Secreto Familiar 4: ¿Quién?

La incognita sigue.

De nuevo mil disculpas por hacerlos esperar tanto queridos lectores.

Para los nuevos lectores aquí les dejo el enlace de mi anterior relato para que se familiaricen con la historia: http://www.todorelatos.com/relato/87118/ . Todos los relatos pueden ser encontrados en mi perfil.

Secreto Familiar 4: ¿Quién?

-María José, tenemos que hablar-**

¡Mierda, fue ella!,  pensé. ¡Estoy muerta!

-Dime mami- Dije muy nerviosa.

-Veras amor, ha pasado algo que me tiene muy preocupada ya que este acontecimiento cambiará nuestras vidas para siempre. Quiero que seas muy sincera, porque lo que te diré me resulta muy difícil- Dijo mi madre mientras mi temor no hacía más que crecer-  Hija, sabes que eres lo más importante que tengo en la vida, y eso nada ni nadie lo cambiará… Pero ya no eres una niña, dejaste de serlo hace mucho tiempo, y eres muy inteligente así que espero que entiendas-

-¡Mamá, habla de una vez!- Le dije

-Mira mi cielo, he conocido a alguien, hemos estado saliendo juntos por un par de meses. No te había dicho nada ya que primero debía conocerlo mejor para saber si era bueno y sí que lo es. Su nombre es Henry, es un hombre maravilloso, tiene 3 hijos y es viudo. Me ha demostrado que me ama y, ¿para qué negarlo? Yo también aprendí a amarlo- Decía mi madre con una sonrisa en su rostro.

-Mamá ¡Estás loca si piensas que yo aceptaré a un hombre en nuestra vida!, por Dios, llevamos más de 5 años solas y nos ha ido muy bien, y de lo noche a la mañana aparece este tal Henry. No, me niego a aceptarlo. No lo necesitamos- Dije muy molesta.

-Cariño, quizá tu no lo necesites, pero yo sí. Sigo siendo una mujer, necesito de alguien que me ame, y, entiéndelo, ¡Él me ama!- Trataba de convencerme con esas palabras.

-No, no, no y no. ¿Qué es eso de que necesitas a alguien que te ame?¿Y yo qué?- Me acerqué a ella, tome sus manos y las besé- Mami, YO TE AMO, ¿Acaso no es suficiente mi amor?

-Yo también te amo hija, pero son amores distintos, te pido comprensión. Tu crecerás, te casarás e irás de casa a formar tu propia familia, y yo me quedaré sola. Si necesito de alguien que esté a mi lado, que me haga sentir mujer. Dale una oportunidad, por lo menos conócelo-

-No le daré ninguna oportunidad. Ahora me sales con que necesitas de alguien que te haga sentir mujer. ¿Es eso verdad? ¡Solo quieres revolcarte con él-

En eso mi madre se acercó a mí y, con lágrimas en los ojos, me dio una cachetada tan fuerte que hizo que mi cabeza se girará alrededor de 40 ó 50 grados.

Mis lágrimas corrieron por mis mejillas, pero no por el dolor del golpe sino porque era la primera vez que mi madre me colocaba una mano encima y todo por un hombre.

-¡Respétame, María José, no te olvides de que soy tu madre!-

-¿Lo ves? Ya hasta me diste un golpe y ha sido por él. Tranquila mamá, haz lo que quieras. Pero, eso sí, si él se va a vivir a nuestra casa yo me iré de allí-

-Tú no irás a ninguna parte. Ya está decidido, él se mudará esta semana-

-Perfecto, pues como sea me iré de casa-

Dicho esto salí de la habitación tirando tras de mí la puerta.

Allí estaba yo, perdida entre las caballerizas echa un mar de lágrimas. ¿Cómo era posible de que mi madre me traicionará de aquella forma? No lograba entenderlo, estaba muy triste. En eso escuche que alguien se acercaba, sequé rápido mis lágrimas ya que nunca me ha gustado que me vean llorando. Escuché los pasos cada vez más cercas, debía de ser alguno de los peones. Me levanté del lugar donde me encontraba con intención de irme de allí, quería caminar por un par de horas más, no quería ir a la casa. Pero era tarde, eso de las 8 pm, y estaba oscuro. Pero de repente, apareció una silueta a contra luz, era él, era mi Luis. Apenas lo ví me lancé a sus brazos y comencé a llorar sobre su pecho.

