Secreto Familiar
Como la visita de mi primo cambia completamente mi forma de verlo... Una tarde que se convirtio en inolvidable.
Hola a todos, este es el primer relato que escribo por lo que primero me presentaré: mi nombre es María José, tengo 21 años de edad. Mido 1,64, mi cabello es de un color rubio oscuro al igual que mis ojos. Mi cuerpo es normal, siempre he sido un poco gordita pero de muy buena figura.
Este es mi relato:
Vienen a mi mente los recuerdos de esos años, un periodo entre 2004 y 2005 para ser más específicos. Yo con 14 años de edad ya había tenido una que otra experiencia sexual, confieso que deje de ser virgen a los 13 años ( Esa otra historia que luego les contaré) … Si, algo prematuro.
Mis padres tenían ya 7 años de haberse divorciado, mi madre y yo nos mudamos a casa de mi abuela.
Años después mi abuela murió, quedándonos en casa solo mi madre, mi prima y yo. Mi prima tenía 18 años y se fue a estudiar en una universidad lejos de nuestra ciudad, mi madre trabajaba como Bioanalista en un pueblo que queda a una hora de nuestra casa, quedando yo durante varios días sola en casa.
Cierta tarde recibí una llamada, no sabía quién era ya que el número no estaba registrado en los contactos de mi celular. Sin embargo contesté…
Al teléfono:
-¡Hola prima! –Dijo la voz al otro lado del celular.
-Yo: ¿Quién habla? –
- Vaya, que rápido te olvidas de tu primo favorito… Soy Luis. –
-Yo: ¡Como olvidarte! ¿Primo como estas? Tiempo sin saber de ti. ¿Y ese milagro que me llamas? –
- Pues muy bien prima, la verdad es que si teníamos tiempo sin hablar. Bueno pues llamo para decirte que estoy aquí en tu ciudad y quiero verte. Paso más tarde por tu casa y así hablamos. Tengo muchas cosas que contarte. –
- Yo: ¡Qué bien primo! ¡Ya te extrañaba! Bueno te espero a eso de las 5pm. Yo también tengo muchas cosas que contarte.
- Bueno quedamos así, nos vemos luego –
Fin de la llamada.
Luis era un primo que vivía en San Cristóbal, era 2 años mayor que yo, siempre hemos sido muy unidos, casi como hermanos. Todas las vacaciones venía a mi ciudad con su familia, y desde el día que llegaba hasta el día que se iba pasábamos todos los días juntos.
Por alguna razón dejaron de venir, y mi primo y yo perdimos el contacto. Pero ahora lo vería de nuevo y eso me tenía muy emocionada.
He de confesar que, aunque la última vez que nos vimos éramos unos niños, pues él siempre había sido muy guapo y me atraía un poco, pero nunca se lo dije por miedo a que se enojara. Pero como pasaron los años pues estaba convencida de que ya mi atracción hacia él había acabado.
…
Se llegó la hora acordada en la que Luis vendría a casa, espere unos minutos a que llegara, estaba ansiosa y, sin saber por qué, algo nerviosa. Oí que tocaron el timbre, salí corriendo a abrir la puerta y ahí estaba él, había cambiado mucho desde la última vez que lo ví. Ya no tenía cara de niño sino de hombre, un hombre muy apuesto, con cabello castaño y ojos negros, y unos labios delgados y rosados. Su cuerpo, sin tener muy marcados los músculos, revelaba que practicaba algún tipo de deporte. Lo invité a pasar, me saludó con un gran abrazo y un beso en la mejilla. Mi corazón estaba acelerado, no quise darle importancia al asunto y me limite a corresponder a su abrazo.
Pasamos hasta mi habitación, él se sentó en la silla del escritorio y yo decidí recostarme en mi cama. Hablamos durante un largo rato sobre cosas diferentes como el colegio, los amigos, la familia, los novios y otros temas. De repente salió el tema del sexo:
-Ah ver prima, cuéntame. ¿Ya has tenido alguna experiencia sexual? De seguro que sí –
-Yo: No primo para nada, (Mentí) ¿Por qué lo dices? –
-Yo creo que sí, tu cuerpo te delata –
-Yo: ¿Mi cuerpo? ¿Y que tiene mi cuerpo? –
-¿Es que no te has mirado en un espejo? Tienes un excelente cuerpo, unas caderas hermosas, unas piernas de infarto, un culo espectacular y unos senos maravillosos, por encima de la blusa se ve que tienen un buen tamaño ¿Qué copa eres? –
Sus palabras me dejaron un poco desconcertada pero sin embargo respondí su pregunta.
-Yo: Jaja o sea ¿En el pequeño trayecto que hay desde la puerta de entrada hasta mi habitación tuviste tiempo de examinar mi cuerpo? Pues no concuerdo contigo, estoy gorda y nada de lo que dices es cierto. Pero para responder tu pregunta pues soy una copa 36B –
-Jaja, bueno digamos que soy muy observador. Y no digas tonterías que yo te veo muy bien, además con esa talla eres una maravilla. Es obvio que si has tenido ya una que otra experiencia en el sexo, no puedes negarlo –
-Yo: Bueno lo admito, si he tenido una que otra aventurita por ahí pero nada serio –
La verdad es que toda esta conversación ya me estaba calentando un poco, pero en mi mente me pregunta “¿Por qué me siento así? ¡¡¡Es mi primo!!!”
