdame con el corte de caja. Lo sabes hacer, ¿Verdad?
-Claro, iré por los papeles, tu ve a recoger el dinero de las cajas. –Dijo Rafa.
-Te acompaño. –Dijo Olga.
-No vayan a empezar sin mí. –Dije. Sonrieron.
Los vi perderse entre los corredores. Reí. Caminé caja por caja, sacando el dinero hasta llegar a la última. Esperé ahí algunos 5 minutos, mientras hacía montones de monedas. Llegó Rafa.
-Empecemos. –Dijo y empezó a explicarme lo que tenía que hacer. Como en 1 hora terminamos. Se me hizo muy pesado.
Guardamos el dinero y lo llevamos a la oficina. Entramos y Olga estaba bien entretenida viendo las cámaras.
-¿Qué encontraste? –Dijo Rafa sonriendo.
-Nada que destacar. –Dijo mi hermana.
-¿De qué hablan? –Pregunté. Guardé el dinero en la caja fuerte que estaba en la oficina.
-Le comentaba a tu novio, que me gusta mirar las cámaras para ver hombres y mujeres que me gusten. –Se levantó mi hermana. –Voy por unas frituras. ¿Gustan?
Asentimos Rafa y yo y salió mi hermana. Me senté en la mesa.
-¿En qué día está? –Pregunté.
-Ahí dice martes. –Dijo Rafa.
-Mira, instalé esta cámara, ahí está en la orilla. –Dije apuntando.
-Si no me dices, no me doy cuenta que ahí está la cámara. –Dijo Rafa.
-Vamos a ver que movimientos ha habido en la oficina aquí en la semana. –Dije. -¿Cómo la pongo aquí en la pantalla?
-Deja le muevo. –Se sentó Rafa. Después de un rato. –No la tenías habilitada.
-Entonces, ¿No grabó? –Pregunté decepcionada.
-Si. Pero no está apareciendo en pantalla. Mira. –Y me mostró. Luego de un rato. -¿Qué día pongo?
-Toda la semana, que vaya de media hora en media hora pero rápido. –La máquina puso las imágenes rápidas. Pasó lunes, martes, miércoles, jueves, viernes…
-Nada de interesante. –Dijo Rafa. –Espera. –Detuvo la imagen. La hora marcaba 00:25 horas.
-Son… mis papás. –Estaban entrando a la oficina. -¿Le puedes subir al volumen? Y le regresas hasta cuando entran.
-Espera. –Lo hizo, corrió la imagen.
-Esa pinche niña ya me tiene cansada. –Dijo mi mamá. Detrás entró mi papá. Agarró el teléfono y marcó un número. –No responde y es media noche.
-Tranquila. –Dijo mi papá. –De seguro anda con Rafa.
-Exacto, eso me preocupa.
-¿Qué?
-Que por andar con Rafa, me salga embarazada. –Y se sentó en la silla, frente a la computadora.
-Ella ha demostrado mucha madurez en este tema. –Dijo mi papá dándole un tono despreocupado. Se puso detrás de mi mamá y empezó a darle un masaje en los hombros.
-Lo sé. No debo preocuparme por eso.
-Entonces, ¿Qué es? –Mi papá siguió con su masaje.
-Creo que… mmm… rico. –Dijo mi mamá. –Creo que la edad de July y sus hormonas han despertado mi apetito sexual. –Cerró sus ojos y disfrutó del masaje.
-De alguna manera también me afecta la vida que está llevando July. –Dijo mi papá. -¿Te acuerdas de nuestra primera vez?
-Cómo olvidarla… yo también estos días he pensado mucho en eso últimamente. –Dijo mi mamá. –Fue en la graduación de mi primaria.
-Si. –Dijo mi papá. Bajó sus manos, las metió por debajo de la blusa de mi mamá y empezó a acariciarle los pechos.
-Mis papás… ¿Tuvieron sexo? –Dije sonriendo.
-¿Quieres verlos? –Me dijo Rafa.
-Claro. –Dije sin perder detalle. Me quité mi blusa y mi brassier rápido y cayeron mis tetas enormes. –Ven, chúpamelas. –Le dije a Rafa mientras lo jalaba. Mi novio abrió su boca y empezó a comerse mis pezones mientras con sus manos apretaba mis chiches.
-Ese día estaba muy nerviosa. Desde el día que me la enseñaste, encendiste algo dentro de mí y no dejaba de pensar en tener sexo contigo. –Dijo mi mamá.
-Yo tenía todo planeado. Estas tetas me las iba a comer ese día.