-¿Por qué lloras?, ¿Qué ha pasado?- Preguntaba con voz preocupada.

-Hay Luis, es una larga historia- Decía yo entre sollozos.

-Tranquila, aquí estoy para escucharte, puedes contar conmigo- Dijo mientras acariciaba mi cabello y me daba un beso en la frente- Caminemos un poco, así me potras contar lo que pasó-

No dije nada, solo asentí con la cabeza.

Y así salimos de ese lugar, el me tomo de la mano y comenzamos a caminar hacia el pequeño bosque que nos rodeaba. Parecíamos unos novios enamorados, recuerdo muy bien que esa noche hubo luna llena.

Caminamos por más de una hora, yo contándole lo de mi madre y el escuchando atento, solo hablaba para darme algún pequeño consejo y para hacerme entender que me entendía.

Llegamos a lo que parecía ser el corazón de ese pequeño bosque, allí no habían árboles, solo la fría y húmeda tierra cubierta por un escaso pasto. Una roca aquí, otra por allá, y, justo al frente de nosotros, una pequeña laguna de agua cristalina adornada por una hermosa cascada de unos 2 metros y medio. Todo esto era parte de la propiedad de mis tíos, pero yo jamás había visto eso.

Era como un lugar mágico, se respiraba un aire tranquilo.

-¿Qué te parece el lugar?- Me preguntó Luis

-Hermoso, simplemente hermoso- Contesté, pero esta como en otro mundo. Ese encantador paisaje me tenía cautivada al 100 por ciento.

Pero algo me sacó de mis pensamientos, eran sus manos recorriendo mi cintura desde atrás y atrayéndome a su cuerpo. Así era la escena, el abrazándome, mi cabeza descansando sobre su pecho y mis brazos cubriendo los suyos que estaban en mi cintura. Pero había algo extraño, no parecíamos los típicos amantes que solo se entregan sexualmente. No éramos aquellos jóvenes hambrientos de sexo, con ganas de devorarse en un acto carnal. No, era algo más.

Me volteé quedando de frente hacia él, mis brazos alrededor de su cuello, sus brazos alrededor de mi cintura, mirándonos a los ojos, tratando de descubrir nuestros pensamientos con una mirada. Acaricié con mi mano su mejilla, la caricia más dulce del mundo, luego tome su rostro en mis manos y lo acerqué hacía mí. Nuestros labios se fundieron en un beso. ¡ESE BESO!, no era un beso de los acostumbrados, llenos de mordidas y de exploración por parte de nuestras lenguas… No, era un beso de amor,  de ternura, el roce perfecto de nuestros labios, la caricia más plena y sincera.

Me tomo de la cintura y me alzó, lo atrapé rodeándolo con mis piernas en su cintura. Sus manos sobre mis nalgas, mis brazos en su cuello, y el beso más dulce. No había nada sexual, solo amor. Me separé de sus labios, lo miré a los ojos, no pude evitar darle otro beso, esta vez más corto que el anterior, bajé de sus brazos y salí corriendo como cuando era niña y jugaba con mis amigas…

-Trata de alcanzarme- Le dije mientras me alejaba y reía

Corrí hasta la laguna, y Luis me siguió, hasta llegar al borde. Allí me detuve, él estaba a 2 metros de mí. En un momento quiso lanzarse hacia mí para atraparme, yo lo esquivé y el cayó al agua. Solté una carcajada, fue muy cómico verlo, pero él con sus  manos me lanzó agua mojando gran parte de mi vestimenta. Me invitó a entrar al agua y yo acepté. Comencé a deshacerme de mi blusa, me la quite lentamente y de forma muy sensual para que él me observara, luego desabotone mi short, baje la cremallera y lo deje caer hasta mis tobillos. Quedé solo cubierta por un conjunto de brassier y cachetero-hilo de encaje color fuccia, y así me lancé al agua. Luis me recibió en sus brazos, así, flotando en la laguna que era muy profunda, tanto que no tocábamos el fondo, recorrió todo mi cuerpo con sus manos, lo apretó contra el suyo y así pude sentir su pene en contacto con mi vagina. Luis, como había caído, aún estaba con ropa.