Creo que el noto mi calentura y decidió recostarse a mi lado en la cama y me abrazó.
-Cuanto extrañaba abrazarte –
-Yo: Si, yo también extrañaba tus abrazos –
-Juguemos algo: consiste en encontrar el punto débil del otro y así probar cuanto nos conocemos –
Yo no sabía que responder, me quede de piedra ante su proposición, pero debido a mi calentura acepte.
-Yo: Está bien, comienzo yo. Colócate bocabajo y quítate la camisa –
- Jaja veo que vas rápido, viste que si tienes experiencia –
-Yo: Si te vas a colocar con estas tonterías mejor no jugamos nada –
-Uy que gruñona. Está bien jefa, será como usted quiera –
Obedeció y se quitó la camisa, quede encantada al ver su pecho desnudo, sentí deseos de lanzarme encima de él y besarlo todo. Me contuve y me dedique a comenzar con el juego.
Comencé a pasar mis uñas de arriba hacia abajo recorriendo la línea de su columna, note como sus bellos se erizaban, un suspiro se escapó de sus adentros. Luego, por la misma línea de la columna, comencé a darle besos, pequeños y dulces besos. Procedí a sacar mi lengua y dibujar con ella esa línea. Luego de estar durante un rato así me detuve, y dije:
-Voy ganando, vez como si te conozco. Te arranqué más de un suspiro. Jaja que sensible eres –
- Si, me encanto. Y no solo me arrancaste varios suspiros, también conseguiste otra cosa – Dijo con una sonrisa pícara.
- Yo: ¿Ah sí? ¿Qué conseguí? –
-Jaja no te diré. Y ahora acuéstate que es mi turno
Así lo hice, me acosté bocarriba y coloque una almohada debajo de mi cabeza para estar más cómoda. Yo la verdad ya estaba muy excitada, y comencé a darme cuenta que mi atracción hacia él no había muerto. Al contrario, el verlo ahora ya echo todo un hombre hizo que esta atracción creciera más.
Él se acercó hasta mí, su cabeza quedo a la altura de la mía, la movió hacia un costado de mi cabeza y comenzó a respirar muy cerca de mi oreja. Me susurraba al oído preguntándome “¿Este es uno de tus puntos débiles?” Yo solo acertaba a asentir con mi cabeza. Sus susurros y su respiración hacían que todos los bellos de mi cuerpo se erizaran, me encantaba.
Luego abrió su boca y entre sus dientes aprisionó la parte superior de mi oreja. Me mordía muy despacio, me estaba volviendo loca. Siguió así durante unos segundos y luego deslizó su boca hasta mi mejilla, comenzó a darme pequeños besos y cada vez más se acercaba a mi boca. Cuando estaba a punto de llegar a mis labios se separó un poco y me miró a los ojos como pidiéndome permiso para continuar, a lo que yo respondí tomándolo del cuello y atrayéndolo hacía mi boca dándole un beso. Él correspondió fascinado a mi beso, puso sus manos a los lados de mi cadera y se acomodó quedando encima de mí. Sus besos me encantaron, y esos labios con ese sabor dulzón me estaban haciendo delirar. Una de sus manos comenzó a subir por mi abdomen y se posó en uno de mis senos, aprisionándolo con un poco de fuerza. Me encantaba. Separé mis piernas de manera en la que él quedara entre ellas. Entendió perfectamente lo que yo quería y comenzó a mover sus caderas haciendo roce entre nuestros sexos. Ambos teníamos la respiración muy acelera, señal inequívoca de que tanto él como yo estaba excitado. Su mano dejó de jugar con mi seno y comenzó a desabotonar mi blusón mientras me besaba.
En un momento de lucidez lo empuje para quitarlo de encima de mí, el un poco desconcertado pregunto:
-¿Qué sucede? –
-Yo: ¡Luis, esto no puede ser, somos primos! –
-María no me salgas con esto ahora, tú lo estás disfrutando tanto como yo. Además, ¡Mira como estoy! – Dijo esto señalando hacia el bulto marcado en su pantalón.
-Sí, lo estoy disfrutando, pero está mal. No podemos continuar –
Él se molestó mucho, se levantó de la cama y salió de mi habitación. Yo me quedé allí sola durante un rato. Decidí salir hasta la sala de estar para que Luis no estuviera solo, pero no tenía ni idea de que decirle o que hacer. Sin embargo, aun así, salí.