-Y yo planee comerme esta verga tuya ese día. –Dijo mi mamá. Mi papá de agachó y le quitó la blusa a mi mamá. Se miraban grandes, el sostén las hacía verse muy paraditas. Luego mi papá le quitó el sostén a mi mamá y cayeron las tetas.
-Mira… mira… mira… mira… -Le dije a Rafa, emocionada.
-¿Qué pasó? –Dijo Rafa volteando a la pantalla. -¡Wow! Ya sé de donde sacaste estas tetotas.
Hasta ese momento vi a mi mamá de otra manera. Sabía que mis chiches las había heredado de mi mamá pero nunca les había puesto tanta atención como en ese momento. Me la imaginé de joven, de mi edad y con esas tetas grandes, cogiendo con mi papá. Y en ese momento, ya no era imaginación, iban a coger.
-Y ¿Cómo lo habías planeado? –Le preguntó mi papá a mi mamá. Se inclinó y empezó a besarle el cuello.
-Cuando todos estuvieran muy borrachos, pensé en que me llevarías a lo oscuro para fajar pero ahí iba a ceder e iba a dejar que me cogieras. –Dijo mi mamá. –Y ¿Cuál era tu plan?
-Llevarte a los oscuro, fajar para calentarte y luego coger. –Dijo mi papá.
-¿Quién se hubiera imaginado lo que pasó…? –Dijo mi mamá.
-Amor, espera. –Dije haciéndolo a un lado. –Pasó algo esa noche.
-¿Qué…?
-Guarda silencio y escucha. –Dije.
En eso se abrió la puerta y brinqué de un susto. Olga nos miró emocionada.
-Ya empezaron, ¿Sin mí? Y aparte viendo porno, eso me encanta. –Dijo mi hermana.
-Cállate. –Le dije.
-¿Qué pasa? –Se acercó a la pantalla. Hizo un sonido de sorpresa. –Son… ¿Mis papás? –Y no despegó la vista de la pantalla.
-Fue una experiencia de lo más increíble. Una fantasía que nos acompañó y nos sigue acompañando en nuestro sexo. –Levantó a mi mamá, la volteó y la puso frente a él y empezó a mamarle las chiches.
-No me arrepiento de lo sucedido esa noche. Si sigue, así. –Dijo mi mamá. –El que nos cogieras a mi hermana y a mí esa noche, nos sigue ayudando a mantener la llama encendida.
-Eso y también nos ayuda el que te hayas acostado con otros hombres en un viaje que hiciste.
-Andaba enojada y tampoco me arrepiento de eso. –Dijo mi mamá. Bajó sus manos a la entrepierna de mi papá y empezó a quitarle su cinto y a desabrochar su pantalón.
-Pero, ¿Por qué te enojaste? –Dijo mi papá.
-¿Cómo que porque? –Dijo mi mamá. –Enterarme que después de casados, mi hermana aún seguía comiéndose mi verga, a cualquiera hace enojar. Y más aún porque yo siempre creí que mi hermana solo se había comido a mi novio una vez y resultó que ella cogía más con él que yo.
-Pero, eso te excita, ¿No? –Dijo mi papá.
-Me encanta. –Y se besaron.
-¿Cómo ven? –Dije. –Mi papá cogía con mi tía y mi mamá engañó a mi papá unas cuantas veces. –Nadie me respondió. Voltee y vi a Rafa, parado, con su mirada al techo. Tenía los pantalones abajo y mi hermana estaba hincada, mamándole la verga. Sonreí.
Voltee a la pantalla, mi mamá estaba hincada, bajándole el pantalón a mi papá.
-¡Dios mío! –Dije. Me sorprendió lo que vi. –Venga, miren esto. Rápido.
Mi mamá se llevó la verga de mi papá a la boca.
-¡Wow! –Dijo Rafa.
-Le verga de mi papá esta enorme. –Dijo Olga. –Y no está parada.
La verga de mi papá era enorme. Le colgaba, era gruesa, le media unos 20 cm sin erección. Y mi mamá se la comía muy rico. Poco a poco empezó a pararse y ponerse dura. Le calculé casi 30cm y mi mamá la desaparecía toda en su boca.
-Tu sacaste las tetas de mi mamá y yo saqué la manera en la que mama verga. –Dijo Olga sonriendo. –Vamos a seguir, Rafa.
-Quieres cogerte a mi hermana, ¿Verdad? –Le dijo mi mamá a mi papá.
-Sí, le traigo ganas. Y tú quieres coger con otros hombres, ¿Verdad?
-Sí, quiero probar otras vergas. –Dijo mi mamá.