Nos abrazamos, nos besamos y esta vez con mucha lujuria, mordí sus labios fuertemente, a punto de romperlos, pero era incómodo estar así ya que, ambos sabíamos nadar pero la situación no se prestaba en nada para ayudarnos a seguir con lo nuestro.

-Tengo el lugar perfecto- Me dijo nadando hacia la cascada.

Yo lo seguí, pero de repente lo vi desaparecer entre el agua que caía. Me acerqué más y comencé a llamarlo, sus brazos me atraparon y me halaron haciéndome pasar por el agua de la cascada. Era una especie de gruta, estaba totalmente oscuro, de repente se encendió una luz. Luis había llevado una pequeña lámpara, de seguro la había dejado allí en el día. Tenido todo planeado.

Nuevamente me tomó entre sus brazos, y comenzó a besar mi cuello, se deshizo de mi brassier y enseguida tomo entre sus manos mis senos. Los masajeó suavemente, y luego los apretó hasta el punto de que me hizo sentir un poco de dolor. Luego los besó, con su lengua jugó con mi pezón. Lo disfrutaba, pero no era eso lo que quería. Lo retire de su labor y le dije:

-No, no quiero sexo, quiero que me hagas el amor-

Luis entendió perfectamente, y tomó las cosas con más calma. Yo no quería lametones, ni mamadas ni nada de eso, simplemente quería sentirme amada.

Quité su camisa, bese se pecho muy dulcemente. Subí a sus labios y los besé mientras con mis manos desabotonaba su bermuda que, debido al peso que tenía por estar mojada, cayó al suelo. Se quedó solo con su ropa interior, me recostó contra las paredes de la gruta y allí me beso, pegando su cuerpo al mío y meneando sus caderas de adelante hacia atrás haciendo presión sobre mí ya más que excitado coño. Bajo por mi pecho, besando todo ese trayecto y, cuando estaba a la altura de mi vientre, bajo mi cachetero dejándome desnuda completamente. Lo mismo hizo con su ropa interior.

Le pedí que se acostará, me tumbe a su lado y comencé a hacerle una paja. Con mi mano derecha subía y bajaba por todo su tronco a un ritmo considerable, mientras que con la izquierda masajeaba sus huevos estrujándolos y halándolos suavemente, en su rostro se observaba el placer, y sus gemidos me lo confirmaban. Estuve así un buen rato hasta que Luis habló:

-Hazlo con tus tetas-

Así lo hice, coloque su pene entre mis tetas y el comenzó a subir y bajar su cadera para recibir el placer deseado, su ritmo era rápido a pesar de la incomodidad. Yo seguía halando sus huevos, su pene comenzaba a convulsionar, se correría dentro de poco tiempo.

-Quiero hacerlo en tus tetas- Dijo gimiendo.

Yo acepté, él se levantó y yo quede de rodillas esperando su corrida.

-Aahh, aahh, ya casi amor, ya casi- Dijo

-Tomate tu tiempo, y dámela toda-

Un par de meneos más de su parte y yo masajeándole los huevos y se corrió en 3 abundantes chorros de semen que cayeron sobre mis senos. Luego cayó sentado con la respiración agitada intentando recuperar las fuerzas, no sin antes regar todo su semen con sus manos sobre mis tetas. Luego de un rato, con el agua de la cascada, me moje todo el cuerpo para limpiar mis senos y refrescarme. Luis hizo lo mismo, queríamos seguir pero eran casi las 11 y debíamos volver. Tomando mi brassier salí primero de la gruta, luego salió Luis ya con su ropa toda mojada puesta. Nadamos un poco más y luego salimos de la laguna, estaba colocándome mi brassier cuando mi primo llego por la espalda y me besó el cuello…

-Hoy no pude hacerte el amor, pero para la próxima vez haremos todo lo que tú quieras- Me dijo al oído.

Yo me volteé y comenzamos a besarnos hasta que una voz nos interrumpió.

-¿Qué demonios significa esto?-

-Puedo explicarlo- Dijo Luis

-En la ducha los escuché, pero pensé que estaba imaginando cosas. Ahora esto me lo confirma todo-

-¡¿¿Eras tú??!- Exclamé.

Si, efectivamente había sido ella. Todo este problema de mi mamá nos había distraído del espía, pero ahora sabíamos quién era.

No nos esperaba nada bueno a Luis y a mi…