Luis estaba sentado en el sofá, yo me senté a su lado en silencio. Así estuvimos por un rato, increíblemente yo seguía excitada y no soporté más. Me coloqué encima de él y comencé a besarlo desesperadamente, quité su camisa y la lancé a un rincón de la sala. Comencé a notar que su pene ya estaba creciendo dentro de su pantalón, quise arrodillarme entre sus piernas y liberarlo pero él no me lo permitió. Me pidió que colocara mis brazos alrededor de su cuello y mis piernas alrededor de su cintura. Se levantó conmigo amarrada a su cuerpo, seguimos besándonos y así nos fuimos hasta mi habitación. Me depositó en la cama, se quitó los zapatos y se acostó encima de mí. Abrió mi blusón completamente de un tirón, rompió todos los botones. Sacó mis senos por encime de mi brassier y los apretó, bajó su cabeza hacia ellos, abrió su boca y se metió el pezón en ella. Lo chupaba, lo mordía, hacía círculos con su lengua. Yo estaba fuera de mí. Hizo lo mismo con mi otro seno. Luego fue bajando besando todo mi abdomen, se detuvo en mi pantalón y a una velocidad increíble se deshizo de él y de mi cachetero. Subió de nuevo hasta mi boca y me beso apasionadamente, nuestras lenguas se entrelazaban como bailando algún tipo de danza erótica. Sus dedos comenzaron a jugar con mi coño completamente depilado, lo recorría de arriba hacia abajo haciéndome suspirar. Uno de sus dedos encontró en botón del placer, se detuvo allí en mi clítoris y comenzó a masturbarlo de una manera increíble. Movía su dedo en círculos, de arriba hacia abajo, de un lado a otro, ¡Qué Maravilla!, yo estaba en el cielo. Bajo su cabeza hasta mi coño y comenzó a besar la parte interna de mis muslos. Luego me miró a los ojos y me dijo:
-Esto es para ti –
Dicho esto hundío su cabeza en mi coño y comenzó a lamerlo de arriba abajo muy rápido, recorrió con su lengua cada uno de sus rincones. Se detenía en mi clítoris y lo chupaba, lo aprisionaba entre sus labios, lo mordía suavemente. Bajo su lengua hasta la entrada de mi sexo y comenzó a penetrarme con ella a un ritmo impresionante. Una de sus manos jugaba con mi clítoris haciéndome delirar y la otra comenzaba a penetrar mi culo. Yo solo decía:
-Sigue, sigue. Que bien me lo mamas primo, no pares. Aaaahhgg, aahhgg –
Esas palabras al parecer lo calentaron mucho más ya que aceleró el ritmo de su lengua, yo no podía aguantar más. Un escalofrío recorrió mi columna, arqueé mi espalda y los espasmos sacudían cada rincón de mi cuerpo. Lo último que pude pronunciar fue:
-¡Aaaahhgg, me corro! –
Solté una gran cantidad de jugos, los cuales mi primo se tomó con todo el gusto del mundo. Él subió su cabeza hasta la mía y nos fundimos en un intenso beso en el que también pudo saborear los restos de mis fluidos. Estuvimos un rato así hasta que me recuperé de ese maravilloso orgasmo. Era mi turno de darle una mamada inolvidable a mi primo, se lo merecía después de ese regalo que me había dado. Me incorporé encima de él, baje por su pecho besando cada rincón de piel, y llegué a la altura de su erección. Abrí su pantalón y lo baje junto a sus boxers en un ritmo muy lento y sensual. Lo quité por completo y volví a su miembro. Quedé encantada al ver su tamaño, eran alrededor de unos hermosos 19 cm. La tomé entre mis manos, le lancé una mirada seductora a mi primo y acto seguido me la metí en la boca. Fue difícil metérmela toda pero lo hice. Comencé a mamarselo poniendo todo mi empeño, estaba deliciosa, me encantaba su sabor. Subía y bajaba mi cabeza lo más rápido que podía. La metía toda en mi boca, luego me la sacaba entera y dibujaba círculos con mi lengua en su cabeza. Besaba todo el tronco subiendo y bajando, dándole lengüetazos a cada rincón de piel. Luego bajaba hasta sus huevos, los lamía, los chupaba, me los metía en la boca mientras que mi mano le hacía una paja a un ritmo muy acelerado. Luego subía nuevamente hasta su miembro mientras una de mis manos bajaban a masajear sus huevos. Podía ver, por la expresión de su rostro, que mi querido primito se la estaba pasando genial. Una de sus manos jugaba con mis senos, mientras la otra penetraba mi coño. Tanto él como yo estábamos en el cielo. Sus palabras eran:
-Sí, sigue María. Ahhgg, me encanta, es la mejor mamada que me han dado –
Continué mamandoselo por un rato más hasta que anuncio que se corría.
-Me vengooo, ahhhggg –b
Y dicho esto soltó una gran cantidad de semen que cayó toda en mi mano, la cual llevé a mi boca para saborearla. Uhhmm, estaba divina…
Caí exhausta a su lado, coloque mi cabeza en su pecho y el rodeó mi espalda con su brazo. Estuvimos así durante un rato hasta que él se levantó de la cama, fue hacia el baño a asearse y yo quedé en la cama. La verdad es que estaba muy cansada después de esa deliciosa experiencia. Luis volvió a la cama, me beso y dijo:
-¿Y ahora que haremos? –
-Yo: Shhh, que pase lo que tenga que pasar –
Este es mi primer relato, espero que les haya gustado y que lo hayan disfrutado. Les invito a dejarme comentarios y críticas. Todas serán bien recibidas.
Gracias por leerlo.