Si no lo estuviera viendo y escuchando, no lo creería. Mis papás tenían muchos secretos… mi mamá, esa mujer estricta conmigo, disfrutó del sexo en su época y en estos momentos. Y no lo creía.
Mi mamá se levantó y se quitó su pantalón. Tenía rasurada su panocha. Se empinó y mi papá metió su lengua entre sus nalgas.
-¿Así te mamaron la panocha? Puta. –Dijo mi papá.
-Si papi. –Dijo mi mamá entre gemidos.
-¿Así te mamaron el culo? Y ¿Te lo pidieron? ¿Se los diste?
-Si papi. Me lo lamieron y luego les di mi culo.
-¿A cuántos?
-A tres… tres me reventaron el culo.
Me quité mi pantalón, quedé desnuda completamente. Me senté en la silla y sin perder detalle me empecé a masturbar metiendo dos dedos en mi rajita. Me tenía muy excitada la escena.
-¿Te gustó? –Le dijo mi papá.
-Me encantó. Y lo volvería a hacer. –Dijo mi mamá. –Y yo quiero verte cogiendo con mi hermana. Sé que la extrañas, la deseas.
-Sí, quiero cogérmela, salta riquísimo y la mama mejor. Quiero cogérmelas de nuevo a las dos… en un trío.
Se levantó mi papá y de un golpe se la clavó a mi mamá.
-Hay papi. Estoy muy mojada. Resbaló riquísimo. Dame duro. Dame.
Y se hizo el silencio. En aquella escena solo se escuchaba el golpeteo de las piernas de mi papá con las nalgas de mi mamá.
Escuché gemidos a mi lado y voltee a ver. Mi hermana estaba encima de la mesa donde estaba la computadora, desnuda y Rafa la tenía abierta de piernas, sosteniéndola de los tobillos. Se las estaba cogiendo riquísimo.
Y yo, mientras veía a aquellas dos parejas coger, me estaba masturbando riquísimo.
-July esta buenísima, ¿Verdad? –Dijo mi mamá.
-¿Qué? –Dijo mi papá sorprendido.
-Sí, está en una edad donde las hormonas cambian su cuerpo. Sus tetas están grandes y duras, sus caderas le empiezan a dar forma a su cuerpo. Las nalgas se le ven riquísimas. –Dijo mi mamá entre gemidos. –He visto cómo te la comes con la mirada. ¿Te la cogerías?
-Claro que sí. Quisiera abrirle esa panochita que tiene con esta verga.
Mi mamá se separó de mi papá y se puso encima de la mesa, exactamente en el mismo lugar donde estaban Rafa y Olga. Mi papá le abrió las piernas y se la metió.
Rafa estaba acostado en el piso y mi hermana lo cabalgaba. Tuve un orgasmo, rico, intenso, grité.
-Entonces, esta noche, ¿Rafa será solo mío? –Preguntó Olga. Me recuperé del orgasmo.
-No. –Dije. –Esta noche, ustedes cuatro son míos. –Dije –Y de una vez les digo, me voy a coger a mi papá.
Rafa gimió y vi que se puso duro.
-¡Hay! Que rico llenaste mi panocha de leche. –Dijo mi hermana. –No hay nada mejor y más satisfactorio que una verga. Ya estaba cansada de tanta panocha. –Se agachó a besar a mi novio.
Mi papá se estaba jalando la verga y mi mamá estaba hincada frente a él.
-Dame leche. Se me antojó ahora que supe que July tragaba leche. Y a los 10 segundos, mi papá le estaba llenando la cara de leche. Cuando terminó mi mamá se limpiaba con el dedo y se la llevaba a la boca.
-Papi, esa verga será mía. –Dije. Me levanté a vestirme. –Rafa, saca una copia de ese video y luego bórralo.
Rafa y mi hermana se levantaron, se vistieron. Luego salimos Olga y yo de la oficina y Rafa se quedó sacando la copia. Fuimos a apagar las luces.
-¿En serio cogerías con mi papá? –Me preguntó Olga.
-¿Acaso no le viste la verga? ¿No se te antojó?
-Claro que sí. Se me antojó tenerla dentro… pero ¿Con mi papá?
-Sí, yo si voy a intentar coger con él. –Dije. Sonreí.
Terminamos de apagar todo. Rafa salió de la oficina y cerramos la tienda.
Fuimos a dejar a Rafa, en el camino hablamos sobre como cogieron mis papás. Estaba excitadísima y caliente. Deseaba a mi papá.
Dejamos a Rafa. Llegamos a mi casa. Entré temblando a mi casa, iba demasiado caliente. Entré a mi cuarto y me desnudé.
-Papi, esta te la dedico.
Y me empecé a masturbar pensando en mi papá.